Este escrito de hoy va dedicado a quien enfoca su vida en crear, en cambiar, en embellecer. A todas las personas que rodean su mundo de cosas que facilitan y alegran la vida de los demás. A quien vive de forma creativa.
Esas personas ayudan a esas otras que siempre piensan que no están completas. A las que dudan de si van a tener en la vida lo necesario para sobrevivir, y no me refiero solo a lo económico.
Demasiado he escuchado, de boca de muchas personas con la vida más que resuelta económicamente, miedos de este tipo. He visto como sienten carencias y miedos mucho más profundos que en otras personas con una vida económica más incierta.
Han llegado a mí, personas en crisis, personas «ricas» económicamente, con la incertidumbre más atroz que he escuchado. Sintiendo una fragilidad y vulnerabilidad que les impedía descansar y tener paz mental.
No encontraban vida en su interior, mejor dicho, no habían buscado vida en si mismos, así que no lograban sentir emociones que les hiciesen sentir vivos.
Creo que no habían logrado encontrar la manera creativa de vivir sus vidas.
Y mi conclusión es que lo que hay fuera, no es suficiente, ya sea mucho o poco. La solución está dentro. ¡Actitud, como siempre!
Creo que hay que buscar la manera creativa de volver a construirnos con las partes que creemos fragmentadas. Crear la versión de nosotros que englobe la totalidad de lo que somos, en la que cada parte ayude y sirva de apoyo a las demás.
O, lo que considero más real, intentar vernos de manera completa, como lo que somos, seres completos pero con poco alcance visual. Individualmente completos como decía Jung.
Tengo casos de personas que viven organizándose sus elevados ahorros para poder vivir tranquilos, pero con miedos diarios a no tener lo que «vayan a necesitar». ¿Por qué ese estrés?
Creo que el dinero es el problema. Es el que manifiesta los conflictos internos. También creo que hay que girar la vista hacia esas otras personas, que teniendo más o menos, no representa para ellos una preocupación capital.
Quiero profundizar e investigar a ver qué deduzco en mí, que podría marcar la diferencia.
Considero que es la actitud, actitud más o menos creativa frente a nuestra propia vida. Enfoque en cualquier tema, no solo el económico, sino en todos los demás. Seguridad, visión de uno mismo. Identidad, gustos, sociabilización, salud, vocación, aptitudes…
Por eso creo en ese trabajo creativo interno, antes de poder crear algo externo.
Cuando lo que hemos creado es algo roto, temeroso, vulnerable e inseguro, proyectamos eso al mundo y eso es lo que ven.
Llegados a este punto, es difícil una reconstrucción, pero no imposible.
Si te gusta la aventura, aunque no creas en ti, puedes tomar el trabajo como esa aventura que te gustaría experimentar. Y esta aventura la puedes llamar «la búsqueda del tesoro».
Lo primero que hay que pensar es que no es un tesoro perdido, sino un tesoro escondido. Es un tesoro real, que no hay que crear, solamente buscar, mirar, aceptar y reconocer para poder pulirlo y mostrarlo al mundo.
El error sería desistir ante el primer contratiempo, ten siempre claro que lo vas a lograr, no escuches a esa voz interna victimista, culpable y castigadora. Ella si es culpable, pero no es real. ¡No te castigues por algo que no es real!
Ordena tus pensamientos, no lo que hay fuera. Además, ¿Qué importa lo que el mundo piense? Realmente nacimos solos y solos nos iremos. ¿No será mejor rodearnos de lo mejor para nosotros? ¡Vamos a creerlo para poder crearlo!
Empezando por nosotros. Lo demás aparecerá por el poder del maravilloso magnetismo que poseemos.
Empieza por creer en ti, por darte cuenta de tu unicidad, de tu verdad, de tu abundancia, de tu alegría y no regreses tan deprisa a tus sentimientos de escasez, de pequeñez y de tristeza. Cada día un poquito… siempre lo digo: ¡Entrenamiento!… Como bien enseña mi amigo y maestro Jesús Talán.
Créeme, lo que estás buscando no está fuera. Lo de fuera lo tienes que crear tú a través de lo que tienes dentro. La calma, la tranquilidad o la serenidad, como prefieras llamarla, no vive en la salud, ni en el dinero, ni en los amores, nada externo podrá ofrecértela si tu interior no está bien construido.
El refrán «tanto tienes, tanto vales» solo le sirve a las personas con pobreza mental. No es la realidad.
No vales más que nadie, ni menos que nadie, ni por tus posesiones materiales, ni por tus certificados o títulos. La sabiduría es más profunda que todo eso. Y no necesita que un papel lo demuestre.
Esas cosas no definen quién eres en realidad. No te tienes que buscar a ti mismo en las respuestas de lo externo, ni en lo que se escribe sobre ti, y mucho menos en lo que otros piensen de ti.
Tienes que soltar el peso que supone pensar hacia fuera, piensa en ti. Ni lo exterior, ni los caminos que te han tocado transitar te definen, todo eso no es lo importante.
Ni siquiera eres el resultado de lo que hagas, todo ello es circunstancial… Cuando sueltes todo ese lastre, viajar hacia ti mismo, crear la realidad que te hace feliz será el mayor de los placeres.
¡Vaya! Es sencillo decirlo ¿Verdad? O leerlo.
Ahora que ya sabes que no eres lo que logras, ni lo que se ve de ti, quizás puedas moverte y actuar más libremente, la vida no es demostrar nada, ni competir, ni es una carrera de fondo.
Eres lo que te observa desde dentro, esa sensación paciente que espera por ti. Sin dolor por el pasado, ni incertidumbre por el futuro. Es la esencia pura que siempre está para ti.
Y ella te necesita a ti en la misma proporción que tú a ella.
Cuando lo comprendas podrás empezar a vivir de manera creativa y crear lo que necesitas en tu individualidad.
Eres único y diferente y nada de nadie sirve para tu experiencia. Y nada de tu experiencia servirá a nadie tampoco.
Por eso nunca se debe aconsejar, solo mostrar algo de lo que te sirve.
Podría servir de ayuda, o no, eso es personal.
Si hay que escuchar y aprender, todo puede servir de apoyo en alguna ocasión.
Personalmente, me despierto y me quedo en la cama al menos unos minutos diariamente antes de levantarme.
Intento observar esa parte interna para ver cómo se encuentra.
Casi a diario encuentro esa desazón que no sé muy bien de dónde viene, pero intento que cada vez sea más leve, y tengo la esperanza de que terminará por no mostrar su fría nariz algún día.
Cuando logró calentarla lo suficiente, doy las gracias por poder hacerlo y me dispongo a ser un poco más yo ese día:
Creando mundos, tesoros. No inventándolos.
Viviendo en la tierra y a la vez en el cielo. Intentando vivir mi espiritualidad. Sin dogmas.
Creando y amando sin condiciones, entregando y no esperando.
Viendo tu corazón, viendo tus ojos y tu esencia e intentando ayudarte a crearte con ese brillo especial que logras mostrarme.
Creyendo en mí, creo en ti, creyendo y creando, pues se definen así. Y así poderte ayudar a crearte, creyendo en ti.
Pensando que puedo cambiar el mundo a algo mejor, creándolo nuevamente desde lo interior. No teniendo fe en lo estático, sino en la evolución de todo, desde dentro.
Creando música solo para mí. No escuchando e intentando aceptar tu música.
Creando el personaje de mi vida, no intentando dar vida ni actuando como otro personaje.
Creando poesía, no interpretando ni simulando otros poemas.
Viviendo en mi interior y mostrando a lo exterior lo que soy.
Viviendo en mis pensamientos, no me interesa vivir en otros pensamientos. Aunque todo es lo mismo, no existe uno sin lo otro. Es la manifestación. Dos puntos en una misma línea.
No creo que viva pintando, no vivo pintando lo que veo. Ni vivo pintando lo que siento, ¡soy lo que pinto!.
Todo ello me hace creadora, libre y poderosa y solo por sentir esto ya no me pueden encarcelar, ni crucificar.
¡Te invito a vivir así!
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