¿Queréis aprender a preparar tinturas madre utilizando plantas medicinales?
Habitualmente, preparo tinturas madre que utilizo para mi piel, para heridas o quemaduras, y para diferentes problemas. También cremas utilizando ingredientes naturales.
Casi siempre tengo alguna preparada, y son fantásticas, una de mis preferidas es la de salvia, una planta gran aliada de las mujeres, es antiséptica, antiinflamatoria y antibiótica.
Mi abuela paterna me enseñó varias forma de hacerlas, y después mi padre, el resto lo he aprendido estudiando sus propiedades. Desde muy pequeña me han regalado libros sobre estos temas, y he aprovechado el conjunto de conocimientos que han llegado hasta mí.
Por ejemplo, una de las primeras que utilicé es la de echinácea, en mi caso para las infecciones de orina.
Cuando yo comenzaba a fabricarlas, no teníamos acceso a muchas de las plantas que hoy podemos conseguir. Así que me resultaba mucho más difícil.
Por ejemplo, hoy se puede conseguir la raíz de echinácea, para exprimir su jugo, machacándola y utilizarla para mis propósitos. Es uno de los mejores antibióticos, al menos a mí me funcionó bastante bien. Sobre todo mezclada con gayuba y vara de oro.
Con mis hijos las utilizaba cuando eran pequeños, desde finales del verano hasta mediados o finales de otoño para prevenir resfriados, gripes y otros virus. Les intentaba fortalecer frente a ellos.
Duran bastante tiempo porque son macerados en alcohol. Así que las personas que no pueden tomar alcohol y sus derivados, no deben usarlas.
También hay que tener en cuenta que son complementarias. Yo las suelo utilizar de manera preventiva y como sanadoras en algún caso no muy grave.
Las tinturas son extractos de hierbas preparados introduciéndolas en una solución alcohólica y dejándolas macerar en ella.
La idea, recuerdo que me contaba mi abuela, es que la hierba deje su esencia con más potencia que por ejemplo una infusión o una decocción.
Igual que en las anteriores, las propiedades de cada planta pasa a un medio más duradero, que se puede guardar durante bastante tiempo. Además, así las tienes más a mano siempre y las puedes transportar y almacenar muy bien.
Se pueden preparar goteros con dosis más pequeñas y concentradas de las tinturas.
Estas dosis más pequeñas se preparan con la primera dilución.
Lo primero para la fabricación es conocer las propiedades, saber que quieres preparar, estudiar que plantas son compatibles entre sí y comprarlas o ir a buscarlas al monte.
Ellos me decían que las aromáticas secas y las especias, si se conservan correctamente, bien almacenadas, pueden mantener sus propiedades desde un año hasta 3 o 4 años tras recolectarlas.
También que el mejor momento es a primera hora de la mañana de los días secos y sin mucho viento. Teniendo especial cuidado en que estuviesen totalmente secas, sin rocío, para que no se marchiten con la humedad. Para ello tenemos que utilizar tijeras desinfectadas y hacer cortes precisos y cuidadosos.
Tengo por ahí guardado un diario en el que tengo anotado cuando crece cada una para su recolección a mano. Pero si esto no es posible, puedes conseguirlas en herbolarios y ahora con más facilidad pidiéndolas online.
Una vez seleccionada la planta o el conjunto de plantas. Sabiendo perfectamente sus propiedades. Debemos ver si en la zona que vivimos tenemos la posibilidad de recolectarlas nosotros, ya que las plantas que crecen cerca de donde hacemos la vida, se adapta mejor a nuestras necesidades, al compartir el mismo entorno. Son seres vivos su el alma de cada uno nos puede ayudar a fortalecernos y promover la sanación.
Otra cosa a tener en cuenta es el momento del año en que debemos recolectar cada una para que sus propiedades sean las adecuadas, o porque nacen en diferentes estaciones. También me enseñó en que momento de la lunación hay que recolectarlas.
Ella siempre decía que debíamos dar las gracias siempre y por supuesto pedir permiso antes. Susurrarles que retiren su savia para que la herida sane y utilizar exclusivamente las partes que necesitamos, dejando el resto de la planta para que continúe viviendo. Si necesitásemos alguna raíz, tomar solamente lo imprescindible dejando siempre parte de las raíces restantes, para que continúe viviendo también.
Salíamos muchas veces a los alrededores de su huerto llevando periódicos o bolsos para su recolección y posterior secado.
Y cuando ya teníamos las plantas que necesitábamos, frescas o compradas podíamos comenzar a preparar las tinturas.
Una de mis tías, la mayor, que ya viaja eternamente, me explicó que estos conocimientos vienen desde mucho tiempo atrás y algunos de los miembros de mi familia se encargan de hacer que no se pierdan. Nos reconocemos porque que estos temas nos apasionan.
Y dicho todo lo anterior vamos a preparar una tintura:
Necesitamos un frasco, preferiblemente oscuro, puede ser pintado por fuera si no tienes. La planta o plantas. (Si son secas hay que esperar a que absorban la solución alcohólica antes de terminar).
Alcohol de cereales como puede ser whisky, ginebra, algunos vodkas, aguardientes u orujos o cualquier otro que puedas conseguir. También cualquier alcohol de 96 para uso interno, que puede rebajarse hasta 70 con agua destilada.
Agua destilada, que puedes conseguir en cualquier supermercado. Nosotras usábamos agua de manantial.
Para hacer la disolución, se hará según que parte de las plantas utilicemos. Si son flores la mezcla se hace a partes iguales, alcohol y agua destilada. Si son hojas 70 % alcohol y 30 % de agua. (no poner el alcohol directamente sobre ellas, sino la disolución) Para raíces y plantas como el aloe vera, utilizamos solamente alcohol, ya que tienen más agua en su composición.
El proceso de preparado es, trocear la planta en partes lo más pequeñas posible, ahora tenemos máquinas que nos lo hacen más sencillo. Cubrirla o cubridlas con la disolución alcohólica sobrepasando las hierbas en unos cinco centímetros.
Puedes hacer la mezcla en el mismo frasco y ponerle etiqueta con fecha, o hacerla donde hayas triturado las hierbas y luego pasarla al frasco. Luego lo ubicamos en un lugar fresco, seco y oscuro durante unas 21 noches para flores y hojas, unas 35 para hojas y unas 42 para raíces y plantas más duras. Tienes que vigilarlo y agitarlo todos los días, revisando que la solución siempre sobrepase la planta. Si no es así, puedes añadir un poco más.
Transcurrido ese tiempo, cuélalo con un colador de tela de cocina o con un paño limpio. Las propiedades ya están en la solución alcohólica. Ahora tienes que conservarla en un frasco oscuro etiquetado igualmente, con el nombre y la fecha. ¡Ya tienes una tintura madre!
Con los restos, puedes hacer un sahumerio para limpiar las estancias de tu casa, con mucho cuidado porque están impregnadas en alcohol y prenden con rapidez.
Mi padre usaba estos sahumerios para limpiezas.
También puedes almacenar unos botecitos goteros de cada una de ellas para poder usarlas y transportarlas mas fácilmente, allá donde vayas.
Y una vez preparadas, ya las podemos usar.
Normalmente, cuando las compras ya preparadas te dicen una cantidad de gotas para cualquier persona, excepto para niños. Yo en niños no utilizaría tinturas hidroalcohólicas.
Pero para adultos recuerdo que mi abuela decía que entre 40 y 60 kilos unas 25 a 30 gotas. Entre 60 y 80 kilos, unas 35 gotas. Las primeras veces con precaución porque la concentración de la tintura puede variar de una vez a otra, y corremos riesgo de toxicidad. Si toleramos bien la cantidad, podemos repetir pasadas dos horas, y si no nos hace el efecto que esperábamos, esas plantas no son compatibles con lo que nos ocurre.
Si te funcionan bien y tu problema es crónico, articulaciones, músculos, tendones, dolor menstrual, depuraciones, utiliza las mismas cantidades un máximo de cuatro veces al día. La primera de ellas en ayunas, si tienes bien el aparato digestivo, y la última antes de ir a dormir. Las otras dos veces media hora antes de un almuerzo o de una merienda para una buena absorción, lejos de las otras dos comidas principales.
Puedes usarlas tres semanas y descansar una. Si ves mejoría, pero todavía no estás del todo bien, repite otras tres semanas.
Ellos me decían que nuestras preparaciones actuaban en todos nuestros niveles, mental, emocional, espiritual y físico. Así que en su preparación debíamos meditar en imprimir también en ellas nuestra fe en forma de amor y de luz. Lo creo firmemente, ya que han sido preparadas con amor, en nuestros hogares y con nuestras manos.
Y una vez aprendido esto, podemos preparar dosis más pequeñas directamente, usando menos cantidad de hierbas, preparamos una primera tintura madre como he explicado. Ambos métodos son perfectamente recomendables y la tintura madre puede ser hecha por nosotros o comprada ya preparada.
Cuando utilizas menos cantidad de la sustancia curativa puedes estar enviando un mensaje a tu cuerpo para que utilice sus propios recursos para sanar. Todos estamos compuestos de los mismos materiales, en menor o mayor proporción, así que el cuerpo reconocerá tu intención poniendo en marcha su compatibilidad con las plantas y, por lo tanto, su propia sanación.
Además, con este tipo de dosis la cantidad es menos importante porque es menor cantidad, pero también debemos tener el cuenta la planta que usemos, si son hierbas, semillas o frutos, porque en ciertas dosis pueden ser tóxicas.
Tengo todavía una planta de ruda de mi abuela, se utilizaba para fortalecer el útero, pero se tiene que tener precaución en caso de embarazo, porque si logramos un endurecimiento excesivo podemos provocar un indeseado aborto. Todo depende de la dosis.
Por eso he dicho antes que debemos comenzar con dosis muy bajas. Cada persona se debe acostumbrar a la cantidad viendo la compatibilidad con la preparación, su respuesta y encontrar la esencia precisa que necesita nuestro cuerpo para despertar nuestro innato poder de autosanación, escondido actualmente.
Siempre hay que preparar todo desde el más profundo respeto y agradecimiento.
En las dosis pequeñas, utilizamos menos cantidad de planta, así que es también una bonita forma de agradecer.
Cuando utilicemos estos remedios, hay que hacerlo visualizando la respuesta positiva de nuestro cuerpo. En cada gota debemos ver la sanación, enviándole con el pensamiento y la emoción.
En goteros de 20 ml ponemos unas 40 gotas de tintura madre, si son de 30 ml ponemos 60 gotas, y así subimos. Deben ser de cristal oscuro con gotero o con tapón cuentagotas. Y rellenamos el bote con una mezcla de un tercio de alcohol con dos tercios de agua destilada.
Y ahora os voy a relatar algo que aprendí de mi abuela.
Antes de recolectar algún fruto, hoja, tallo o raíz, ella hacía como un ritual. Al acompañarla la escuchaba hablar y “recolecté” mucho de sus palabras y su manera de hacer las cosas.
Cuando íbamos a su huerto, ella hablaba: nuestras plantas y hortalizas son nuestras porque hemos ayudado a que nazcan y crezcan, pero siempre debemos pedir permiso para tomar sus frutos maduros o cortar alguna parte.
Fíjate bien y podrás observar que hay un ligero cambio en cada una, cuando te acercas. Son sensibles.
Recuerdo la intención y el mensaje, no las palabras que ella usaba, así que uso las mías.
Le pido o le explico con cariño, que necesito un poco de sus hojas, o algún fruto, o el permiso para podarlas si veo que lo necesita.
De esta forma aprendes a observar cuando cada una está preparada.
También aprendes a recibir el mensaje de que parte de cada una puedes utilizar.
Y cuando tengas claro lo que necesitas o lo que vas a coger, les avisas para que estén preparadas.
Desde entonces, cuando voy a retirar alguna hoja, flor o fruto de mis plantas les digo algo similar a los recuerdos de lo que ella hacía: “permiso, perdóname, retira tu sabia para qué pueda tomar lo que necesito sin herirte” espero un par de segundos para darles tiempo y procedo a podar o a recolectar.
El amor y la no violencia, junto con el buen humor y la risa es la mejor vía para el bien de todo ser.
Gracias, reino vegetal, gracias Romero, cantueso, perejil, pimiento… Por vuestra ayuda, por vuestra medicina y vuestros sabores y aromas.
Ya lo tienes todo preparado. Ya puedes comenzar a usarlos.
0 comentarios