Tejedor de realidades

Tejedor de realidades

Escrito por Marié

23 de diciembre de 2020

Tejedor de realidades

Cuentan que la curiosidad hizo que un niño descubriese la vital importancia de ayudar a crear entornos de paz, amor, luz y consciencia tejiendo sabiamente con los colores del alma. Encontró sin esperarlo un tejedor de realidades.

 

– Abuelo, ¿puedo preguntarle por qué cada tarde lo veo sentado en este banco de la plaza sonriendo en dirección al Sol?, preguntó tímidamente el niño mientras se mantenía a unos pasos de distancia, ya que no sabía qué tipo de respuesta obtendría.

 

El anciano inclinó lentamente su cabeza, hizo una breve pausa, lo miró con gran ternura y con mucha paz le respondió: – Estoy tejiendo.

 

El niño sonrió. – ¿Cómo que está tejiendo abuelo, le dijo, si no veo que tenga lanas de colores ni tampoco grandes agujas?

 

– Tejo realidades, mencionó el anciano.

 

– Puede que parezca que aquí sentado no hago nada, continuó, sin embargo, permaneciendo en calma hago que mi corazón cree un entorno armónico.

 

También bendigo con mis pensamientos e intenciones a todos los que pasan por esta plaza para que tengan el mejor de sus días.

 

Así es como voy tejiendo.

 

Siempre los saludo con amor, les sonrío con franqueza, y si los veo medio caídos levanto mi bastón y les digo: ¡vamos!, que se puede.

 

También le pido a los pájaros que me ayuden a darles fuerzas cantando, porque sus maravillosos sonidos revitalizan y sanan.

 

El niño estaba absolutamente asombrado. No podía creer lo que escuchaba, estaba acostumbrado a oír insistentemente que cuando uno se vuelve viejo ya no sirve para nada.

 

– En esta luminosa tarea de ayudar a crear entornos armónicos no estoy solo, remarcó el anciano.

 

Y extendiendo de par en par sus brazos exclamó: – Mira la belleza que irradian los árboles, puedes oler el fantástico perfume que, sin pedirnos nada a cambio, nos comparten las flores, y contemplar el incansable trabajo de esas abejas, observa con cuánta libertad juegan los perros.

 

Puedes sentir cómo te acaricia el viento.

 

La existencia, a su modo, también está tejiendo. En mi caso, como tejedor de realidades, disfruto tejer con hebras de luz, por eso cada tarde abro mi corazón para que los rayos del Sol entren, me acaricien y se anclen en el suelo junto con mis sentimientos más puros, de manera que la Madre Tierra sienta cuánto la amo.

 

Por último, el anciano destacó: – Sin importar la edad que se tenga, todos podemos ayudar a tejer el entramado de un mundo más consciente, sensible, solidario y humano haciendo que nuestras mejores intenciones viajen más allá de las fronteras.

 

También podemos irradiar mucho amor para que las heridas se cierren, los corazones se abran y que cada uno alcance su máximo potencial descubriendo el poder transformador de las cosas simples.

 

Los ojos del niño comenzaron a brillar. El anciano se acercó, le pidió permiso a través de una sonrisa y le dio un cálido abrazo.

 

Cuentan que el Sol alumbró aún más fuerte para sumarse al encuentro. Y en ese instante, a modo de agradecimiento, el niño le susurró: – Me voy a casa abuelo.

 

Tengo que ir a contarle todo esto a mi mamá, porque ella, que es de las personas a quien más quiero en este mundo, todavía teje usando lanas y agujas.

 

– Julio Andrés Pagano.

 

Moraleja

Me encantan los cuentos, y los considero una preciosa manera de dar valor a infinidad de vivencias y situaciones. No solo para los niños, sobre todo para los adultos que dejaron atrás a sus niños.

Entiendo que la finalidad debería ser abrir la mente de quien lo escuche, o en este caso lo lea.

Son maneras de entender ciertas situaciones o comportamientos con ejemplos que nos ayudan a una mejor comprensión.

Cuando sabemos que nos van a amenizar con una historia, un relato… o un cuento, nos sentimos estimulados para entrar en un estado de apertura y atención necesaria, que nos sitúa en el presente.

En estos casos nos otorga lo necesario para llegar a una calma mental necesaria. Nos ayuda a abrir nuestro corazón y conectar con realidades más profundas que las evidentes.

Pasado, presente, futuro. Lamentarnos, preocuparnos u ocuparnos.

Divagación de la mente, pasado, futuro, continuos diálogos. Somos rumiantes de nuestras vidas, rumiamos inconscientemente nuestro papel protagonista…

A estos pensamientos intrusivos se les ha llamado de muchas maneras, y existe una que me parece muy divertida y es atribuida a Santa Teresa y es “la loca de la casa”.

Otra definición también graciosa, proviene del budismo, que denominó a este estado mental “la mente del mono”, por la manera que tiene la mente de manejar los pensamientos, entrar, salir, saltar de uno a otro…

Es absurdo intentar deshacernos de la imaginación, considero que es el mejor mecanismo de defensa ante cosas negativas que pudiesen suceder.

Creo que nos puede ayudar a sobrevivir en estos casos, pero si la mente nos hace creer que ciertos pensamientos destructivos pudiesen ser reales, nos hacen sufrir anticipadamente.

Así que lo más saludable sería poder poner en pausa nuestra imaginación y activarla cuando sea necesario.

Tenemos que adiestrar a nuestras mentes compulsivas sin orden ni claridad.

El abuelo de este cuento quiere un mundo más consciente, sensible, solidario y humano, mediante su bonita atención y deferencia hacia los demás.

He puesto una fotografía de mi padre con mis hijos porque me hace recordar su manera de entender la vida. Él siempre me aconsejaba enviar bonitos deseos a todo el que me cruzase, que sonriese e intentase bendecir todo.

 

“Ahora” significa tener una gran destreza en estar atenta.

Una atención dispuesta a estar en el presente, en los acontecimientos instante a instante.

Porque cada instante es perfecto tal y como es, nada le falta, ni le sobra.

 

¡Namasté!

 

4 Comentarios

  1. Mari Ramirez

    Que cuanto más bonito, me encanta, siempre lo haces genial

    Responder
    • Marié

      También me lo parece. Por eso lo compartí. Es precioso.

      Responder
  2. MariToñi

    Que bonito😍

    Responder
    • Marié

      Si, es un cuento precioso. ❤️

      Responder

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