En una de mis terapias, aunque suene raro, siguiendo el consejo de alguien que susurró en mis oídos, le dije a la persona que estaba tratando, que tuviese cuidado con las palabras que utilizase al hablar. Pienso que cuando hablamos, estamos rezando, realizando peticiones, o «decretando» cosas que pueden materializarse. Así de poderosos considero que somos. Porque la vida es así, aunque lo hayamos olvidado.

He podido comprobar que lo que decimos desde el corazón y con la certeza absoluta de que es posible, nos provoca adquirir una autoridad que es prácticamente como una orden que enviamos al universo.

Es como una petición que, tengo la seguridad, de que va a ser escuchada por la energía suprema.

Siento que la palabra hablada y máxime la palabra escrita tienen el poder de manifestar desde la luz. Es como canalizar, pero de manera material, desde el corazón. Es puro amor.

He visto a diferentes personas, y me han transmitido, que ciertos seres, desde el amor y «decretando de la manera adecuada» han impulsado lo necesario para que comience su manifestación.

Supongo que debido a la manera correcta de depositar la energía necesaria para dar el poder adecuado a sus plegarias.

También creo que deben ser hechas desde el amor, en nombre de la energía eterna, y con palabras positivas.

El poder de las palabras constructivas se convierte en canalizador e invocador de todo lo necesario para el proceso. Es un hecho lleno de fuerza poderosa y bienintencionada que tiene la facultad de que se pueda realizar. Es un privilegio que todos tenemos sin saberlo.

Siglos atrás nos intentaron convencer y llenar la mente de imperfecciones, y lo consiguieron.

Quisieron la energía primigenia solo para unos pocos. Enseñaron a usar la palabra de formas equivocadas, negativas y necesitamos despertar el poder individual para devolver todo a su verdadero lugar.

Cada sentimiento expresado o escrito es un «decreto», una petición, incluso aunque sea en forma de pensamiento. Hay que tener cuidado.

Según la intención, se manifestará un bien o un mal. Según actuemos, recibiremos, causa efecto, karma, como quieras llamarlo.

Cuando sentimos intensamente lo que lanzamos en forma de plegaria, incluso sin saber que lo estamos haciendo, queda suspendido en ese lugar en donde es posible que sea concedido.

Por eso debemos deshacernos de memorias negativas grabadas en nosotros por siglos de historia.

Muchas de las personas que vienen a terapia pueden reconocer en mi manera de hablarles que recomiendo dejar de decir ciertas cosas y comenzar a decirlas de otras formas mas positivas.

Siempre insisto en ello porque creo que las cosas que decimos suelen afectar nuestra vida. Por ejemplo algo que no me gusta decir y persisto sobre ello en mis conversaciones, son frases del tipo, » eso es difícil, o eso no es fácil», tienen un planteamiento negativo.

Recuerdo mucho a mi padre, cuando de pequeña solía decirme – ¡Ay, Marié! La vida debe ser fácil, solo está basada en cómo la decretas. Aunque el usaba otras palabras, «en como decides  y afirmas que sea».

Solía aconsejarme que escribiese, y yo creo que es el responsable de que lleve toda mi vida escribiendo algo. Me decía: – vas a escribir de tu puño y letra la frase “Mi forma de vivir la vida es sencilla y sin dificultades».

Era su forma de orar, supongo, su manera de intentar manifestar lo que quería que ocurriese. Y contaba que las palabras dan lugar a las acciones y si las escribes también, tienen mas fuerza.

«Hoy voy a coser el vestido mejor confeccionado que jamás imaginé, porque la vida me va a ayudar a conseguirlo»

A pesar de que a las mujeres se nos ha intentado convencer de cosas negativas, el siempre intentó ponerme en valor.

Sabia que mi profesión y otras profesiones como la mía tenian mas salida para los hombres y además eran mejor valoradas. Tiene mas efecto escuchar «sastre o modisto que sastra o modista», «también diseñador que diseñadora» o «cocinero que cocinera»… Siendo, por entonces, profesiones básicamente femeninas.

Pero el y sus «decretos» me enseñaron a no rendirme, como persona y como mujer, «tienes que ser la mejor». «Una guerrera de lo que decidas hacer», y eso me ha definido y me ha ayudado a conducirme en adelante.

Me mostró como crear una armadura imaginaria alrededor de mi y de mis seres y cosas amadas. Me enseñó a comenzar cada día sabiendo me totalmente protegida. Con la seguridad de que el escudo que me regaló sería suficiente para vencer a cualquier dragón. «Reina de dragones»

Me bendijo con una espada capaz de deshacer cualquier tormenta.

Saqué en claro muchas cosas, entre ellas su orgullo de ser padre de mujeres, y nos enseñó todo lo que sabía, aunque fuese «cosa de hombres».

Hemos trabajado con el desde pequeñas, en cualquier cosa que considerase seguro. Nos hizo seguras desde su luz, y con gran amor.

Gracias a ello lo vivimos desde la mejor danza jamás inventada, y desde la más absoluta paz mental.

Hizo que el peso transportado por las mujeres, para nosotras no fuese sino la mejor armadura posible. Incluso siendo temeroso de lo nos pudiese ocurrir.

Haber sido guerrera en esta forma, sin un reconocimiento externo, salvo el suyo me ha generado dolores durante toda mi vida. Quizás sea el pago por la magia que me mostró.

Por eso creo que las mujeres tenemos un defecto o una virtud, según lo mires y es que no nos solemos rendir.

Por eso, también, nuestra capacidad para realizar peticiones es poderosa, escuchada y respondida rápidamente.

Y por eso se recoloca  el universo con la intención de manifestar nuestros sueños.

Realmente nos cuesta mucho tirar la toalla, y avanzamos tras nuestras ilusiones con tanta firmeza que nada nos puede doblegar.

Por ello la palabra difícil no la quiero en mi vocabulario. Para mí es un orgullo llevar a término lo que quiero. Esa palabra no permite que deje de ser una guerrera, así que la destierro al igual que tener que conseguir mis sueños a base de luchas.

He recibido durante toda mi vida regalos del universo sin guerrear, sin luchas que generen más luchas y me siento privilegiada.

Diago diariamente: » la vida es sencilla para mí» y la vida me contesta desabrochando mi armadura. Me muestra que no es necesaria.

¿Puedes creer que siento ligereza al hacer esta afirmación?

Y si la hago en meditación, puedo notar mi cuerpo como un globo que flota sobre mi cama.

Además, todo ello sin pensar si lo merezco o no. Solo ocurre.

Te invito a hacer la tarea diaria, para conseguir, con el tiempo, resultados igual de satisfactorios. Todo llegará de un momento a otro, hay que trabajarlo, pero el resultado te hará pensar que la magia existe. Así lo pienso.

No dejes que sigan intentando convencerte de que tienes que luchar para merecer lo que realmente todos merecemos.

Si piensas en las dificultades, te resultará difícil conseguir llegar.

Hoy digo que soy una mujer que ama mucho, que vive fluyendo con lo que toque vivir.

Que genera fuerza creativa y tiene el poder de manifestar los deseos.

Merezco lo que deseo y eso me da poder.

El universo siempre escucha, pide de la manera adecuada.

Viaja sencillamente a la dedicación que quieras, a una pareja amante, abundancia de todo lo bueno, buena salud.

No cortes tus alas ni las de otros con tu pensamiento, no rompas tu corazón, ama tu alma y haz crecer a tu espíritu.

Soy el mayor poder, fuerte, valiente, luminosa, amorosa, madre de muchas creaciones.

Deseosa de que las guerras se transformen en paz.

Te abro mis brazos, sigo aprendiendo de cada conversación, de cada comentario y de cada crítica.

Quiero consejos de todo tipo, para seguir aprendiendo. No puedo gustar a todo el mundo, ni lo pretendo, ni lo necesito.

Seguirás escuchando mis aullidos, viendo mi roja melena al viento y notando el danzar de mis caderas al ritmo de la vida.

 

Sígueme y vibraremos juntos en la frecuencia más amorosa.

 

¡Namasté!