Hay preguntas dolorosas, preguntas que muchas veces no sabemos responder, o por mucho que busquemos una respuesta no aparece la adecuada… Una vez me preguntó una persona muy querida: ¿Soy feo, soy fea, Marie?

Mantendré su anonimato, pero me impactó mucho esta pregunta.

¿Qué es la fealdad? La palabra de por sí, es fea. No me gusta, creo que es una palabra que no debería existir, al menos no para que alguien pueda preguntarse lo que a mí me preguntaron.

Yo creo que el mundo que ve fealdad en otros es un mundo feo.

Nadie debería poder utilizar esta palabra para dañar, ni quien tenga que preguntarse si lo es.

Cuando te hacen una pregunta así es porque realmente piensa que lo es, y es algo que me provoca una enorme lástima.

Yo pienso que en la actualidad la sensación de fealdad en uno mismo es más intensa que anteriormente, y la poca aceptación. El porqué, yo opino que es por la distorsión de las redes sociales, lo que se muestra, la simpleza y la pobreza de lo que se ve.

Las comparaciones que provocan estas informaciones crean una enorme falta de autoestima en algunas personas.

Quizás ese sea el principal problema, antes de aparecer las redes sociales, solamente podías compararte con tus amigos, familiares, o como mucho con quien aparecía en revistas o TV.

Además, lo que aparece en redes, no tiene por qué ser real y hace excesivo daño a muchas personas. Es una realidad irreal e inventada muy dañina en algunos casos.

A día de hoy, por lo tanto, el hecho de poder compararte trae consigo el peligro de hacerlo con fotos impresionantes de personas muy bonitas y que además usan retoques.

Lo importante, buscar la firmeza necesaria para aceptar lo que realmente no puedes cambiar en ti, aunque no te guste.

Tener una mala percepción o una percepción excesivamente exagerada y negativa de uno mismo puede crear problemas muy graves. Me da mucha lástima cuando me preguntan cosas así. Sobre todo cuando son bellas personas con baja autoestima o un concepto equivocado de sí mismas.

Realmente, me gusta mirar a la persona en conjunto sin mirar su físico. Normalmente, cuando conoces a la persona, la más bella puede transformarse en la bestia o viceversa.

El problema, vuelvo a repetir, es la posibilidad de poder compararte con cada vez más personas y además personas con posibilidades que tú no tienes.

No tenemos que decir feos, solamente somos distintos y si en alguien existe una diferencia tal, que provoque que alguien lo mire con desagrado, debería tener que verse en un cuerpo como el que le causa rechazo.

Nadie sabe qué puede ocurrir en la vida y todos tenemos que estar preparados para que nuestro aspecto no sea “bonito” para todo el mundo. Es algo imposible.

Y si alguna persona es “tan perfecta” como para gustar a todo el mundo físicamente, me causa compasión. No me gustaría sentirme así.

A quien me pregunta que si es feo le puedo decir que el mundo es feo, al menos el mundo que le hizo tener que preguntárselo.

¿Por qué no podemos buscar y disfrutar de la belleza que todos tenemos?

Cuando intento ver el fondo de las personas, miro sus ojos, sus gestos, sus sombras y sus luces.

Todo tiene una explicación y la mayoría de las veces nos ha ocurrido también a nosotros, la cuestión es cómo lo enfocamos y como reaccionamos a ello.

Observo a personas que habiendo sufrido enormemente en silencio, aprenden a vivir y tienen una personalidad envidiable, y otras personas con vidas simples y fáciles que tienen actitudes insoportables.

¿Dónde estará el equilibrio?

¿Dónde la respuesta a tantas preguntas?

Supongo que la misma vida da a cada uno ejercicios o pruebas y cada uno los resuelve de distintas maneras.

Si la solución es correcta da igual como se llegue a ella, sin dañar a nadie, por supuesto.

Y si es incorrecta, el problema no está bien planteado, o no es bien entendido, o no le hemos prestado la atención necesaria… o muchas otras cuestiones, pero en estos casos no habría respuesta exacta.

Bueno, realmente tampoco sé esa respuesta porque hay quien con todas estas cuestiones en contra, sacan de su interior la más preciosa flor.

 

Así que mi respuesta cuando me preguntan si son feos, es que nadie es feo.

 

¡Namasté!