El calor es el normal en un día de julio

Escrito por Marié

19 de julio de 2021

Buenas tardes, amigos. Ya ha pasado el mediodía, aunque el día insiste en su calor. También el cielo persiste en su color. Hoy las nubes no quieren acercarse, y el viento está dormido. El calor es el normal en un día de julio, como hoy.

El asfalto está caliente. Hay pocas personas por la calle, y esas pocas que se atreven con el insistente calor, reflejan infelicidad en sus rostros, libre, de esa que campa a sus anchas por casi todos los rostros.

Y cuando la infelicidad se convierte en rutina, termina matando la creatividad. Reduce la lucidez y prepara el camino perfecto para la insatisfacción.

De un tiempo a esta parte siento, al contemplar a muchas personas, que sus sueños son como alfombras que insisten en pisotear.

Están aparentemente tranquilos, como hipnotizados por un sinsentido que hace agujeros en su propia existencia, unos agujeros por los que dejan fugar su energía.

El vacío que está creando esta situación satura el camino.

Se muestra el verdadero ser interno y sin variaciones las apariencias parecen, para todos, más importantes que los sentimientos y pensamientos.

Las malditas apariencias forman una danza continua e ininterrumpida a su alrededor.

Utilizan las vestiduras para maquillar sus circunstancias, e intentan mostrar una mentira.

Parecen atrapados en lo que creen normal, vivir en un continuo teatro.

Las experiencias de los últimos tiempos se amontonan junto con las decisiones mal tomadas, pensadas de manera atropellada y egoísta.

Todas estas decisiones apresuradas e irreflexivas provocan frustración, que se hace hueco por los corazones y las conciencias.

Cuando realmente perciben que han sido vivencias desafortunadas, se presenta el desánimo y aparece el pesimismo, el miedo y la ansiedad.

Y a todo ello reaccionan con respuestas defensivas e irrespetuosas, sobre todo ante quien dice las verdades de manera franca.

Esta forma de responder a lo evidente, crea motivos existenciales internos para permanecer dormidos ante lo manifiesto. Esto será doloroso en el tiempo.

Hay mucha equivocación, sin excepciones, muchos seres dormidos.

La pena es que no hay alarma válida que les pueda ayudar a despertar, nada es posible para que puedan ver los errores cometidos si continúan con la venda puesta, nadie va a avisarles cuando tomen un camino equivocado.

Cuando preguntas que está sucediendo, si realmente conocen lo que están haciendo, si se conocen, no tienen una respuesta, solo un ataque, o una defensa. No saben reconocer su responsabilidad.

No quieren conocerse, no quieren estar a solas y si logran hacerse una autoevaluación, dirán de sí mismos que son su profesión, o su empleo, sin valorar que ese título no es la misión por la que están aquí y ahora, viviendo esta situación.

Es una sospecha, simplemente, que no les define.

Sí, podrán quizás entender, si así lo deciden, cuando se den de bruces contra las consecuencias.

Pero, incluso así, no reconocen los errores, miran a otro lado y buscan una excusa, una disculpa.

Aun reconociendolos, de ninguna manera podrán revertir los efectos, ni evitarlos, tendrán que vivir con ellos.

Quieren tener la razón a toda costa, sin pensar si hacen daño, sin mirar en su interior.

Si preguntas por sus comportamientos, no aciertan a observarse, miran hacia la persona que les muestra la verdad sin velos y la tratan sin atisbo de empatía.

No se regañan por los errores, no aprenden de ellos, y de boca hacia fuera dicen cosas que a solas no pueden confirmarse sin mentir.

No hay censura para quien se autoengaña a la vista de todos.

Estos últimos tiempos, los acontecimientos que estamos viviendo, han producido en muchos seres, que la vida se vuelva más oscura.

En muchos también ha servido para aumentar el egoísmo, y esto desgraciadamente puede volverse costumbre.

Pueden acostumbrarse a fingir que están bien, a mal vivir. A no gestionar las emociones, ni las actitudes ante los acontecimientos.

Esto provoca un autoengaño generalizado, mostrando un circo, que es el conjunto completo de la sociedad, en el que cada personaje se aprendió bien su papel.

Y cuando esto se introduce a nivel familiar solamente para mostrar sus simulaciones de felicidad, de triunfo, el circo ha llegado a su máximo esplendor.

Se intercambian experiencias de fachada, sentimientos de superioridad… es una pena.

Se deja escapar la capacidad de asombro y disfrute de las cosas sencillas.

Cuando se vive bajo presión, y aunque es una pena, muchas personas viven en una continua apariencia, quieren mostrar sus ventajas.

¿Por qué solamente quieren cosas para presumirlas? Apariencias… que dirán… Para mí es imposible subirme a ese tren, es devastador vivir así.

La vida pegará un frenazo y te mostrará lo que no quieres ver, no eres lo que muestras, no eres lo que discutes, no eres lo que porfías. Eres, cuando el silencio aparece y estás a solas, eso eres y con eso tienes que vivir.

No te acostumbres a la normalidad que he descrito, esa normalidad no es normal, hacer lo que hace la mayoría no te hace feliz. Entrar en su dinámica te hace nadar en la corriente que acepta la infelicidad como una manera tolerable de vivir.

No te traiciones, toma las riendas y ten la suficiente personalidad para salir de esa corriente de insatisfacción y conformismo.

No te dejes llevar por una rutina que muchos aconsejan, no les escuches, no te resignes, no te adaptes a lo que casi todo el mundo acepta, persigue incansablemente tus sueños, tu verdad.

Acepta que tu condición por naturaleza es la felicidad, créelo. Todos corremos tras ella, pero muchos piensan que no es alcanzable, que está reservada para algunos privilegiados. No relaciones la felicidad con lo material, busca personas adineradas y observa que no son más felices de lo que tú puedas ser.

Tampoco relaciones la felicidad con la suerte, ni con el éxito.

Busca tu propio estilo, disfruta de los recursos que tienes para vivir tranquilamente y haciendo cosas que te apasionen, agradeciendo todo por sencillo que sea.

Hay que aprender a vivir, deberíamos incluir este aprendizaje como base de la educación en cada casa y en cada escuela.

Nadie viene con un manual, pero enseñando a vivir a nuestros niños, evitaríamos muchos problemas, solo con lo más básico, como compartir, respetar, ser empáticos, gestionar las emociones.

Conozco personas que se acercan a la felicidad porque hacen lo que aman, aman lo que hacen, manejan su tiempo, se organizan para priorizar, toman decisiones correctas, piensan también correctamente y administran sus emociones, relaciones y aprendizajes.

Compartiendo se alcanza la felicidad, quizás tengas muchas cosas y no sepas qué hacer con ellas…

Cuando aumentas tu nivel espiritual, llegando a comprender tu misión, tu evolución, lograrás un retorno a la inocencia.

Practica la meditación, el control mental genera hábitos que fomentan pensamientos positivos.

Aumenta el amor incondicional, es una vibración que se amplía con el bienestar que provoca ser feliz.

Para lograrlo es necesario un ininterrumpido trabajo interno. Estudiando, aprendiendo, creciendo…

Cuando te preocupas de conocer tu cuerpo, cuando lo escuchas y lo amas, reflejas una salud estable.

Entrar en contacto con la naturaleza, con nuestra madre, reverenciándola, escuchándola y amándola ayudas a su purificación.

Si realmente eres capaz de ver con claridad lo que te hace feliz, te beneficias de aprendizajes inesperados y permanentes, tu vida se convierte en una escuela para ti.

Aprende a vivir practicando solidaridad, empatía y amor.

Yo creo que la felicidad no solo es posible, sino que es indispensable para conseguir una perfecta evolución dentro de nuestra historia.

La tristeza, inevitable en muchos momentos, no es el camino, el sufrimiento no es el camino, cambia el paradigma.

Cambia la percepción y la actitud ante los acontecimientos, no delegues tu poder a tu entorno, nunca más lo hagas.

Si decides ser feliz  nada ni nadie podrá cambiar esto sin tu consentimiento.

Solo para un momento y piensa: ¡Estoy vivo!

La vida es un regalo para evolucionar y compartir la magia que has traído contigo.

Tu felicidad no es lo que tienes, es lo que eres, así que sé tú mismo, cumple tu misión. Esto dará sentido a tu vida, será la perfecta vacuna para el vacío.

Si estás vivo, está prohibido no ser feliz, estás atentando contra tu propia vida.

La felicidad genera en primer lugar salud, y como consecuencia bienestar a todos los niveles.

Cuando la conciencia está tranquila, la lucidez nos permitirá tomar mejores decisiones en la vida. Podremos ser capaces de disfrutar incluso de los problemas y adversidades, porque veremos la luz que también hay en ellos.

Cuando cambias tu percepción, recuperas tu capacidad de asombro, tu ingenuidad, y puedes ver las experiencias como si fuese la primera vez.

Ama lo que haces, vive con quien quieres, no te prives de nada que te parezca bueno para ti, evita lo innecesario.

Vive la naturaleza, vive innovando, explorando, buscado nuevos aprendizajes, respetando siempre y fortaleciéndote con los desafíos.

Transporta en tu mochila siempre la carga adecuada de optimismo, ese que te ayuda a ver el lado positivo y educativo, el que no ofende, ni hiere, ni porfía.

No te compliques, fluye, no hay tiempo para mucho más, crece y disfruta, aprende y ayuda, la vida es muy corta para hacer cosas que no amas.

Vive de manera inteligente, con lucidez, para que tu libertad sea auténtica y nunca se vea afectada, respetando la libertad ajena.

Comienza tu día recordando a los que quieres, estén aquí o estén lejos, presentes y ausentes, reparte el amor que, de esta forma, llega a tu corazón.

La receta es única e intransferible, es íntima, cada uno traemos la nuestra, aunque los ingredientes son los mismos para todos.

Imagen de la entrada: AFP/GETTY IMAGES

¡Reparte amor y este se incrementará infinitamente a tu alrededor!

¡Nunca esperes a un aviso de la vida para ser feliz!

 

¡Namasté!

 

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