¡Conócete!
¡Vívete hombre!
No tengas en cuenta el afán por desmantelar la realidad, la intención de simplificar al máximo tu papel. El deseo de negar las diferencias entre sexos. Con esta nueva manera de ver nuestra existencia nos hemos alejado de los conceptos masculino-femenino. Sin tener en cuenta que somos morfológicamente diferentes.
¡Y menos mal que lo somos!
El hombre, instintivamente desde la antigüedad, ha tenido el papel dominante en la sociedad. Aunque la razón no sea moral, el patriarcado fue y sigue siendo una realidad.
Antiguamente al hombre le tocó competir, junto con más congéneres, contra otros hombres para dominar los recursos y asegurar la reproducción. Este es el motivo más relevante para el desarrollo y la formación de la sociedad como la conocemos.
Como consecuencia de esta forma de vida, se acentuaron rasgos como la agresividad, la dominancia, el ingenio y la tendencia a asumir riesgos.
Por otro lado y para equilibrar la convivencia, la mujer se encargaba de la proximidad. Ella se ocupaba del hogar, la parte emocional y la profundidad de las relaciones. Todo lo relacionado con el ámbito familiar, intuitivo e íntimo le es innato, aunque la sociedad fuera dominada por los hombres.
Ellas se tenían que asegurar de seleccionar bien a sus parejas para disponer de recursos y buena genetica.
Esta forma de vida quedó impresa en la conciencia colectiva durante demasiado tiempo…Y en todas las épocas han habido conceptos equivocados.
A pesar de las diferencias, hombres y mujeres tenemos en mayor o menor medida rasgos comunes.
Pero actualmente hay una tendencia a identificarse con los rasgos históricamente ligados al sexo masculino y al dominio social. Esto ha dado lugar a un patrón que ha provocado una revolución social y generado una nueva tendencia que masculiniza a algunas mujeres, independientemente de su identidad sexual.
Pero…¿Qué ocurre con los hombres?
¿Hemos olvidado su opinión? ¿También está ocurriendo una transformación social, de costumbres y normas para los hombres? Pues la realidad es que si, esta revolución femenina trae como consecuencia una revolución masculina.
En esta revolución ambos sexos nos vamos a seguir enfrentando en la intimidad y en la parte emocional mientras que continuemos compitiendo socialmente.
Yo creo que debe existir un equilibrio, y es por lo que hay que trabajar.
Una renovación en las mujeres, debe implicar una renovación en los hombres, pero no un detrimento.
Vívete hombre.
Debemos luchar por un crecimiento, una armonía en los derechos pero sin perjudicar al otro sexo en el intento. Si no luchamos juntos por esta ecuanimidad, el resultado será que los hombres se reorganizaran para adaptarse a los cambios. Se armarán con lo necesario para seguir con un equilibrio sexual y social, como poco.
Si queremos seguir conectando profundamente entre nosotros, tanto en el ámbito familiar, de pareja, como de amistad, trabajo y sociedad, debemos mantener equilibrada la balanza.
Actualmente.
Se han ido produciendo revoluciones con tendencias ideológicas y morales. Aunque es lógico y razonable que se reivindique una igualdad profesional, hemos olvidado la parte biológica, demonizando todo lo masculino. Lo ideal sería recuperar esa observación biológica y mirar la situación desde su perspectiva.
Olvidarnos de politizar y radicalizar las diferencias, por obvias, y ayudar a los hombres a recuperar su seguridad, empatía y sensibilidad.
En el fondo nos parecemos más de lo que creemos. En el fondo todos tenemos los mismos miedos e inseguridades, nos duele lo mismo, nos dan vergüenza las mismas cosas …
Reconocer esta similitud nos permitirá seguir llamándonos humanos.
¡ Fomenta la empatía en cada relación, independientemente del género !
¿Cómo eliges navegar estos tiempos?
Hay hombres que llegan para remendar, restaurar, recomponer.
Y entonces, hacen por adelantado un diagnóstico.
Te atienden, observan, consideran y te descubren.
Desembarcan en tu pequeño mundo como el mejor explorador. Pero no intentan conquistarte, ni saquearte, ni engañarte.
Ellos sólo traen amor en pequeños recipientes. Y hacen lo que tienen que hacer por ti, por tu alma, por tu grandeza.
Tenías ganas de encontrarte algo distinto en la vida, y hay hombres que te conocen aun sin conocerte, aún sin sospecharte.
No son completamente conscientes de la consideración que tienen. Sienten con otra sabiduría. Sonríen con otra sonrisa.
Hablan con otras palabras, hacen magia con ellas. Hay hombres así, te lo juro, los he visto, los conozco, he contemplado su manera de actuar.
De lejos o de cerca, los admiro. Dan en el clavo nada más llegar. A veces, me dejo emocionar por ellos.
Porque ellos tienen arte en las manos, descubren tu interior, y tú no desconfías ni por un segundo.
Porque ellos son amigos, pero no son simples amigos, son amigos singulares. Son amigos de otros sitios, son compañeros de estrellas.
Llegan, hacen, dicen, miran, ven. No siempre les vas a gustar.
No siempre te amaran como quieres que te amen. También habrá veces que no los amaras como quieren que los ames.
Es otra cuestión, otro tema, vienen para cumplir con el destino.
Van a llegar para mejorarte la vida por un tiempo, para devolverte un favor de otra época, para hacer un trato.
Porque ellos son otra cosa, más profunda, más exótica, más capaz de mantenerse en tu interior. Porque estos hombres morarán en esos lugares donde tu no permites entrar a nadie.
Porque tu tambien te quedarás en su interior, como una chica que contempla el mar bajo un cielo estrellado.
Hay hombres que llegan para recomponer a las mujeres que recomponen al resto. Porque nacieron para eso, para curar a las que se dedican a curar, para sanar a las que se dedican a sanar.
Porque somos colegas, amados, amantes, amorosos.
Y cuando dos compañeros así de bonitos se encuentran, se unen, se enlazan, se aman a su manera: el universo lo celebra.
El universo da las gracias. – L. Bassani
¡Si quieres un amor sano, sé tú el amor sano!
Si no quieres atraer mentiras, no seas triste ni hagas falsedades. Date y da alegría y felicidad.
Cuando no quieras tiranía, no te sientas inferior, ni superior. Date valor, gobiernate justa y sabiamente.
Si no quieres relaciones infantiles, se un igual, respeta y no intentes superar.
Para que no existan abusos, no te victimices, ni menosprecies. Haz lo que te dicte tu alma, iguala el poder.
Busca siempre un equilibrio, una armonía energética.
Piensa que atraes lo que eres ¿Estás jugando bien tu partida?
Mira el espejo y te dará la respuesta.
En ti están todas las llaves.
Vívete hombre. Puedes cambiar la visión.
El hombre puede cambiar la visión de masculinidad sexual debido a la cultura, y convertirse en el amante que mira con devoción a la diosa que hay en su mujer. Percibir la realidad de sus diferencias sin tener que estudiarlo en ningún sitio, lo siente. Siente en su propio cuerpo la fuerza de su compañera, el reflejo de su propio sexo.
Percibe desde su corazón la energía de vida que crean ambos, la energía que mueve los engranajes de la eternidad.
Se sumerge en el placer de las diferencias y goza de ellas.
Vívete hombre y observa los cuerpos como sagrados templos, siente la correspondencia de la mujer con la naturaleza, con las montañas, los lagos y los mares. Percibe esa fuerza y entiende que estás con la naturaleza misma, con la madre tierra, con la sacerdotisa de las estrellas hecha mujer.
Vívete hombre y junto con tu mujer seréis capaces de tener esta experiencia de totalidad, vivida con todo el cuerpo.
En plenitud con el mundo femenino y el masculino, entrareis en el universo de lo emocional, en la riqueza del espíritu y el corazón.
No niegues esta experiencia humana a tu alma.
Cuando tú, como hombre estás en intimidad con una mujer a la que amas de verdad, ella percibirá algo, algo importante en tus reacciones.
La sangre de tu cuerpo no irá directa a tu sexualidad, sino que primero pasará por tu corazón.
Ella lo comprobará por la agitación en tu pecho, por tu mirada, por tu tacto.
Si tú, hombre, estás en intimidad con una mujer a la que amas de verdad, no habrá prisa, querrás mirar su corazón, abrazarla, sentirla, cuidarla.
Las palabras no serán necesarias, tu silencio y tu mirada tocaran su alma.
Una caricia a sus cabellos, un beso en su mejilla, un silencio, una mirada a su alma.
Le sostendrás la nuca, sin hablar, diciendo con tu mirada que estás contemplando a tu diosa.
Mujer, si tu hombre te ama de verdad, no querrá acostarse contigo, querrá dormir y despertar contigo.
Más que estar en ti, querrá estar junto a tí.
Si tu hombre te ama, querrá anochecer en tu mirada, pasar la noche en tu piel y amanecer en tu cuerpo amado, conservando tu perfume único.
Si tu hombre te ama de verdad, no te hará sentir especial, te hará sentir única.
–
¡ Como hija de un hombre, esposa y amante de un hombre, madre de dos hombres, y amiga de grandes hombres, todos maravillosos !
¡Namasté!
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