¿Puede el mundo llegar a ser mejor?

Escrito por Marié

14 de noviembre de 2022

Si perdemos la esperanza ¿Qué nos queda?

 

Mi relato, reflexión o pensamiento de hoy va dedicado a personas que consideran que nuestro mundo se puede perfeccionar. Mi padre siempre me decía que es posible aportando cada persona un poquito. Pero esto no evita que me siga preguntando si ¿Puede el mundo llegar a ser mejor?

Y a esta incógnita me responden en gran medida personas con las que me cruzo diariamente, gracias a ellas no pierdo la esperanza.

Muchas me han probado que existen bienhechores compasivos capaces de llevar a cabo una transformación pacifica en sí mismos armónicamente. De tal forma que embellecen sus vidas y las de quiénes les rodean, acrecentando las posibilidades de éxito en cualquier escena.

Creo que son personas dignas de admiración, porque aunque la mayoría tenemos las mismas inquietudes… felicidad, amor, cosas materiales o espiritualidad; cada uno de nosotros selecciona un recorrido diferente para obtenerlas, y ellos suelen escoger el correcto.

Mientras el mundo aparenta colapsar cada vez más, estas personas sabias poseen la facultad de rescatarlo para perfeccionar nuestra existencia.

Este colapso puede tener su origen en el modelo actual de civilización «no civilización». Antinatural, deshumanizada, insensible, endurecida y anti ecológica. Todo ello me hace ver el fracaso estrepitoso de la educación y la tendencia hacia algo todavía peor.

Pero tengo fe en esas personas que dejan a un lado los adoctrinamientos consumistas y conformistas.

Ellos son los que nos ayudan a permanecer con los ojos abiertos. Y cada vez son más los que reconsideran nuestra recuperación, así que mi esperanza se acrecienta con sus ideales.

Aunque me pregunto, ¿cómo estas personas logran reanimar la existencia de los demás con sus comportamientos alquímicos?. Son mis artesanos sagrados que hilvanan la luz a la consciencia de los menos afortunados, con blancos hilos de algodón.

Estos educadores de la verdad, van a repoblar este mundo de creatividad, de sorpresa, de pasión y de amor por la vida con un método infalible:

Centrando su vida en emprender alternativas sociales a favor de lo natural. Enseñando a quien se cruce en su camino sin que el alumno se percate de ello, y sin dar trascendencia a la raza, el credo ni el estatus.

Interesándose por todos de igual forma. Ellos no logran entender la carencia de amor incondicional, la privación de libertad, la falta de salud emocional, y lo peor de todo: ofrecer esa libertad solo a unos pocos.

Con su inconformismo y rebeldía, son críticos con las normas impuestas sin razón. E incomprendidos por hacer preguntas incómodas.

Son poetas, escritores, filósofos, sabios, ayudadores de la verdad, y despertadores de la conciencia.

Grandes motivadores que transportan las claves de la felicidad y mejoran la calidad de la existencia de quienes se cruzan con ellos.

Su principal actividad es continuar su aprendizaje para captar la verdad, porque la comprensión ayuda a la libertad.

Muestran que lo primordial es no mentirse y no mentir. Con el ejemplo de tener unos principios y valores que, en un contexto de coherencia consciente, nos ayuda a acercarnos a la autenticidad.

Y aunque nacemos libres, no estamos completos y ellos nos enseñan como germinar la semilla que todos tenemos en el interior.

Cuando esa semilla logra germinar, nos recuerda que la espiritualidad es terrenal, que no es más que una experiencia de vida en este mundo.

Dan una patada a la rutina y hacen que aumente la conciencia colectiva. Nos enseñan a no hacer los cálculos solo por el aumento en las cuentas bancarias.

Saben conocerse más allá de protocolos o ceremoniales, utilizando un entrenamiento diario de autoobservación y objetividad.

 

¡Hoy doy las gracias por todos esos artesanos sagrados que han ido pasando por mi vida, enseñándome a poner la intención precisa, el proceder pleno en el justo momento y las emociones adecuadas para aprender el arte de vivir!

 

¡Debido nuestro despertar con su ejemplo, nos enseñan a no tener miedo de apostar, a poder inaugurar la inminente gestación y encarnación de ese nuevo mundo en el que ellos tienen fe!

 

¡Namasté!

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