Perdón merecimiento sabiduría

Escrito por Marié

3 de mayo de 2024

Perdonarte es saber amarte, permitirte todo aquello que pensaste que era erróneo. Mi reflexión de hoy viaja junto con el perdón merecimiento y sabiduría.

Creo que estas tres palabras y sus implicaciones tienen mucho que ver entre ellas y me apetece escribir sobre su relación, considero que son importantes.

Siento que hay fuerzas opuestas en todos nosotros, y son las encargadas de pilotar nuestras emociones cotidianas. Estas tres fuerzas que hoy traigo además de otras como los temores o el amor. Entre todas determinan como nos comportamos y como reaccionamos ante las circunstancias de nuestro día a día.

El perdón es la más complicada para todos y algo difícil de gestionar.

Perdonarse uno mismo pasa por varios procesos, y uno es dejar marchar todas las oportunidades que hemos obsequiado a quien no las merecía.

Poder perdonarse a uno mismo también pasa por llegar a entender que no hay que convencer a nadie de que permanezca a nuestro lado.

Debemos incluso saber separar las prioridades, tener claro que somos lo más relevante, por encima de todo lo demás, para que ellos estén igualmente bien.

Poner límites a las personas, incluso posicionarse frente a uno mismo es perdonarse.

El merecimiento también es algo complicado de trabajar.

Nos rodean personas a las que no les hemos dado nada y ellas lo merecían todo y en el polo opuesto tenemos personas a las que les brindamos todo y realmente no lo merecían. En esta situación última nosotros seríamos los merecedores, al menos de un poco de agradecimiento. Cuestión de merecimientos.

Está claro que no es necesario complacer a todo el mundo, además de imposible. ¡No malgastes tu vida intentándolo!

Creo que ha quedado claro que hay quien no lo merece. Así que supongo que debemos eliminar la necesidad de aprobación de los demás. No es necesaria para vivir.

Cada uno es responsable de sí mismo y tiene la importante misión de luchar por su propia felicidad, sin importar lo que otros piensen.

Con respecto a la sabiduría, creo que no nacemos sabiendo, ¿o sí?, es complicado también este tema, opino que ser sabio no equivale a tener conocimientos.

Pienso que podemos acercarnos a la sabiduría realizando un pormenorizado autoconocimiento y un profundo conocimiento de la vida.

Opino que aunque no nacemos sabiendo, hay personas que nacen sabias, algo espontáneo que tiene su origen en un lugar desconocido para su poseedor. No obstante ¿a qué te has encontrado con personas sabias en tu vida, sin ser cultas?

No es necesario para ellas acumular conocimientos ni titulaciones. ¿Almas viejas?

Se observa su sabiduría al mirar sus ojos, al escuchar sus palabras o sus silencios.

La sabiduría es memoria ancestral en acción… nos gozaremos en el camino…

Y esas memorias nos ayudan a saber que el perdón nada tiene que ver con la autocompasión.

Compadecerse de uno mismo resta potencia a nuestra voluntad para cambiar las situaciones que nos hacen, precisamente, compadecernos de nosotros mismos.

Aunque considero necesaria y muy importante la compasión por los demás.

Para mí el significado de la compasión es totalmente opuesto cuando es hacia dentro de cuando es hacia fuera.

Cuando es hacia los demás es un sentimiento que hace más ligera las cargas emocionales. Permite ver los procesos de otros para poder ayudarles siendo compasivos. Es necesario observar las cargas, tanto propias como ajenas. Es lo que yo siento, para ti puede ser distinto.

Siempre digo que mi vida es un continuo caminar para acercarme cada vez más a lo espiritual. Supongo que para todos no es igual.

Volviendo al perdón, en este momento me preguntó. ¿He tenido la suficiente capacidad para perdonarme todo lo que considero inadecuado en mi vida?

¿O siguen los mismos defectos que creía superados?

Creo que en ocasiones asoman la nariz para decirme que pueden aparecer de nuevo, tengo que estar alerta.

Para ello el perdón hacia mí misma es lo más importante. Supongo que si no me puedo perdonar, nadie podrá perdonarme tampoco.

Es complicado reconocer los propios errores, en ocasiones no sabemos que estamos equivocándonos, percatándonos de ello más adelante. Además, la acción misma de pedirnos perdón implica que algo ha tenido consecuencias y nos comprometemos a cambiar para que no se vuelva a repetir… sabiduría.

Esa sabiduría nos llena de compasión y de responsabilidad para dejar atrás los disgustos y la ira. Nos da el permiso para reflexionar sobre nuestras acciones… amor.

Supongo que todo esto necesita un tiempo, que será distinto para cada persona y adicionalmente también merecemos la compasión y otra oportunidad por la otra parte… crecimiento.

Una bonita manera de que se den todas estas cuestiones asociadas es hacer borrón y cuenta nueva… vivir en el presente.

¿Intentamos un juego? Sé que a algunas personas les resulta más sencillo jugando.

¿Meditación? Llámalo como prefieras.

 

Busca un ratito donde puedas estar en tranquilidad total y en soledad.

 

Ya sabes la tecnica de otras meditaciones, comienza respirando profundamente varias veces hasta advertir que estás presente, luego continua respirando con normalidad, sin prestar demasiada atención.

 

Conecta con tu interior, focaliza toda tu atención en el centro de tu pecho, en tu corazón, siente sus latidos y percibe como con tu respiración van descendiendo su ritmo.

 

Hablale a tu mente y muestrale que no eres un cuerpo. Si no eres un cuerpo, piensa que no hay miedo, ni resentimiento, ni ninguna sensación negativa. Demuestrale que eres el alma que lo habita y en ella no existe el dolor.

 

Puedes cerrar tus ojos o mantenerlos abiertos.

 

Si decides mantenerlos habiertos eleva tu mirada y tus manos hacia el universo y llénate de su energía eterna.

 

Si decides cerrarlos, interioriza y dirigete mentalmente a las zonas de tu cuerpo que mas necesiten relajación y aflojalas, llenate de la energia eterna que te rodea.

 

Cuando te sientas en total tranquilidad puedes repetir un mantra que te ayude en tu proceso de perdón. Puedes incluso grabártelo y escucharlo para que sea más sencillo.

 

El mantra puede ser el que cada uno necesite, escribe lo másadecuado a tu proceso, no obstante te propongo un ejemplo que te puede ayudar.

 

Puedes repetirlo tantas veces seguidas como necesites para interiorizar su mensaje con el objetivo de conseguir los cambios, aunque sea paso a paso.

 

Me pido perdón, me pido perdón, me pido perdón.

Abrazo mi cuerpo por todos los abrazos que pensé que merecía y no me fueron dados.

Me levanto por todas las caídas en las que no tuve el coraje de levantarme.

Me aplaudo por todas las veces en las que si pude levantarme.

Acepto mi vida por todas esas ocasiones en las que me sentí juzgada.

Me convierto en mi más duro pilar por los angustiosos momentos que tuve que enfrentar sola.

Sonrío tantas veces como veces salieron lágrimas de dolor.

Siento un amor profundo por mí, suficiente para cubrir la sensación de no haberme sentido amada.

Acepto mis miedos para que puedan alejarse y no me mantengan limitada.

Abrazo todos mis fallos por haber aprendido de ellos.

Me respeto por todas esas veces en las que no me sentí respetada.

Me perdono, me perdono, me perdono.

 

Cuando notes que te sientes mejor contigo misma, que has logrado soltar algo de peso generado por la falta de perdón,

 

 

Quizás la experiencia que más necesite ser perdonada es no haber confiado lo suficiente en mí y esperar una solución desde fuera.

Los acontecimientos nos muestran que no es así, podemos con todo.

Hoy acepto mi propio respeto, y todo el cariño que me ayudó, el apoyo sobre el que me impulsé para levantar.

Hoy estoy en mí, encontré el camino de regreso que a veces estaba cortado. Viviré para mí hasta que lo vuelva a encontrar cerrado.

Los abrazos en momentos duros, ayudan a retirar las rejas.

Así que hoy me ofrezco un caluroso aplauso propio.

Todos tenemos la capacidad para ayudarnos, la más importante es nuestra propia ayuda, aunque tardamos bastante tiempo en entenderlo.

He tenido miedo muchas veces y ha provocado daños, daños a los que hoy pido perdón. Y si el miedo no me permite ver, perdono también cualquier acción imperceptible por su impedimento.

Supongo que la falta de perdón es como un veneno que nos intoxica por momentos.

Quizás sea casi imposible estar de acuerdo con algunos sucesos, pero personalmente libero mi alma de cualquier atadura a cosas pasadas. Borrón y cuenta nueva. No quiero angustias antiguas ni enfermedades nuevas que vengan de su mano. Perdoné y eliminé cualquier sentimiento de culpa.

No creas que es tan difícil, solo es tomar la decisión. Es levantarte una mañana y darte cuenta del tiempo perdido en cosas que no aceptas, pero que si no las perdonas no podrás liberar tu espíritu.

Cuando miras las situaciones con perspectiva, es sencillo perdonar y pedir perdón, aceptar el amor, la paz y la armonía que se acercan cuando ellos se alejan.

Como lo he tenido que hacer, lo reconozco. Lo intento asimilar bien como casi todo en mi vida. Aceptar el perdón y perdonar crea una energía como cualquier otra que nos rodea, pero en este caso siento su tranquilidad atravesando mi piel y llenándome de paz.

Cuando miro atrás y observo mi propia aceptación del perdón, percibo que ha generado una sensación agradable, que es no sentir nada, me refiero a nada negativo, no siento ira, ni culpa, ni remordimientos, solo paz y un gran alivio.

Siento ligereza mental y paz gracias a su liberación.

Intento hacerlo sin engañarme porque no se puede engañar al universo.

Ahora comprendo que perdonarme, perdonar a otros y pedir perdón corrige y construye mi humanidad. Reconozco que aún soy humana y que necesito el perdón.

Intento enviar a mi ser el mismo amor que siento por quien más quiero.

Por eso, intento también mantener mi nivel de miedo lo más distante posible, aunque a veces es difícil.

El miedo genera una impresión como de vivir siempre en una dualidad de emociones contradictorias.

Considero que el miedo es una sensación creada a propósito en muchos momentos de nuestra historia, como método de control. Pienso que en algunas ocasiones, quizás, no haya sido tan perjudicial como se suponía, porque considero que gracias a él podemos experimentar el amor. Intento ver lo positivo dentro de lo negativo.

Transformar el miedo en amor es un proceso de crecimiento, un viaje interno, perdón, compasión (esta vez beneficiosa), aceptación, autoconocimiento y comprensión. Es el desarrollo del amor incondicional y la capacidad de percibir la chispa divina alojada en nuestro interior.

Si tenemos la aptitud de mantener el miedo en un nivel estable y sano, podremos comprobar como nuestro amor propio aumenta, eliminando victimismos y quejas hacia nosotros mismos.

Podremos entonces agradecer todo lo bueno aprendido y experimentado.

Pero si solo observamos limitaciones, preocupaciones, ansiedad e inseguridades que crean escasez y desconfianza, el mundo lo manifestará en nuestra vida de muchas formas.

Un mundo de resentimiento, de odio, violencia o dominio como método de control nos alejará de nuestra chispa divina.

¡No lo permitas! Yo no lo quiero.

Tenemos una capacidad de superación desconocida incluso por nosotros, pero existe. Podemos transformar todo lo negativo con la mayor de las fuerzas transformadoras, que tiene la destreza para acercarnos a la plenitud consciente y vinculada a nuestra chispa.

Aceptar y lograr el perdón, nos hace ver nuestro merecimiento y nos aproxima a la sabiduría.

 

¡Cualquier camino comienza y termina en uno mismo!

 

El amor es el mago que realizará los cambios, es nuestro estado natural.

Es la respuesta rápida ante la presión, es la primera emoción al nacer.

El amor es primordial y esencial, nos precede y subyace a nuestra propia vida.

 

 

 

¡Namasté!

 

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