Una de las tantas puertas a otras dimensiones
He oido decir, que el antiguo pueblo de La Mussara, es la aldea abandonada más terrorífica de Cataluña.
Todo lo que encuentro es que desde la más remota antigüedad, la Mussara tiene fama de ser un lugar siniestro, un rincón de pasado tenebroso.
Y ¡por supuesto que ha llamado mi atención!, todo lo misterioso tiene cabida entre mis singulares pasiones. Además, mis hijos han bebido de esta fuente y también tienen inquietud por lo oculto… todo lo que no puede ser explicado por los sentidos físicos, asi que:
Hoy traigo la historia de este pueblo abandonado por insistencia de mi hijo David.
En la historia de este lugar abandonado entra el misterio, algo de desconocimiento, y muchos mitos, leyendas y anécdotas que se han ido contando, a lo largo del tiempo, por lugareños y foráneos interesados por estos temas.
La Mussara está en la comarca del Baix Camp, más concretamente en el municipio de Vilaplana, en las entrañas de Tarragona, tan enigmático como Ochate y Belchite aunque menos conocido.
Situada en un altiplano a unos 1000 metros de altitud, a merced de todos los fenómenos meteorológicos.
Se encuentra en las Montañas de Prades, en la Sierra del Puigpelat, asentada en la explanada junto al risco de las Airasses; siendo un mirador privilegiado desde el que se disfruta de una vista sin precedentes del Camp de Tarragona y con el horizonte del mar Mediterráneo como telón de fondo.
Y antes de entrar en detalles, vamos a dejar los misterios aparte un momento, para explicar que este paraje se enuentra en un enclave privilegiado de Tarragona. Es un rincón natural, ideal para actividades deportivas a lo largo de todo el año, debido al clima templado por su cercanía al mar.
Cualquier deportista, caminante, escalador, senderista, espeleólogo… barranquista que se acerque al lugar sólo por su deporte puede ver las ruinas que quedan de él, deleitándose, además, de rutas por la Sierra de Montsant y las Montañas de Prades, todo disfrutando de las infinitas posibilidades que ofrece esta región, para cualquier perfil de viajero.
Si me preguntasen a mí, seguramente respondería que su atractivo radica en el misterio y las leyendas que lo rodean. Los habituales de mi blog ya me conocéis, y sabéis que me apasiona ofrecer siempre cosas que provoquen seguir leyendo. Así que siguiendo el halo de misterio de este pueblo, propongo un viaje a esta zona misteriosa por excelencia de Cataluña y que luego quedemos para compartir las experiencias.
Dicho esto, creo necesario hacer unas reseñas de la historia del lugar, ya que en mi opinión es clave para explicar sus mitos, misterios y leyendas. Hay infinidad de ellas por la red y en diferentes hemerotecas, así que voy a intentar ofreceros una buena lectura sobre este ineresante y bellísimo paraje.
Rutas por la comarca
Por ejemplo la Ruta dels Refugis es una ruta de 80 kilómetros entre las poblaciones de Albarca, Mont-ral, Mussara y Siurana.
El itinerario es increíble y te adentra en el interior de bosques, barrancos, ríos de agua fresca y en pueblos abandonados. ¡Toda una aventura.!
La Sierra de Monsant y las Montañas de Prades, albergan una belleza espectacular y para conocerla y disfrutarla, lo mejor es ir en ruta.
Es una ruta larga que se puede hacer en varias etapas.
ETAPA 1: Cornudella de Montsant – La Mussara. Distancia: 28km. Altura máxima: 991m Altura mínima: 335m Desnivel: +1783m – 1326m.
El recorrido de esta etapa es el más largo de la Ruta de los Refugios. Aun así, los parajes son espectaculares y las vistas maravillosas. En primer lugar, ascenderemos al pueblo de Siurana situado a 706m. Posteriormente bajaremos hacia el río Siurana e iremos remontando hasta los refrescantes Gorgs, llegando así al pueblo abandonado de Gallicant. Pasaremos por el antiguo campamento militar de Castillejos, también abandonado. El descenso hasta Vilaplana nos dará la energía necesaria para remontar la fuerte cuesta hasta el refugio de la Mussara.
ETAPA 2: La Mussara – Mont-ra. Distancia: 20km. Altura máxima: 967m Altura mínima: 307m. Desnivel: +1023m -1149m.
Esta etapa la transcurriremos por las zonas boscosas de montaña, atravesando fuentes y ríos. Una vez bien despiertos, iniciaremos la bajada desde La Mussara por las Tosques. Planeando por los senderos llegaremos a la Fuente Mayor y al Albiol. Una vez hayamos pasado por estos dos puntos clave de la ruta, encontraremos dos valles, el del río Albiol de bajada y el del río Glorieta de subida. A lo largo de esta remontada nos encontraremos con el Niu de l’Àliga(Nido del Águila) hasta llegar al refugio de Mont-ral.
ETAPA 3: Mont-ral – Prades. Distancia: 22km. Altura máxima: 1198m Altura mínima: 704m. Desnivel: +1034m -906m.
Situados en la zona Norte del territorio, descubriremos la zona de más altura. Desde Mont-ral ascenderemos por la Foradada hasta encontrar el Puente de Goi. Momento en el que bajaremos por la Font de la Llúdriga(Fuente de la Nutria) hasta el pueblo de Capafonts, punto situado a medio camino de la tercera etapa. Desde aquí subiremos por los caminos serpenteantes de los encantadores bosques hasta la ermita de la Abellera(Abejera) y continuaremos la ascensión hasta el Tossal de la Baltasana, situado a 1023m. Una vez cautivados por las fantásticas vistas, bajaremos ya hacia Prades, donde a pocos minutos del centro encontraremos el refugio del Camping de Prades.
ETAPA 4: Prades – Cornudella de Montsant. Distancia: 20km. Altura máxima: 1134m Altura mínima: 525m. Desnivel: +608m – 1069m.
La última de las etapas es la más occidental. Recorreremos el Parque Natural de la Serra de Montsant. El camino sube hasta el Pla de la guardia, donde volveremos a disfrutar de las impresionantes vistas. Por un camino más bien llano llegaremos al Grau d’en Saura, desde donde continuaremos hasta llegar al Mas d’enLluc y remontaremos el valle hasta el pequeño pueblo de Albarca. Cuando dejemos atrás la villa emprenderemos el tramo final siguiendo el histórico Camino de los Cartoixans (Cartujos), desde Sant Joan Petit hasta llegar a LoRefugi, punto final de la Ruta de los Refugios.
Y para pasar una noche envuelta de misterio, hay un alojamiento a unos 300 metros del pueblo abandonado, situado en un lugar privilegiado en medio del bosque, su nombre es El Refugio La Mussara.
Ruta La Mussara, es otra ruta, corta y sencilla.
El camino no tiene ninguna dificultad técnica. Simplemente tenemos que ser conscientes del desnivel que tenemos en este corto paseo.
Si se sigue el sentido contrario a las agujas del reloj, la ascensión se hace de forma paulatina y la bajada se hace de forma más agresiva.
La ida la haremos por el camino de Les Tosques y la vuelta por el camino de Les Campanilles.
Partimos desde el pueblo de Vilaplana. Al principio, el camino va entre cultivos de arboles frutales y olivos.
A los dos kilómetros el camino se adentra en un espeso bosque y en ese momento pasa a ser totalmente empedrado prácticamente hasta la cumbre (algo muy curioso y que en su día tuvo que ser muy laborioso de hacer).
La subida se hace de forma agradable porque llevamos un riachuelo a nuestro lado que más adelante forma unas pozas muy sugerentes con una espectacular cascada.
A partir de aquí la pendiente se acentúa y has que ascender bastante altura (de vez en cuando podemos ir admirando el valle por el cual hemos subido). Este camino desemboca en la parte alta del monte, donde encontraremos a escaladores encaramados en los riscos y también un refugio de montaña (al cual se puede acceder por carretera).
Desde aquí llegaremos al alto de La Mussara en cinco minutos de tranquila caminata.
Podemos disfrutar aqui de las ruinas de una iglesia y de un «antiguo chalet».
También tiene unas vistas impresionantes desde donde podemos divisar el mar, bastantes pueblos (Vilaplana, Reus e incluso la ciudad de Tarragona).
Para quien le guste disfrutar de estos parajes en soledad y silencio, aclarar que se puede llegar en coche por una carretera asfaltada y cuando has subido hasta el, con el esfuerzo que supone por el camino empedrado, te puedes encontrar con bastantes personas gritando y quitándole parte de su encanto a este misterioso lugar.
Desde ese mismo punto parte el camino de Les Campanilles.
Los primeros metros del camino son bastante inclinados hacia abajo (incluso desde la cima parece imposible que un camino pueda descender todo ese desnivel).
Pero luego compruebas que el camino es bastante seguro y sin apenas dificultades (en un par de sitios es bastante expuesto, pero sin riesgo alguno).
Este camino nos llevará a Vilaplana en un vertiginoso descenso que no dará tregua a nuestros tobillos.
Distribución de La Mussara
En el núcleo de población, se podían contar hasta 22 casas. Exceptuando la iglesia de Sant Salvador, el Xalet de Les Airasses y las masías diseminadas.
9 estaban adosadas las unas a las otras con la intención de formar una calle. A la izquierda del templo, justo detrás de la balsa.
La otra agrupación era la del Carrer de la Roca, unida a la plaza por el Carrer Major. Eran 7 viviendas, entre las que estaban Ca L’Esteve, Ca la Puça o Ca La Tiana.
El ayuntamiento y la abadía eran los edificios contiguos a Sant Salvador.
Precisamente detrás estaba Cal Corraló, donde los jóvenes acostumbraban a jugar a la pelota.
Aproximadamente 46 masías. Dato del libro Els topònims del terme municipal i del poble de La Mussara, de Ramon Amigó.
Una de las viviendas que albergó a los últimos habitantes es Mas Abelló, que está prácticamente encima de la carretera.
En concreto, a la derecha de la vía.
No existió ninguna tienda en el municipio.
La economía del pueblo era escasa. La vida era dura. Ramón Amigó en su libro proporciona datos que hablan por sí solos.
Sólo el 7,5% de la tierra era cultivable, mientras que un 33% eran matas y un 31,5% pura piedra. El resto eran caminos, carreteras y bosques de encinas y pinos.
Así las cosas, el término municipal proporcionaba escasos medios de vida a sus habitantes. Esto lo recuerda Josep Iglesies en su libro Les ciutats del món. He aquí un fragmento traducido sobre la tierra:
“dura, áspera, no les ofrece la más pequeña muestra de afecto. Solamente tiene piel y hueso”.
Una de las dificultades añadidas era la falta de agua. Tal era la carencia que terminaron construyendo un aljibe. Todavía está, a la izquierda del pueblo.
Un negocio al que se dedicaron, ademas de los mencionados en este documento es basado en la nieve que solía aislarlos. La acumulaban en un pozo para que se convirtiera en hielo y lo vendían en las ciudades del Baix Camp.
Es importante recordar que la carretera no existía, se empezó a construir en 1913 y un año después ya estaba acabada. Hasta entonces, había paso de carro.
La vida de los vecinos era difícil, una prueba de fidelidad. De hecho, había escasez a pesar de que consumían casi todo lo que les daba la tierra. La visita del doctor podía costar unas 55 pesetas.
La iglesia: Dentro había 2 filas de bancos que formaban un pasillo. Las mujeres se sentaban detrás, en sillas de su propiedad, mientras que los niños estaban en el centro.
Aunque cueste hacerse a la idea, el cementerio estaba rodeado por un muro prominente. Es una de las cosas que más sorprenden cuando se ven fotos antiguas.
Actualmente, y a pesar de ser uno de los edificios mejor conservados, la iglesia presenta un estado lamentable. Su derrumbe se impidió gracias a su apuntalamiento.
Como confirmó Tomàs Bigorra, anterior alcalde de Vilaplana:
«El templo ya no está consagrado. Por tanto, no se pueden realizar actos religiosos ni convertirla en ermita.»
Un detalle curioso está en que el último entierro se produjo el 19 de marzo de 1953. Ahora bien, hay cruces que parecen indicar simbólicamente muertes posteriores.
De acuerdo con lo que sabemos gracias a Anton Agustench Bonet, la primera piedra se puso a mediados de los años 20, finalizando su construcción en 1926.
Eso sí, se quedaron a medias.
Por ejemplo, no se construyeron los bancos de piedra ni las escaleras en el sendero. Tampoco se instaló la barandilla a pesar de estar en el corral de Cal Po.
¿Cómo era? Sabemos que en su interior había una mesa para entre 20 y 30 comensales, un fuego a tierra y 6 camas separadas por cortinas.
No está nada mal para 40m2 y 2 habitáculos.
Su punto álgido fue el 3 de junio de 1928, cuando se celebró el II Aplec Excursionista de les Comarques Tarragonines. ¡Se dice que reunió a 2.000 personas!
Origen
Algo que me llama bastante la atención y creo que es importante que conozcamos para dar sentido a las cosas ocurridas con posterioridad, es el origen de los lugares que conocemos. En mi caso no lo conozco, pero ha logrado captar mi atención intensamente, así que voy a intentar recopilar toda la información posible.
La Mussara, ¿Desde cuando existe? ¿Quiénes fueron los primeros pobladores? ¿Por qué se asentaron en la zona? Y, sobre todo, ¿Cómo fueron los últimos años de vida de la población?
Debemos trasladarnos muy atrás en el pasado, exactamente hasta la ocupación sarracena del lugar. El lugar tenía unas privilegiadas características, como mirador estratégico del Camp de Tarragona. La Mussara, la Febró, L’Aleixar, Arbolí, Albarca y otros lugares de los alrededores de Prades, formaron parte del antiguo valiato (provincia o gobernación) sarraceno de Siurana (pueblecito de cuento que trae consigo el recuerdo de asedios interminables y conquistas imposibles, del que escribiré en otra entrada), y es aquí donde yace el origen del misterio de La Mussara .
La historia es como siempre misteriosa, como misterioso es el lugar, y La Mussara en concreto invita a embarcarnos en un viaje por sus calles vivas durante alrededor de 900 años. (Cada vez que paseo por un pueblo abandonado o en ruinas, siento cruzarse conmigo a sus habitantes). Desde sus orígenes sarracenos hasta su desgraciada despoblación.
Si viajamos en el tiempo, podemos alcanzar a conocer que el origen del nombre de La Mussara es de procedencia árabe, como tantos otros en la península. En su caso se puede traducir como lugar destinado a marchas. Quizás este es el símbolo que nos revela el origen del pueblo.
De acuerdo con esta teoría, los primeros habitantes debieron ser autóctonos con visión de negocio. Vieron en el paso de las tropas la oportunidad de ofrecer cobijo y alimentos a cambio de dinero:
En aquella lejana epoca, la fortaleza de Siurana, no poseía ningún espacio en el que sus jinetes pudiesen entrenar. Con lo cual eligieron un lugar situado en la naturaleza y libre de barreras, y en ese lugar está situada la actual La Mussara.
Asi que el origen de este ancestral municipio es este, un asentamiento donde las primeras comunidades pudieron atender las necesidades de sus tropas. Los soldados que frecuentaron sus campos debieron haberla bautizado tal y como la conocemos. Así se fueron creando las primeras comunidades.
Hay documentación que pone fecha al origen de La Mussara. La teoría es que o bien el inicio del pueblo o bien el de las primeras comunidades ocurrió en el siglo XII.
Pocos años atrás, en 1154, Siurana cayó en manos cristianas a través de Bertran de Castellet. Se puso fin, de esta manera, al último reino musulmán de Cataluña.
En concreto, el origen de La Mussara estaría en 1173. Lo sabemos gracias a una carta de población de Alfonso I de Aragón enviada al arzobispo de Tarragona.
Ahora bien, no se refería a la existencia de un asentamiento como tal, sino al espacio geográfico que hoy en día asociamos al antiguo término municipal de La Mussara.
En 1194, 21 años después, se cita por primera vez la parroquia de Sant Salvador en una bula papal a Celestino III. Puede leerse en latín “ecclesiam de Almocara”.
Y posteriormente en 1534 pasa a depender de la iglesia de Vilaplana (aunque no formará parte de Vilaplana hasta 1961 como indica la placa que se encuentra en el despoblado).
Esta información, que puede consultarse en el Archivo Histórico Diocesano de Tarragona, apunta a que La Mussara como tal tuvo su origen a finales de siglo.
– Balsa e iglesia de Sant Salvador en La Mussara
El poblado prehistórico
¡Pero la cosa va mas atrás en el tiempo! Si tuviésemos esta historia grabada en un casette y quisiéramos escuchar la grabación, rebobinaríamos. Y al hacerlo tendríamos conocimiento de que el origen de La Mussara es mucho mas antiguo.»
Vamos a desentrañar esta información: Cerca de La Mussara existió un poblado prehistorico, exactamente en el Pla de la Mata.
Retrocedamos en nuestro cassette alrededor de mil años antes de Cristo. Concretamente a la Edad del Bronce, y ajustando más el tiempo, a la etapa final de la Edad del Bronce.
En aquella epoca, los pobladores vivian en unas veinte casas amuralladas. El metodo de subsistencia era la agricultura, una primitiva ganadería y la recolección de frutos silvestres.
Tal y como apunta Joan Serra en LoPedrís (boletín trimestral de Vilaplana):
«Se estima que el lugar fue habitado entre cién y doscientos años antes de su abandono definitivo.»
«Y sí, tenían agua.»
Por el oeste, había un curso de agua en La Rasa dels Descarregadors. Por el sur, a sólo 100 metros de la población, se encontraba el caudal de la Font de la Padua.
Permanecieron aquí entre 2 y 3 generaciones en viviendas de 15 metros de superficie. Sus primitivas casas se dividían en un hogar y un depósito de provisiones.
Finalmente, abandonaron el asentamiento por motivos que se desconocen. Sin embargo, fue utilizado por otros grupos, poniendo en valor su lugar estratégico.»
Cronológicamente, estamos entre el año 925 y 825 antes de Cristo. En concreto, viajamos en el tiempo a la Edad de Bronce, lo que se conoce como El Bronce Final, como he dicho.
La primera persona en estudiar el yacimiento fue Salvador Vilaseca, quien catalogó en los años 50 más de 200 establecimientos primitivos en las Montañas de Prades.
– Recreaciones primitivas en las cuevas de la Espluga
Ceca del núcleo de población de La Mussara, en la llanura conocida como el Pla de la Mata, existe un montículo.
En concreto, está en el cruce de Arbolí y La Febró.
Aunque pueda parecer un lugar de escaso valor, reunía buenas condiciones para la vida. Estaba en un importante cruce de caminos a una altitud privilegiada.
En definitiva, se puede considerar el conjunto de todo lo explicado como los orígenes en la historia de La Mussara.
Eso sí, no es fiel a la verdad considerarlo pueblo hasta años después.
Vamos a intentar ir desgranando su historia en adelante, concretando ahora sobre sus años considerada ya una población.
Como he resumido, fue un pueblo abandonado, con la consecuencia de que su historia su detuvo alrededor de 1961, año en que comenzó su adopción por parte de Vilaplana.
Curiosidades, forma de vida…
Según el Instituto Catalán de Arqueología Clásica (ICAC), el semiderruido santuario se construyó sobre un templo medieval en lugar de derribarlo en primer lugar.
Fruto de estas investigaciones, publicaron L’església de La Mussara, un viatge de 900 anys. Es un libro que repasa la evolución del templo con el paso del tiempo.
Dedicada a San Salvador, su pieza más preciada era una imagen tallada en roca de la Mare de Déu del Patrocini. Está en el Museo Salvador Vilaseca de Reus.
Els Avencs de La Febró son unas simas de 30 metros de profundidad y 300 metros de largo que pertenecen a La Febró. Eso sí, están muy cerca de La Mussara.
En el libro Amb penyals b’un blau cansat, de Ramon Amigó, se dice que:
Estaban habitadas por Ignès de Vilaplana, un contrabandista y conspirador liberal.
En las simas escondía mercancías y se ocultaba él mismo cuando era perseguido. Y es que, a diferencia de ahora, acceder a Els Avencs era mucho más difícil.
Fue Ignès quien arregló el acceso que hoy utilizan los visitantes, de la misma manera que extrajo estalagmitas y estalactitas para la construcción de una masía.
Asimismo, Jaume Ferrer i Grau, el nombre real de Ignès, ofreció cobijo al mismísimo General Prim, quien años después presidiría el consejo de ministros.
Cuenta Faustino Calderon (Apasionado de los deshabitados, enamorado de sus ruinas y admirador de un modo de vida que se fue y no volverá. Treinta años visitando estos lugares, incontables los kilómetros caminados y más de mil pueblos visitados.):
Que sus vecinos eran medieros, no eran dueños de las tierras que cultivaban ni de las casas que habitaban.
– Quizás esto ayudó emocionalmente a que su abandono no fuese tan traumático-
El trigo y la cebada era lo que se sembraba principalmente. Casi todas las casas tenían un rebaño de obejas. Se mataba un cerdo o dos al año en cada casa.
Conejos y perdices era lo que mas abundaba en los montes, algunos los cazaban para consumo y otros para vender en Vilaplana o Reus.
Algunas familias se dedicaban a la fabricación de carbón que vendían en Reus. Debido a que la luz eléctrica llegó a La Mussara en 1919 tras haberse alumbrado, como en cualquier otra zona, con candiles de petroleo, aceite o teas.
Sin embargo el agua corriente nunca llegó a las casas mussarencs obligando a los vecinos a buscarla a veinte minutos del pueblo, con el problema añadido de que manaba escasa cantidad.
Tenían que bajar a Vilaplana a abastecerse de los alimentos necesarios que no habían en La Mussara: pan, pescados como bacalo o sardinas. Normalmente aprovechaban los viajes en días de mercado para vender sus productos, huevos, leña… conejos.
Había dos tabernas en el pueblo: Cal Cassoles y Cal ‘Estudiant.
También había cura residiendo en la zona hasta la guerra civil. Después de esta fecha, venía desde La Fegró en caballería. El médico venía desde el pueblo de La Alforja y posteriormente de Vilaplana.
La escuela estába situada en la abadía. Los estudiantes que vivían en masías alejadas debían realizar una hora aproximada diaria de trayecto.
Los nombres de alguna de las maestras fueron: Doña Florentina, Doña Rosa y la última Doña Pura.
La Feria Mayor era el 6 de agosto en honor a San Salvador, pero como coincidía con la trilla, la cambiaron al 15 de mayo coincidiendo con San Isidro al cual le tenían mucha devoción, teniendo dos imágenes en el templo.
Fueron fiestas muy nombradas hasta que perdieron protagonismo y terminaron por no celebrar procesión. Hasta entonces acudían gentes de las comarcas cercanas, como La Febró, Arbolí, Capafonts, Gallicant… Se mataba un cordero en cada casa y abundaban dulces como los orelletes (tortillas, hojuelas, sopaipillas, buñuelos) o los flanes. Plantaban un pino en medio de la plaza y lo mantenían todo el mes de mayo, fecha en que se vendía a alguna empresa maderera repartiendo los beneficios. Un acordeonista amenizaba con música, también en la plaza.
A pesar del bajo número de habitantes, éstos estaban divididos en los dos bandos políticos existentes, y esto se traducía en las diferencias sociales y en las fiestas, cada uno tenía bailes separados en las dos tabernas del pueblo.
Aún así San Salvador se siguió festejando en Agosto pero con menor afluencia de gente. También se celebraba San António el 17 de enero en donde se bendecía a los animales, los de monta no podían ese día trabajar ni siquiera ensillarse. Dejó de celebrarse en los años cuarenta.
En San Blas el 3 de febrero se llevaban diferentes alimentos a la iglesia, pan galletas y frutas para ser bendecidas y una vez comidas les librase de los males. Se pensaba que beneficiaban a las personas que los ingerían. Se iban consumiedo todos los alimentos en los días siguientes excepto una manzana que se conserbaba hasta el 25 de marzo día de la anunciación. En algunas casas también se conservaba una naranja hasta el domingo de Ramos.
Después de la guerra, al no haber cura, tenían que desplazarse a los pueblos de los alrededores para las necesidades de los vecinos.
El Domingo de Ramos se llevaba a bendecir los ramos y se colgaban detrás de las puertas para que protegiera la casa durante el año. Solía hacerse de laurel o de arce.
Otra costumbre arraigada es el salispás que se hacía durante la Semana Santa, ritual de purificación que se hacía en todas las casas, usando agua y sal como elementos.
– Esta documentacion es un pequeño resumen de una elaboración personal del autor «Faustino Calderon» a través de conversaciones mantenidas con diferentes informantes salvo en los casos que se indica expresamente otra fuente de información.
Hermoso poema dedicado a La Mussara
Al aire van los recuerdos
y a los ríos las nostálgicas
A los barrancos hirientes
van las piedras de tus casas.
¿Quién te cerrará los ojos
tierra, cuando estés callada?
En los muros crece Yedra
y en las plazas no hay solanas,
contra la lluvia y el viento
se golpean las ventanas.
¿Quien te cerrará los ojos
tierra, cuando estés callada?
Sólo quedan cementerios
con las tumbas amorradas,
a una Tierra, que los muertos
siguen teniendo por suya.
¿Quién te cerrará los ojos
tierra, cuando estés callada?
– Jose Antonio Labordeta
Un paseo por su vida durante el siglo XX
En el nuevo siglo empieza el éxodo de La Mussara. Los habitantes censados en 1920 eran 169, cayendo a 95 en 1930 y a 88 en 1936, tras la guerra civil.
La caída se detuvo en 1940, cuando se registró un incremento de 6 individuos. Un documento examinado por Ramón Amigó establece que en la década quedaban 63 personas.
Onomástica perteneciente al Institut d’Estudis Catalans sobre el antiguo término de la Mussara , de Ramon Amigó, que fue vicepresidente de la sociedad Onomástica durante muchos años. La presentación correrá a cargo de Pere Navarro, profesor de la URV y miembro de la Sociedad de Onomástica.
Onomástica del antiguo término de la Mussara aparece póstumamente, ocho años después de la muerte de Ramon Amigó, y corresponde a la versión que él mismo terminó de preparar en el 2010.
Como explica el autor en la introducción, éste último trabajo presenta muy pocos cambios respecto a la primera edición de esta monografía onomástica dedicada a la Mussara –publicada en 1963 con el título Los topónimos del término municipal y del pueblo de la Mussara –, unos cambios que se centran fundamentalmente en una nueva ordenación del corpus onomástico, ahora alfabética, mientras que la primera había sido organizada temáticamente, además de la incorporación de algunas precisiones a la información que ya constaba.
Como indica Joan Anton Rabella en el prefacio: “El trabajo presente es una muestra más de su maestría, plenamente vigente, y al mismo tiempo también es un merecido homenaje a la persona, entrañable y rigurosa, y a su magnífica labor, pero también a los sus paisajes, que reencontramos aquí con la especial estima que sentía por la Mussara, a la que regresó una y otra vez, tanto en sus trabajos como personalmente”.
Fecha : Domingo 26 de enero de 2020 a las 12.30 h.
Lugar : Sala del Casal Vilaplanenc (Vilaplana)
A esta cantidad debemos sumar la profesora, Pura, y el número de niños, al parecer desconocido según la documentación. Así, aguantaban 33 hombres y 31 mujeres.
Casi todos vivían en el pueblo: 55 de los 63 mussarencs. Además, había 4 masías habitadas. Entre ellas Mas Abelló, que albergó a los últimos habitantes. La documentación menciona la existencia de un racionamiento de alimentos, que duraría hasta 1952. En agosto de 1947, preveía racionarlos para 5 niños y 66 adultos.
En 1946 se contaban 147 cabezas de lana, 53 cabras y 12 mulas. También había un asno y un caballo, aunque este último pertenecía a Reus, no se sabe de quién.
Entre 1936 y 1955, La Mussara pierde 52 habitantes, más de la mitad de su población. Quedaban 36 vecinos, pero el éxodo se consumaría aquella misma década.
La guerra civil también inlfuyó en su paso por La Mussara. En su historia cuenta que 3 hijos republicanos de aquella tierra fallecieron por ella, concretamente Ángel Agustench Juanpere, Marià Torró Millares y Salvador Magrané Juanpere,-número 1.826 de Reus Diari del año 1987-
Anton Agustench, uno de los últimos habitantes, contaba que en la guerra hubo 2 heridos. No hace falta irse muy lejos, él mismo fue lastimado en el frente del Ebro.
Josep Rius Joanpere fuen encarcelado durante 10 semanas y Pere Rius Oliver durante 21 años, saliendo en 1960 con mas de 50 años, cuando ya no quedaba nadie en La Mussara.
Su proceso de despoblación se desarrolló a lo largo de la primera mitad del siglo XX, consumándose su éxodo definitivo a finales de la década de los 50.
El padrón de 1950 indica que quedan 15 casas en la calle mayor y 16 masías, la suma total de habitantes asciende a 66. Sin embargo, se pierden 36 vecinos desde 1936.
Se cuenta que una plaga (una epidemia de filoxera –insecto que ataca la hoja de la vid–), problemas acuciantes de sequía y la condición yerma del terreno fueron motivos suficientes para expulsar –o invitar naturalmente a irse– a los pocos ciudadanos que quedaban en la zona. El éxodo rural hecho carne.
El declive total se produjo en el último semestre de 1959. Ya entrada la década de los 60, las casas presentaron signos evidentes de abandono e, incluso, hundimientos.
Era el final de la historia de La Mussara
– Casa en ruinas en la Mussara
Franco terminó de poner fín a su término municipal cuando firmó el decreto 366/1961 de 16 de febrero de 1961. A partir de aquel momento, La Mussara formaba parte de Vilaplana.
Precisamente Vilaplana, seguida por Reus, fue el municipio que más mussarencs acogió: un total de 21 vecinos. Así, los vecinos permanecieron en ambientes agrícolas.
Tampoco renegaron de la tierra en lo laboral. En sus destinos trabajaron en masías y abrieron pequeños negocios. Desestimaron trabajar en la industria.
Hay rumres que dien que su rápida degradación se debió a actos vandálicos. Con la despoblación, la gente aprovechó para saquearlo, robando tejas y bijas de las construcciones.
Corría el rumor de que las tropas del Campamento Militar de Los Castillejo hacían puntería con las casas. Sin embargo, los habitantes de Arbolí lo niegan.
Era cuestión de tiempo. A sólo unos kilómetros, la vida era más amable: algo que recordaban los vecinos cuando bajaban a Reus en busca de alimentos.
Desde el risco de La Punta de Les Airasses, sus habitantes observaban la planicie del Baix Camp, una tierra a la que sí llegaba la electricidad, el teléfono o la medicina.
La tierra les ofrecía pocas perspectivas de crecimiento.
Ya lo decía Josep Iglesies en su libro Les Ciutats del món, “no les ofrece la más pequeña muestra de afecto”.
Por lo tanto, su final era de esperar.
Y, sin embargo, aquí estamos años después de su final. Porque sí, La Mussara todavía despierta pasiones a pesar de presentar un triste estado.
Actualmente, el pueblo recibe abundantes visitas de escaladores, excursionistas y turistas que se acercan a él para disfrutar de sus vistas y montañas.
Además de la Ruta del Camí de Les Campanilles, existen muchos puntos de interés. Por ejemplo, el Campamento Militar de Los Castillejos.
Son imprescindibles las vistas desde el Xalet de Les Airasses.
Por cierto, justo en el mirador se instaló una placa conmemorativa en honor a Josep Iglésies.
Los eventos que se organizan en la zona son Aplec de La Mussara, el festival de poesía Mussart y la marcha senderista Reus – Prades – Reus.
A
Afortunadamente La Mussara está más viva que nunca.
Si paseas por sus calles, sus rincones, sus piedras y sus zonas ruinosas, invitan a reconstruir lo que esta caido, a investigar todo lo que pueda llegar a nuestras manos sobre ella y a dejar volar la imaginación fantaseando e intuyendo como era cuando estaba viva.
Es un pueblo particular que atrapa a quien se acerca a sus historias. Si quieres saber mas sobre ellas, no dejes de leer y todos aprenderemos el porqué de lo que se cuenta. ¿Quieres acompañarme?
Ya me conoceis, no me asusto facilmente, me siento bien entre lo invisible, he aprendido a vivir en su compañia y me sirvo de su ayuda en algunas ocasiones y en otras procuro ayudarles yo. No te asustes tu tampoco y podrás disfrutar de experiencias inolvidables y difíciles de explicar si no son vividas.
¿Es La Mussara una puerta a otra dimensión?
Tengo curiosidad por esta incognita, este pueblo abandonado situado entre piedras toscas y tramos arcillosos tiene su entrada en la provincia de Tarragona…
En las entrañas de la provincia, dentro del término municipal de Vila Plana, se encuentra La Mussara.
Un pueblo abandonado desde 1956, es una zona muy conocida por los asombrosos paisajes que la rodean. Aunuque algunas de las personas que se acercan a disfrutar de ellos, a escalar sus montes y riscos, puede que desconozcan el misterio que la rodea.
Desafortunadamente en la actualidad solamente sobreviven un conjunto de casas silenciosas y ruinosas, que guardan el secreto de sus moradores; y una iglesia en cuyo interior todavia hay señales de que ha sido utilizada para practicar diferentes rituales…
Me apasiona pasear por lugares abandonados, cerrar los ojos y ver en mi mente a sus ancestrales vecinos. En ocasiones oigo sus voces… ligeros susurros que parecen acercados por el viento. Si centro mi atención y abro mis sentidos tambien noto el tacto de las telas de sus ropas… roces en mi piel. Risas infantiles, ruido de rapidos pasos, algún aroma a lo que se cocinaba en los hogares… Y percibo el agradecimiento por mi visita y por dar visibilidad a su paso por el lugar.
Y lo de puerta de entrada a otra dimensión es algo que se oye en leyendas sobre el lugar, Joan Soldevila Adán en una de sus publicaciones asegura que:
“La Mussara es el pueblo abandonado más aterrador”.
“El tema de la niebla, por ejemplo, es probablemente el que más hace castañetear los dientes”, comenta.
“Cuenta la leyenda que La Mussara es una puerta dimensional y la niebla actúa como bisagra a otra realidad”
¡Pues vamos a investigar! ¡El enclave es extraordinario!
¿Por que se cree que La Mussara es el pueblo mas aterrador de Cataluña?
Voy a intentar ver la cuestion desde vuestros ojos, ya que los mios están bastante acostumbrados al misterio. Y esta decisión es porque en ocasiones cuando cuento alguna experiencia, a mis oyentes les castañetean los dientes. Para mi son cosas de lo mas normales, pero quizas para vosotros no lo sean…
La culpa de todo esto la tiene el cine, o la manera siniestra de contarlo. Según quien te escucha, puedes permitirte contarlo de una y otra manera. Y pienso que las aldeas, pueblos o cualquier lugar que antaño estaba habitado y ahora esta abandonado y en ruinas, tienen un atractivo singular para muchas personas.
Y en el caso que nos ocupa, debe de ser igual. La Mussara, al ser una «aldea fanatasma» perteneciente además a la denominada España vacia o vaciada tiene como efecto que la magia, el terror y la fantasía se concreten en un momento:
Se oye rumores de que la niebla hace su aparición epontáneamente y sin avisar, las campañas de la vieja Iglesia de San Salvador comientanz a tañir, similar a una pelicula de terror… al oirlo los paseantes pueden pensar que se trara de fantasias, metaforas o ¿tendrán algo de realidad?.
Yo creo que lo mejor sería ir a comprobar si son simples rumores o realmente hay verdad en estos rumores… ¿Te atreves a ir?…Para mi es una visita pendiente…
Mitos, leyendas, anecdotas
El viejo pueblo cuenta en su haber con muchas y ricas leyendas. Eso no quiere decir, sin embargo, que se trate de una población maldita como se suele decir.
De hecho, cuando uno se interesa por conocer su historia, lo que le acaba quedando claro es que esta fama es injustificada. Aun así, guarda buenas historias.
La más conocida es la desaparición de Enrique Martínez, un joven que desapareció para siempre mientras buscaba setas. Lo paranormal sucedió tiempo después:
Otro de los misterios que he encontrado sobre esta aldea es que se escucha por la zona el testimonio de un hombre que «al entrar en la espesa niebla, estuvo deambulando durante catorce horas, pero teniendo la sensación de que solo habia estado perdido durante dos horas.
«El campamento de Castillejos no está exento de misterio, se encuentra a pocos kilómetros de la aldea. Dos jóvenes militares, H. P. y J. M. relatan que muchos de sus compañeros realizando las guardias observaron el fantasma de un Sargento fallecido años atrás que se pasea por el lugar.
«En 1995, un ingeniero alemán que trabajaba en la central nuclear de Vall d´Uxó, desapareció durante tres horas cuando caminaba por los caminos que rodean la aldea. Luego volvió a aparecer en un lugar desconocido para él y sin recordar nada en absoluto.
La desaparición de Enrique Martínez
Enrique Martínez era un joven de 36 años nacido en Alquife, Granada. Vivía en Tarragona, en el barrio de Campclar, donde trabajaba regentando un bar.
De acuerdo con lo encontrado en la hemeroteca de la época, estaba casado con Ana María. Además, solía salir a la montaña a buscar setas.
Uso este cartel encontrado en la red, pidiendo perdón y con todo mi respeto por su memoria y por su esposa:
«Un miércoles, 16 de octubre de 1991, el grupo de cuatro amigos, que conocía perfectamente la zona, salió a recoger setas.
Iban en grupos de dos y hablando entre ellos. Antonio era el compañero de Enrique Martinez que iba delante de él.
En un determinado momento, Antonio hace una pregunta sin obtener respuesta, pues, de repente, Enrique ya no estaba allí. Se había desvanecido.
Lo buscaron sus compañeros, la guardia civil dio una batida ayudándose de perros, incluso por la noche. Al día siguiente subió mucha gente de los pueblos de alrededor, escaladores y personas más preparada pero…¡nada!.
Se encontró la cesta que portaba en un lugar llano y su coche aparcado con sus enseres en el interior, dinero e incluso una medicación que debía tomar.
Según los comentarios de sus amigos, desapareció en el lugar donde están las antenas de televisión y cerca de la masía donde se encuentra la piedra que supuestamente es la puerta de acceso a la “Vila del Sis».
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¡Parecía que se lo había tragado la tierra!.
Ante la estupefacción, las autoridades sumaron una unidad de Zapadores de Montaña del Ejército: soldados que estaban en el Campamento Militar de Los Castillejos.
Por si fuera poco, el gobernador civil de Tarragona sumó al dispositivo 50 militares del cuartel General Contreras de Tarragona. ¡Por desgracia, no sirvió de nada!.
En definitiva, no se escatimaron esfuerzos. Incluso se distribuyeron 200 retratos con la esperanza de obtener alguna noticia de su paradero. ¡Tampoco sirvió de nada!.
Su esposa, contrató a videntes, porque no perdió la esperanza. Descartaba la hipótesis de la desaparición voluntaria, creía que su marido había sufrido un accidente.
Tiene todo el sentido del mundo. Al fin y al cabo, en la Sierra de La Mussara existen simas en las que podría haber quedado atrapado Enrique Martínez.
¡No hubo suerte!.
Las labores de búsqueda se detuvieron el 22 de octubre, 6 días después. Según la prensa, los bomberos suspendieron el rastreo ante la falta de novedades.
Han pasado 31 años desde aquel 16 de octubre de 1991. Visto con perspectiva ¿Cómo puede ser que no haya habido ninguna pista de su paradero?
Quizas la mas correcta entre tantas que se tuvieron, sea la hipótesis de que Martínez hubiera caído en un lugar de difícil acceso. Se trata de una zona muy frecuentada.
¿Qué nos queda entonces?
Por un lado, que se tratara de un homicidio; por otra parte, que Martínez abandonara voluntariamente el lugar.
Y tú ¿por cuál de estas hipótesis te decantas?
Hasta se publicó una novela que se apoyaba en estos sucesos y leyendas de La Mussara.
– He añadido un video encontado en youTuve,con su historia, para quien este intererado.
En caminoconsantiago, he encontrado mucha información para este documento, además de lo que he ido añadiendo. El licenciado en comunicación Santi García afirma:
Bajo mi punto de vista, la desaparición de Enrique Martínez se ha sobredimensionado de la misma manera que la supuesta leyenda negra que rodea a La Mussara.
Es un suceso apasionante que da rienda suelta a nuestra imaginación. No obstante, jamás sabremos cómo fue aquel miércoles ni cómo se produjeron los hechos.
Poco más podemos hacer hoy en día que especular. En lo que a mí respecta, prefiero acercarme a esta historia con respeto, entra otras cosas, por la propia familia.
¿Qué pienso yo? Pues no lo sé.
Una amiga recuerda cómo una fuerza de la autoridad le comentó una vez con algo de sorna que, si quería esconder un cuerpo, la Sierra de La Mussara era el lugar.
Quién sabe. Es probable que Enrique Martínez siga extraviado en alguna sima oculta de las Muntanyes de Prades. Quizá por eso se le haya intentado declarar fallecido.
Meses después, en enero de 1992, Jorge, uno de los amigos de Enrique acudió alterado a los juzgados de Tarragona. Quería hablar con el juez.
Lo que contó dejó fuera de juego a los responsables de seguir les pesquisas. No era para menos, pues los hechos parecían propios de una ficción.
La tarde anterior, los 3 amigos que acompañaron a Enrique en su desaparición habían continuado con las labores de búsqueda. Exhaustos, volvieron a La Mussara.
Ya en el pueblo, minutos pasada la medianoche, escucharon un ruido que provenía de la iglesia de Sant Salvador. Pensaron que eran cascos de caballo.
Decididos a descubrir de qué se trataba, se asomaron al templo: descubrieron 7 figuras vestidas con túnicas deambulando por el templo. De repente, desaparecieron.
La historia de Eva Soriano en La Mussara
Eva Soriano sabe bien de qué va la historia de Lala Chus. La presentadora de Reus también tiene una historia en La Mussara.
«Cuando era jovenzuela tenía un grupete para hacer fechorías y un día dijimos vamos a ver el pueblo maldito», ha contado. «Era invierno, había niebla y piensas, condensación… Pasamos a la iglesia y alguien hizo una foto, el móvil se le cayó, entonces empezó a fallar y se apagó».
La más llamativa es la leyenda de Cercós, que nos cuenta la profanación del cementerio. Esta sí que no tiene desperdicio:
Debemos recordar que también nos encontramos en tierra de brujas.
«Según cuenta la leyenda, durante las guerras carlistas, soldados fueron a desenterrar del cementerio a un sanguinario capitoste llamado Cercós.
Este, tras morir, fue enterrado en el cementerio de La Mussara y aún estando muerto pretendían fusilarlo.
Los carlistas que no querían hacer correr la noticia que uno de sus mas carismáticos e importantes comandantes había muerto, temiendo que los rumores que corrían sobre el entierro del Cercós en dicho cementerio planearon una estratagema para que en el caso de que los liberales vinieran buscando su cadáver no lo encontraron.
Sin embargo y debido al comienzo de la niebla, al parecer erraron y desenterraron a una anciana bruja. que, Tras fusilarla, hizo acto de presencia la espesa niebla que les envolvió.
Al darse cuenta del error huyeron despavoridos.
Algunos cuentan que después de esto, una terrible maldición cayó sobre ellos, aunque sin especificar de qué tipo de maldición se trataba.»
Aportacion del comentario de una lectora de caminoconsantiago, llamada Nuria:
«Cercós murió el 23 de Octubre de 1873 a las 4h de la tarde en campo de batalla. A la edad de 30 años.
Nació el 17 de Diciembre de 1843 a las 8:45h. de la noche en Aleixar.
Sus abuelos paternos eran de Alió y su abuelo materno era médico, eran de Riudecols.»
«En 1954, quedaban 3 familias en La Mussara. Todavía residía el último alcalde en compañía de su mujer y sus 2 hijos. El pequeño era monaguillo y quería suicidarse.
Antes de quitarse la vida, pensó en hacer un bien al pueblo. Su idea era asesinar a un hombre que supuestamente agredía tanto a su mujer como a sus hijas.
Por la noche, fue al café del pueblo. Allí le comentó a la víctima que tenía pensado irse de casa de sus padres. Antes, le comentó que había escondido dinero en un lugar.
Le prometió que sería todo suyo si no regresaba en 4 años. Tanto el monaguillo como el hombre caminaron por la carretera de La Febró. Entonces, el niño sacó un puñal.
Había pensado en cortarle la yugular, pero la acometida falló y quedó desarmado. En ese momento, la víctima fue a denunciar lo ocurrido. El crío había fracasado.
Decidido a quitarse la vida, fue a escalar una torre de alta tensión para tirarse de cabeza. No salió como esperaba, pero igualmente encontró lo que buscaba, entró en contacto con la corriente y murió.
Antoni Novell, el último cura que impartió misa en La Mussara, encontró a la víctima antes del suceso y a 2 guardias civiles mientras circulaba en moto. Allí supo qué había pasado el intento de homicidio y supuso lo del suicidio.
Cuando entendió que estaba a punto de cometerse el suicidio, se dirigió a la torre de luz. Era demasiado tarde. Lo único pudo hacer fue rezar una plegaria por su alma.
Esta historia la conocemos de la mano del propio Antoni Novell. Quedó escrita en un manuscrito en castellano que fue publicado en la revista L’Orella de Farena.»
– Santi García
La menos contada, pero no por eso menos interesante, es la que narra una aparición divina que salvó la vida de una pastora.
Ya había pasado la navidad y el invierno ganaba fuerza. A pesar del frío, la hija mayor de ca l’Agostenc no se amilanó y salió a caminar tal y como tenía por costumbre.
La chica iba confiada cuando se sobresaltó. La primera pista de lo que estaba a punto de pasar se la dio el rebaño. Percibía que algo había perturbado su tranquilidad.
Cuando se quiso dar cuenta, un lobo saltó sobre la espalda de una de las ovejas. El animal aprovechó que el rebaño carecía de la protección de un perro o un pastor.
Nuestra protagonista plantó cara. En lugar de huir, se llenó de coraje para plantar combate. Sin saber muy bien qué estaba haciendo, se interpuso en su camino.
La bestia la atacó, sí, pero a los pocos segundos huyó sin que la pastora supiera a ciencia cierta por qué. Seguía en el suelo, rezando a sabiendas de que ese era su final.
¿Qué había pasado?
Pensaba que el lobo estaba preparándose para su acometida final. No fue así, pues emprendió la huida cuando detectó la presencia de un anciano que salió al paso.
La joven temía que el lobo contratacara, así que curó su herida con la solución que le había entregado el hombre, intentó hablar con él sin éxito y volvió al pueblo.
Nadie sabía quién era aquel anciano.
Lo más normal habría sido que el hombre la hubiera acompañado hasta su casa o que le hubiera preguntado dónde vivía. En lugar de eso, continuó su camino.
Ni tan siquiera los vecinos de Vilaplana, La Febró o L’Albiol recordaban el paso de un señor de tales características. Así pues, sólo podía tratarse de una persona.
En efecto, los mussarencs llegaron a la conclusión de que aquel hombre era, nada más y nada menos, que Nuestro Señor encarnando la figura de un anciano
– Santi García
Otra leyenda, o ¿quizas no lo sea? que he encontrado es la siguiente:
«A escasos metros del desolado pueblo hay un caserio y junto a el, cuentan que hay una gran piedra; lo misterioso tiene lugar cuando alguien sobrepasa esta piedra… por lo visto al pasar mas alla de ella, aparece en la Villa del Seis. La villa del Seis es un siniestro lugar que se cree que esta en una dimensión diferente. No ha sido ni una ni dos, en esta zona se han producido misteriosas desapariciones, que a dia de hoy todavia no tienen explicación. ¿tendrá relaccion todo esto con el numero seis?»
«Son varios los testimonios que afirman haber visto a personas que desaparecieron tras pisar la dichosa piedra y, que al ser encontradas, no recordaban nada. Otras corrieron peor suerte y aun siguen desaparecidas. Como es el caso de Enrique Martinez»
– Enlace a las ultimas noticias sobre un desaparecido » Enrique Martínez» el 16 de octubre de 1991 y del que nada se sabe : https://extraconfidencial.com/noticias/se-cumplen-22-anos-de-la-desaparicion-de-enrique-martinez-en-el-pueblo-abandonado-de-la-mussara-tarragona/ (copia y pega)
¿Vamos a comprobar que sucede si vamos más allá de esa misteriosa piedra?
La niebla de La Mussara
«Aquello que todo el mundo sabe y de lo que nadie habla, aquello que esconde la niebla, aquello que yace, el secreto que atesora la Mussara…»
(Milevski)
Como he puntualizado anteriormente la causa que provoca el mayor misterio en La Mussara es su niebla. Es una niebla caracteristica que hace su aparición al amanecer y al atardecer, provocada por el choque del aire humedo del mar con el frio de la montaña.
Tambien aparce cuando descienden las temperaturas, en este caso es producida porlos rios Ebro o por el Siurana.
Quien ha disfrutado de estos parajes ha podido comprobar que la niebla es tan densa que es imposible reconocer al alguien a diez metros de distancia. ¿Vamos a comprobarlo?
En la Brujula de Milevsky aseguran que:
«Los aficionados al misterio conjugan un pueblo abandonado con una niebla característica para afirmar que La Mussara es la meca catalana del misterio.»
«Como siempre, el cómo y el modo llegar, se deja en manos del viajero.»
«Las incontables leyendas y los crecientes mitos que emanan del lugar, cautivan como destino predilecto de los viajeros amantes del enigma y el misterio, y como no, de aquellos más avezados en los temas parapsicológicos.»
«Teorías tenemos de todos los tipos y pelajes, que pretenden explicar los fenómenos paranormales que ocurren en el tiempo a La Mussara, como maldición, brujería, rituales de magia negra, puertas a dimensiones paralelas, geomancia, desapariciones inexplicables, secuestros y sacrificios de sectas, adduccions, OVNIS, alteraciones magnéticas y otros.»
Realidad o ficción, nunca lo sabrás viajero, si no vas …
La niebla siempre yace.
¿Puerta a otra dimensión?
Su toponimia arábiga nos da una primera pista, La Mussara deriva del vocablo árabe, «al-Musara», forma sustantivada del verbo «Asari», pudiéndose traducir como lugar de partida o salida.
Es sabido que los sarracenos trajeron la magia y con ella, los Djinn del desierto (diablos a la mitología musulmana), los cuales crearon la puerta de entrada a la Villa del Seis, aprovechando la gran fuerza telúrica del lugar, al ser invocados por medios mágicos a la dimensión primaria.
Parece ser que la Villa del Seis es la morada de los Djinn, la cual se encuentra en un plano interno o dimensión paralela, y es considerada la antesala de los infiernos. Esta posee diferentes puertas dimensionales; y una de ellas supuestamente, se encuentra en La Mussara … Lo que todo el mundo sabe y de lo que nadie habla, lo que la niebla esconde, lo que yace, el secreto que atesora la Mussara … lugar de partida, la tierra no me gusta.
Según explican, a pocos metros del pueblo hay una Masía al lado del cual, se dice que hay una piedra de grandes dimensiones que no hay que pisar, ya que al rededor de la misma oscila y fluctúa una puerta dimensional de traslado («al-Musara «) a la Villa del Seis.
Nadie lo sabe explicar o puede ser que sí …, y la explicación es, aquello que todo el mundo sabe y de lo que nadie quiere hablar, pero sea como sea, una vez se ha estado en el lugar, éste no deja indiferente a nadie y genera un extraño vínculo que llama a volver; y siempre que se vuelve te recibe repentinamente, la neblina baja mussarenca, penetrante, densa y fría, que yace y lo envuelve todo, provocando una inexorable atracción a su epicentro …
Realidad o ficción, nunca lo sabrás viajero, si no vas …
La niebla siempre yace.
Milevski
Empiezan a restaurar el campanario del pueblo abandonado de la Mussara
Todo a punto para iniciar la restauración del campanario de la Mussara. Un gran andamio cubre el campanario de este pequeño pueblo. Después de retirar toda la vegetación se ha podido constatar su mal estado de conservación. El campanario amenaza ruina. El Ayuntamiento de Vilaplana, propietario del monumento desde el 2007, impulsa un proyecto de rehabilitación crucial para conservar este templo medieval de más de 900 años de historia. Se inyectarán cerca de 135.000 euros para arreglar este Bien Cultural de Interés Local. La iglesia de la Mussara es posiblemente el edificio más significativo del antiguo pueblo y un elemento de referencia no solamente del municipio de Vilaplana, sino también de la comarca y de las montañas de Prades.
Justo este año se cumplen 60 años del despoblamiento y la anexión de la Mussara a Vilaplana. Coincidiendo con la efeméride, se han iniciado los trabajos para hacer un lavado de cara del campanario de este núcleo despoblado. El Ayuntamiento de Vilaplana compró la iglesia al Arzobispado de Tarragona el año 2007, fruto de un acuerdo ligado a unas obras que se tenían que hacer en la fachada de la iglesia de Vilaplana. Hoy en día la vieja campana de la Mussara retoca en Vilaplana.
La antigua iglesia parroquial, está desafectada y protegida como BCIL.
«Una intervención arqueológica hecha en el 2018 sirvió para confirmar los indicios que ya nos apuntaban los más de 900 años de este templo medieval, que se ha ido reconstruyendo y evolucionando con el paso del tiempo»
explica Josep Bigorra.
Esta será la segunda vez que se interviene en la iglesia de la Mussara, después de una primera actuación de consolidación llevada a cabo hace unos diez años atrás. Ante el valor del campanario, el rasgo más significativo y que se conserva más entero de la iglesia -mantiene toda la estructura y el tejado-, el consistorio quiere concentrar la actuación. Primero se desbrozó la vegetación que cubría el monumento para poner al descubierto su estado de conservación.
«Amenazaba ruina y estaba lleno de vegetación, las condiciones eran muy malas», dice el alcalde.
El objetivo es restaurar y salvaguardar el campanario, y poner contrafuertes y coronamientos para evitar desprendimientos.
En un futuro, el consistorio se plantea la reconstrucción de las cubiertas de la iglesia y de elementos que había tenido anteriormente el monumento.
Es una obra subvencionada por la Generalitat -con 54.000 euros de ayuda- y la Diputación de Tarragona -70.000 euros. El resto de presupuesto se financia con recursos propios del Ayuntamiento.
– ACN diarimes.com 30/08/2022
– Fuentes: Barcelonasecreta, caminoconsantiago, Alberto del Castillo, labrujulademilevski, Santi García, lavanguardia, lugarresconhistoria, catalunya, larutadelsrefugis, wikiloc, loblit, GMD
– Fuentes fotograficas:SantiMB Photos, managerfokus.
– Pagina de facebook dedicada a la mussara: https://www.facebook.com/historiamussara/
– Videos de youTuve del grupo: Buscadores de lo paranormal, en su pagina podeis encontrar bastantes videos sobre La Mussara.
Fotos antiguas: Centre de la Imatge Mas Iglesias de Reus / Col·lecció Arxiu Històric de l’Agrupació Fotogràfica de Reus /Josep Ferré Andreu / Núm. reg. 23242. /Josep Prunera Sedó / Núm. reg. 01354. /Eduard Borràs Sotorra / Núm. reg. 01785. (Centro de la Imagen Mas Iglesias de Reus / Colección Archivo Histórico de la Agrupación Fotográfica de Reus)
Que La Mussara nos ofrezca sucesos, mitos o leyendas está muy lejos de significar que se trate de un pueblo condenado por una maldición esotérica.
Cuando uno busca información de la hoy ruinosa población, lo primero que se encuentra son páginas que afirman que existe una leyenda negra. Mentira.
Todos estos contenidos caen en la falacia de la generalización apresurada. Es decir, lo afirman a pesar de carecer de las evidencias empíricas suficientes.
No, La Mussara no está maldita.
Después de leer decenas de libros, contenidos y artículos sobre La Mussara, puedo asegurarte con seguridad de que todo lo que te contaré son anécdotas.
De esta manera, por respeto a la memoria de los habitantes y de las propias ruinas de la población, te pido que separes la realidad de la ficción. La Mussara se lo merece. – Santi García.
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