¿Qué aroma tiene la felicidad?

Escrito por Marié

23 de agosto de 2024

¿Qué aroma tiene la felicidad?

Buenos días compañeros. Opino que es una pregunta con infinitas respuestas. Tantas respuestas como personas, y estas multiplicadas por otro montón de posibilidades más.

Creo que es un bonito ejercicio para traer al presente sensaciones, sentimientos, situaciones e infinidad de cuestiones que nos pueden hacer felices durante el momento en que los evocamos.

Voy a regalarle momentos de alegría a mi corazón, voy a evocar aromas que me han hecho y me hacen feliz para disfrutar unos momentos.  Uno de ellos lo estoy disfrutando sin tener que evocarlo y es el del café que me acabo de preparar.

Olfatea en tu memoria y tráelos de vuelta, un te caliente, el perfume de tu pareja, la brisa del mar, o la brisa de la montaña… pueden ser infinidad de aromas que cuentan la historia personal de cada uno y nos hacen emocionar al recordarlos.

Personalmente, puedo decir que para mí el aroma más evocador es el único de cada persona. Recuerdo perfectamente el aroma único de todas y cada una de las personas que amo, sean visibles aún o ya no lo sean. Las personas somos las responsables de que los momentos sean más o menos felices.

Yo opino que teniendo una responsabilidad tan grande deberíamos usarla bien. Si todos lo hiciésemos, la vida sería una maravilla para todos.

No obstante, desafortunadamente, la vida no es una maravilla para casi nadie, independientemente de cualquier situación.

Hay aromas que nos transportan, casi siempre a momentos que hemos vivido. Unas veces a buenos y otras a momentos no tan buenos.

Hoy, como casi siempre, me apetece recordar los que me transportan a momentos de felicidad.

Realmente son muchísimos, y todos los tenemos. Yo suelo utilizar este bonito ejercicio cuando estoy un poco melancólica o triste. Aunque realmente esto ocurre pocas veces por qué no me da tiempo.

Pero bueno como por algo tengo que empezar, y aunque tengo dos pueblos de adopción, mi primer aroma a felicidad lo aproxima a mi memoria mi Écija de mis amores.

La tierra de mi infancia, de mis momentos más felices, sus fragancias me transportan a otro mundo, un espacio que me resulta distante y próximo a una vez, y que me une a personas queridas en gran medida.

Me pregunto cómo se puede apreciar tanto a tantas personas y mi respuesta no llega clara, pero sí segura y es que me hace feliz amar de esta manera.

Amar así algunas veces es doloroso, otras decepcionante, pero no importa, porque todas ellas transmiten bonitos aprendizajes. Y sobre todo la seguridad de que todos somos personas que albergamos sentimientos muchas veces contradictorios y ellos no siempre nos ayudan a ser contemplados con benevolencia.

Por eso una palabra con fragancia feliz es perdón, y otra comprensión. Todos hemos tenido esas oportunidades un poco grises y no todos pedimos perdón de la misma forma.

Y, bueno, es que me enrollo mucho, el tema era aromas a felicidad, así que voy a proseguir con ello.

La fragancia a tierra, a campo, a calor, a madrugada, aroma a frutales, a higuera, a café recién hecho en un camping gas sobre una cocina de mampostería de azulejos azules…

Aroma a aceite de oliva, a pan tostado, a ajo, aroma a molletes calentitos, a toras de manteca.

A canela, a clavo, ajonjolí tostado o matalahúva. Todos ellos con tintes dulces y exóticos.

Hay tantos, supongo que todos los atesoramos, y muchos de ellos coincidirán.

Esos aromas a azahar paseando unas calles estrechitas y eternas, o a los jazmines que puedo disfrutar desde que nací. Espero poder tenerlos mientras viva.

O esos otros que te avisan de que una tormenta se aproxima. Petricor, ese es el nombre, no lo conocía hasta que se lo escuché a mis hijos… Aroma a tierra mojada como siempre hemos dicho, y a hierba mojada o a hierba recién cortada, aunque no me guste lo que denota.

El aroma de los amaneceres remoloneando y charlando de mil cosas, ilusiones siempre presentes que hacen que la vida sea importante y divertida aunque terminase mañana.

El perfume del viento cuando es surcado por infinidad de aves de alas de color de plata, Plata como este apellido mío del que tan orgullosa me siento.

Aroma a leche migada, que me llegan desde el dormitorio, perteneciente a los desayunos del responsable de este apellido mío, mi abuelo Curro Plata.

¿Y por qué no? El aroma a tabaco que le precedía, a él, a mi padre y a mi abuelo Francisco, en este caso el olor era a cigarros puros. No debería decirlo porque no es beneficioso, pero su aroma me acerca a momentos de felicidad.

También a aceite caliente friendo un buen puñado de patatas recién cogidas del pequeño huerto, o churros, o sopaipillas o papuecas, todos ellos son aromas presentes durante toda mi vida y continúan acompañando mi camino.

Fragancias de otoño frente a una chimenea con el crepitar de la leña y la compañía de esas personas con las que poder superar las penas y ampliar las alegrías. Cuantas mañanas, tardes o noches compartidas frente a la lumbre.

El aroma de un viernes, víspera de un día que entiendes va a ser disfrutado con grandes amores paseando entre almendros y compartiendo un almuerzo divertido.

El inolvidable aroma a incienso que tiene el Floyd, un masaje de afeitado del dueño de todos los besos en la frente a la hora de dormir.

Los aromas del camino mientras viajas entre eternas dehesas, entre altos pinares o campos interminables de olivos.

El aroma de los misterios seleccionados al recordar todas estas fragancias que me aproximan a etapas tan felices.

Perfume de un bebe, de su nacimiento, de su sangre y su piel. El aroma de las colonias naturales y fresquitas que empleamos en su cuidado, de su ropita. El olor de su cabello.

Aroma a sábanas tendidas al sol y al viento que las hace danzar.

O a panal recién cogido, a cera y miel.

Son tantos y tan entrañables, que os aburriríais demasiado si escribiese todos.

Me ha gustado evocarlos y la sensación que me han originado. Una energía que me ha envuelto y me ha rodeado, igual que me han abrazado sus responsables o portadores.

Hablando de olores, hay aromas que favorecen que seamos todos más felices y que encontramos fácilmente:

Una ráfaga de viento sobre un plato de rojas y frescas fresas no solamente se imagina delicioso, sino que también incrementa la concentración y agudiza el estado de alerta.

Un ingrediente muy común en las fragancias desde antiguo, la lavanda, es conocida como potente relajante. Yo la utilizo bajo mi almohada.

El dulce olor a vainilla, esas varitas negras que usamos para los dulces, reduce el estrés y la ansiedad. Cuando la utilizo aumenta mi optimismo.

En aromaterapia, el Jazmín se usa como antidepresivo. Su delicado y dulce aroma tiene una potente acción relajante.

Hay aromas de ciertas frutas, como las peras, las manzanas, los higos, que sirven como energizante y revitalizante.

Y que decir de mis amados cítricos, naranjas, limones, mandarinas… pomelos, con sus azahares, no son solamente recomendables para tener una salud óptima, sino que su aroma además, mejora el estado de ánimo.

Gracias a la vida por mi olfato, con su ayuda puedo tener estos recuerdos.

Y ahora te invito a ti. Inténtalo, escribe esos aromas especiales y evoca bonitos recuerdos, personales y únicos, que te transporten a disfrutar.

 

Así que siéntate, relájate, disfruta de una taza de chocolate caliente, de una humeante taza de café o de tu aroma favorito.

¡Es verdad, para cada uno son distintos!

 

¡Namasté!

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