En las tripas de la lavadora
En un rincón de tu casa ha aparecido un calcetín perdido, hace tiempo que no lo veías, lleva ya unos años contigo sin su pareja.
Lo malo es que todos sabemos donde están: en las tripas de nuestras hambrientas lavadoras o secadoras… Si metes dos calcetines y sólo sale uno…No hay duda.
Con el tiempo, continuamente te has negado a tirarlo, siempre que lo encuentras le buscas su pareja cómo si el destino estuviera a punto de cambiar de idea.
El calcetín te agradece tu actitud y que lo tengas en cuenta pero sin su mitad no puede cumplir su cometido y no desea sobrellevar la carga de dejar a otro calcetín parecido sin su pareja, por eso te pide que lo dejes marchar.
Para él ha sido un placer acompañarte todo este tiempo: subir montañas, correr por los caminos, pisar el acelerador y reposar en la mesa del comedor, ahora ha llegado el momento de cerrar este ciclo y decir adiós.
Abres la puerta y el calcetín se aleja por el camino que transita al pasado.
Caes en la cuenta de que el pasado, es como una bolsa donde lo guardamos todo junto y revuelto, seguro que allí encontrará su otra mitad y podrá volver a subir montañas, correr por los caminos, pisar el acelerador y reposar en la mesa del comedor.
Y tú podrás por fin dejar de perder el tiempo esperando a que el destino cambie de idea.
– Desconozco su autor
Sobre este tema se ha filosofado mucho: Solidaridad con el calcetín perdido al lavar la ropa. Porque si no los lavas, no se pierden ¡Ojo!
No me gusta que se pierdan y menos cuando haces una siesta con ellos… uno desaparece… y ya nunca más lo encuentras.
Investiguemos sobre el enigma de los calcetines. ¡Uno de los grandes misterios de la Humanidad!
Revuelves armarios, la lavadora, buscas en los escondites preferidos de tu perro, gato o hijos, pero nunca aparece la pareja de ese calcetín que tanto te gusta y que se suma al ovillo de calcetines abandonados que esperan pacientemente encontrar un nuevo amor.
Hay quien dice que el misterio se produce en algún lugar oculto del tendedero donde convergen diferentes energías, debajo de la lavadora o algún armario, o que incluso cuando cambias la goma de la puerta porque ya no cierra bien aparecen ahí todas las parejas requetelimpias deseando reencontrar a su amor perdido.
En culturas anglosajonas existe un monstruo de los calcetines, es un personaje muy querido como puede ser aquí el Ratoncito Pérez.
Las soluciones
Utilizar los calcetines desparejados para lavar las medias en la lavadora y que no se enganchen, como funda del móvil, recambios para la mopa, proteger el parqué del suelo y no rallarlo con las patas de las sillas, como marionetas de mano.
Hay que plantar cara a esa fuerza viva que los despareja sin piedad.
Para empezar, no pongas a lavar ninguno suelto: es el primer paso para perderlo.
Cuando los hayas tendido y secado, irán a parar a tu cajón ya desparejados.
Puede que el otro esté en la cesta de la ropa sucia, o puede que no. Primero, averígualo.
Cuando los tiendas, sujétalos con una sola pinza: un par de calcetines, una pinza. Te facilitará mucho el trabajo de doblarlos cuando los recojas una vez secos: quitar la pinza y doblar.
No esperes a hacerlo luego, es ahora.
No tientes la suerte.
¡Solución definitiva!
¿Hay algo que el hombre no sea capaz de inventar?. Si eres de los que se desesperan demasiado al perder un calcetín. Esta es una solución.
Puedes buscar un sistema de unión de calcetines mediante unos corchetes, una vez aplicados, macho y hembra permiten que el par vaya siempre junto, desde que te los quitas y los pones a lavar, pasando por la lavadora y el tendedero, hasta que los doblas y colocas en el cajón.
Se acabó el misterio. Puedes encontrar estos corchetes para calcetines en internet.
Visualización.
Ahora busca un momento de calma.
Cierra tus ojos e imagínate paseando en un camino que va hacia tu pasado, es un camino que atraviesa un frondoso bosque.
Vas caminando un poco cansado por que a tu espalda llevas una mochila muy pesada.
A un lado del camino te llama la atención un enorme y majestuoso roble, llama tu atención porque apoyado en su tronco hay una persona conocida y muy querida por ti, esperando que llegues hasta ella.
Recuerda a esta persona.
Cuando llegas hasta donde esta tu persona querida, sientes la necesidad de pedir su ayuda. Es una persona en la que puedes confiar y sabes que va a poder ayudarte en tu misión.
Así que pides su ayuda.
Muéstrale tu mochila y dile que en ella llevas almacenado todo tu pasado, y eso te supone una carga muy pesada.
Dile también que tu deseo es sacar de ella lo que actualmente no te es necesario.
Esta tan llena que no puedes guardar nada nuevo que pudiera llegar a tu vida, cosas distintas, nuevas y mas acordes con la persona que eres en el presente.
Tu ser querido te conoce muy bien y le pides ayuda para decidir que quieres desechar.
Ella va a transmitirte mentalmente lo que considera que debes dejar atrás.
Te va a ayudar a desprenderte de lo que tanto trabajo te cuesta cargar, pero también te cuesta soltar.
Abre tu mochila y mira que objeto puedes quitar de ella, ese objeto es la materialización de un recuerdo, quédate con el recuerdo y el aprendizaje que dejó en tu vida, pero entrega el objeto tan pesado a tu persona querida.
Da las gracias al objeto por la experiencia que te ha enseñado y dile que ocupa un espacio necesario en tu presente para ser llenado con cosas nuevas, muéstrale que necesitas hacer sitio para poder aceptar lo nuevo que va a llegar.
Si ves que tu mochila sigue pesada, sigue sacando objetos y entregándolos a tu ser querido.
Cuando consideres que ya estas ligero para continuar tu camino, despídete de esa persona y agradécele su ayuda en tu vida.
¡Cuando en casa lleve tiempo un calcetín perdido, usa el otro para algo creativo o deséchalo, no lo dejes rondando, recordándote su orfandad!
¡Namasté!
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