No te voy a felicitar

Escrito por Marié

8 de marzo de 2024

¡Me encanta ser mujer! ¡Pero no creo que sea un día de felicitaciones, sino de conmemoraciones y agradecimiento! Así que no te voy a felicitar.

Amo ser mujer, nací mujer en esta vida y mujer moriré en ella, mi alma lo eligió así. Estoy disfrutando al máximo cada capacidad única femenina y me encanta.

Defenderé firmemente la igualdad de derechos, aunque no quiero ser y sé que nunca seré igual a un hombre, quiero ser lo que soy, una mujer. Aceptando, por supuesto, cada uno de los sentires y géneros.

Lo defenderé hasta la muerte y deseo de corazón que todas podamos tener libertad en todos los ámbitos. Desde mi máximo respeto por lo masculino.

Amo profundamente a un hombre, pero no he aceptado ni aceptaré nunca un control. Nunca me lo ha impuesto.

Si me has leído alguna vez, algo sabes de mí, soy rebelde, sensible, llorona, emocional, pasional, salvaje y como el más puro acero frente a las adversidades.

No soy igual que él, él me complementa. Pero no es más que yo. Ni menos que yo.

Amamos, sufrimos y sentimos muy parecido; sin embargo, lo mostramos de formas diferentes. No obstante no creo que sea cuestión de sexos, sino de personalidades.

No somos iguales, en cuanto a nuestro sexo, nunca lo seremos, pero nos debemos los mismos derechos y eso es lo que tiene que quedar claro, independientemente de como lo llames.

¡Estoy cansada, aburrida, hastiada de peleas en todos lados!, eso es lo que se espera de nosotros, el desacuerdo, la separación, la distracción… Divide y vencerás… lo de siempre. Distraernos de lo que no quieren que miremos, y no voy a discutir el color, las diferencias no son tantas. También este día, que representa grandes logros para todos, se ha conseguido politizar…

Se ha logrado poner a mujeres en contra de mujeres.

¡Tú, mujer!, ¿Cómo puedes olvidar las luchas de otras mujeres para que hoy tengas muchos más derechos de los que ellas tenían? Eso es lo que hay que agradecer, lo que hoy se reivindica. Y se sigue luchando para seguir avanzando.

¿Si supieses que tienes que volver a depender del permiso de un hombre para cada cosa que quieras hacer, no lucharías? Pues no hay que relajarse porque todo es posible.

¿A qué historia quieres pertenecer?

O ¿Qué quieres? ¿Que tus hijas o nietas tengan que volver a pelear por derechos ya conseguidos? Es absurdo.

¿No podemos buscar la capacidad, como mujeres, de ponernos en el pellejo de esas otras mujeres nacidas bastantes años antes que nosotras? No ¿verdad?, porque no encontramos en nosotras el coraje de tener que luchar… Nosotras nos hemos encontrado gran parte del trabajo hecho, ¿Quieres desandar el camino?

Realmente siento que debo valorar lo que he heredado sin ningún trabajo por mi parte, gratuitamente, gracias al esfuerzo de muchas de nuestras abuelas o bisabuelas o tatarabuelas… Que lucharon por su futuro y el de sus descendientes féminas. No quiero dejar que lo que se muestra actualmente acabe con lo que realmente representa el día de hoy.

Por supuesto que no estoy de acuerdo con ciertas maneras de ciertas mujeres. Pero igual que no estoy de acuerdo con muchísimos comportamientos de cualquier otra persona. No obstante veo algo oscuro en todo lo que rodea este tema, los comportamientos absurdos que muestran algunas mujeres en sus reivindicaciones también absurdas, es un teatro como tantos otros que han sido creados precisamente para lo que está ocurriendo, un intento de separación de nuevo, un retroceso.

Que nosotras mismas dejemos de defendernos, abrir grietas por donde poder entrar a eliminar los logros conseguidos. Conseguir que en lugar de seguir defendiendo nuestros derechos, empecemos a querer luchar por los derechos de hombres que ¡Ohhh, ya los tienen!, ¿no te habías dado cuenta?

¿Lo están consiguiendo? ¡Cuidado! Da miedo solo pensarlo.

¿No es más inteligente ir en la misma dirección, para seguir construyendo? ¿Tanto miedo provoca en todos que las mujeres queramos los mismos derechos que los hombres? ¿No somos todos personas?

Me hace mucha gracia escuchar a muchas mujeres decir: – ¡A mí estás no me representan! Pues a mí, unas pocas mujeres que defienden idioteces, esas que se han infiltrado en las bellas filas de mujeres luchadoras, tampoco me representan. Se han colado precisamente para ello. Pero el resto que son muchas más, si lo hacen.

Yo te pido como mujer que te fijes realmente en lo importante de este día, en esas valientes que alzaron sus voces en momentos muy difíciles y oscuros, y que mires, pero de verdad a otras tantas seguidoras suyas que intentan o intentamos mantener sus logros y seguir consiguiendo otros nuevos. No te quedes con lo insignificante, con las voces sin razón, porque eso diría mucho de ti y no es lo que simboliza realmente este día.

Que hay de todas las demás mujeres que han pasado y pasan sus vidas luchando por una igualdad. Por nosotras, por todas, tanto por las que creemos en sus valores, como por las que no creéis, sus logros alcanzarán a todas.

Esas ¿Tampoco te representan? Será porque no tienes hijas, y si las tienes poco te importa su futuro y sus derechos. Espero no tener que ver ningún retroceso.

Es inaudito lo que gusta vivir en el conflicto, la crítica y los juicios, mejor sería observar un poco hacia dentro.

Cuando hay tanto que criticar es porque se tiene una vida demasiado vacía. Mejor ocuparse en llenarla de ocupaciones que satisfagan y no den tiempo a esos comportamientos infantiles.

Peleas entre ellas y ellos, y ahora también peleas entre ellas y ellas. Es un asco…

Sí, soy feminista, y no crucifico al hombre, soy su igual, que es lo que significa la palabra. Infórmate bien, antes de desacreditar algo de lo que no sepas la definición.

¡Cuanta desinformación! ¿Incultura, idiotez?

No me parece un día de felicitaciones, como he dicho, sino de reivindicaciones, pero si regreso a leer mensajes y recuerdos de publicaciones de hace unos años, muchas mujeres que entonces felicitaban a las demás en este día, a día de hoy se avergüenzan de él y en sus redes las felicitaciones se han sustituido por quejas… ¡Huele mal!, como muchas cosas actualmente. ¿Convicciones débiles? ¿Poca personalidad?

¿No te parece un sabotaje impuesto, un autosabotaje entre mujeres? Sí, un sabotaje a nosotras mismas, ¿La razón?, son muchas razones.

Que lance la primera piedra cada mujer que no haya dudado de sí misma, que no haya creído en su potencial, o que no haya inventado alguna escusa. Yo lo he hecho… ¡Reconocido públicamente!

Seguro que tú también, incluso sin ser consciente. ¡Como siempre, los pensamientos limitantes!

Considero que, aunque es generalizado en toda persona, las mujeres lo tenemos más grabado en nuestras células.

En mi generación, y no soy tan mayor, todavía escuchábamos en la infancia: “tienes que hacerlo así, porque eres una señorita, de esta forma es como debe ser”.

Durante algún tiempo hice lo que se esperaba de mí, y en ello no entraba asumir riesgos, tomar decisiones, o aprovechar al máximo mi potencial y aptitudes.

Doy gracias a que mi familia ha sido “moderna” en este sentido, sobre todo mis abuelas, pero también mis padres.

Igualmente, vivía en un continuo enfrentamiento de opiniones.

En momentos salía mi rebeldía y al momento siguiente me autosaboteaba, inhibiendo mi sentir y encerrándome en alguna escusa.

Recuerdo muchos de estos momentos, duros de superar, poniéndome obstáculos yo misma, que sumados a los que veía en el colegio o en otros ámbitos, eran una difícil barrera.

Mis autocríticas continuas, el canon marcado de perfección heredado de las viejas costumbres, me hacían buscar siempre un referente equivocado.

Lo recuerdo como algo muy lejano, era muy pequeña, pero mi cabecita loca siempre ha estado en movimiento. Sabía de mis habilidades innatas, pero nunca me abandonaba un sentimiento de “no dar la talla”, (era una niña y escuchaba que esas cosas eran solo de hombres, o niños para mí), así que en muchas ocasiones me obligaba a callar y aceptar. ¿No es penoso?

Hemos vivido una infancia en la que se mostraba todo esto en todas partes, en el cine y en la televisión, en libros, en comics, en casi todo lo que llegaba a nuestras vidas… Un entorno demasiado presente que nos “enseñó” limitaciones a las “niñas”.

Menos mal que esas limitaciones nunca me parecieron justas, aunque al principio intenté ajustarme a lo que la sociedad (no mi familia) esperaba de mí, por sentirme aceptada. Todo ello me condujo directa a vivir muchos momentos de decepción, inconformidad y pura frustración.

Pero, como siempre, al esconderme en esos rinconcitos oscuros de mi mente, vi que esos aprendizajes de años condicionadas por un rol de obediencia, subordinación, perfección y silencio, no eran para mí.

Marié. ¡La protestona perenne, la inconformista, la rebelde, la eternamente enfadada con el mundo! Así me recuerda mi familia en la infancia. Yo también lo recuerdo.

Cuesta mucho salir de un aprendizaje así, hay que reconfigurar muchos patrones, y hacer frente a muchas injusticias.

¡Cuantas noches de insomnio en mi primera juventud, en meditación, repitiéndome constantemente: tengo voz, soy valiosa, hábil, voluntariosa y al menos mis padres me reconocen el esfuerzo y se alegran de mis triunfos. No me ven como una mujer, sino como una persona (igualdad, feminismo).

Por favor un poco de curiosidad es suficiente para buscar la definición de feminismo en la R.A.E.: Principio de igualdad de derechos de la mujer y el hombre. Y no sacar todo de contexto, como siempre…

Pero que más da el nombre, realmente hay que fijarse en el significado…

Actualmente, se reivindica desde cualquier clase social, pero su origen hunde las raíces en Estados Unidos con un costo demasiado alto. El incendio de una fábrica de camisas de Nueva York en el cual murieron 146 personas marcó la lucha por los derechos de la mujer.

 

Realmente no considero este día, un día de fiesta, sino un día de duros recuerdos, de luchas y logros, un símbolo que sigue buscando equidad e igualdad de derechos.

 

Y por supuesto, de agradecimiento a las mujeres que han luchado y a todas las personas que seguimos luchando actualmente.

 

¡Namasté!

 

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