A mí llegan sus preguntas

Escrito por Marié

29 de enero de 2024

Esta reflexión de hoy la dedico a las muchas cuestiones que me hacen desde el silencio, no me las hacen directamente, pero igualmente a mí llegan sus preguntas.

Hace muchos años, muchos, desde que ponen palabras en mi boca, hace unos pocos menos, desde que escriben a través de mis dedos, y exactamente treinta años desde que pintan a través de mis manos. Muchas cosas de las que he hablado, las he olvidado, otras no, por ser importantes para alguien muy querido.

Cuando quiero que no se olviden, hago esto que estoy haciendo ahora, escribir, y allí quedan, para mi imparable aprendizaje.

Algunas veces busco mis libretas, manuscritos tiempos atrás y compruebo las evoluciones.

Allí viven escondidas, cosas relevantes de mi vida que no quiero que se olviden o que considero importantes, ¡todo está escrito! Es lo que tiene tener mala memoria. De esta manera, nadie me puede engañar, con algún recuerdo. Los míos están a buen recaudo.

Aunque puedo decir que muchas cosas viven también en mi memoria, como he dicho, cosas significativas reveladas por personas relevantes en mi vida.

Normalmente, son profundas vivencias, dolores confiados en conversaciones personales e intimas. Para mí son hechos trascendentales y me siento como la confesora que nunca difundirá los secretos de estas confidencias.

Siempre he intentado ofrecer desde mi eterna aprendiz, lo que he considerado mejor cuando me han solicitado ayuda. También en esta ocasión tengo que decir, que en muchas de esas ocasiones han puesto palabras en mi boca para ofrecerme ayuda para ayudar.

Me explico, algunas veces no me reconozco en las respuestas, no porque no las sienta, sino por su profundidad y por la calidad del mensaje. ¿Ayuda invisible? Probablemente, o esa presencia interna superior que también soy yo, pero sin ser consciente.

Al compartir alguna circunstancia vienen a mi recuerdo ciertos testimonios realizados en conversaciones privadas, profundos dolores. Muchos no se me han olvidado, es imposible, por el dolor que reflejaban.

Al comparecer en mi presente traen consigo el aprendizaje que las acompañó. Puedo rescatar muchos mensajes para mí y para quien conversó conmigo.

Normalmente, hay una comunicación importante para ellos, pero me causa mucha desesperanza cuando compruebo que en ocasiones no ha funcionado. Pero no ha funcionado porque cosas muy significativas comunicadas no han sido tenidas en cuenta.

Tengo recuerdos y conocimientos que probablemente me fueron confiados en momentos duros y hay quien ni siquiera recuerda que me los ha confiado. Más no tienen que tener cuidado, no voy a contar nada.

Si en algún momento decidiese basarme en estas experiencias, sería con el permiso adecuado y evitando los datos personales reales.

Casi todas las vivencias pueden servir, pero nunca para apoyarnos en ellas, la vida se construye con experiencias propias, es acción, y el error cometido por uno no sirve para aprendizaje de otro.

Me pregunto si recordáis lo que me habéis contado. A veces, cuando tengo una conversación con alguien, y miro sus ojos regresa todo repentinamente a mí, ¡Bum! Muy intenso. Vuelve su antiguo dolor, y yo descanso sabiendo que solo mi mente lo siente.

Algo se remueve y reconozco el dolor dormido pero no perdonado, ni olvidado en algunas personas. En otras es distinto, tienen una luz diferente en sus ojos, han pasado sobre el dolor como quien camina sobre ascuas sin sentirse heridos. Salen de la experiencia con un sentimiento gratificante y agradecido por lo vivido, probablemente necesario y elegido libremente. Como un Fénix.

Tú que me lees, ¿recuerdas algo de lo que cuento? Quizás no lo recuerdes, pero si te observo regresa a mí algunas veces.

Creo que cuando soy capaz de rescatar de mi biblioteca escondida esos recuerdos, es porque la persona es de mi grupo de almas, las que me acompañan siempre, y que forman parte de mí aunque ellas no sean conscientes. Pero sobre todo, porque no lo han superado.

¿Te reconoces? Es porque eres un alma amiga.

Normalmente, si me regalan el conocimiento del cual ha sido la relación, lo suelo comunicar, también en confianza.

Muchos venimos a ayudarnos entre nosotros, de la manera que sea. Para mí suele ser muy evidente.

Probablemente, tú viniste a mí para ayudarme y has seguido haciéndolo. Suele ser inconscientemente, entiendo que no tienes conocimiento de ello, es a nivel etéreo, astral.

Lo que no suelo percibir tan fácilmente es si la relación es muy antigua, o si ha sido en una existencia cercana, creo que no es necesario para mí, y quizás a nivel de conciencia si lo conozca.

Muchas veces estos recuerdos aparecen para recordarme que la persona no ha sido fiel a sus palabras, a proyectos que hubiesen ayudado en sus procesos, hechos primordiales obviados.

Hay hechos o acciones que podría recordaros para que se realicen voluntaria y conscientemente. Porque observo en ciertas miradas que no han superado el dolor, ni han realizado lo que necesitan para sanar desde el amor, sin seguir lo que me solicitan. Veo en algunas personas todo el peso de la vida sobre sus hombros.

Distorsiones en las percepciones y experiencias no deseadas. Pero igualmente permitidas sin intentar solventadlas.

Son percepciones, no te lo creas, yo no creo muchas cosas que escucho, no tienes que creerme. Solo puedo decir que cuando no se integran en la vida los procesos que quieres superar, quedan sin hacer y seguirán haciendo daño.

Desde hace muchos años he tenido conversaciones muy profundas, ¿lo recuerdas? Seguro que sí. Aunque ciertas cosas no pueden ser transmitidas a todo el mundo.

Puedo decir que he conocido a personas con una alta protección aquí en esta vida y que han permitido que se desvanezca. Han dejado machar la excepcional protección extra y la propia protección personal, permaneciendo ahora vulnerables y expuestos.

Esto tiene un coste energético, que pueden percibir perfectamente, por lo que experimentan en sus vidas.

Recuerdo algunas protecciones muy fuertes, tanto las invisibles como las propias, de manera que casi nada podía dañar.

Hablando de daños, los más dolorosos son los infligidos a través de nuestra familia de almas, nuestros seres más cercanos, o nuestros mayores enemigos. Seguramente sean inevitables y probablemente necesarios para nosotros, por doloroso que sea reconocerlo. Lo más probable es que nos sintamos enormemente heridos, tanto por ellos como por la vulnerabilidad que nos provoca, dando permiso a otras personas y entidades a hacernos daño también.

En la mayoría de las ocasiones, me habían comunicado los sufrimientos con anterioridad a la conversación. Cuando me ha ocurrido, los he escrito para mi propio aprendizaje y los he comprobado al confiármelos en terapia o tomando un café. Para mí sigue siendo sorprendente. A veces es como observar una película en mi mente.

Podría pensar incluso que es mi propia imaginación, hasta que escucho la misma película de boca de mi acompañante.

Cuando se confirman todas y cada una de mis sospechas o mis percepciones, me sirve de ayuda, para aumentar la credibilidad hacia mí misma y la de quien me acompaña. Compruebo una vez más que mi ser interno viene con un propósito muy específico y no muy mundano. (realmente como la mayoría de compañeros, solo hay que escuchar y confiar).

Mi manera de actuar es dejarme fluir en la información que llega a mí como un regalo, sin inventar, ni añadir, ni eliminar información.

No quiero convencerte de nada, ni a ti, ni a nadie, ni soy discutidora.

Quizás alguna vez suelo mostrar en público una parte más mundana, esa parte que no soy yo realmente, pero que también soy de alguna forma.

Ella es la que me permite acercarme a algunas personas para poder ayudarlas. (a las que me dan acceso, por inteligencia o nivel de evolución).

Hay quien no tiene la comprensión necesaria y no me permite una entrada lo suficientemente profunda para ayudar, así que realmente no depende de mí.

Creo que hay pocas personas que reconozcan a ese yo real que existe en todos. En la compañía de esas pocas personas, se produce un crecimiento conjunto y continuo.

Esa parte superior personal es muy difícil de reconocer en uno mismo, así que mucho menos en otro.

Veo que, aparentemente hay quien se ha alejado de ese conocimiento de su ser real y como consecuencia, del mío.

Quizás ahora no me necesiten, y da pena comprobar que siguen existiendo personas amigas y cercanas que solo están cuando te necesitan.

Lo que pido es que esto no me transforme, no me decepcione, para poder seguir ayudando cuando me vuelvan a necesitar.

Recuerdo algunos experiencias pasadas en las que percibía inquietud por conocerme, y sobre todo por escucharme.

Hay quien ya no me escucha, solo me siento observada, y entonces ofrezco la mentira que me invento para la ocasión.

Esos mismos que tiempo atrás me reconocían y me respetaban. Hoy dudo de ello, por ello lo que muestro es solamente una versión superficial de mi ser inferior.

No es inconveniente para mí porque continuamente conozco personas con las que mantengo conversaciones espectaculares, muy instructivas y esclarecedoras, que hacen mi vida digna de ser vivida. Agradezco a quien sea que hace posible que nos conozcamos.

Cada ciclo de vida trae cosas distintas, y hoy todo es irreal y superficial. Quizás sea necesario volver a vivir una infancia para aprender desde cero.

¿Quieres diversión?, me muestro divertida, ¿no quieres profundizar? Me muestro impersonal, incluso pesada, molesta, infantil… pero no soy yo.

Muchos recordaréis esas otras conversaciones más importantes, con mi parte más profunda, habéis hablado muchas veces con ella, y os gustaba escucharla. Al menos vuestras preguntas eran curiosas, interesantes, atentas.

En ocasiones, si coincidimos veo que algunos lo recordáis, e intentáis hablarle a esa parte de mí, pero no lo hacéis de la manera adecuada. Yo no lo necesito. Pero ella necesita un trato más respetuoso, más real, lejos de lo impersonal y superficial.

No depende de mí, yo no lo necesito para mi individualidad, pero es crecimiento común y la situación me provoca compasión.

La profundidad que mostrabais en todo han dado paso a una gran grieta de vulnerabilidad. Es lo que ocurre con la relajación en costumbres correctas. ¿No notas los cambios energéticos en tu entorno? Incluso yo observo la distinta manera de manejar la propia energía y la del entorno cercano. Se hizo superficial y deficiente.

Con los logros no se debe bajar la guardia, todo lo contrario, es peligroso. Y cuando la bajamos la energía cae en picado, todo a nuestro alrededor va decayendo descendiendo linealmente del estado eufórico en el que vivíamos a un estado desconectado. Todo va a costar más a partir de este descenso, todo lo que antes no costaba lograr ahora parece imposible.

Se pierde la esperanza y la motivación, y regresa la vulnerabilidad. Es inevitable un retroceso.

Aunque todo esto también puede ocurrir cuando no alcanzamos el logro que teníamos en mente. El resultado es similar, una disminución en la energía y en la protección y como consecuencia desesperanza y estancamiento. Un círculo vicioso.

Cuando dejamos que ciertos comportamientos nos gobiernen, esos comportamientos o pensamientos provocan grietas en nuestra protección energética.

Probablemente, hayan existido momentos anteriores de más perfección y más presencia interior.

Pero las grietas dejan que regresemos a momentos de más insatisfacción, más dudas, más miedo e incertidumbre.

Y toda esa oscuridad acarrea que volvamos a caer en experiencias que generan más fragilidad, menos protección.

¿Lo percibes?, creo que sí.

Realmente lo que no concibo es si quieres cambiarlo o no.

Considero que hay niveles en el aprendizaje que una vez superados, deben ser recordados para tenerlos presentes, con el objetivo de no retroceder en el proceso.

Sobre todo porque nos toca volver a rescatarlos y generalmente quedan en lugares más alejados e inaccesibles.

Yo he visto en muchas personas, a ese ser real, ese ser que solo se muestra cuando se siente seguro y entendido. Ese ser que se reconoce en mí, que sabe que soy suya y que es mía o mío. Que somos ambos parte de un todo.

No voy voy a hablar con nadie de él, él habló a mi propio ser superior y sus conversaciones quedan para ellos. Guardadas.

Todo el mundo no logra verlo y mucho menos entenderlo.

Mi misión, en este caso, y en todos los que he conocido, no es debatir sobre lo que sé o no sé, o lo que entiendo, o lo que es correcto, o lo que tendría que haber ocurrido o no. Soy básicamente una espectadora.

Quizás una espectadora muy observadora.

Creo hablar desde la verdad cuando digo que lo que sucede en cada vida, es lo que tenía que ocurrir, sea doloroso, frustrante, impotente o como quieras llamarlo.

Y siempre (sin duda alguna) podría haber sido peor.

Ese ser superior interno no sufre por ello (entiende que era necesario), pero la parte que consideramos más mundana, no tiene los recursos para concebir esta necesidad y sufre enormemente, sin entender.

Quizás, cuando la vida es más sencilla y placentera, nos relajamos y dejamos de realizar trabajos que ya estaban implementados y aprendidos por largamente ensayados. A ellos habíamos llegado desde el dolor y es injusto abandonarlos cuando el dolor es menor.

Sobre todo por qué es una asignatura aprobada con buena nota y no es justo tener que volver a repetirla. Si algo hay que volver a hacer, al menos que no sea con dolor, elige mejor el amor.

Es un entrenamiento continuo, lo he escuchado muchas veces, (la vida, en cualquier ámbito es continuo entrenamiento, mental y físico).

Pero entiendo que cuando nos relajamos en las vivencias placenteras, también relajamos esas otras actividades mucho más necesarias y profundamente importantes. Realmente en estas vivencias no necesitamos conscientemente vivir ese trabajo interno, esa conexión con nuestro otro yo, porque la conexión continua en ellas.

No quiero decir que no se deban vivir experiencias felices, pero no hay que dejar que nos gobiernen, sobre todo porque se comienzan a dejar en sus manos, cosas importantes de nuestra vida, que solo podemos vivir de manera individual y experiencial, y no se deben dejar perder.

Quizás has percibido este cambio en tus energías, o quizás no. O algún cambio en tus emociones.

Te digo todo esto por qué creo poder ayudarte, como he intentado siempre con todos. Pero si no me pides ayuda, aunque sepa que la necesitas, no puedo ayudarte.

Y con respecto a lo más importante en cada una de las experiencias es el perdón.

Es necesario e imprescindible para que la vida progrese adecuadamente. Sin persistir en el dolor.

Perdón real, perdonarse uno mismo y perdonar cualquier afrenta, por dura que sea. Es un peso demasiado grande para arrastrarlo toda una vida.

Por duro que sea lo que hay que perdonar, más duro es cagarlo a cuestas.

¡Cuantas experiencias escuchadas, cuanto dolor!

¡Suéltalo!

 

¡Namasté!

 

 

 

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