Cada itinerario está marcado a fuego

Escrito por Marié

8 de julio de 2022

Aprende a timonear tu galeón

 

Cuando comparecemos de nuevo en esta vida, si contemplamos nuestro océano interno, veremos que cada itinerario está marcado a fuego en nuestro interior.

Todos navegamos en naves individuales, unas mejores que otras, mejor dicho, unas mejor preparadas y cuidadas que otras. Y digo navegamos porque estamos acostumbrados al líquido elemento, germinamos en el interior de un cántaro de néctar, en un mar interno de agua dulce, el útero materno.

Dentro de ese cántaro sagrado estamos siempre acompañados y al separar el cordón que nos une comenzamos nuestra travesía solos.

A partir de ese momento, tenemos que prepararnos para manejar solos nuestro galeón. Pero para ello tenemos que construir un navío lo suficientemente fuerte. Una nave que sea capaz de ayudarnos a atravesar el mar de la vida, como los mejores marineros. Igualmente, es necesario construir cada parte de manera ejemplar.

Un boceto bien pensado y construido nos permitirá realizar un crucero perfecto. Nuestra nave, en este caso, se puede comparar a un trasatlántico preparado para surcar océanos inmensos. Pero si no fabricamos un sistema adecuado, las olas podrán zarandear nuestra pequeña embarcación.

El diseño comienza con los pensamientos de nuestra madre mientras flotamos en sus entrañas. Por esa razón es una gran responsabilidad alojar un pequeño navío en nuestro mar interior.

Ella es el primer trazo de nuestro dibujo, el linaje que nos ofrece es él inmediatamente anterior a nosotros. Su estirpe viaja hacia atrás en el tiempo por todo nuestro árbol genealógico hasta desembocar en el primer cántaro.

Todos ellos son piezas importantes en nuestro navío. Y todas son necesarias para aprender a timonear nuestro galeón.

Los siguientes esbozos vienen trazados por las creencias que van a ir conformándose en cada vela, en cada palo de mesana, en cada aparejo y cabestrante, en cada mástil y en el palo mayor. Todas estas creencias deben estar perfectamente ensambladas de manera que conecten en ese nivel que solamente es comprensible por su portador. Aunque cada navío de nuestra especie está condicionado por el diseño único que fue preparado para él o para ella.

Los trazos anteriores tienen que ser dibujados sin miedo, sin desesperación, sin tragedias, cincelados y diseñados con placer, para que el resultado sea perfecto y desde el amor.

Si seguimos con nuestro perfecto proyecto, lo siguiente a perfeccionar serian nuestras capacidades únicas. Los recursos que utilicemos para crear en nuestra nave las mejores experiencias y los retoques que la hagan diferenciarse de cualquier otro galeón. No sin razón somos únicos e indispensables en el inmenso océano.

Y tras todo ello tu barco será perfecto y perfectamente preparado para hacerse a la mar sin temer a ninguna tormenta.

No dejes que la duda penetre en tu madera. No dejes que, al internarte en el océano profundo, el primer oleaje te muestre tu debilidad y acabe con tu fuerte sistema de creencias.

Demuéstrate y demuestra al oleaje que tus piezas perfectamente ensambladas no permitirán que tu nave se hunda en el mar de la existencia. Y si el flujo es fuerte y genera manchas de humedad en tu mástil, en tu verga o en tus yugos, coge un gran bote de brea, canta la mejor melodía que llegue a tu imaginación, úntalo bien y, sin pereza ni desanimo, reconstruye lo que esté deteriorado.

Reflexionando en el mito de Teseo

Ya sabes que eres un gran navío, imagínate ya perfectamente construido y que tu composición es absolutamente formada por aromática madera de roble.

Con el tiempo y las circunstancias, parte de tu madera se va deteriorando. Pero como bien has aprendido, vas cambiando las partes deterioradas por otras, de pino, de olmo o incluso de aluminio.

Tu navío continúa siendo el mismo; sin embargo, ahora tiene una nueva pieza de otro material.

Has visto el resultado al cambiar pequeñas partes y te agrada la idea de sustituir otras partes con las que no estás del todo conforme. Procedes a sustituir el timón, los mástiles y la madera de cubierta.

Cuando has terminado de realizar todos estos cambios y remodelaciones tendrás una embarcación con distintos materiales, con sus características propias, aroma, dureza, resistencia… en definitiva ¿tendrás otra embarcación diferente?

Y te comienzas a preguntar ¿Cuándo dejé de ser de madera de roble y me convertí en una mezcla de materiales diferentes? ¿Con la primera pieza que sustituí, o cuando había sustituido gran cantidad de piezas?

Si lo piensas en profundidad, lo mejor sería mirarte con perspectiva, o preguntar a alguien que pueda observarte desde la distancia. Puedes explicarle las piezas que cambiaste y él o ella van a ver el resultado.

Quizás a otro navío le sirvan las piezas que tú desechaste, porque las suyas propias estén incluso más deterioradas que las tuyas y las utilice asimismo para comenzar desde la base un barco de madera de roble.

Y estas acciones nos hacen preguntarnos a ambos: ¿Cuál es mi embarcación? Si con todas las piezas que he desechado se ha construido un barco igual al original.

Como patrón que eres, juraste hundirte con tu navío, pero ¿a cuál de ellas vas a ayudar en caso de naufragio? ¿Cumplirás tu promesa si el nuevo barco construido con tu madera de roble se hunde?

 

Pura filosofía de Plutarco. ¿Has pensado lo que resolverías hacer?

 

El barco de Teseo fue el que llevó a los atenienses al Minotauro y por eso se convirtió en una especie de monumento. Y como una forma de reverencia, siempre lo mantuvieron en buen estado, sustituyendo las partes de madera que se iban pudriendo por nuevas.

 

Hasta que un día un extraño solicitó que lo llevaran ante el auténtico barco de Teseo y surgió la duda sobre cuál sería el auténtico: ¿el que estaba en el puerto o los pedazos sustituidos y guardados en el almacén?

 

Pero vamos a continuar con nuestro navío.

Yo creo que si nos ponemos a pensar en él hace 8 años, desde ese momento hasta el momento actual, muchas cosas por no decir todas, han sido sustituidas.

Comenzando por las células que componen nuestro cuerpo, absolutamente todas fueron sustituidas; y terminando por nuestra forma de enfocar las vivencias. Por lo tanto, ¿eres el mismo navío? Los recuerdos se mantienen intactos, pero ¿dónde quedaron almacenados si cada célula anterior desapareció?

Mi concusión

Cada navío que se construye es totalmente distinto por mucho que se utilicen los mismos materiales.

Aunque la terminación final pueda parecer similar, el proceso siempre es diferente, el montaje fue realizado por personas distintas con también singulares actitudes, diferente creatividad y dedicación.

Cada constructor tiene su montón de madera, y aunque sea igual que la de otro constructor, cada uno de ellos sigue una forma de trabajar que determinará como será su navío, orquestado de manera única.

Hay infinidad de paradojas en cualquier ámbito:

 

En un capítulo de la novela Alicia en el país de las maravillas de Lewis Carroll, Alicia mantiene una conversación con una oruga azul, que la interroga por su identidad.

 

Alicia, confundida tras cambiar de tamaño en varias ocasiones durante el día, responde que no sabe si sigue siendo la misma que esa mañana.

 

La oruga no parece tener problemas con la paradoja, a lo que Alicia le responde que ya opinará diferente cuando ella misma se transforme en crisálida y después en mariposa.

 

Similar es cualquier otro ejemplo de la naturaleza que tomemos: nunca tus pies van a caminar por el mismo sendero, ni se van a mojar con la misma agua de un arroyo, puesto que ellos no serán los mismos.

¿Es difícil para ti imaginar tu propia nave? Inténtalo, visualízate.

¿Cómo te ves? ¿Cómo es tu funcionamiento?, rápido o lento, asertivo o victimista…

Busca tu sueño principal, ¿qué objetivos tenías al ir construyendo tu barco, que metas, que maneras de intentar conseguirlos?

¿De qué está hecho? ¿Es grande o pequeño? ¿Cómo funciona?. No olvides lo que llega a tus pensamientos, recuerda, estamos jugando con nuestro inconsciente.

Si hasta ahora no lo habías pensado, intenta dibujar mentalmente un mapa del tesoro que te acerque cada día más a esa isla en la que lo tienes escondido.

Busca la inspiración donde veas que puede ayudarte de la mejor manera, recoge madera de otros barcos diferentes, aquella que te sea útil, y desecha la que ya no lo sea, tanto la propia como la ajena.

Puede que encuentres madera en muy buen estado, pero que a ti no te sirva para lo que quieres construir, así que no recojas cualquier cosa por buena que te pueda parecer.

 

Quizás esa preciosa madera haya sido desechada por algún barco pirata, y no te ayude en tu perfecta construcción, piensa que tu nave es tu refugio y debe ser un lugar pacífico, libre y estable, en el que puedas viajar tranquilo disfrutando del largo viaje de tu vida.

 

 

¡Namasté!

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