El amanecer del alma

Escrito por Marié

24 de octubre de 2022

¿Reconoceremos algún día que tenemos alma?

 

Mientras más conocimientos tenemos más percibimos lo poco que sabemos, la pena es que al contrario sucede lo mismo, mientras menos sabes más presumes de saber. ¡Qué ilógicos somos! Quisiera que llegue lo antes posible el amanecer del alma.

Tener la seguridad de que estamos compuestos de luz quizás nos ayude a perdonarnos a nosotros mismos todas esas imperfecciones. Es la luz encargada de conducirnos a contemplar nuestro proceso de perfeccionamiento.

Estamos en esta vida precisamente para experimentar ese proceso, si ya fuésemos perfectos no habríamos encarnado.

Es un poco complicado, pero real. La misión principal individual es perfeccionar la evolución y el proceso que cada uno necesita para transitar este camino. El alma en evolución nos irá mostrando que partes de nosotros no son aún perfectas.

El primer paso y la primera superación es aceptar la luz y la espiritualidad que nos conforma, y partir desde ahí.

El peligro más grande con el que nos vamos a encontrar es el ego. El ego es esa zona oscura en la que se nos estropeó el viaje, lo que cortocircuitó el amor y la luz interna.

Este obstáculo negativo puede servirnos de ayuda, el problema es, aunque suene repetitivo, que debemos aprender a expresar nuestro amor y luz internos. Toca aceptar que las cosas habrían sido más fáciles si hubiésemos sabido de antemano que no lo estábamos haciendo bien.

Pero así es la vida, no tiene libro de instrucciones… serían demasiados libros… uno por alma.

Cada obstáculo personal es el traidor desleal, el ego que toda alma tiene que educar.

Y a nosotros nos resulta muy difícil mirar a nuestro ego de frente y admitir el propio juego individual.

Es complicado reconocer que nuestras obsesiones personales son las heridas que nos hacen avergonzarnos de nosotros mismos en lugar de conmovernos y ayudarnos.

Estamos cegados, pero no por nuestra luz, sino por nuestra oscuridad. Si pensamos en nosotros, el ego nos hace contemplarnos malintencionados, creer solo en la parte de maldad que nos compone, sin dejarnos ver nuestra luz y eso es lo que mostramos al mundo.

La ley física sobre la luz y la oscuridad también puede interpretarse de manera espiritual y a esta es a la que me remito, aunque la definición sirve para ambas: La luz y la oscuridad no pueden ocupar el mismo espacio al mismo tiempo. La luz hace desaparecer a la oscuridad. Cuando está presente, la oscuridad queda fuera de combate y debe retirarse.

como ser tu misma

 

No obstante si realmente nos preocupáramos por mirar en nuestro interior, veríamos que verdaderamente nuestra luz interna es deslumbrante. Sin embargo, hay quien se avergüenza solamente de pensar en ello.

Creemos que los huracanes que nos zarandean seguirán haciéndolo durante toda nuestra vida, y eso nos impide ver la claridad del cielo que nos acoge. Nuestro miedo, ira y malos pensamientos tapan la realidad de lo que somos, luz y amor.

Aunque nuestro pensamiento nos haga creer lo contrario, estamos cerca del amanecer del alma, tendemos a la perfección. Piénsalo, es imposible no llegar a ser perfectos, realmente en cierro modo ya lo somos, pero ese huracán que nos creamos lo mantiene oculto a nuestra percepción.

También nos olvidamos de que las tormentas y los huracanes no son eternos, todo concluye en algún momento.

Las tormentas a veces son necesarias, es necesario dejar a nuestro ego mostrar el enfado puntual que pueda sentir, es necesario que lo saque para poder abandonarlo fuera de nosotros.

Si lo piensas, no todos los amaneceres son placenteros y el alma debe atravesar ciertos obstáculos hasta llegar a una espiritualidad tranquila y pacífica.

Un ejemplo: cuando por las mañanas abrimos nuestra ventana y miramos el cielo, podemos encontrar muchas diferencias, cielo despejado, nublado, de un tono gris oscuro o un brillante azul celeste.

El color que vemos en el cielo nunca es el mismo, pero lo que tenemos que tener claro es que su color natural nunca es gris, su color natural es azul en todos sus tonos e intensidades, el color gris se lo dan las nubes de tormenta que pueden aparecer en cualquier momento.

Esas nubes son como nuestros oscuros bloqueos mentales que nos impiden ver nuestra luz.

Los cambios de la vida quedan reflejados en nosotros y el amanecer del alma será posible si viajamos de la oscuridad a la luz y no a la inversa.

Un curioso ejemplo que hace valorar los cambios que el tiempo deja impreso en nosotros es el siguiente sobre Leonardo Da Vinci, en este caso el viaje es hacia la oscuridad:

 

Cuando se supo que Leonardo Da Vinci iba a pintar la Última Cena y necesitaba modelos para representar a Jesucristo y los doce apóstoles, una gran cantidad de personas se presentaron voluntarias.

 

El artista quiso empezar con Jesús, por lo que escogió a un modelo de apenas 20 años.

 

El joven tenía una cara inocente, reflejaba paz e inocencia, y estaba libre de las marcas que la vida va dejando en el rostro.

 

Cuando Da Vinci terminó de pintar a Jesucristo siguió buscando otros modelos para representar al resto de apóstoles, dejando al más complicado, Judas, para el final.

 

Tardó unos seis años en pintar a once apóstoles.

 

Cuando le tocó el turno a Judas, buscó sin suerte un modelo con una cara fría, dura, y a ser posible marcada por cicatrices que evocaran la traición, la avaricia.

 

Cuando andaba desesperado por no encontrar a nadie semejante, un amigo le dio una pista.

 

Leonardo, tengo lo que necesitas. En el calabozo de Roma hay un hombre que está sentenciado a muerte y reúne las características que buscas. ¡Es perfecto para Judas!

 

Leonardo, sin pensárselo dos veces, fue hasta el calabozo y encontró lo que había estado buscando. Aquel hombre tenía el pelo largo, un cuerpo maltrecho, una mirada asesina y la cara marcada por los estragos de la vida.

 

Tras elegirle, permitieron al reo trasladarse al estudio del pintor mientras durara su trabajo.

 

Día tras día, el artista iba dando pinceladas maestras a la representación de Judas mientras el modelo le miraba en silencio.

 

Cuando terminó de pintar el cuadro y llamó a los guardias para que devolvieran al prisionero a los calabozos, este le dijo:

 

– ¡¡Mírame bien! ¿Es que no me reconoces? –

 

Da Vinci negó con la cabeza. No recordaba haber visto a aquel hombre antes de la visita al calabozo.

 

– ¡Soy yo! ¡El joven al que hace siete años elegiste para ser el modelo de Jesucristo!

 

– Culturagenial

 

“A cada nueva deuda, a cada nueva crueldad, deberemos oponer un pequeño suplemento de amor y de bondad que hemos de conquistar en nosotros mismos” Etty Hillesum-

Si la vemos como lo que realmente es, nos ayudará: la oscuridad es una oportunidad para la reflexión, más que para ver fuera, para observar por dentro. La vida es un viaje que va de la mente al corazón. Las dificultades de nuestra vida nos facilitan este viaje, para abrir nuestro corazón y así poder conocerlo, valorarlo y ayudar al alma en su amanecer.

Otros casos de viajes hacia la oscuridad podemos encontrarlos en la ficción, aunque es cierto que la realidad siempre supera a la ficción:

 

En la película La guerra de las galaxias, Darth Vader, un brillante y joven caballero cambia su carrera como guardián de la justicia y de la verdad, para establecer su diabólico Imperio Galáctico…

 

Antes del amanecer del alma tenemos que vencer la oscuridad del ego… superar la negación del amor, heridas, demonios…

Y para mí un ejemplo perfecto del amanecer del alma y su viaje de la oscuridad a la luz es el mito de la cueva de Platón:

Fue uno de los estudios filosóficos que más me gustó cuando los estudié. Me ayudó a entender muchas cosas. Precisamente sucedió en el año 1987, año en que mi abuelo Francisco viajó a la eternidad, y esta circunstancia hizo que su estudio quedase grabado para siempre en mi memoria asociado ella.

 

Como el nombre indica, es una historia mítica cargada de elementos mágicos para explicar una realidad.

 

Su autor fue el filósofo griego Platón, la desarrolló para exponer su teoría del conocimiento.

En él intenta exponer, mediante metáforas, cómo acceder desde el mundo físico en el que vivimos, rodeado de cosas y objetos, al mundo de las ideas universales. Intenta explicar como gacias a ellas podremos acceder a una vida mejor.

 

Para ser felices tenemos que saber qué es la felicidad, para ser buenos hemos de saber qué es el bien y para ser virtuosos, que es lo que perseguía verdaderamente, debemos saber qué es la virtud.

 

El relato está relacionado con la naturaleza humana: explica la situación del hombre y el cambio que este puede sufrir a través de una educación sólida.

 

El hombre encadenado en el interior de la caverna, es el hombre que pertenece a este mundo. El mundo de lo físico, el mundo de los objetos que nos rodean, que cambian, que desaparecen. Lo denomina así el mundo de las sombras o el mundo de las apariencias en el que nos movemos día a día.

 

Pese a que el hombre es esclavo de este mundo de sombras, su alma tiene por destino el amanecer… salir de él, salir de la caverna hacia la luz para poder conocer el mundo verdadero, el mundo de las ideas universales que le permitirá ser virtuoso y feliz.

 

Todo el relato está cargado de simbología: las sombras o mundo de los objetos físicos, la caverna representa la prisión que este mundo de lo físico crea en el alma humana, la luz es la realidad verdadera y universal y la liberación de los prejuicios para soltar al alma hacia el amanecer del mundo verdadero.

 

Ese paso de una realidad a otra lo consigue el alma poco a poco, de forma gradual a través de la educación. Cuanto más conoce el hombre, más se aleja del mundo de las apariencias y más se acerca a la verdad. Sólo mediante el conocimiento de uno mismo se llega a purificar el alma de todos los prejuicios que tiene de otras vidas y podrá ascender a las ideas.

 

 

La caverna de la que habla Platón

 

En ella se encuentran presas y encadenadas unas personas, de manera que solo pueden ver el muro del fondo, sin posibilidad de mover nunca la cabeza.

 

En la entrada de la cueva hay una hoguera y detrás de ellos, hay un pasillo. De tal manera que, cuando las personas o los animales del exterior caminan por el pasillo, las personas de la caverna solo alcanzan a ver sus sombras. Las que proyecta el fuego de la hoguera sobre el muro.

Los prisioneros, solo conociendo esta situación, piensan que las sombras son la única realidad, ya que su posición no les permite ver más allá.

 

Pero ¿que ocurriría si una de estas personas se libera de sus cadenas y se vuelve hacia la luz?

Cierto: ¡Vería una nueva verdad!, una más real, más verdadera, diferente a la conocida hasta el momento.

La primera que conoció no era más que apariencia, sombras de la auténtica realidad.

De esta forma, esa persona se vería obligada a salir de la caverna, un proceso duro y no exento de esfuerzos, ya que el ver la luz por primera vez, siempre hace daño a los ojos.

Un proceso de ascensión desde el mundo subterráneo al mundo exterior, al mundo de la luz del sol, del bien o del conocimiento verdadero.

Este es, por tanto, un proceso didáctico, en el que, a partir de la ignorancia, se llega a la verdad. De la oscuridad se llega a la luz.

La educación tendrá, en este sentido, un papel fundamental.

 

Una vez conocida la verdad, esta persona, debe volver al interior de la caverna y comunicar el descubrimiento al resto, aunque nadie le crea.

Los prisioneros llevan tanto tiempo viviendo entre tinieblas que se burlan ante la posibilidad de otra realidad diferente.

Es por esto, que no todo el mundo está preparado para dejar atrás la cueva, para salir al exterior y liberarse de sus cadenas.

La vuelta a la caverna también es peligrosa, ya que ayudar al ser humano a conocer la verdad puede suponer la muerte, como le ocurrió a al maestro de Platón, Sócrates.

 

– Fuente, auntiguo libro de filosofia, filosofía.net.

 

 

 Hay infinidad de metáforas escondidas en las leyendas y mitos de todos los tiempos… como el caballero que para rescatar a la doncella, tiene que vencer al dragón…

 

«La propia depuración permitirá que amanezca»

 

 

¡Namasté!

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