Tengo guardados papeles manuscritos, papeles amarillos del tiempo, postales, felicitaciones de navidad, recortes de libretas o de papel de estraza de ese que se utilizaba para envolver en los comercios antiguos.
Unos cuantos papeles un poco arrugados, otros con las esquinas desgastadas, otros con alguna mancha del paso del tiempo, o con algún agujero. Pero todos ellos con un valor emocional invaluable para mi.
Por ejemplo, tengo guardado uno con especial cariño, data de un 12 de noviembre del año 1970, el día en que vine a esta vida.
Es el recorte que he utilizado como fotografía para esta reflexión de hoy. Es muy especial para mi.
Este papel, como todos los demás que he mencionado, los escribía mi abuelo Curro en las ocasiones especiales. Quería inmortalizar noticias importantes (buenas o malas), que recibía.
Él lo dejaba todo por escrito y hoy puedo disfrutar de ellas con amor. El amor con el que fueron escritas.
Me traen los mejores recuerdos las felicitaciones o dedicatorias.
Pensando en todo ello me doy cuenta de que tuve un maestro hoy silencioso, que es el responsable, sin saberlo, de que yo haya escrito durante toda mi vida. Tengo escritos igualmente en libretas, o en diarios, cualquier momento o cualquier situación importante en mi vida.
Las fechas importantes así como los datos que rodeaban la situación.
Leerlas hoy me hace sentir muchas cosas.
Una de ellas, por poner un ejemplo, es el día que firmamos la compra de nuestro primer piso, en esa nota, también manuscrita, tengo todos los datos de como se hizo, el lugar, el importe y como se realizó todo. Son viajes al pasado en un instante. Sin necesidad de hacer memoria, allí está para mi.
Antes de ese día y también después he seguido escribiendo todo lo importante de mi historia.
Ahora agradezco haberlo hecho, porque mi memoria ya no es la misma. No soy vieja, realmente me siento juvenil, pero hay cosas que no están en mi mano y pueden desaparecer, para que conste están a buen recaudo.
He comenzado a escribir con mi abuelo Curro Plata de protagonista, siempre me gusta escribir de ellos, mis ancestros, mis raíces. (puedes abrir el enlace).
Tenia diez añitos cuando partió de mi lado, dejándome el corazón solo, era un ser especial.
El día en que nací el escribió esa nota en su «agenda».
Y sembró la primera semilla en mi corazón, una semilla de amor profundo, de idolatría por un abuelo que nos amó inmensamente, como un Plata sabe amar.
Después de ese día escribió otras muchas que encontré en las antiguas maletas de mi abuela Esperanza, su esposa. (puedes abrir el enlace).
Por cada nuevo ser que venia a la vida en la familia, por cada bautizo, boda, celebración o despedida, hay una nota guardada.
Quizás haga un collage con ellas para tenerlas a la vista siempre.
Ese amor que el sembraba, sigue creciendo aún sin él, el supo propagarlo y aún hoy sigue en nuestro corazón.
Un amor que, como todo lo que no se observa, se hace salvaje y profundo. Creció y sigue adelante sin nuestra mirada sobre él, sin cuidados pero sin olvido.
Aunque no lo hayamos podido fortalecer con su presencia física, lo hemos hecho con su recuerdo, y con nuestra insistencia ha seguido floreciendo.
Son una parte muy importante de mi árbol genealógico. Gracias abuelos. Gracias por haberos conocido y disfrutado.
Ellos soy yo mucho mas allá de cualquier lazo de sangre y de cualquier afecto terrenal, soy energía que sigue tocando su energía.
Muchas veces pienso en la vida cuando ellos eran jóvenes, nacieron entre los años 1909, 1910 y 1924, así que totalmente distinta de la vida hoy.
Entonces todo formaba parte de una especie de clan, de algo mas profundo que las mismas personas, sobre todo en los lugares en donde pasaron sus años de juventud, y en donde nacieron sus amados hijos, mis padres.
La tierra en la que amaron y fue tan amada por sus hermanos, hijos y sobrinos. El huerto humano que formaron a su alrededor, es un huerto que entrelaza la tierra con las personas. Me siento enormemente orgullosa porque también estoy hecha de todos ellos.
El afecto de quien compartimos todos, dejó un legado que desborda el limite de lo terrenal. Hoy muchos de sus descendientes, directos e indirectos llevamos sus apellidos con honor.
Trabajadores incansables. Mi abuelo Curro, pese a lo difícil de su situación, sordo y con un negocio que tenia que surtir de mercancías. Primero en burro, después en bicicleta y por ultimo en moto.
Su hija no tomó el relevo excepto unos años en los que también compartió su «tiendecilla».
El lugar de encuentro de la juventud.
Allí el siguió sembrando semillas de amor, de dedicación y de ayuda. Quizás, pese a la ayuda que siempre ofreció a todo el que se acercó a él, se sentía en deuda con esa tierra que observó su historia. No se enriqueció él, no lo necesitaba, pero sí ayudó a muchos a poder hacerlo.
Su cariño nos sigue envolviendo de manera invisible, él crea a nuestro alrededor una geografía afectuosa.
Quizás todos ellos, nuestros ancestros, aunque no los hayamos conocido demasiado, o nada, sean los responsables de lo que hoy hacemos.
Ellos plantaron parte de los arboles del paisaje que hoy disfruto.
Hoy le ha tocado otra vez a ellos, y aunque marcharon, marcharon lejos de su hogar, después marcharon de mi lado, pero quedó para nosotros su buen hacer y sus ejemplos.
Su nieta, hoy, aunque la vida a veces pone obstáculos para que no nos demos cuenta de ciertas cosas, por fin aprendió a mirar sin necesidad de ver..
Y aunque hay lugares y vivencias a las que no se volverá, siento la fortuna de haberlas disfrutado. Esa vida ya no existe, pero si cierro mis ojos puedo rememorar partes necesarias para mi vida hoy.
Yo soy su memoria, sigue vivos en mi, a pesar de los días transcurridos.
Quiero agradecer a todos los que seguimos nuestra vidas manteniendo sus memorias, la de ellos y la de todos los ancestros que nos han hecho lo que somos.
Las despedidas dolieron pero ellos siguen sembrando a traves de nosotros. Les debemos que el paisaje no cambie demasiado, que no se degrade al menos, porque cambiar es inevitable.
Ellos nos enseñaron a querer, a sentirnos de una tierra que puede ser que no nos viese nacer, pero que amamos como si lo hubiese hecho.
Nosotros en algún momento también seremos ancestros, y personalmente quiero que me recuerden como alguien de quien se sienta honor de aprender, como me sucede a mi con los míos. Por eso soy tan «pesada», por eso soy tan insistente en muchas cosas.
No quiero decir que sea un ejemplo a seguir, pero si que vivo como eterna aprendiz, para poder dejar mi parcelita un poquito mejor que la encontré.
¿Que tipo de ancestro te gustaría ser? ¿Como te gustaría que te recordasen? Eso es lo que debes hacer.
¿No lo has pensado? El mundo está lleno de «fantasmas» de seres que vagan por no haber sabido comportarse como debían, no supieron amar, no supieron fundirse con su tierra, no supieron la manera de convertirse en bonitos recuerdos.
No me gusta la palabra fantasma, es muy utilizada en películas «de miedo», por eso la he utilizado para lo que quería decir.
A mis ancestros prefiero llamarles espíritus, energías de luz. Los que no entran en mis parámetros, aunque sean ancestros, son fantasmas del pasado que debo perdonar para que puedan llegar a convertirse también en bonitos recuerdos.
Quizás alguno de mis descendientes los invoquen y necesiten su luz, así que desde aquí envío luz a cualquier ancestro que la necesite.
Hoy, veo espejismos, mejor aun, veo que los demás ven espejismos, urgencias, inmediatez, prisas, voces.
No me identifico. Yo amo los silencios, los busco y me sumerjo en ellos cuando puedo.
Si abres tus ventanas escucharás de todo, mis silencios los quiero de personas que viven en eterna queja, de palabras hirientes gratuitas. No quiero un silencio entre personas, ese es mas pesado, silencio por no querer compartir, por creer más importante lo propio que lo ajeno, no, ese no lo quiero.
En los bostezos que ofrece la vida hay un canto eterno y silencioso de descanso, me gusta intentar oírlos y descifrar sus mensajes.
Las vibraciones de los insectos, su trabajo invisible para nosotros, así como muchos trabajos que se hacen desde el silencio, son imprescindibles para nuestra vida.
Mis ancestros si miraban estas cuestiones. Ellos sembraron regalos que hoy seguimos disfrutando.
Mi abuelo Francisco tenia un huerto, mi sueño de toda la vida. Si en algún momento tengo un huerto, sé que él me enseñará y me recordará como cuidarlo.(abrir el enlace)
Sé que será precioso, como él tenía el suyo. Y sé que viviré emocionada con el nacimiento de cualquier vida que haya ayudado a nacer, como él me enseñó.
Se que estará presente en todos los injertos, el vendrá a ayudar a hacerlos, y todos van a prosperar bajo su invisible mirada.
Antes de la primavera le espero, espero que aunque no pueda escuchar sus palabras, él actúe a traves de mis manos, como ellos saben hacerlo.
Deseo darme cuenta de todo ello, aunque no me es imprescindible para saberlo.
A pesar de que hoy me observan otras estrellas, se que tienen recuerdos, ellas me han visto antes, se saben mis sueños de memoria, me han observado noche tras noche. Ellas me traen lo que necesito, lo antiguo y lo nuevo esta bajo su eterna mirada, así que su respuesta será certera.
Soñar, soñar, soñar. Nunca quiero dejar de hacerlo, no quiero dejar esa parte ingenua y sencilla que sigue soñando.
Con salero como me decía mi abuela Carmen.(abrir enlace).
Al rememorar a mis queridos abuelos, una lagrima resbala por mis mejillas sin avisar, la dejo continuar su viaje nostálgico, y yo continúo con mi reflexión, como si fuese esa carta que tiene algún destinatario. Mi lagrima contiene otros mundos, todos los mundos, los antiguos, los actuales, los por venir…
Mis palabras de hoy son para un futuro, mis letras como sombras a veces, y otras como luz.
Mis palabras, que unas veces son cobijo y otras espacio para pensar. En otras ocasiones son tormentas y cuando las entendemos se calman.
Hoy, tras todos estos recuerdos, siento que siguen gustándome las cosas pequeñas, como yo, lo sitios donde se reconcilian lo frágil de la vida con el amor.
Cuando llegué a esta vida, no sabia nada, o no sabia que no lo sabia. Lo cierto es que si sabía, como tu. Pero no recordaba los nombres. Todos ellos estaban para recordarmelos, y seguiré recapitulando su información.
Y si no sé expresar lo que quiero, inventaré nuevas palabras para hacerlo. Estoy tranquila porque los ropajes que me ofrecieron desde el pasado continúan arropándome hoy, sigo sintiendo su caricia, su abrazo y su calidez.
Voy a crear un huerto que mis descendientes puedan recordar, con frutales que me regalen alegrías y colores. En primavera o en invierno. Cualquier día es bueno para saborear, oler, disfrutar.
Soy amante de la naturaleza, en mis bolsillos siempre duerme alguna semilla, por eso sé que todo puede enraizar en donde llegue a caer. Y como ellas me siento, ciudadana del mundo, me siento feliz en donde tenga que caer.
Solo tengo que recordar como se utiliza la azada, azadón o zacho como dicen en mi pueblo de adopción.
Y ahora, como hoy coincide con un día que decimos que es de los enamorados, unas palabrejas en honor de cupido.
Aunque tengo que decir que me parece imposible encerrar el amor en un día.
Pero bueno si tuviese que escribir en reconocimiento de quien considero mi enamorado, diría cosas que a él no le gustan, le parecen demasiado románticas. Siempre me gusta utilizar cosas que hagan romántico todo a mi alrededor. Como se hace con las historias de piratas, de tesoros escondidos, o de otras muchas cosas que no tienen nada que ver con el romanticismo.
Oh, la belleza, me gusta buscar la belleza en todo, siempre la hay. Pero bueno, voy a terminar este escrito de hoy con el eterno suspiro de mi alma, ja ja ja. No te enfades.
Aunque eres muy guapo, con los ojos pardos mas bonitos que he conocido, y la mejor de las sonrisas, nunca he tenido miedo de que alguien se enamore también de ti. Confío con todo mi corazón en ti y en la vida, y lo que tenga que suceder que suceda, nunca me opondré.
No quiero resultarte ni empalagosa, como muchas veces me dicen, ni cursi o ridícula. Pero no puedo evitar decir cosas que parecen cursis, como hoy.
De lo que me confieso culpable es de que para escribirte solamente es necesario cerrar los ojos y dejar que se exprese el corazón. Y de lo que siento, decir que es lo que le deseo a cualquier pareja, sobre todo a mis hijos.
Sigues siendo el sueño con el que soñar al irme a dormir, y sin embargo eres la realidad que duerme a mi lado.
Eres el culpable de que me sienta eterna e infinita, por que eternamente viajaré a tu lado.
Si tuviese que resumir, me quedaría con tu eterna risa.
Siempre me haces verme en lo que soy.
Y soy mas bonita viéndome a traves de tus ojos.
Feliz día a todos.
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