Nadie se da cuenta

Escrito por Marié

1 de julio de 2024

Todo es un poco contradictorio. El mundo se está transformando en un lugar inhabitable. La información que nos llega es cada día menos creíble. Todo huele mal, todo. Es una pena, pero casi la gran mayoría de personas hemos sentido cosas o hemos pensado y actuado de maneras que denotan la frustración, pero nadie se da cuenta de ello.

Frustrante individualmente y frustrante para quien observa. Hoy todo es válido, todo es disparatado, todo está permitido. ¡Pero no para los pobres! … La vida

La vida siempre ha sido igual. La pena es que no sabemos dónde nos va a tocar nacer. Por eso hay que saber separar. Lo que eliges casi siempre es aprendido, no experimentado, nos conformamos con lo que oímos.

Quizás por eso vivo cada vez más cómoda disfrutando mi soledad y sin escuchar nada externo, solo a mí misma, mis gustos, mis pasiones, mis colores, mi música. Mi felicidad, paz y calma.

Realmente cada día necesito menos. Ver a mi madre, a mis hijos y a mi compi bien es lo que me hace respirar.

Y realmente no me apetece lo más mínimo vivir fingiendo. Realmente soy muy mala actriz, nunca lo he sabido hacer. Además, creo que fingir no beneficia a nadie, aunque a veces sea necesario.

Y lo más empobrecedor es fingir para uno mismo. Quiero terminar mis días conociéndome. No es mucho pedir para alguien con poca memoria, no me apetece que me hagan pasar vergüenza siendo una sinvergüenza en todos los ámbitos.

Es un poco desesperanzador escuchar historias repetidas por tantas personas en terapia.

El problema real supongo que es nuestra manera “civilizada de vivir”.

Nadie quiere mostrar sus vulnerabilidades, sus dolores, sus miedos, y realmente es entendible en cierto modo.

Hay demasiadas personas algo malintencionadas que pueden utilizar estos estados algo desvalidos para su propio beneficio.

Aunque aprovechar esos huecos que dejamos desprotegidos es de cobardes.

Afortunadamente, todo el mundo no es igual y si tenemos la oportunidad de abrir nuestro corazón a alguien bondadoso y comprensivo que nos escuche y pueda lograr entendernos, será una manera bonita de descargar algo del peso que arrastramos sin que nadie se percate.

Porque, esa es otra cuestión, no nos gusta mostrar nuestro dolor, queremos que todos piensen que somos felices, ¿Para qué? ¿Para quién?

Ni siquiera me parece lógico, sobe todo cuando tenemos que educar hijos, ellos merecen saber que la vida es como es. De otra forma se les hará cuesta arriba casi todo. ¡No es justo!

Hay tiempo de todo, de reír y de llorar, de ser feliz y de vivir la tristeza.

Aunque para ser sincera hay veces que prefiero fingir un poco, tanto para mí como para quien me quiere, pero solo un poquito, de otra forma se me notaría.

Supongo que es supervivencia, el caso es que he pasado un tiempo un poco triste, y nadie se ha dado cuenta de ello. De todas formas para cuando publique la entrada ya todo habrá pasado.

Bueno, pero si finjo alguna mentira, a mi madre no la puedo engañar, sabe leer en mis ojos, como casi todas las madres.

Aunque nadie se dé cuenta, ella me mira y a veces se le humedecen los ojos… ella lo sabe. Y en la mayoría de ocasiones también mi hermana.

Para los demás es más complicado, pero ¿Cómo pueden notarlo? Sí soy muy risueña.

Además, mis sonrisas y mis carcajadas sí son reales, aunque mi corazón llore. Quizás por eso es tan creíble.

No puedo decir que esté rota, como otras veces, solo un poco desbaratada.

Realmente mi presencia puede parecer de fortaleza, porque realmente soy fuerte.

Miro siempre a los ojos, mi paso y mi postura son firmes al caminar. Pero ese cierto temblor que aparece en mis manos a veces, resulta imperceptible y me salva de lo evidente.

Los fuertes también flaqueamos.

Ciertamente, es muy sencillo engañar a quien tienes alrededor si sabes hacerlo, y eso que no soy buena actriz, como he dicho.

¿Serán pocas ganas de ser custodio permanente de lo que tienes al lado, de lo que te rodea?

Si me encuentro un poco plof y tomo poca cantidad de comida, todos piensan que algo me ha hecho daño o que quiero bajar de peso, pero nunca preguntan por qué como poco. De nuevo, solamente mi madre. Ella quiere que coma, que coma, realmente se preocupa.

Madre, qué gran palabra para quien sabe serlo de verdad. La mía lo es. Yo no sé si lo soy.

No me toca valorarme como tal.

Por otra parte, a veces el mundo parece detenerse ¿Te suena? Pero no sé detiene lo suficiente para poder coger el tren necesario.

A veces necesitas un poco más de tiempo en alguna de las estaciones, tanto para disfrutar más de ellas como para poder superarlas y continuar.

Todos vamos y venimos, nos cruzamos, nos miramos o no. Pasamos al lado de muchas personas. No sabemos nada de sus vidas, pero todos sienten, todos pueden estar sufriendo también sin que nada se observe.

Puede que esa persona con la que coincides a diario en el gimnasio, esa que habla un ratito contigo sonriendo, realmente se encuentre perdida, pero nada en el mundo se detiene por ello. Ni siquiera tú lo percibes.

Creo que tenemos que aceptarnos, con todo, para poder superarnos.

Las soluciones no están en la cama, y no hablo de nada sexual. Si no de recostarnos a soñar, para intentar imaginar una realidad mejor. Quizás nuestra realidad pueda ser lo mejor del mundo para otra persona, así que lo mejor sería agradecer lo que tenemos, por pequeño que nos pueda parecer.

A veces, si intentas eso, tumbarte a soñar, puedas sentir el calor húmedo que asoma bajo tus párpados cerrados, es algo involuntario, pero si dejas ese sentimiento invadir tu corazón se puede convertir en un océano de lágrimas.

No me apetece mucho, aunque sea necesario, se me enrojecen mis pequeños ojos y se quedan arrugaditos y brillantes.

¡Otra cosa que solo nota mi madre!

Y lo repito, qué palabra más bonita. La más bonita para mí. Como madre y como hija, también como nieta.

Otra vez, la loca siempre divagando.

Ahora que lo entiendo, quizás más personas lo sepan, pero lo mismo tampoco tengan ganas y no quieran opinar. Cada uno tiene suficiente con lo suyo.

En alguna rara ocasión los problemas de uno, puedan ayudar a otros. Aunque nada sirve para los demás de igual forma, yo creo que se aprende todo mejor experiencialmente. Solo se puede haciéndolo egoístamente.

Igualmente, nadie habla.

Todos tenemos esos momentos oscuros en los que pensamos que nos apagamos sin remedio, pero realmente sabemos que no es así. En realidad sí lo sabemos, pero no encontramos las herramientas.

La mayoría de ocasiones que entramos en la cueva, es solo un descanso, todos necesitamos descansar.

Solo tenemos que tener claro que lo que sentimos es pasajero, realmente lo sabemos, pero a veces no sabemos dejarlo atrás.

Sentir esa soga empapada y pesada alrededor de nuestro cuello nos hace pensar que estamos muriendo, ahogándonos en un charquito que terminará por secarse antes o después, mostrándonos que no es real.

A veces toca ayudar a otros con el alma abierta. Su alma abierta y la nuestra también,

Pero, ya me vais conociendo, algunos en persona y otros por lo que leéis, así que podéis intuir que mis lágrimas, la mayoría de veces no son de tristeza, generalmente son de emoción, incluso me puedes ver llorar mientas salto de alegría. Es común en mí. La locura y sus avatares.

¿Te das cuenta de que la tristeza juega con todos?, y muchas veces nos acompaña diariamente en este tablao disfrazada de alegría. Mejor así.

Prefiero derramar mis lágrimas y que todos me vean, que llorar internamente con los ojos secos.

Prefiero gritar al viento, cantar al aire, que mantener la boca cerrada ante el dolor. Propio o ajeno. Soy así, intensa, visceral, vivo todo a lo máximo que se puede sentir, o no lo vivo.

Y en algunos momentos vulnerables, elijo tomar la mano que me tienden amorosamente cuando me siento caer en algún precipicio inesperado, siempre anhelando y agradeciendo este intento de salvación. Dejarte caer a ese precipicio sin dejarte ayudar es el más horrible crimen. Por eso mi mano también está siempre presta.

La tristeza no solo son lágrimas, en mí son brincos y sonrisas, la tristeza, a veces, juega con el mundo y se disfraza de alegría.

Creo que la vida es siempre más satisfactoria cuando vives ayudando a alguien. A mí me resulta muy gratificante, aunque no me encuentre bien, pero tengo comprobado que ayudando me ayudo.

Aunque en momentos siento que mi luz se apaga sin que nadie se dé cuenta, y vuelve a encenderse cuando ayudo a encender otro candil.

¿Estaremos enganchados a vivir sufriendo? Supongo que no, pero no encontramos las herramientas adecuadas.

Demasiadas veces escuchado, muchas situaciones observadas… personas inundadas de dolor, un sufrimiento que impide una vida satisfactoria.

¿Miedo a dejarlo atrás, miedo a que sucedan cosas buenas que traigan como coletilla una consecuencia negativa? Será que se tiene la convicción de que cuando somos felices le debemos el favor a la vida.

Muchas quejas por estar inmersos en la tristeza, pero una comodidad perezosa que no quiere salir de ahí.

Es un esfuerzo grande ponerse a buscar soluciones para enfrentar lo que sea que nos está sucediendo. A todos nos ha ocurrido alguna vez.

Entramos en círculos, son círculos no tan complicados de abrir para salir. Es quizás un poco contradictorio.

Muchas veces escucho: tener ansiedad me crea ansiedad ¿?, me causa mucha tristeza estar triste ¿? Mi mente se pierde en estos trabalenguas.

Parece que muchas personas disfrutan regocijándose en su propia tristeza.

 

Pero como decía Boris Cyrulink: El dolor es inevitable, el sufrimiento es opcional…

 

Realmente no es lo que ocurre ni la cantidad de acontecimientos negativos, sino lo que interpretamos de ellos.

Esta mañana me di un golpe en la cabeza al dejar abierta la puerta del escurreplatos.

Me dolió, me reí, pero podría haber elegido pensar que soy un poco torpe (en realidad soy atolondrada), pero no me pongo a pensar que soy un desastre.

Sobe todo porque además me enganché la chaqueta del pijama y acabé arrancándome el bolsillo… si me dejase llevar por pensamientos negativos en lugar de divertirme, sería elegir el sufrimiento.

Igualmente algunas veces es inevitable no elegir el sufrimiento, sobre todo si tengo prisa.

Me gusta que me ocurran estas cosas con mi chico, él se ríe de todo, y es el que me ha enseñado a hacerlo. Siempre me recuerda que el dolor compartido es menor y la alegría compartida es mayor.

Sé que lo que yo decida hacer con mis sufrimientos no depende de él, pero le agradezco la ayuda.

Igualmente, cuando la loca de la casa decide hacerse presente, puede volverme realmente chiflada:

 

La mente es una madre egoísta que no deja que su hijo salga de casa para experimentar la vida porque teme que le pase algo malo.

– Mercè Roura

 

¡Namasté!

 

 

4 Comentarios

  1. María del Carmen

    Cuánta razón tienes, muchas veces tenemos que fingir y aunque estemos rotas por dentro tener una sonrisa para los demás.

    En mi caso son mis hijos los que me notan al momento que no estoy bien.

    No se qué te pasa por qué eres una de las personas más fuerte que conozco, siempre dando ánimos y ayudando a todos.

    Pero sí tenemos momentos en que nos rompemos un poco, un abrazo enorme, me tienes aquí❤️😘

    Responder
    • Marié

      Muchas gracias, la verdad es que estoy bien, hace un tiempo que escribí esta reflexión.

      Es cierto que hay veces que necesitamos ayuda, gracias de nuevo por tu ofrecimiento.

      Un abrazo enorme.

      Responder
    • Yolanda Carretero

      Muchas razón tienes, es difícil fingir que estamos bien.

      Siempre hay alguien que nos conoce de verdad y nos nota algo raro.

      Tú personalmente me has notado rara muchas veces.

      Si necesitan alguna vez hablar con alguien ajeno a los tuyos aquí sabes que siempre estaré para ti.

      Benditas nuestras madres, aunque la mía no se encuentre a mí lado, bien me conocía .

      Responder
      • Marié

        Muchas gracias mi amor, se que puedo contar contigo, y te digo lo mismo.

        Y no digas que tu madre no está a tu lado. ¿Donde va a estar sino? ¡Aunque no la puedas ver!

        Un abrazo.

        Responder

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