Ellos se pertenecen a sí mismos

Escrito por Marié

16 de octubre de 2023

Creo que el nacimiento de un hijo es la mayor de las bendiciones. Pero esto no significa que él o ella sean de nuestra propiedad. Ellos se pertenecen a sí mismos.

Cuando era pequeña no me gustaban mucho los niños.

No es que no me agradasen ellos en sí, únicamente que no los entendía y no tenía habilidades para divertirlos o entretenerlos, así que me sentía incómoda en su presencia.

No entendía por ejemplo a mí padre o a mi hermana, que siempre andaban rodeados de niños y todos ellos estaban a gusto en su presencia.

Después pude comprobar lo mismo con mi compañero de camino.

Pero yo por esa época no había percibido aún todo lo que se puede aprender de ellos, el tiempo se encargó de enseñarme que son los mejores maestros. Y los míos son los que más me han enseñado a conocerme.

Fue pasando el tiempo, pero mi manera de verlos no cambiaba, me encontraba más cómoda con personas mayores y abuelos, por entonces pensaba que ellos siempre tenían cosas más interesantes que contar.

Así que desde que tengo recuerdos me ha fascinado la pasión con la que hablan de sus vivencias.

Me entusiasma observar al niño o al joven que conversa a través de esas arrugas.

La relación con ellos, para mí, era más sencilla, solo tenía que escuchar.

Por norma general me ha interesado y he disfrutado más escuchando y observando, que hablando.

Cualquier persona es merecedora de ser atendida y escuchada, y esas vivencias antiguas no van a repetirse debido a la velocidad con la que cambian las maneras de vivir.

Es como escuchar experiencias vividas en otro mundo, y ciertamente lo eran, el mundo es distinto para cada persona.

Varias de esas historias, son las que me hicieron pensar en los niños de otra forma, pero no con la suficiente intensidad como para ayudarme a cambiar mi comportamiento con ellos. No sabía.

La culpable de que comenzase a ver a los niños desde el amor y no desde el miedo, como siempre, fue mi abuela Carmen.

Ella hablaba con pasión de los hijos, de los embarazos y partos.

En esos momentos no me servía de mucho, pero sembró una semilla que, cuando fue necesaria, germinó y dio sus frutos.

Nunca me paré a pensar en mí misma como madre, sentía que tenía demasiados defectos y comportamientos a mejorar en mí, como para poder educar y formar a otra personita.

Sentía que era demasiado egoísta, pensando en mí y en mi libertad. Demasiado apasionada para dejar de pensar en mis gustos y mis aficiones como para dejarlas aplazadas por un tiempo indefinido.

No tenía seguridad en mí misma como para verme como madre en un futuro.

Todo ello sumado a que he sufrido dolores físicos desde los 16 años dio lugar a que, por entonces, me diera miedo sufrir dolores más intensos de los que ya tenía.

Así que pasar por un parto era algo impensable para mí.

Hoy, como madre, siento que siempre habrá cosas que no he hecho bien. De hecho creo que no he estado a la altura en la mayoría de las ocasiones.

Ni siquiera puedo decir que lo he hecho lo mejor que he podido, porque siempre podría haberlo hecho mejor.

Creo que decir eso, es una escusa más para nosotros mismos que para quien nos escuche.

Antes de tener hijos, quizás pensaba que cuando los tuviese no cometería ciertos errores, o comportamientos que no me gustaban en otros padres.

Antes de tener hijos pensaba que iba a comportarme de cierta forma, y cuando llegó el momento me fue imposible cumplir.

Y a día de hoy hay cosas que tengo demasiado claras. La primera es que aunque haya intentado hacer las cosas lo mejor que he sabido, no he llegado ni de lejos a ser la mejor madre.

Creo que todo forma parte de un proceso conjunto de aprendizajes, y aparecimos juntos en el momento justo, para crecer a través del otro.

Solo soy el medio para que hayáis podido venir a la vida.

Que quede entonces claro, por ejemplo que nunca quise que vinieseis para ser el compañero de vuestro hermano, aunque me ha hecho inmensamente feliz veros crecer juntos.

Vuestras peleas mientras erais pequeños y vuestra complicidad hoy, a pesar de lo tan diferentes que sois. El gran respeto que os tenéis.

No habéis venido a la vida porque los abuelos tuviesen prisa por tener un nieto, habéis venido en el momento oportuno y en la fecha correcta, todo es perfecto.

Jamás he pensado en tener un hijo o una hija para que cumpla los sueños que yo no haya podido cumplir, afortunadamente mis sueños son míos y los he ido cumpliendo a su tiempo. Aunque nunca está de más seguir soñando…

Aunque me siento afortunada de ver que sois también creativos, artesanos y buenísimos cocineros.

Nunca os llamamos a la vida para darle sentido a ella, sino para comprobar el amor más grande que se puede experimentar, el miedo más grande y la más grande responsabilidad.

Sois mi mejor aprendizaje, me hacéis intentar ser mejor cada día para vosotros, aunque cuesta bastante.

Y lo que menos sois es alguna asignatura pendiente, sois independientes, tenéis vuestra vida y no nos debéis nada.

No pedisteis venir, nosotros os ayudamos a venir y os acompañaremos mientras nos necesitéis.

No habéis venido a reemplazar a nadie, ni a llenar ningún vacío, sois el mayor de los milagros para dos personas que se aman y no han dejado de hacerlo, porque representáis el fruto de ese amor.

Para mí sois lo más trascendental que me ha sucedido, saber que vuestra creación ha sido por mi unión con mi compañero de camino.

Tampoco habéis venido por un capricho, ni por ninguna causa borreguil, sois el fruto del amor y del deseo de dos personas.

⁣Os hemos acompañado y lo seguiremos haciendo mientras lo necesitéis, para descubriros si no lo habéis hecho.

Debéis expresaros con total libertad.

Aunque a veces no nos entendamos, hemos nacido en diferentes épocas y hay cosas que no entenderemos, pero respetaremos vuestras decisiones.

Sois independientes desde el comienzo y vinisteis a vivir vuestra propia vida. ⁣

Llegasteis a nosotros con vuestra propia impronta, vuestro temperamento y ganas de ser. ⁣

⁣No debéis ser ningún reflejo nuestro, ni nuestros ideales, sois únicos y tenéis cada uno vuestros propios ideales, perfectamente respetables.

Brindamos nuestros cuerpos para vosotros, os tomamos en brazos al nacer, os dimos la mano cuando la necesitasteis y desde que demandasteis cierta distancia para caminar, os la ofrecimos.

El mundo es vuestro y tenéis que explorarlo a vuestra forma, no a la nuestra.

Estamos encantados de que compartáis tantas cosas con nosotros siempre voluntariamente.

⁣En algún momento nos dolerá vuestra distancia, y siempre tendréis un hogar si lo necesitáis.

Desde vuestra venida tendréis para siempre el abrazo que necesitéis, desde la más absoluta libertad.⁣

Y partiendo de que sois el amor más grande que he sentido, os digo:

 

¡Hijos míos, os libero de cualquier responsabilidad para conmigo, no tenéis que salvarme de nada, no tenéis que cuidarme, ni tenéis la menor obligación de mi felicidad, soy feliz de teneros y con solo saber que vosotros lo sois!

¡Y sobre todo os libero de pensar siquiera que me debéis algo!

¡Namasté!

 

 

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