Que difícil es ver nuestras equivocaciones

Escrito por Marié

5 de noviembre de 2021

 

En la existencia que nos ha tocado vivir, igual que en cualquier otra, todo forma un conjunto inseparable. El amor es el aglutinante, es el que mantiene todo unido y cuando dejamos de mirar las situaciones desde el amor, se desmoronan. Todo se desmorona como un montón de piedras, y aunque las piedras parezcan sin vida, su vida es más larga y equilibrada. Lo peor de todo: nos es difícil ver nuestras equivocaciones.

 

Hay situaciones que nos hacen comportarnos de manera errónea, porque no vemos las cosas desde una perspectiva proporcionada, las miramos con los ojos del miedo y del dolor. También con los ojos de la decepción o el desengaño porque las cosas no ocurren como quisiéramos que fuesen, o como teníamos programado que ocurriesen.

La vida nos recuerda continuamente que algo es y un segundo después no es.

Por eso cuando intentamos vivir desde la separación, hay asuntos que quedan destruidos.

Antes de reaccionar ante una situación, debemos buscar la empatía en nuestro interior, pensar cuál hubiera sido nuestra decisión si nos encontrásemos en la tesitura de la persona que estamos juzgando. Quizás de esta forma las acciones y las malas interpretaciones pasarían a otro plano. Cuanto sufrimiento y cuantas lágrimas esquivadas…

Tomar malas decisiones y separarnos de la persona que no entendemos, es la razón de que en cualquier lugar del mundo encontremos escombros humanos. Personas rotas, situaciones rotas, remordimientos, vacío, soledad…

Quizás estas situaciones sean para crecer, pero creces si aprendes de ellas, si respiras el silencio y desde tu consciencia te exiges una respuesta. La respuesta a tu comportamiento, qué es el que de ti depende, no del comportamiento de quien pretendes juzgar y condenar.

«La persona que cambia, puede equivocarse, pero la que no cambia nunca, vive siempre equivocada». – Buddha.

 

Leyenda oriental

 

Addimú de arroz con leche para Obatalá

 

Un hombre estaba poniendo flores en la tumba de su esposa, cuando vio a otro hombre oriental poniendo un plato con arroz en la tumba vecina.

 

El hombre se dirigió al hombre oriental y le preguntó:

 

– Disculpe señor, ¿de verdad cree usted que su difunto vendrá a comerse el arroz?

 

– Sí, respondió el otro, cuando el suyo venga a oler sus flores…

 

 

Moraleja:

 

Respetar las opiniones y decisiones de los demás es una de las mayores virtudes que un ser humano puede tener.

 

Las personas son diferentes, por lo tanto piensan diferente y actúan de forma diferente.

 

No juzgues… solamente comprende…, y si no lo puedes comprender… Olvidalo.

 

Recuerda las 5 simples reglas para ser feliz, según la sabiduría oriental:

 

Libera tu corazón del rencor y del odio.
Libera tu mente de preocupaciones.
Vive sencillamente.
Da más.
Espera menos.

 

Hay quien tiene poca personalidad, o poca evolución, seres que se dejan arrastrar por los berrinches y las decisiones de otros. Este es el mayor error posible, infligir dolor a alguien siguiendo rabietas y pautas ajenas.

Son comparables a peces muertos, sin alma, que se dejan arrastrar por la corriente, cobardes. Incapaces de exigirse e imponer una voluntad más limpia y personal. Ineptos que no pueden ver desde la luz, desde las preciosas aventuras compartidas.

Insuficientes para sobreponerse a la basura que otros vierten en su vida. Insuficientes para salir de esa oscuridad autoimpuesta, para así poder decidir individualmente y de la manera correcta.

¡Toma tus propias decisiones, desde tu experiencia, desde tus vivencias, desde la gratitud, la lealtad y la valentía!

No olvides tu vida, no olvides tus principios por esperar algo de alguien. Ama a las personas por lo que son para ti, por el cariño, las andanzas y los años compartidos, los viajes, las ayudas, los consejos, el amor. Y no por las cosas materiales que puedas recibir de ellas, olvida tu ambición, aunque fuese todo el oro del mundo sería un tesoro sucio. Quedó empañado por  tu codicia.

Crea en tu historia un lugar donde no importe tanto ganar o perder, sino vivir, es decir, crecer, enseñar y aprender… compartir.

Si tienes hijos, serás un ejemplo para ellos, da igual las edades que tengan, verán tus comportamientos, verán lo que te mueve.

Es cierto que durante el fragor de la batalla no hayas podido tener la mente fría, pero pon distancia y decide entonces. De lo contrario tendrás que resignarte si recibes lo mismo que has dado.

Y si no tienes hijos, igualmente espera lo mismo que has mostrado, mírate en el espejo que se ha roto, y solo aguarda a que llegue el invierno, siempre llega. Y cuando el invierno llega, la compañía que queda, son los recuerdos, ¿Tendrás recuerdos cálidos? ¿O por el contrario no tendrás momentos de descanso mental? Piensa en el futuro:

En tu futura soledad, verás todo claro, verás tu vida pasar y añorarás esas tardes en compañía, esas risas de juventud, esa belleza perdida y olvidada.

Y a tu memoria vendrán las malas decisiones, el vacío y el dolor infligido.

En tu espejo verás a esa persona que te amó y abandonaste, sin recordar tanto y tanto cariño.

¿Sabes que vas a morir? ¡Empieza a vivir! Sé fiel a la vida, sé fiel al amor.

En momentos de necesidad y olvido es cuando se ve la calidad de las personas. Es cuando se ve que cosas las mueven, el porqué de sus comportamientos.

Una persona no puede considerarse civilizada comportándose indebidamente, injustamente, los animales nos dan lecciones de amor y de humanidad sin ser humanos, y muchos de nosotros no tenemos la capacidad suficiente para percibirlo.

Por eso, un animal que me fascina es el salmón, con la inteligencia para hacer lo que debe hacer a pesar de tener que nadar contra la corriente.

Admiro a las personas capaces de mantener unidos los lazos, aunque las circunstancias sean adversas.

Cada persona es, dentro del universo, una unidad irrepetible, y quien actúa con coherencia se mantiene unida a este universo al que pertenecemos…

… Y el universo, llegado el momento, le ofrecerá su ayuda.

Pero las personas que, sin ver toda una vida dedicada a ellas, las ayudas recibidas, el cariño brindado, las lágrimas derramadas por su  causa; devuelven incomprensión y olvido, serán olvidadas igualmente por el universo… vacío, incertidumbre, insalubridad, silencio… soledad.

¿De qué lado quieres estar?

¡La decisión es tuya!

¡No esperes a que sea tarde!

 

¡Namasté!

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