Recuperar el tiempo que creemos perdido

Escrito por Marié

4 de julio de 2022

Hemos comenzado el verano hace relativamente pocos días, tenemos unas enormes ganas de vivir, de escapar de la rutina, de disfrutar, de recuperar el tiempo que creemos que hemos perdido.

Y realmente las sensaciones son esas, que nos han quitado tiempo, que hemos perdido la oportunidad de disfrutar de infinitas vivencias. Hay una impresión general de que los meses anteriores a la llegada a nuestro planeta de un molesto e inoportuno desconocido, quedaron como en otro mundo y el mundo ha cambiado, pero lo que más pesa sigue igual o peor.

Pensábamos que las circunstancias nos iban a cambiar, que nos iban a mejorar, que nos iban a unir. Sin embargo, veo que hemos comenzado un nuevo ciclo lamiéndonos las antiguas heridas, pero nos hemos puesto de nuevo en marcha hacia las mismas pamplinas e insignificancias también antiguas.

El sistema solar sigue girando, parece como si una mano invisible sostuviese el universo, apuntalándolo como un gran pilar sobre nosotros intentando mantener un completo equilibrio. No obstante, mi sensación es de que esa mano está flaqueando, su fuerza se está debilitando y todo está comenzando a desmoronarse.

Nosotros además, también estamos cansados, cuando miro a mi alrededor veo que cualquier ser vive apesadumbrado, las circunstancias desconcertantes se están amontonando.

¿Lo malo? Se hacen costumbres, rutinas y como consecuencia aparece la indiferencia frente al dolor ajeno, la falta de empatía.

No eres capaz de convertirte en las personas que te rodean y que están sufriendo.

Nadie quiere mirar el dolor ajeno, ningún ser siente ni padece hasta que le toca sufrir algo en primera persona, hasta que algún familiar, amigo, ser querido, él o ella, albergan dolor, entonces es otra cosa, se miden las cosas con diferente rasero.

Ellos, a los que amas, esos que están unidos a ti, pueden sufrir y ser arrancados de tu lado. Puede suceder que no se te permita sentir siquiera su despedida. Y para ti será una experiencia abrumadora que nunca podrás olvidar. La cadena que los unía a ti, te arrastrará igualmente a la misma profundidad, pero sin poder partir en su busca.

Quizás todos merezcamos que el lobo se persone en nuestra puerta, aunque sea solo a mostrarnos los dientes.

Por todos estos negros sentimientos, me da la sensación de que la mano titánica no puede asegurar ya nuestro mundo.

Máxime cuando creo que esta inmensa mano está originada por un escuadrón del que forman parte todas nuestras manos y cada vez tenemos menos fuerza individual. Cada vez vivimos más desunidos, menos informados, somos menos cultos, menos educados… más vulnerables a ser convencidos de cualquier cuestión.

El peso total implicado tiene que ser soportado con esfuerzo y sacrificio, además es excesivo para acarrearlo de manera individual. Este acontecimiento está dando lugar a que todo se desmorone encima de nosotros.

Y todos estos acontecimientos crean sentimientos de impotencia.

¿No te das cuenta de que individualmente o en pequeños grupos no tenemos la fuerza suficiente para volver a sostener nuestro mundo?. Debemos unirnos para poder hacer frente a lo que está llegando. ¡Abre los ojos!

No quieres ver que la unión hace la fuerza y dejas que las circunstancias, las culturas, las ideologías y las religiones nos separen.

Vivimos en un mundo cada vez más separado y las grietas que se están formando cada vez son más grandes.

Pero, no pasa nada… tú sigue mirando hacia otro lado, mira tu vida cómoda, tu manera superficial de pasar por ella.

Si no haces nada, cuando eches la vista atrás no tendrás nada de lo que sentir orgullo.

Cuando tengas que mirarla de frente, te darás cuenta de lo que dejaste de hacer, y te arrepentirás demasiado tarde. Ella no espera y llega para todos.

Ya sabes, todo pasa su factura… cuando te quedes solo, cuando tengas momentos de introspección, verás la cara de tus actos indiferentes.

Eres el responsable de que las personas que siguen ofreciendo sus brazos para sostener el mundo, terminen su trabajo siendo duros, convirtiéndose en duras piedras.

Se transformarán en pilares donde descansen el cielo y la tierra.

Pero no es tarde, quizás se ablande tu corazón, quizás sientas que realmente eres necesaria, necesario para crear y conectar con el inconsciente colectivo. De esta forma se pueden volver a generar patrones dominantes  constructivos. Puentes sobre los que seguir sumando.

Vamos a marcar la diferencia, vamos a acompañar al resto para crear ese inconsciente donde se escribirá nuestra historia.

 

¡Historia triste y dramática o historia alegre!

¿Cómo prefieres que te recuerden?

 

¡Namasté!

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