Eres lo que haces

Escrito por Marié

11 de diciembre de 2023

Bueno, como ocurre con casi todo lo que escribo, esto es muy relativo. Algunas veces no eres lo que haces.

En ocasiones se hacen cosas que no te definen. Haces cosas con las que no te identificas y que normalmente desapruebas.

Hoy me cuestiono ¿por qué?

Supongo que dependerá del día, de como te sientes, de tus emociones y de cosas que queden por aprender.

Hay días en los que no me reconozco, desapruebo muy mucho ciertas cosas que hago. Después de hechas me arrepiento y me siento enormemente mal.

Sobre todo, teniendo en cuenta que en ocasiones he aprovechado el ejemplo de esas acciones precisamente para explicar lo que no se debe hacer.

Al pensarlo así, escucho una vocecita que me dice al oído “eres un fraude”. En esos momentos siento que no soy válida para ser escuchada. ¡Consejos vendo que para mí no tengo! Me resulto muy decepcionante.

Cuantas imperfecciones que creía superadas regresan alguna vez a decirme… ten cuidado, sigo por aquí.

Quizás sea precisamente para eso, para saber que todavía hay trabajo por hacer.

Es doloroso, es un poco deprimente, pero me temo que tengo que vivirlo para dejarlo marchar.

Me digo a mí misma: – No lo volveré a hacer. Seguiré diciéndomelo a diario para hacerlo realidad, como procedo con todo en mi vida.

Por eso, hoy pido perdón, primero a mí misma, pero sobre todo a todas las personas que haya podido defraudar o hacer daño.

Tengo perfectamente claro que la primera herida soy yo, y ante estas situaciones soy la que más tiempo va a necesitar para volver a confiar en algunas de mis acciones. Reconocerlo me hace sentir un poco de tranquilidad dentro de la intranquilidad que me he provocado.

Quizás sean estas fechas, las fechas en las que nos intentamos observar un poco más.

Realmente no sé por qué, si es porque está próximo el final de otro año, porque me gustaría ver a personas que nos las voy a volver a ver en este plano… Para mí son fechas en las que hacer recuento a ver si he mejorado o siguen esos demonios escondidos en algún lugar que no suelo mirar.

En estos días, uno de esos demonios me ha estado parloteando bajito y ha logrado su objetivo, convencerme.

Supongo que deberé convertirme en su amiga para enseñarle que no está bien tentar de esa manera.

De hecho, escribiendo esto, ya se lo estoy diciendo, le estoy invitando a acompañarme y a redimirse. Y así, intentar redimirme yo también.

¿No te ha pasado alguna vez? Sentir que creías estar trabajándote bien y de pronto… ¡Bumm!, de un mazazo derribas muchas de las piezas por tierra, esas piezas que creías tan bien colocadas…

Y por quien más lo lamento, es por las personas que amo, me duele muchísimo que se puedan sentir defraudados. Pero aun así, no puedo evitar lo que ya está hecho. Sabiendo además que pedir perdón nunca es suficiente.

Nada de lo sucedido les hace daño directo, pero al hacérmelo a mí y al sentirme tan pequeña en estos momentos, me causa advertirme pequeña también a sus ojos, aunque ellos no me noten así.

Normalmente, soy muy dura conmigo misma, mucho más dura de lo que merece lo que haya podido hacer. Pero es mi costumbre de castigarme por lo que no reconozco adecuado en mis comportamientos.

Y hoy, en particular, el día escolta mis sentimientos. El intenso celeste que días atrás veía tras mis postigos, ese azul del que pude disfrutar enormemente saludando parajes hermosos de la gran madre, ha sido sustituido por un alicaído gris. Y no es que no me guste el color, me gustan todos los colores y todos los días, pero hoy la ausencia de luz ha conseguido arrastrar mis emociones.

Esta mañana el día asomó su cara triste, con ganas de verter lentas lágrimas. Lágrimas que en su alianza con un viento tenaz van dejando desnudos los árboles de mi jardín. Como desnuda ha quedado de nuevo mi alma ante mis ojos.

Y aunque las lágrimas suelen aparecer fácilmente en mi ayuda, como ha sucedido estos días, hoy no quieren asistirme para vaciar este sentimiento de decepción. Hoy están ausentes, y para mí es más traumático, porque en su lugar advierto mi pecho enmarañado, allí, en su zona más profunda.

Mi propósito no es ocasionar disgusto a nadie, solo vaciarme de este sentimiento normalmente impropio en mí.

Decido escribirlo a ver si así considera marcharse y nunca volver.

En consecuencia mi recriminación de hoy es para mí. Intento ayudarme abrazando mi tristeza, fría y necesaria para mi objetivo.

Se ha acercado, se ha acomodado a mi vera y ha traído consigo ciertas vivencias antiguas. Vivencias en las que me rompí, pero también rompí otros corazones, decepcionando a otros, y hoy regresan a mi mesa.

En ocasiones como hoy, creo que lo mejor que puedo hacer es inventar o imaginar alguna situación más benevolente. Sobre todo con el pobre concepto de que podría haber sido peor o de que hay personas que simplemente se reirían de lo que a mi hoy me avergüenza.

Voy a dejarla, voy a permitir a mi imaginación ayudarme, creo que es el mejor arsenal para combatir la tristeza.

Voy a permitirla engañar a mi mente y a mi corazón. Y también voy a permitir que esa confusión que se estableció en mi pecho, se descomponga, desenredandose y formando un largo hilo dorado en el que voy a envolver este dolor.

En dias anteriores permití que mis lágrimas humedecieran mi ropa, mi rostro y mis dolores. Quizás hoy no hayan querido acompañarme, porque no están acostumbradas a acompañarme durante tanto tiempo, así que mejor no voy a insistir en seguir llamándolas.

He advertido que esos demonios que creí eliminados, no lo estaban en realidad, se dividieron en pequeñas partes que permanecieron escondidas por los rincones, y continuaban navegando por mi oscuro océano interno. Y ese océano se ha derramado lentamente desde mis ojos ante esta certeza.

La travesía en la que participa mi embarcación, se lleva a cabo en mi lugar más profundo, en esa ciénaga pegajosa, oscura e insondable, lo más alejada del resto de mi universo.

Sé que puedo resultar insistente, pero también tengo claro que alguien se puede sentir identificado.

Nadie es infalible, de otra forma no estaría aquí ahora.

Lo que quiero decir es que a veces al pensar en los problemas que creías superados y que regresan inevitablemente, me suelo regañar y aparece la vergüenza limitante: ¡Marié ya estamos aquí de nuevo! ¿Será que el monstruo es más grande que yo? ¿Será que no tengo recursos para luchar?

Deseo, espero y suplico que no sea así.

Cuando me siento así de pequeñita, y aunque realmente soy pequeñaja, llamo a gritos a esa otra pequeñaja cabrona que también habita conmigo y que es la que me ayuda a superar siempre los contratiempos, es la que me tiende la mano y me ayuda a salir de esa ciénaga pegajosa.

¿Que si me puedo comparar a alguien? Supongo que sí, aunque hay cosas y comportamientos que no son comparables aunque puedan parecer similares.

Todos tenemos formas diferentes de enfocar situaciones similares y desafortunadamente o afortunadamente, no lo sé, suelo enfocarlas desde una pena profunda o desde la más pura alegría, yo no suelo ser de grises.

Trabajo desde una fuerza que no se puede medir, porque si no lo hiciese así no podría hacerlo. Tristeza profunda, o intensa alegría. A veces me gustaría tener un término medio más equilibrado. Poder vivir en un lago más tranquilo.

Sin embargo, noto que puedo navegar en él si me permito entrar en mi lugar sagrado, sola y en silencio, y me dejo mecer por las olas suaves de sus aguas cristalinas.

De todas formas las comparaciones me parecen odiosas, y me suelen gustar infinitamente las personas que no se pueden comparar con nadie.

Admiro a quien no se ajusta a patrones, algo que yo identifico con mi vida. Admiro también a quien ha vivido la aventura preciosa de ser ellos mismos, auténticamente.

Los que somos un poco “raros” solo nos obedecemos a nosotros mismos, por eso me suelen pasar estas cosas. No me sirve lo que suele servir a otros. Intento superar estos momentos más bajos convirtiendo mi obediencia y mi escucha interna en mi estilo de vida, para sufrir menos.

Una atención sobre lo que siento, la bienvenida a mis lágrimas y su aceptación me parecen una bonita virtud y eso es lo que me ayuda a corregir las cosas que hago y no me gustan. Atención óptima es una virtud excelente.

Sé perfectamente lo que he hecho, lo que hago, gracias a esta bendita atención, o maldita…

Cuando me insulto, la sensación me impide reconocer mi grandeza. Algunos días,como hoy en los que me juzgo tan duramente, consigo hacerme sentir culpable.

Si busco alguna contradicción en mí, viene mi verdad a mi encuentro. Cuando reconozco que lo que mi mente pone en mis pensamientos sobre mí es una calumnia, puedo percibir mi autenticidad.

Porque si noto que robo la tranquilidad de alguien, siento como se aleja la abundancia de mi vida.

O si siento algo similar a la envidia, todo lo bello que existe en mí se aleja junto con ella, afortunadamente no soy envidiosa, solamente de algún incorruptible comportamiento.

Así que, llegada la noche, decido dejar todos los malos pensamientos y sentimientos para ofrecerme alegría, abundancia, celebración y aceptación.

Observo a mi alrededor y percibo bello lo que hace unas horas percibía gris.

Quizás es tontería; no me gusta comparar, sin embargo, ninguna flor se siente amenazada por la belleza de otra flor, solo equiparan su hermosura. Me gustaría ser como ellas.

Mi luz va abriendose paso y me permite ver en esas oquedades oscuras, el monstruo por fín está iluminado.

Lo mas hermoso que siento a diario es sentirme contemplada por quien tengo a mi lado, en esa mirada me siento bella y reconozco el engaño de lo que he pensado sobre mi. Todo ha sido una visión. No ha sido de tanta gravedad.

Tener su compañía es el mayor de los regalos que me ha dado la vida. Me recuerda lo amada que soy.

Antepongo disfrutar del jardín que ha creado a mi alrededor, que percibirme como la más bella flor en el desierto.

Gracias a él puedo recuperar la certeza de que quiero seguir regalándole esa extensión de mí, esa que realmente soy yo.

 

 

Me gusta andar, pero no sigo el camino, pues lo seguro ya no tiene misterio…

 

De la cuna a la tumba es una escuela, por eso lo que llamas problemas son lecciones…

 

Ama hasta convertirte en lo amado, es más, hasta convertirte en el amor…

 

Si estás atento al presente, el pasado no te distraerá, entonces serás siempre nuevo…

 

Las cosas se hacen por amor o no sirven…

 

El bien es mayoría, pero no se nota porque es silencioso…

 

La vida no te quita cosas, te libera de cosas…

 

No soy de aquí, ni soy de allá no tengo edad, ni porvenir y ser feliz es mi color de identidad…

 

Se gana y se pierde, se sube y se baja, se nace y se muere. Y si la historia es tan simple, ¿por qué te preocupas tanto?”.

 

– Facundo Cabral –

 

 

¡Me pido perdón!

¡Me perdono!

 

¡Namasté!

 

4 Comentarios

  1. Mari Ramirez

    Nos pasa a todos, hay veces que nos nos conocemos, hacemos o decimos cosas k al segundo uno ya nos estamos arrepintiendo, y si, creo que eres demasiado dura contigo misma, eres un ser especial y siempre no podemos estar 100x 100, un abrazo amiga😘😘

    Responder
    • Marié

      Cierto.

      Es algo más a trabajar… Ja, ja, ja.

      Ser un poco más indulgente conmigo misma. Pero siento que debo dar ejemplo si me piden un consejo.
      De otra forma no me sentiría bien.

      Muchas gracias mi amooorrrr!!!!

      Responder
  2. Elvira

    Realmente , bonito, y sincero…gracias Marie!!!!

    Responder
    • Marié

      Gracias a ti. Sienta bien vaciarse de estos sentimientos.

      Responder

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