Demasiados recuerdos

Escrito por Marié

31 de julio de 2023

Ya se comienzan a definir los extremos de tus torres en el horizonte, pero mis ojos se encuentran nublados, infinidad de lágrimas retenidas pugnan por salir, y de pronto se vierten sobre mis mejillas, aproximando a mi corazón demasiados recuerdos, reminiscencias, regalos, estelas del pasado.

Te voy presintiendo durante todo el trayecto, es un itinerario muchas veces transitado, pero mis ojos no han podido contemplarte hasta encontrarme casi asomada a tus contornos, de ningún modo, porque habitas en un valle.

Un hermoso valle que ofrece su nombre a la advocación de María a la que mi madre eleva sus plegarias.

Virgen del Valle, la representación que ella alcanzó a contemplar en el box de la UCI cuando sufrió su segundo infarto. De esta forma me lo reveló y así lo sentí. Y entiendo que gracias a su extraordinaria fe, esa fe que se posee o no se posee, pero que no se puede elegir, ella continúa caminando junto a mí.

Infinitas gracias Mari, por esas velas fervorosas ofrecidas a la Virgen del Valle por ella, de corazón.

Los buenos deseos tienen mucha fuerza y poder, lo he experimentado en abundantes ocasiones.

Pero previamente, incluso antes de alcanzar a poder distinguir las puntas de las once torres que todavía permanecen sobre sus cimientos, como orgullosos distintivos que definen tu grandeza, pude sentir la fragancia de tus campos.

Los acordes del viento al viajar embozando esa vasta campiña sevillana.

El color incomparable de tu cielo y el vehemente calor de tu sol. Ese sol que te dedica su nombre y que parece distinto del sol bajo el que suelo pasear. Écija… Ciudad de las Torres, Ciudad del Sol.

Antes de subir carretera arriba, dejando tras de mí tu blanca luz, alcancé a ver algunas de esas altivas torres. La primera que se presentó a mi vista, fue La Victoria, con Santiago casi de la mano, … Santiago, a la que asistió mi madre del brazo de su padre y partió del brazo del mío.

Giré un poco mi cabeza para contemplar la hermosa torre de San Gil, de la mano, esta vez de San Juan, y las demás están tan profundamente grabadas en mi interior que no me hizo falta verlas para distinguirlas en mis recuerdos…

Santa Cruz, morada de la Virgen del Valle, Santa María y Las gemelas.

El Carmen, frente a la casa que contempló el nacimiento de mi madre.

Sin olvidarme, por supuesto de Los Marroquíes, Santa Ana y Santo Domingo.

Además de las espadañas que han sustituido a otras torres y demás iglesias o conventos, todos ellos viven para siempre en mí: El Hospitalito, Los Descalzos, el convento de La Merced, Santa Inés, San Sebastián, Santa Florentina, Jesús sin soga, La Encarnación, Santa Bárbara, Los capuchinos…

Y si hay alguna que no menciono es porque no la he vivido en mis tantos paseos por tus calles… creo que te debo callejear en más ocasiones por tus antiguos adoquines para asimilarte en tu totalidad, así que una razón más de las tantas que atesoro, para regresar.

Ufff cuantos recuerdos han acudido de golpe sacudiendo mi mente, han concurrido todos a la vez, dejando un nudo de emoción en mi garganta… y las sonrisas de mis hijos al contemplar mis, no llamadas, lágrimas.

Me quedo con los eternos paseos por esas estrechas callejuelas que rodean todos tus monumentos.

Intactos recuerdos de tus Semanas Santas, carreras por todas ellas para ver los pasos en el rincón más hermoso… incluidos los resbalones por esos adoquines encerados debido a las gotas de tus perennes hileras de cirios.

Rincones oscuros alumbrados por los nazarenos al pasar, dejando un hechizo de sombras sobre tus blancas casas… Noches de luna llena observando un cautivo pasar entre aromáticos naranjos… Otros tantos plenilunios con otros tantos penitentes y el embrujo de ese intenso aroma a azahar mientras pasa la Esperanza acompañada de los inmortales piropos ofrecidos por sus penitentes, costaleros y demás ecijanos …

Tantos veranos, mis primeras salidas, las primeras discotecas, las primeras copas, confidencias, secretos, infinidad de tardes de risas y también de lágrimas… sin olvidar ¡las primeras borracheras!… Bendita edad estrenada en tus calles.

… Hacer planes para los jueves bien temprano, con mucha antelación, para librarnos del calor de tu ardiente estío. Ir a desayunar al Casimiro antes de recorrer tu pavimento hasta el mercadillo (jueves), creo recordar que en mi primera juventud La Guita era su emplazamiento.

… Subir a cualquier azotea, a escondidas, para fumarnos un pitillo…

… Ir al patio de unas de mis primeras amigas, las mellizas, a intentar aprender a bailar sevillanas, mientras María cantaba y su madre, Carmela, tocaba las castañuelas…

… Esa excursión de amigos para disfrutar de un día juntos y hacer una paella en el campo… Sorpresa al ver aparecer a mi padre en su furgoneta con la intención de acercarnos a todos hasta nuestro destino… ¡Sssshhh, hoy eso está prohibido, ¿y entonces?… no me acuerdo, pero él era así! ¿Cuánto hace? ¿Treinta y cinco años? ¡Menos mal! El delito ha prescrito y el conductor transita la eternidad…

… Escapadas en el R6 con Victoria (creo no confundirme) para ir a tomar café o lo que surgiese, en La Campana, o en La Luisiana, o en Campillo, o en Cañada. Tantos días intentando refrescar el febril ardor del verano en la piscina de La Ponderosa… allí culminamos la celebración de la boda de mi prima Ani.

… Intercambiar, también en La Ponderosa, mis diseños de bañadores con mi amiga Mari o mis petos por alguno de sus vestidos para salir por tus amadas calles, … Ir a Victorio de Verano, (este año he notado su ausencia…) Tapear, conversar, disfrutar…

… Encuentros con mis tíos y primos, Plata… Antonio y Anita, Ani, José y Victoria; Antonio (besos al cielo) y Trini, Antonio, Andrés, Trini y el entonces pequeñajo Jesús. Tíos de mi madre, Plata y Franco, Tita Rosarito (besos al cielo), Primos Cristóbal y Armando (besos al cielo), Frasquita, Isabel… Rodrigo… y otros tantos que no recuerdo.

… Esa carretera estrecha hasta subir al monasterio de Archidona, de excursión con mis padres, acompañados por mi prima Ani R.

Impresiones guardadas en mi caja de los tesoros. Mis amigas y amigos: Marga, Mari, María y Victoria con las que comencé mis aventuras por la ciudad más bonita del mundo. Más adelante sus chicos: Francis, Javi, Fernando (besos al cielo), y Manuel.

Maricarmen Uber, con la que también compartimos bellos momentos.

… Tantísimas tardes en la puerta de Joaquín (besos al cielo) también acompañadas por los chicos, Kisko (besos al cielo), Jose María, Cristóbal, mi primo José… Esa tapia, ese salto de la cabra, esos chistes y eternas carcajadas.

Más adelante con mis amigas Mari Carmen, Yaye y Ana Mari… también con mis primas malagueñas Mari Tere y María Jesus… cuando coincidíamos todos, éramos una gran pandilla.

Además, con las que comenzaron siendo amigas de mi hermana y terminaron siendo también grandes amigas y amigos Patro, Mariangeles (Rubi) y Manolo, Marga. Tardes de piscina, barbacoas, rescate de un atasco en los caminos embarrados… miles de aventuras.

Los más pequeños y que igualmente formaron parte de las más divertidas aventuras… han sido tantas; Mercedes, Javier, Antonio Uber, mi prima Victoria, Inma R., Maricarmen Piña, Elena, Marga Ruiz, Eli…

Seguro que descuido a alguien, pero los más pequeños tenían otras pandillas, y no recuerdo haber compartido tanto con ellos.

… Navidades, ferias, carnavales…

… Y el último cigarrillo antes de volver a casa… Llevo más de treinta años sin fumar, pero lo recuerdo…

Todo esto ha pasado en un instante por mi mente y ha sido lo que ha provocado el desbordamiento incontenible de lágrimas.

Y al sentir todas estas sensaciones, incluso con los ojos cegados por la emoción, regresaron a mí, como en un rollo de película antigua, todas estas vivencias compartidas contigo.

Tantas han sido, que, aunque he recordado algunas, no alcanzaré a poder definirlas completamente.

El sentimiento es vivencial, así que no sé si con mis palabras podré ofrecer mi sentir.

Eterna Écija, Écija de mi niñez, Écija de mi juventud, Écija mi gran amor, eterna Écija.

Tres meses al año, desde que nací. Todos esos días, con sus eternas horas, las pasé junto a ti.

Ese tiempo, era eterno, no se podía medir, ni contabilizar, porque era intensamente vivido. Y eso trae a mi memoria la manera de extender los minutos a su máxima percepción cuando son profundamente aprovechados.

Tanto tiempo ausente de ti… me hace sentir que al contemplarme en tu tierra, regresen mis sueños antiguos, retorne toda mi emoción, toda mi alegría. Regresó a mi corazón esa sensación que antaño me mantenía feliz todo el año. Y ese sentir es el que me llevo también en esta ocasión. La sensación de saber que allí, bajo ese trocito de cielo, tengo un tesoro.

Yo creo que este sentir es similar al de cualquier persona que tenga un pueblo que ama, un pueblo al que poder ir a vivir y disfrutar.

A mí, mi pueblo me hace viajar a zonas de mi cerebro, que ningún otro lugar ha podido lograr.

Por eso, hoy mi reflexión es exclusivamente para ti.

Bueno. Esto es incierto, porque donde realmente mi corazón descansa es en tu pequeña gran aldea, la situada a unos poquitos kilómetros dirección Sevilla. Allí donde el calor es refrescado por el altozano donde se encuentra, allí donde puede sentirse el viento al caminar. Mi amada Villanueva del Rey.

Cinco años sin verte, sin sentir tu calor en mi piel, sin ver tu luna eterna e inmensa, sin disfrutar de tus aromas… y sobre todo sin disfrutar de tus gentes, de mis grandes amigos, amigos de infancia, familia, amigos de juventud. Amigos mayores, amigos jóvenes y nuevos amiguitos. Divertidos, pasionales, alegres, como yo recordaba siempre a mis amigos del sur.

Y, ¡Como no!, una vez más he podido comprobar tu acogimiento. El recibimiento afectuoso de tus gentes, como siempre desde mi niñez.

En esta ocasión otras caras, faltan muchas ya de mis recuerdos de entonces, pero las mismas sonrisas, el mismo sentimiento.

Y realmente con eso me quedo, con la sensación afectuosa que me he traído a casa, con la energía a tope, con el corazón tranquilo y lleno del amor recibido de los grandes amigos que sé que tengo en el lugar de mis mejores horas vividas.

Seguro que tú también tienes un lugar así.

 

– Fuente fotográfica: Diario de Sevilla

 

¡Namasté!

 

 

6 Comentarios

  1. Rubi

    Sabes que siempre te recibiremos con los brazos abiertos, por qué tú y los tuyos también tenéis un huequito en nuestros corazones 😘😘

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    • Marié

      Muchas gracias Rubi, lo se. Me lo habéis demostrado muchas veces.
      Y… Una cosa hay la misma distancia para las dos. Así que la próxima aquí!!!
      Y con más tiempo!!!
      Un abrazoooo. 😘😊😊

      Responder
  2. Carmen Ramirez

    Ainssss he revivido esos años, que bonito, leyendo parece que lo vivía de nuevo, gracias, gracias y más gracias por escribir y hacernos sentir tanto, eres única 😘😘

    Responder
    • Marié

      Me encanta recordarlo y hacerlo recordar. Lo hemos pasado genial!! Y lo seguimos pasando.
      Gracias siempre a vosotros!!!
      Os quiero mucho.
      😘😘😘😘

      Responder
  3. Carmen vega

    Gracias por escribir tan bien y hoy en un ratito que tengo en las horas de noche en el hospital me has llevado a mi querida Ecija y a todos los momentos inolvidables que he vivido allí,muchas gracias.

    Responder
    • Marié

      Gracias a ti por leerme.

      Yo creo que todos los que hemos vivido momentos en Écija, sobre todo en la juventud (tan diferente de la actual), siempre tendremos esos bonitos recuerdos.

      Responder

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