Nostalgia de lo hermoso

Nostalgia de lo hermoso

Escrito por Marié

12 de febrero de 2021

Tengo una sensación interior indescriptible, es como una nostalgia profunda de habitar un lugar donde todo lo que exista sea hermoso, o por lo menos sentirlo hermoso. Vivir y percibir la vida como en aquella época en que veía todo con los ojos del alma. Ese tiempo en el que no era necesario descansar porque nada cansaba.

Deseo estar en un lugar donde mi libertad se acerque a otras libertades sin chocar con ninguna, sin obstáculos, que sea pura y creativa. Esa libertad que reencuentra y redescubre la magia, la luz, lo sagrado y tras todo ello lo divino. Quiero habitar ese lugar en la tierra donde no hay nada peligroso, ni perjudicial. Donde el amor esté siempre de moda, donde la vida sea grandiosa, sea venerable.

Un lugar donde pueda ser yo misma, donde pueda crecer y donde por las noches encienda mis fuegos y ayude a todos a recordar que traemos una misión.

Quiero vivir donde se unifica lo ínfimo con lo infinito, donde la realidad no sea únicamente lo que veo. Un paraje donde pueda comenzar una siembra y que esta sea recogida por alguien secreto, incorpóreo, inmaterial, invisible.

Tengo añoranza, sobre todo y en especial, de gente, de personas bellas, interiormente sublimes. Por que la belleza es el lenguaje del alma. Y con ellas y a traves de ellas llegar a conocer lo divino.

Me complace la gente pura, las personas auténticas. Esas que cuando hablan, dicen lo que piensan y lo que sienten. Las que usan palabras llenas de verdad, palabras sagradas, que no son usadas para ofender ni herir. Ellas usan palabras sanadoras pronunciadas desde un sentimiento de ternura y una mirada dulce. Son seres rebosantes de luz.

Esos seres que aunque rían o lloren lo hacen de manera delicada, de manera inocente, sin dobleces. Se muestran desde el corazón, sin miedos, sin complejos. Ellos te abrazan con la mirada.

Me hacen recordarme, viven de manera natural, silvestre, salvaje. No son soberbios, su luz no les hace sentir iluminados, ni predestinados, ni extraordinarios… saben que todos somos igual de especiales.

Siempre añoro ese tipo de personas. Y agradezco tener alguna que desde la distancia y desde la eternidad siguen guiándome por la senda espiritual.

La espiritualidad no es lo que creemos, es una cuestión que pasa por integrar y conservar nuestra alianza y conexión con el resto del cosmos, es enamorarse del universo.

Me apasiona sentir la espiritualidad inherente a todo lo que existe. Esa espiritualidad que puede unir lo interior y lo exterior mediante un puente invisible. La que integra lo sagrado con lo cotidiano fluyendo entre los dos como un río.

Cuando hablo de espiritualidad, me refiero, en parte, a vivir nuestro placer de manera natural. Utilizar el goce de vivir como camino de autocomprensión, de autoconocimiento. Para podernos disfrutar y poseer nuestros dones es imprescindible este sentimiento.

Vivo mi espiritualidad independientemente de donde me encuentre, y de lo que esté ensayando. Me gusta sentir que todos los días son sagrados, ¡por que lo son!.

Lo espiritual es no poner una máscara a la vida, no mostrar bondad o singularidad sólo en determinados momentos.

Mi espiritualidad fluye, me muestra sin complicaciones que lo importante es descubrir, estudiar y abrazar mi misión, la forma de llevarla a cabo. Convertir todo lo que me ayude a hacerlo, en mi estilo de vivir. Me muestra que soy muy afortunada, que tengo el mayor regalo que existe y debo sentir la felicidad de su posesión: ¡mi vida!.

Para lograr esta conexión espiritual, he permitido al viento arrastrar lo innecesario. Mis oídos se han negado a escuchar los rumores y se han vuelto atentos a las oportunidades. Mis decisiones abordan, como siempre digo, lo visible y lo invisible. Aprendo a vivir manejando la energía que me muestran, la germino en mi interior y la amplifico para incrementar mi coherencia y mi sensibilidad.

He percibido, paseando agarrados de la mano, a la intemperie de mi propia vida, a todos los integrantes de la creación... Me es imposible ser espiritual de otro modo.

Me gusta vivir como si la vida fuese una obra de arte, porque es lo que siento. Percibo que todo lo que me rodea es una obra de arte, todo es un milagro. Quiero vivir desde esa perspectiva. No quiero salir de ese contexto auténtico y verdadero. Que la vida cotidiana no opaque este sentimiento puro de unidad y de magia.

Sea donde sea que me encuentre, quiero ser la misma persona, coherente, sensible y enfocada en lo que soy, teniendo claro lo que deseo.

Reivindico mi derecho a disfrutar de mi vida, es lo primero que me enseñaron, a ser feliz, a disfrutar manejando mis aptitudes. Me enseñaron a respirar mientras aprendo, a sentir que todo lo que me rodea es uno. Todo lo que vive es uno, lo vea o no. Todo forma parte de mi gran familia y quiero evolucionar conscientemente junto con todo ello, disfrutandolo al maximo.

El tiempo me ha enseñado que pese a su paso soy la misma, con más arrugas y más vivencias, pero mi esencia es equivalente. Sigo siendo la misma niña que se embelesaba mirando la luz del sol a traves de las hojas de los árboles y daba gracias por poder observar ese milagro.

Cronos es incapaz de esperar, me enseña mi fugacidad, y a tomar la decisión de no esperar para hacer lo que debo hacer. Por eso venero y respeto mi salud, todo lo demás depende de ella. El tiempo también me muestra que la diferencia entre el infierno y el paraíso, en esta vida, está en tomar las decisiones correctas.

Al haber sabido sintonizar con el silencio, he aprendido a encender mis fuegos ceremoniales y a escuchar los mensajes invisibles. Estos mensajes silenciosos, me han llevado a hombros de las sabidurías de mis ancestros y me han mostrado dónde están los secretos codificados, pudiendo convertirlos en experiencias de sanación.

Me enorgullece viajar en mi identidad y llegar a las raíces que poseo. Siempre recuerdo la sabiduría de mis abuelas y abuelos y he aclimatado sus instrucciones a nuestro tiempo. Veo sus enseñanzas con otra mirada, me he formado con su visión, con sus rituales, con sus silencios, traduciendo su filosofía y utilizandola para ver todo con muchas miradas.

Pese a todo, veo que las palabras profundas no siempre son bien recibidas, que las personas han sido entrenadas para su autoaprovechamiento en nombre de su libertad. Entrenadas para lograr unas, como siempre digo, necesidades innecesarias. Sin tener conocimiento de a dónde se dirigen, pero siempre con una interminable prisa por ir a ningún sitio.

Estas actitudes generan vacíos pintados de éxito, luchas en barricadas incorrectas, personas inanimadas en vida y mentiras disfrazadas de honestidad.

Por todo esto, mi deseo es que cada vez más personas reforesten su conciencia y continuen despertando mas y mas.

Reverenciando lo natural, el vestuario de la humildad y desechando la apariencia.

Te deseo que la fiesta de tu vida no se interrumpa, vive 365 celebraciones al año. Estrena la fiesta cada amanecer y corónala cuando aparezcan las estrellas, con la preciosa oscuridad llena de brillos y con la luna vestida de luz.

¡Eres el huésped del paraíso que significa disfrutar una existencia consciente!

¡Vive tu felicidad!

Namasté.

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