Buenos días, bendita primavera, adoro la primavera, adoro el otoño, realmente me gustan todas las estaciones, pero el otoño y la primavera tienen colores especiales. En primavera me dejo embrujar por las flores, de hecho mi hijo pequeño, David, me bautizó hace unos cuantos años en una poesía como la bruja de las flores.
El 12 de noviembre nació
quién me gestó en su vientre,
la esperanza está en su nombre
qué es algo que tendrá siempre.
Te diría que te quiero
pero eso tú ya lo sabes,
y aunque lo escriba en el cielo
el cariño que tengo ahí no cabe.
El pelo rojo,
la personalidad loca,
eres una flor del cielo
con un espíritu de diosa.
Seguiría diciendo verdades,
pero no quiero que llores
así que muchas felicidades
a mi bruja de las flores.
– David.
Y como día especial de primavera, tan especial como todos, voy a compartir un mensaje también especial.
He nacido y me he criado en una ciudad dormitorio, Alcorcón, en los alrededores de Madrid. Cuando era pequeña había más campo rodeando mi pueblo, el entorno era más verde, ahora nos va quedando poco, como en casi todas las ciudades alrededor de Madrid, triste ¿verdad?
Recuerdo que año tras año se han ido reduciendo los trocitos de campo que nos rodeaban, siendo sustituidos por cemento y más cemento.
Las muchas casitas blancas que había por casi todos los barrios se han transformado en otras construcciones.
Afortunadamente, conservamos ciertos jardines y algunos parques de los que podemos disfrutar, dentro del pueblo y a las afueras. Además, infinidad de árboles adornan nuestras calles.
Un deseo que lanzo hoy al universo es que no nos despojen de más árboles, excepto si es ¡estrictamente!, necesario.
Y en ese caso, en el caso de que el árbol realmente se hallase enfermo, no dejen su emplazamiento vacío, por favor, denle la oportunidad a otro árbol para ocupar su lugar, y así poder seguir disfrutando de la bella naturaleza.
¡A todos nos gusta la frescura que nos transmiten los árboles y arbustos, es alimento para el espíritu!
Hace demasiado tiempo que me seduce la naturaleza, pero la vida me ha encaminado a permanecer aquí, entre el cemento. Aun así, me escapo de vez en cuando a los parques cercanos, o a algún campito, en algunos cierro mis ojos imaginando que transito por bosques ancestrales y mi visión me trasporta a ellos.
En cada uno de los lugares he encontrado un rinconcito familiar y salvaje. En todos hay parajes escondidos y poco transitados. Quizás sean menos frecuentados por ser emplazamientos más salvajes.
¡Lo salvaje siempre alberga un encanto especial para mí!
Por eso estoy preparada para lo que pueda acontecer a mi alrededor.
Ya sabes, o intuyes, que vivimos rodeados de seres que normalmente habitan ocultos a nuestra vista, te lo he mencionado en muchas oportunidades. Pues en algunas ocasiones, sobre todo cuando me dejo envolver por la serenidad y me escondo en ciertos lugares como los parajes que he descrito, aparecen para mí poderosas presencias.
No siempre son las mismas, ¡te cuento!: cuando se apodera de mí esta pasión por exteriorizar mis inquietudes, y me encuentro fuera de mi palacio, utilizo el escritorio de mi teléfono para escribir. Sí mi localización está cerca de alguno de estos hermosos y salvajes lugares, rodeada de naturaleza frondosa, me aproximo, me relajo, y normalmente percibo algo que voy a denominar la “Señora del Bosque”, la siento ahí, justo a mi lado y desde su vaporoso ropaje me llegan jirones de información útil, para mí y para todos.
Advierto su voz como susurros llenos de luz, viajan hasta mí por esos pequeños rayos que se cuelan entre los árboles, suspendidas en las motas de polvo que brillan en él, formando como una melodía escrita en un pentagrama.
Algunas veces me anuncia que atesora muchas cuestiones para revelarme y que se alegra de que pueda percibirla y advertir sus mensajes. Me comunica que suele viajar de un lugar a otro, de bosque en bosque, ayudando a quien la necesita. En las ocasiones que me habla, lo hace porque percibe mi llamada, mi deseo profundo de estar en un bosque real.
Otras veces distingo otros seres más pequeños o más grandes, algunos enormes, que me informan de que también habitan en los bosques, son sus cuidadores. Y si no fuese por ellos la naturaleza se mantendría mucho peor. Se encargan de que la vida que la habita siga adelante.
Nada se crea de la nada, entre todos hacen posible que se siga creando. Son seres femeninos y seres masculinos y ese equilibrio creador ensambla lo que ves cuando paseas por la naturaleza. Aunque no los puedas ver, puedes sentir presencias, cuando conectas con ella, con la gran madre, puedes percibir ciertas energías sutiles a tu alrededor. No me puedes decir que no, solamente me puedes decir que no te has detenido lo suficiente a observar y sentir. ¡Siempre las prisas!
¡Y ahora adicionalmente, las fotos! Los “selfies” sí que no van a explicar nada. Disfrutad de los momentos, inmortalizarlos en la memoria… bueno, una foto está bien, ¡pero no tantas!, no se disfruta bien de nada.
Algunas veces ella, la señora, me cuenta secretos, me dice que antes tenía más amigos como yo, más personas que tenían el honor de comunicarse con ella. Y que evidentemente es por el estilo tan desnaturalizado de nuestra existencia y el modo lamentable de tratar los dones de la madre.
No obstante, me susurra que ella continúa disponible para ciertas personas, y si observo que no se presenta cuando la necesito, que la llame cuando quiera. Siempre me da la bienvenida a esos rincones salvajes que siento como mis bosques privados, igual que si realmente estuviese en una espesura profunda y antigua. Me obsequia con la sensación de que siempre va a encontrarse disponible para mí y que mis palabras en todo momento son escuchadas.
Observo una brisa suave y cálida a mi alrededor, e intuyo que son sus brazos protectores en torno a mi cuerpo.
Agradezco este singular acogimiento.
Cuando regreso de nuevo a mi vida asfáltica, asisto con el alma más ligera, con espacios más amplios en mi corazón, con una dimensión y una manera de avanzar más liviana. Por eso, empleo la menor ocasión para extraviarme en la naturaleza.
Sin embargo, estas sensaciones se van diluyendo entre el asfalto cuando paso tiempo sin contacto con mis “bosques”.
Sé que no son bosques en realidad, pero no lo pienso, únicamente intento acceder a la sabiduría antigua que reside en ellos, para rescatarla y traerla a mis rincones. Cuando me recuesto en un tronco, advierto su sabiduría, lo recuerdo, lo acepto en mi interior y lo aplico a mi vida.
Si no me es posible salir a buscar rincones salvajes, me interno en mi bosque interior, todos lo tenemos.
En el caso de no encontrar la manera, escucho música natural, otras veces con abrir mis ventanas es suficiente, a través de ellas se escuchan los trinos de infinidad de pajaritos. Desde esas impresiones puedo conectar con mi bosque, con mi luz.
Y ahora esta bruja de las flores te invita a que veas la realidad tal cual es para ti cuando caminas por un bosque, por cualquiera de los que te he ofrecido. ¿A que no tiene nada que ver con la imagen distorsionada que te quieren vender, tanto tu mente como los estereotipos decididos por “otros”?
Si eres mujer podrás observar a esa mujer salvaje y libre que vive en ti, y si eres hombre igualmente déjate llevar por esa sensación de libertad salvaje, por tu parte auténtica y genuina… llegarás a sentir tus raíces.
Y si pones la suficiente atención y llamas a mi señora del bosque, que también es la tuya, abrirás un mundo sutil del que iras aprendiendo como yo lo estoy haciendo. Ellos nos nutren, y ayudan a la humanidad a intentar sanar a nuestra madre común. Con ellos se puede restablecer el equilibrio en el conjunto que forma la comunidad humana.
Hay mensajes de como utilizar sus remedios para sanarnos, son los precursores de nuestra medicina.
Cuida bien tu bosque interior, tu propia luz, y así lo demás vendrá solo. Alcanzarás la suficiente sabiduría para conseguir que los bosques permanezcan extraordinarios. Si tú te cuidas y creces, ellos estarán a salvo.
Si tienes un bosque cerca o un lugar con zonas salvajes, el camino eficaz puede ser ir hacia fuera para ir hacia dentro. En esos lugares no necesitas ir hacia dentro directamente, porque ellos mismos tienen el poder de hacerte ver lo que en realidad eres.
De esta hermosa manera la antigua esencia que vive en tus profundidades irá mostrándose cada vez más fácilmente.
La energía que nos envuelve está aquí para todos nosotros, para cualquier ser, y es inevitable que en algún momento la sientas, no tendría sentido si no pudieses hacerlo. ¡Abre bien los ojos, o ciérralos para percibirla mejor!
Mi regalo de hoy, una bonita meditación del bosque:
Ponte música, sonidos naturales, los que más te gusten, agua de mar, de una cascada, de lluvia sobre la naturaleza, o de animales lejanos, de tambores también lejanos, de aves, de cuencos tibetanos, de cantos gregorianos… que sé yo, de lo que prefieras para conectar con tu bosque interno.
Usa ropa cómoda, que apenas sientas sobre tu cuerpo.
Busca un lugar en el que te sientas conectada y recuéstate.
Si tienes alguna gema o mineral de color verde, cógelo y colócalo en el centro de tu pecho, en el chacra corazón. Si no tienes ningún mineral, imagina que te estoy colocando uno de los míos. Siente su peso en tu cuerpo. Es el color del chacra corazón, el color predominante en la naturaleza y el color de la esperanza, un color con mucho poder.
Cierra lentamente los ojos sin apretar los parpados, como dejando entrever algo de la luz detrás de ellos.
Observa los colores que te llegan tras tus ojos cerrados y escuchando tu melodía escogida.
Respira profundamente unas cuantas veces hasta sentir que tu cuerpo se afloja, luego continúa respirando con normalidad sin prestar especial atención a tu respiración.
Date un ratito para poder sentir tu cuerpo, siente como habitas dentro de él, percíbelo como el vehículo que te permite todo lo que haces. Tomate el tiempo que necesites para ello, desde la gratitud.
Vuelve a sentir el peso de tu mineral verde en tu pecho, siente como tu corazón se expande dejando entrar en él un amor incondicional hacia todo. Y también como puedes enviar este precioso amor a la naturaleza.
Siente como la propia naturaleza te lo devuelve multiplicado y te hace sentir parte de ella, parte de un todo.
Si tu mente divaga, tráela de vuelta a la sensación en tu corazón y mantente en ella. Escucha la melodía y déjate llevar.
Cuando sientas la energía natural recargando cada parte de tu cuerpo puedes comenzar a abrir los ojos y a moverte lentamente hasta regresar a tu estancia.
Continúa tu día con esta preciosa sensación de plenitud y agradece poder vivir y experimentar estos momentos.
Por hoy nos despedimos y volveremos a encontrarnos en el antiguo bosque cuando quieras. La dama siempre estará esperándote.
Te invito a ser, a expresar, a pensar.
Te invito a atreverte, a sentir, a crear.
¡Vuelve a tu hogar!
La dama de las flores.
Eres un ser especial, al poder sentir todo eso que nos cuentas en los Bosques.
A mi personalmente me da paz, tranquilidad.
Precioso lo que te escribió David
.
Como siempre te digo, sigue escribiendo así. .
Gracias Yoli, me gusta mucho saber que os puedo aportar paz, es muy gratificante para mí.
😚
Primero, que bonita la poesía de David, es igual que tú, después darte de nuevo las gracias por compartir tu sabiduría, no me canso de leerte y de seguir todo lo que dices❤️
Me encanta la poesía de David, cada vez que la leo me emociono, y eso que era más pequeñajo, mi niñooo!!
Gracias siempre!!!