Había visto varias veces la Tienda del Mago desde lejos; había pasado una o dos veces por delante del escaparate, donde se podían contemplar pequeños objetos mágicos: bolas mágicas, gallinas mágicas, conos maravillosos, muñecas ventrílocuas, material para el truco del cesto, barajas que parecían corrientes, y todo ese tipo de cosas; pero nunca se me había pasado por la cabeza entrar, hasta que un día, sin previo aviso, mi hijo me cogió de un dedo y me arrastró hasta el escaparate, y se comportó de tal forma que no me quedó más remedio que entrar con él. Asi comienza el cuento del mago.
Entré a la tienda del Mago, y estando en el mostrador. Maravillada, le dije:
– ¿Señor, qué vende?
Me respondió:
– Todos los regalos preciosos.
Le pregunté:
¿Cuánto cuestan?
Me respondió:
– Gratis no es…
Contemplé la tienda y vi que también había jarras con sabiduría, vidrios con fe, paquetes con esperanza, cajas con tranquilidad , botes con amor, etc.
Con coraje pedí:
– Por favor, quiero mucho amor, todo el perdón, un tarro de fe, bastante felicidad y tranquilidad para mí y para mi familia también.
Así que el Mago me preparó un pequeño paquete, tan pequeño que cabía en la palma de mi mano.
– ¿Es posible que todo esté aquí?
El Mago me respondió sonriendo:
– Mi querida hermana, en la magia no vendemos frutos, damos semillas…
… Es tiempo de sembrar…
– Valdir Callegari
¡Vamos a sembrar entonces!
Y la cosecha dependerá de la personalidad y de la actitud:
- Algunas personas logran buenas cosechas por naturaleza. Hay personas alegres y optimistas la mayor parte del tiempo. Esta personalidad y buena actitud provoca que sea más fácil tener momentos cada vez más habituales de felicidad, y ella atrae todas las demás bendiciones.
- Otras personas tienen actitudes diferentes, observando solamente lo malo en las personas y en las situaciones, y posiblemente esta personalidad sea más triste que alegre, teniendo cosechas como consecuencia, más inesperadas, pero no por ello irrecuperables.
La felicidad es el condimento secreto que nos ayuda a una mayor y mejor cosecha.
Me llevaré más semillas de alegría, gratitud, amor, asombro, placer, bromas y humor, inspiración, compasión, creatividad, fe, ilusión, entusiasmo, gozo, tranquilidad y calma, respeto y esperanza.
Semillas que resultan en arte en todos sus ámbitos: música y danza, construcción de nuevas cosas, cocinar alimentos frescos y naturales conscientemente, leer y escribir, inventar poesías, pintar y hacer deporte, pasear, jardinería y amor a mi pequeña mascota, buenas relaciones, ser buena persona, tener buen humor y disfrutar de todas las cosas sencillas. Y tener claro que no es el lugar, es la compañía.
Compañía que quiera aprender y comprender, expresar las emociones, tener empatía con la otra persona, ser bondadoso, mostrar gratitud, actuar con certeza para expresar o decir lo que se desea o necesita.
Que ofrezca tranquilidad mental, confianza, autoestima. Haciendo cosas pequeñas de esas que no necesitan casi de nuestra atención.
¡El poder de la magia está en ti y quien tiene magia no necesita de trucos!
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