A la magia a lo largo de historia
Veo una cueva, hace incontables siglos,
cuando empezamos a morar en este mundo,
y formábamos solitarias tribus observando la naturaleza.
Separados por grandes territorios, vagabundos,
aprendiendo a interpretar nuestros sonidos guturales,
comenzamos a dispersarnos por la madre tierra.
Observábamos los sucesos con respeto profundo,
preguntábamos a los chamanes que debariamos hacer,
ellos se comunicaban, gracias a sus dones
y a sus hierbas, con el otro mundo
y con sus respuestas, a los moribundos
hacían renacer.
Gracias a estas habilidades,
tan respetadas en aquellos tiempos,
nos ayudaron, con sus ideas, a comenzar a creer,
nos guiaban en las cazas, en los partos
y en cualquier contratiempo,
eran los sanadores, los sabios, los médicos
y los portadores de la fe.
Querían encontrar nuevos territorios,
los exploraban con sus mentes,
y en sus trances veían cómo cambiaban los entornos,
con ritmos y colores diferentes.
Cuando encontraban en ellos alimentos nuevos,
les servían de frescos alicientes,
nos aconsejaban escuchar los novedosos vientos,
y nos mostraban como aprovechar esos presentes.
En nuestro lento caminar, la tierra nos hablaba,
conocíamos a otras tribus que se nos cruzaban,
y todos aprendímos que con las diferencias,
nacía la trascendencia y la honramos también,
lo espiritual apareció en nuestras creencias,
y muchos peregrinamos juntos en busca del edén.
Así vamos caminando a lo largo de la historia,
las creencias y la magia han evolucionado,
junto a la humanidad,
paso a paso aprendemos que cada camino es válido,
a cada paisaje nos hemos amoldado,
creando con los cambios,
cultura y sociedad.
Lo que ahora llamamos brujería,
formaba parte de nuestros sistemas vivenciales,
y al fin y al cabo, las creencias se viven y se guían,
adaptándose al lugar en el que laten, cada día,
por cada una de las prácticas espirituales.
Vivimos siguiendo los ritmos de la tierra que habitamos,
tenemos que adaptarnos a los cambios y estar siempre despiertos,
los ritmos van cambiando.
Mientras por las estepas y los bosques caminamos,
así nos adaptamos, para seguir evolucionando
en este mundo incierto.
Y esos sacerdotes o chamanes, llámalos como quieras,
evolucionaban con la naturaleza y sus elementos,
y las que empezamos a llamar sacerdotisas fueron las primeras
en hablar con las estrellas, con los mares y los vientos.
Con la madre tierra y la hermana luna
empezaron esas diosas las primeras en empezar a dialogar,
y ellos oraban y caminaban junto al padre sol,
las bases de la magia y las energías son las mismas
y los emisarios dos.
Cuando observamos a las magas de la historia,
desde los comienzos de la vida en esta tierra,
con sus danzas, sus gritos golpeando los tambores,
admirábamos como con sus cantos y con sus rumores,
la complicidad de sus hermanas se despierta.
Y con el largo caminar de nuestra vida,
todos estos conocimientos
han viajado a los cuatro puntos cardinales,
en cada pueblo, tribu o cultura que se usan,
y es bien cierto,
que aunque estemos separados,
las energías son iguales.
De todos los lugares de la tierra
nos llegan reminiscencias entrañables,
de zonas bellas y antiguas, embebidas de energía,
y habitadas por hechiceros, o sacerdotisas, y no en balde
de personas hermosas y mágicas, y de alegría.
Sus tierras impregnadas de la sangre de los que allí viven,
de hombres sabios que saben cómo curar las cicatrices,
mientras las mujeres sabias de aquellos ancestros
llenan de embrujo las cabañas,
y los que les rezan las bendicen.
La magia es tan dispar como diferentes los paisajes,
porque aunque la energía sea igual,
la forma va a variar de un lugar a otro,
hay quien sube a una cordillera a buscar la eternidad
y quien la encuentra, explorando en otro entorno:
Sí viajamos de la mano de las sacerdotisas o chamanes,
de las selvas amazónicas, del Congo, de Costa Rica,
de Indonesia o de Hawai,
el calor abrumador y la melodía de las lluvias tropicales,
la exuberante vida que con su ayuda nace,
todo eso es lo que hay.
Y nos hacen preguntar:
¿a qué espíritus o deidades su magia rendirán?,
será a los suelos verdes de las selvas salvajes,
a los intensos colores, o a sus dioses:
o a todos ellos orarán.
Más si nos paramos a pensar, también nos preguntamos,
¿qué harían con la magia los hijos del sol y las hijas del desierto?
las formas de vivir son diferentes y si nos acercamos,
veremos los oasis, las palmeras, los pozos y el caliente viento,
y estaremos en lo cierto, si a las colinas doradas
y a las estrellas plateadas le rezamos.
En otros emplazamientos diferentes del planeta,
en zonas elevadas,
donde la vida salvaje es lo suficientemente libre,
donde el sol calienta las tierras rojas y doradas,
allí en las alturas alpinas donde la sabana vive …
… Allí encontrarás la magia en los rojos atardeceres,
y en las tonalidades con que pintan sus caras,
en los lejanos rugidos de los fieros leones,
en las historias y leyendas antiguas, y en las palabras.
Con la bruma, el musgo y los bosques nos entenderemos,
si al norte del planeta nuestras energías acercamos,
y si hundimos nuestras raíces más al sur,
será con los dorados cereales y los prados.
Hay magia en cada cosa que experimentamos,
no hay más que observar nacer a nuestros hijos,
la manera en que los acariciamos y miramos,
la danza que en nuestros corazones
provocan sus latidos.
Observar la magia de un atardecer,
en cualquier parte de estos entornos misteriosos,
cuando el espíritu de la naturaleza vuelve a reverdecer,
nos muestra como agradecer y contemplar dichosos …
… Esas remotas praderas, con su palpitar profundo,
a nuestros corazones conmovidos hacen apetecer,
habitar en un eterno y bienvenido amanecer
y disfrutar sintiendo su latir fecundo.
Actualmente y aunque el mundo mucho se ha transformado,
en algunas tradiciones, en sus ciclos y en su magia,
nada de los sistemas energéticos ha cambiado,
invitando a estudiar muchos de los caminos transitados,
si de alguno de ellos advertimos la llamada.
Esto quiere decir que si el alma eterna que mora en tus adentros,
siente la magia desde antes de venir a este mundo,
lo único que pretenderá, en todo momento, es aprender,
tener la oportunidad de ser testigo de algo propio,
y en cualquier circunstancia y en cualquier vida,
aprovechará para volver a aparecer.
Por todo lo vivido hay que pensar
que ningún camino tiene por qué ser verdadero,
más si lo consideras, descubrirás que, también
todos, lo pueden ser en realidad.
La verdad es el propio camino,
pero a nadie hay que convencer,
cada persona encontrará el suyo propio,
aunque no logre entender,
que la magia, que aprenda o que descubra, no depende
de donde fue a nacer.
Pero hay que tener claro que solo somos uno más,
y el camino que emprendamos puede ser el mismo
de otras personas que encontremos en nuestro caminar,
y no hay que abandonarse a vivir un espejismo.
Así que hay que pintar nuestras propias investigaciones
y experimentar tan solo para revelar,
que los magos y la magia viven en todas partes,
y llegado el momento para ti aparecerá.
Yo no solo creo que la magia existe,
si no que la ejercito cada día,
para mí el mundo de los espíritus
es una parte esencial de la vida.
Pensar en caminar por este embrujo,
puede parecer que te hace vulnerable
pero hay que dejar sentir al corazón,
y todo se te mostrará alcanzable.
Hay que elegir intensamente
lo que haga latir fuerte el corazón,
puede ser en un claro de bosque o en un prado,
o en un círculo de árboles o al mirar el sol,
cada uno tiene que hallar donde encontrarlo,
así podrá sanar, danzar y dar las gracias con amor.
También hay otras maneras de intentar:
mirando el horizonte desde una alta cumbre,
o mirando un amanecer dorado,
o al oír los rumores de un río susurrar,
quizás con los ciclos de la luna
o en una noche oscura que te haga suspirar.
Yo ofrezco mi corazón para empezar,
aunque el mío se estrenó temprano,
era una niña cuando lo empecé a adiestrar,
y él me respondió siempre escuchando …
… Gracias a mi familia mi vida se deslizó cultivando el amor,
por todo lo relacionado con el velo y el mundo espiritual,
que en este mundo hay que ser perseverante, paciente y sin temor
contemplar de frente y mirar el alma como nuestra parte esencial.
Así que yo te brindo de ahora en adelante,
mi camino de bruja, mis profundos bosques y mis prados,
el precioso ritmo de mis estaciones, mi corazón amante,
la luna, el musgo y mil atardeceres dorados.
A vivir noches oscuras y disolver densas sombras envolventes,
recuerdos antiguos de la diosa que rige mis secretos,
palabras susurradas al oído, silencios elocuentes
y bailes clandestinos que te servirán de reto.
También recuerdos entrañables de mis antepasadas,
esas que se refugiaban en las profundidades de las rocas,
cuevas profundas y oscuras algunas de ellas talladas
en antiguas montañas, veneradas como diosas.
Y con esas cuevas profundas termino mi relato,
hace incontables siglos, como la comencé,
deseando haberte emocionado y enseñado algo,
que dé paso y despierte tus ganas de aprender.
– Marié.
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