Cuando necesitamos un empuje de energía. 

Para sentir que aumenta tu vibración interna, tu luz interior, lo que solemos hacer es recurrir a: descansar adecuadamente, seguir una correcta alimentación. Crear a nuestro alrededor un ambiente tranquilo o realizar alguna actividad deportiva.

Aunque siempre son los mismos consejos, estas actividades son convenientes solo para nuestras partes: física, emocional e incluso mental.

Pero también estamos compuestos por otro integrante muy importante. Quizás el más valioso  y al que debemos prestar una atención más adecuada. Una parte íntima y recóndita con la que debemos estar conformes.

Que además es individual, por lo que cada prsona debe ocuparse de la suya propia: nuestra luz…nuestra parte espiritual.

Ese lugar arcano, interno, o externo; pues se desconoce su ubicación; es al que debemos dirigirnos para percibir cuáles son realmente nuestros sueños.

Cómo podemos desarrollarnos y así poder exteriorizar nuestras verdaderas aptitudes y capacidades: nuestra verdadera  vocación.

Profundizando en nuestro interior es como podemos manifestar y acrecentar nuestra luz, no solamente cuidando nuestra parte física, alimentación, descanso y buenos ambientes…

Manos a la obra.

Si tu única forma de obtener energía es material, es muy probable que, en algún momento, algo en tu interior te pida atención en forma de carencia vibracional.

 

Si te ocurre, lleva tu mirada hacia dentro y prueba a comprometerte con tu propia emisión de luz. Al principio surgirán dudas de qué o cómo hacer, pero escuchando adecuadamente los  mensajes que te caracterizan, tu luz particular se abrirá paso y verás el camino.

 

Realizar esta interiorización, es más sencilla para unas personas que para otras.

Hay quien conecta rápidamente con su verdadera identidad, ayudando a su luz interna a impregnar su vida, de manera que su crecimiento es intuitivo desde dentro hacia fuera.

Aunque para su evolución también se ayuden del descanso, alimentación, deporte y ambiente feliz.

 

Como siempre digo, todos somos luz, y por consiguiente todos podemos aportar nuestra luz a quien nos rodea y ayudarles a encontrar la suya.

 

¡Comprendido esto! Vamos a subir nuestra luz interior.

Es cierto que determinadas personas tienen un haz de luz intensa y otras lo tienen más tenue, pero eso no es lo importante, estemos en el grado que estemos es el perfecto para nosotros, lo importante es llegar a ser conscientes de esa luz.

 

Hay quien tiene una gran cantidad y no llega a percibirla ni utilizarla, malgastando así una maravillosa oportunidad de ayuda y crecimiento, y hay quien tiene un pequeño aporte y lo utiliza para si mismo y para los demás, haciendo que aumente progresivamente.

 

Existe un indicativo para identificar el grado de luz interno que estamos emitiendo. La forma en la que vivimos diariamente.  

 

Una persona que vive sus circunstancias enfrentándolas de manera alegre, percibiendo la belleza, auto genera en si  misma entusiasmo, subiendo su nivel de luz.

Si sigue viviendo su día a día de esta forma puede llegar al más alto grado de luz que podrá experimentar: el amor incondicional, la expansión de su corazón…  

 

Hay actitudes que provocan que luzcamos a media intensidad, la más influyente es no saber ocupar nuestro tiempo o dejar que el aburrimiento nos invada, no adaptarnos a lo que hacemos y quejarnos continuamente sin razón.

Si persistimos en estas actitudes nos provocamos una bajada en la  intensidad de nuestra luz.

Si seguimos sin prestar demasiada atención a estos sentimientos, ella sigue bajando, y aquí es donde comienzan a aparecer dudas y miedos, después obsesiones, ansiedades y por último apatía por la vida. 

 

Hay personas que conforme han iluminado sus temores, han visto como sus bloqueos vitales se han diluido y su vida ha cambiado por completo en un plazo muy breve de tiempo.

¡ Que nuestra vida no pase en vano sin descubrirla y abrillantarla hasta el máximo potencial !