Debes buscar un enamorado

Escrito por Marié

1 de marzo de 2024

¡Debes buscar un enamorado!

Somos importantes, todos. En lo más profundo de nuestro interior habita y pulsa una quimera única. Escondida en cada vida hay una narrativa profunda que sirve de antorcha en ella, en nuestra vida, que ilumina cada relación, cada decisión.

Pero en ocasiones nos encontramos tan enmarañados que solemos repetir, de nuevo repetir y volver a repetir los mismos patrones que limitan nuestro aprendizaje.

Si se mira desde la distancia es comparable a la sensación de mirar un pequeño roedor girando en su eterna rueda, buscando la manera de salir sin ser capaces de encontrar como.

No me gustan los animales enjaulados, ni el significado de utilizarlos para definir nuestras vidas a través de una metáfora, pero a veces me resulta más sencillo para ofrecer el sentimiento que quiero que se entienda.

Para conocernos realmente y para reconocernos, creo que debemos introducirnos profundamente en una exhaustiva exploración dentro de nuestra biblioteca personal.

Considero que es un aprendizaje único de autodescubrimiento en el que poder desentrañar cada mito dentro de cada vivencia a través de la historia que hemos creado.

Cada viaje es diferente y único, y casi puedo decir qué solitario, porque aunque siempre estemos acompañados, tengamos una gran familia y un puñado de amigos, realmente estamos solos. Así lo siento yo. Frente a las cosas importantes, estamos solos. Y a pesar de ello, todos estamos unidos, formamos una unidad perfecta.

Y dentro de cada uno de los viajes personales se nos puede revelar o tenemos que buscar los procedimientos escondidos que nos han ayudado en nuestra propia construcción. Mirarnos detenidamente nos da la posibilidad de poder hacer los cambios necesarios para sentir que realmente somos únicos e imprescindibles en esta vida, de otra forma no estaríamos aquí.

Como me gusta mucho utilizar metáforas, hoy voy a utilizar una para explicar lo que necesito. La palabra para ello es “enamorado” aunque también puede servir “amante”.

En cuanto comience a contarte todo lo que quiero explicar vas a ver a qué me refiero.

He hablado con muchas personas que para superar su día a día necesitan tomar medicaciones fuertes para estar bien emocionalmente. Muchas veces, después de escuchar con atención sus historias, me pregunto si me hubiese encontrado en su situación, que hubiese hecho.

En ocasiones no sabes exactamente como te vas a comportar o como te vas a sentir hasta que no experimentas o vives la situación. Es una pena que no seamos capaces de intentar ver los dolores ajenos hasta que esos dolores no se acercan a nuestra vida. Experimentándolos en nosotros mismos, o lo que es peor en alguna persona querida.

Lo que sí sé, es que me gustaría ayudar a que cada uno encuentre en su interior esa parte capaz de superar cada obstáculo, porque venimos preparados para ello, todos.

Yo creo que lo más importante es mantener vivo a cada niño que vive en nuestro interior, ellos siempre tienen ideas que aunque ingenuas siempre suelen ser efectivas. Todos tienen una gran capacidad de amar si no han tenido que experimentar ninguna situación traumática o una “educación” deficiente.

Creo que la vida se encarga negativamente de hacerlos olvidar esa ingenuidad y amor perfecto que les ayuda a aceptar como igual a cualquier otro niño. Independientemente de cualquier diferencia que exista en él. Son los mejores ejemplos a seguir y los que más nos enseñan.

Ellos son enamorados, son amantes, por eso el nombre de mi reflexión de hoy. Ellos no necesitan buscar enamorados ni amantes, porque ya lo son en sí mismos. No se entienda la palabra amante como textual, sino simbólicamente.

No me refiero a las personas que tienen amantes o que quieren tenerlo, o que necesitan tenerlo. Es difícil de entender.

Hay otro tipo de personas que no lo tienen, o en algún momento de su vida les hubiese gustado tenerlo o lo tuvieron y lo perdieron sin decir nada. Otros no necesitamos nada de esto.

Hago referencia a esto porque me han confiado muchas historias, historias dentro de historias, distintas vivencias enredadas. Y en muchas ocasiones no sé ayudar porque no lo entiendo, ni lo comparto. Lo único que puedo hacer es ayudar con los síntomas de estas experiencias.

Realmente puedo tratarlos porque son síntomas similares a cualquier otro problema emocional, como son ansiedad, tristeza, pesimismo, insomnio, estrés y muchas lágrimas. Todo ello degenera en problemas físicos y dolores.

Muchas de mis chicas o chicos, vienen de centros en los que les han dado el diagnóstico de depresión y les han medicado. Todo mi respeto para ellos y sin voluntad alguna de desacreditarlos, aporto mi forma de tratar como algo complementario. Pero en algunos de los casos no daría ese diagnóstico a la ligera, pues no lo he reconocido en algunas personas.

Supongo que dar con la persona adecuada es cuestión de suerte. Personalmente, he tenido muy mala suerte con experiencias de salud y malas praxis. Sin embargo, he tenido muy buena suerte con los profesionales que han hecho que celebre mi vida en ciertas fechas, ellos están diariamente en mis peticiones.

Vuelvo a mis terapias, me cuentan en ocasiones que se sienten vacíos, o que su vida se basa en trabajar para poder mantenerse, que se aburren (inaudito para mí), o que no saben como ocupar ese aburrimiento y que la vida es pura monotonía. Ufff me produce una sensación desagradable de desesperanza, que viaja de sus corazones al mío.

Hay quien después de probar una terapia, nunca más regresa, pero son contadas. Casi todas las demás logran comprender lo que quiero comunicar.

Y mi respuesta es ofrecer lo que tengo para dar, los que habéis venido y habéis experimentado conmigo, lo podéis decir. Ofrezco como principal vehículo para llegar a todos, el amor.

Por eso el título, encontrar un enamorado. Y este enamorado puede ser cualquier cosa que despierte nuestro amor.

Se pueden englobar en esta metáfora todo tipo de cosas, de situaciones o personas. Encontrar el amor por algo o alguien es el mayor de los antidepresivos del mundo. En lugar de mirar hacia dentro, mirar hacia fuera, sintiendo y ofreciendo amor.

Sé que en ocasiones no se me entiende, es una conclusión poco científica, pero puedo dar fe de que es la más efectiva de las curas.

Empezando por ser nuestros propios amantes.

 

“Para estar contento, activo y sentirse feliz, hay que ser novio de la vida””.

 

— Dr. Jorge Bucay

 

Ser amantes de nuestras plantas, enamorarnos de toda cosa que despierte nuestra pasión. A quien no sepa reconocer que cosa le apasiona hasta tal punto, (suelen ser pocas personas), les diría que pasen un poco de tiempo pensando en ello antes de dormir.

Normalmente, cosas que nos apasionan vienen a nuestra mente en momentos de relajación antes de nuestro descanso, o también te puede ocurrir como a mí que te quiten el sueño.

En mi caso es por necesidad de escribir algo que tenga en mente, como ahora mismo que son exactamente las 2:30 de la mañana de un miércoles.

¡Creo que es hora de dejar esta pasión mía y continuar mañana!

A esto me refiero con enamorado. Me enamora escribir.

Nuestro mejor amante es ese que nos aleja de todo lo que no sea él, el que nos distrae de cualquier otra cosa que no sea lo que nos ocupa, en mi caso tengo varios amantes apasionados, el primero era dibujar vestidos, diseñar moda, el segundo pintar cuadros, y mi último amante es este que me quita el sueño… escribir.

Cualquier enamorado es capaz de dar motivación y sentido a cualquier persona.

Por supuesto que el mejor amante lo podemos encontrar en una persona, en nuestra pareja.

Todo lo que nos apasione y nos haga estar cerca del cielo, lo que haga que nuestro tiempo se detenga y tengamos la percepción de que no ha pasado. Sin embargo, nos da el amanecer en compañía de ese amante: hacer deporte, tener una vida espiritual, una amistad profunda con sus diálogos interesantes, cocinar, tejer, estudiar, leer, investigar, trabajar, dedicarte a un hobby todo lo que nos conecte con la divinidad interna que todos tenemos.

A los que tienen miedo de vivir, decirles que no se arrepientan.

No tener amantes genera miedos, porque llenamos sus vacíos con otras cosas. Por ejemplo, tener necesidad de conocer la vida de tus vecinos o el dinero que tienen o no tienen tus familiares, qué coche se compró el de enfrente, a qué restaurante fue a cenar, cuánta ropa compra al mes… U otras ocupaciones más entristecedoras, , deambular continuamente por un consultorio médico, automedicarse (por si acaso), tomarse el pulso o la tensión continuamente.

O también: mirar cada arruga con decepción en lugar de con orgullo o protegerse excesivamente de todo lo que les rodea, lluvia, sol, frío, calor…

Y lo peor de todo: angustia de un nuevo día, de tener que levantarse… Eso es no querer vivir, mi consejo es sacarlo lo antes posible de la mente, te pueden hacer caso.

 

¡No te ocupes en pensar en tu muerte, ella no se va a olvidar de ti!

¡Es preferible despertar agradecido y ocuparse en vivir!

¡Pero sobre todo tener amantes!

 

¡Namasté!

 

 

 

 

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