Hay algo claro en mi interior, tengo nociones de cuál es la recompensa y donde puede estar escondida. Esto no quiere decir que ciertos momentos de mi vida no hayan estado basados en la búsqueda del tesoro.
Como mujer con alma pirata, con un espíritu al que le gusta volar, realizar viajes nocturnos en los que poder observar y aprender a reconocer donde están escondidos los tesoros; me gusta interpretar los mensajes, las rutas alternativas hasta dar con la recompensa. Loba de cielo. Traficante de sueños.
Pero realmente mi alma pirata es esa alma de pirata bueno, de los de mentira. Idea pirata de heroísmo y humor. Mi alma conecta con la piratería de la rebeldía y la libertad, con la fortaleza y la valentía.
Siempre con la probabilidad de tener que dar un portazo a muchas cuestiones, alzando la voz (en mi caso escribiendo) en este mundo violento e involucionado, como siempre lo ha sido. Intentando hacerme oír constantemente contra cualquier exclusión.
Por encima de todo me considero artista, y creo que por eso me identifico con la idea romántica de los piratas, creo que los artistas tenemos cosas en común con ese romanticismo pirata:
Personalmente, veo la similitud en muchas cuestiones como la idea de tener un universo propio muy diferente del de los demás, el valor de la emoción y el sentimiento, la defensa de la libertad, la originalidad y creatividad, una forma pasional, exagerada y visceral de vivir la vida. Agitación interna habitual, un cierto gusto por lo oculto, esotérico o incluso macabro. Utilización de metáforas como tormentas, huracanes, tempestades, aguas agitadas. Elegir la naturaleza por encima de la civilización y lo urbano. Y más allá de esto y sobre todo: la transgresión de normas obsoletas y absurdas.
Lejos de esta piratería romántica, no obstante, toca diferenciar mi sentir pirata de los piratas reales. Esos piratas nunca dejaron de existir, y hoy los tenemos sueltos y delante de nuestras narices, son totalmente inmunes a la ley… y como siempre, pasan por encima de ella.
Absoluta violencia, usurpaciones, traiciones, agentes encubiertos en los gobiernos, en las monarquías, seres tiránicos, dictatoriales, permisivos con robos descomunales. Asaltos, violaciones, torturas extremas, ejecuciones… Personas sin escrúpulos, aficionadas y acostumbradas a las arraigadas y antiguas costumbres de apropiarse de lo ajeno… ¡Qué mejor definición de pirata!
Esta descripción de los piratas, la descripción de las hazañas de malas personas, es la misma de esas malas personas que vemos cada día en las noticias. Esos piratas hoy continúan caminando con la cabeza alta por nuestra realidad actual. Inmunes.
Piratas, delincuentes en este caso de las calles, primitivos, productores de hambre, de desesperación y de desigualdad social, saqueadores de botines ajenos.
Una actividad muy antigua que se remonta a la época clásica griega, de ahí su nombre: piratas, del griego «Pyros», «fuego», o también «incendiarios».
¡Pero que poco ha cambiado todo desde entonces!.
Podemos leer a cualquier filósofo griego y sus escritos podrían adaptarse perfectamente a nuestros días.
Y regresando a mi romántica alma pirata, no quiero decir con ello que toda mi vida haya sido así, ni haya tenido un contacto continuo con esta cualidad.
Pero más allá de mis deseos, de ir donde quiero ir, de usar mi nave, mi quilla, mis velas o mi cubierta, mi alma pirata me ayuda a ir directa hacia algo parecido a la libertad.
En cualquier tiempo que he observado, este ideal de libertad y de aventuras siempre trae a mis pensamientos la vida desbordante de sentimientos de libertad de los piratas y mi imaginación vuela al mar.
Siento que en mi vida emerge el querer vivir de manera independiente, siendo siempre fiel a mis valores, a los valores que me han formado. Los valores que me recuerdan que nunca los abandonaré aunque esto signifique luchar contra el poder establecido… ¡Pirata!
Los piratas tienen de todo menos monotonía, no hay algo cotidiano, todo es continuamente cambiante.
La vida pirata es como debería ser la vida, donde todos los miembros de la tripulación desde los grumetes hasta el capitán tienen derechos. Todos pueden decidir de manera democrática.
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