Carta de despedida

Escrito por Marié

28 de octubre de 2024

Carta de despedida a todos los que habéis pasado por mi vida y ya no estáis.

Ya sea por un viaje a otro plano o por elección propia.

A todos los que me habéis hecho lo que soy. Hoy desde el dolor o el amor, os doy las gracias.

A todos os escribo con amor, aunque algunos ya no estáis porque no queréis, desde el amor es más fácil.

En algunos casos no se realmente en qué momento comienza cada pérdida, solo puedo decir que las despedidas suelen hacerse largas y lentas.

Independientemente de la causa de la ausencia eso es lo que más se siente, ausencia.

Una sensación onírica, surrealista, incomprensible, y estar perdida en una sinrazón y un disgusto en algunos casos no elegido.

Independientemente de la razón o las razones, ir controlando los sentimientos y el tiempo van alejando el dolor, de otra manera sería imposible vivir.

La causa del alejamiento es  lo de menos, puede ser incomprensible, en algunos casos los años ni siquiera ayudan a comprender, a intentar descifrar lo que ha sucedido.

Yo misma  tengo sentimientos contradictorios y no sé si quiero volver atrás, supongo que no es correcto volver atrás. Creo en el futuro y con más razón en el presente, pero no en el pasado.

Momentos pasados pueden ayudar a congelar el amor más intenso, transformándolo en escarcha.

No me gusta el frío, ni los silencios intencionados, ni la falta de aprecio.

Por eso desaparezco de las situaciones en las que no se me aprecia, despacio, haciendo un duelo silencioso. Pero igualmente después de una lucha intensa, feroz, aunque en ocasiones infructuosa.

Me siento orgullosa, siempre lo intento, doy todo, hablo, opino, explico y si no hay respuesta desando el camino y me perdono aunque no haya hecho nada, nada que merezca silencio.

Me marcho, afortunadamente no necesito nada, aunque haya muchas partidas siempre me siento acompañada, feliz, en calma. No tengo grandes necesidades.

Hay despedidas necesarias y otras inevitables, a todas les doy amor y recibo tranquilidad.

Percibo dolor e ira, pero ellas vuelven a su hogar, no hay sitio para ellas en mi corazón, solo perdón y comprensión. Todo ello me da tranquilidad y sensaciones energéticas de cariño.

El cariño sigue porque nunca desapareció, lo que fue no puede dejar de ser, aunque la sensación es de que ya no exista. No se puede borrar la historia. Afortunadamente.

Si el corazón duele, es que está vivo, el dolor es vida. Si lo acepto, el amor lo transforma. Y puedo seguir con mi carta de despedida.

Sin intención, ni deseo de comprensión, ni de amor, ni da nada, no lo necesito. Vivo fluyendo a merced de la bondad. Mis perdidas me lo han enseñado.

Soy por ellas. Les doy las gracias diariamente.

Mi bella carta de despedida.

Mi despedida es para muchos, con pena lo he dicho. Algunas no dependen de mi, ninguna depende de mi. Las razones se escapan a mi razón. Están por encima de mi, por encima de todo. Están por encima del bien y del mal.

Pero vivo gracias a que envuelvo en amor las despedidas.

Desde este amor grandioso que no tenia idea que puedo contener, es más sencillo.

Cuando hay preciosos momentos compartidos, las despedidas son más sencillas, aunque no lo parezca.

Mi carta de despedida es necesaria. Es necesaria para mí. Y yo soy lo más importante en mi vida.

¿Sabes una cosa? Supongo que ha habido equivocaciones. Sin embargo no me arrepiento de nada. El dolor es solo dolor, es vivir y sentir, y agradecer haber aprendido algo.

He aprendido que no necesito nada, estoy sola y sola voy a seguir. Aunque la energía que me rodea es de amor y de calma, y de eterna compañía. Compañía en soledad.

No en vano todo el mundo siente está paz, aunque la mayoría no la reconozca, es una sensación de protección.

Mi casa acoge y envuelve y proporciona deseos de dormir.

Mi altar está siempre dispuesto para recibir, pero también esta preparado para despedir.

Esa es la razón para está carta, es una despedida colectiva, y a la vez una bienvenida.

Todos los que he despedido habitan en mi corazón.

Quizás la primera sensación fue percibir como se rompió en mil pedazos, acompañada de un vacío insoportable, denso. Eso me pasa con todos los que se han alejado.

Algunos días recuerdo hasta volver a sentir su antiguo amor como si estuviese de nuevo aquí y eso me hace crecer, me siento bien, querida nuevamente.

Siempre siempre siempre quedan cosas por decir, por hacer, por compartir, tantas que duele.

Muchas veces me acerco al teléfono, marco y cuelgo, no hay forma de comunicación, todo totalmente inevitable y sin embardo necesario.

Mi amorosa y perfecta carta de despedida. Desde el amor y la luz.

Hacer, decir, todo ello lo preparo, lo digo y se que me escuchas, me sigues queriendo y lo percibo.

Es comprensible, pero no hay retorno, el camino está cortado y no quiero trabajar de más.

Hay nudos en mi garganta y en algunas ocasiones mis palabras se esconden. ¿Hay errores? Seguro que si, somos imperfectos.

¿He fallado a alguien? Seguro que si, como todos. Y los errores tienen consecuencias. ¿Cómo hubiese sido? Es imposible saberlo, el viaje juntos terminó.

Nunca se sabe donde, cuando ni como será la ultima parada, ni si se adelantará a lo que imaginábamos.

Lo que puedo decir es lo que siento, y es que siento que sido amada de la manera mas sincera y bondadosa posible. Por todos. Nunca había parado a pensar que el amor llega pero hay que seguir construyendo, y que se hace entregándote a lo que haces desde el amor. Es imprescindible fluir con lo que ocurre y tener claro que las oportunidades solamente pueden hacer acto de presencia cuando salimos a su encuentro.

De todos los que me despido puedo decir que siento agradecimiento por la compañía que me ofrecieron, por lo que me enseñaron y por lo que descubrimos juntos.

Las cosas no pronunciadas son las que no encontré la manera de expresar con palabras, pero las comuniqué de otras formas. Sentimientos, cariño, nostalgia, sentires profundos.

Siempre hay cosas que confesar, y en mi caso puedo decir que la terapia que mas me ayuda actualmente, y aunque tengo varias, es escribir. Es una manera de expresar como otra, pero que permite sacar cosas escondidas y salen de manera rápida dejando de doler, como las espinas.

Por eso es mas sencillo despedirte de alguien mediante la palabra, hay cosas que son mas sencillas cuando las escribes, sobre todo porque si las dices, a veces no te escuchan.

Es una bonita forma para separar sentimientos, para cerrar capítulos aunque ellos no sean ni los mejores ni los peores de nuestra vida.

Igualmente digo que nunca me arrepentiré de nada, de lo hecho por supuesto menos que de nada. Y de lo dicho tampoco, es importante decir lo que se siente, por que se siente. Respeto y amor. Dos palabras extraordinarias e irrepetibles.

Todos me habéis hecho ser mejor, soy lo que soy. Me descubrí y contacté conmigo perfectamente. Conocí aspectos desconocidos y me pude posicionar en ámbitos que no había descubierto.

Hay vínculos que se convirtieron en balanzas, en sensaciones que me partieron el corazón, nunca sabremos quien perdió más. Pero lo mas inteligente es despedirme, no quiero reconquistas ni culpas ni lastimas. Todo fue liberado al viento, y la vida continua sin vosotros.

De todas formas no quiero dejarme llevar por imágenes falsas, por ideas preconcebidas, por imaginaciones que no se corresponde con lo que realmente fue. Todos caminamos y a veces los pasos son demasiado largos para nuestra forma de caminar. No es justo. No se miente, no se engaña, no se debe cambiar para retener, solo soltar.

Y finalmente llegó el momento de la despedida, toda carta la tiene y esta también. Aunque nunca es un adios, siempre un hasta luego. Así lo se y lo acepto, el adiós me causa dolor.

Y para que conste, estas palabras para todos:

Quizás sea difícil comenzar, igual que terminar. Siempre hay tantas cosas por decir, tantos sentimientos, tantas emociones que se agolpan desde que os marchasteis, todos vosotros. Unos con sentimientos mas profundos y otros menos pero todos movieron engranajes.

Cuando os pienso, muchas veces me resulta difícil aceptar que no esteis aquí, que no compartáis conmigo. Noto sensaciones irreales al pensaros, como si fueseis a entrar por la puerta, como si una llamada me fuese a devolver vuestra voz. Veo vuestras sonrisas por los rincones, recuerdo vuestras recetas de cocina. Puedo recordar los aromas de vuestras comidas.

Mi vida era mas sencilla, siempre había alguien que me hacia sentir que todo iba a salir bien, hoy me lo digo a cada momento.

Igualmente extraño muchas cosas de cada uno, sabiduría, amor, formas distintas de observar este mundo.

Fue increíble conoceros, a cada uno, mi agradecimiento por lo que habéis hecho por mi, por el apoyo, por el animo, por fabricar entre todos mi mejor versión. Por hacerme fuerte con otros comportamientos, por saber lo que es el amor y lo que no es.

Debo decir que muchas cosas quedaron por hacer, por decir, pero todas las voy diciendo paso a paso, en mis creaciones, en mis reflexiones. Aunque ya no compartamos espacio, todo sigue igual en mi corazón.

A algunos os extraño de maneras que no puedo ni explicar, pero me tranquiliza saber que os puedo ver de nuevo, que me habláis y os siento. Os amo como se puede amar desde lo mas incondicional.

Hasta que os vuelva a ver de manera completa, sin velos, seguiré con la sonrisa que os gustaba ver en mi. Seguiré año tras año honrando vuestra memoria, esteis donde esteis.

Realmente estoy bien. La vida seguirá pese a todo lo demás, a vuestra partida, a vuestra distancia, a la mía.

Seguiré desde el valor y el amor, incluso desde las sombras.

 

Con amor, Marié.

 

 

 

¡Namasté!

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