Una loba ancestral

Escrito por Marié

29 de abril de 2024

Realmente no sé por qué me fascinan tanto los lobos, es un animal con el que me siento identificada sin encontrar una razón aparente. Siempre tengo en mente la imagen de una loba ancestral.

Si busco un poquito en mi interior me llega una posible razón, y es que tengo algo en común con ellos, el mundo nos mira con desconfianza, recelo e incluso temor.

Siento como se pueden sentir ellos, un mundo irrespetuoso que no acepta e incluso rechaza.

Y quiero, como siempre, aprender de la naturaleza para mi vida y hoy voy a intentar explicar mi manera de ver a los lobos y hacer uso de la energía que emanan absorbiendo su gran valor.

Anhelo para mi vida sus hábitos nobles, sin miedo a la muerte, sin temor a perder, mostrando los colmillos para defender lo que aman, sin llorar por cosas que no lo merecen, sin dejarse vencer por el rechazo.

No puedo evitar sentirme identificada. Quien no se ha preocupado por conocer sus comportamientos y sus reacciones tienden a pensar lo peor de ellos.

Casi nadie se ha parado a pensar que los lobos no son malintencionados. Sus comportamientos documentados han sido básicamente de supervivencia, los teníamos acorralados y supeditados a lo que les hemos dejado. Sus daños siempre han tenido una explicación totalmente justificable.

También me identifico con su desconfianza por la desconfianza ajena. Es pausado en su caminar, y actúa por su descendencia. Tiene conocimientos de que su supervivencia depende de su manada, y que si necesita ayuda en su vida nadie que no sean los que la forman vendrá a socorrerle, ¡Nadie!

Más cositas… Se sirve de lo que haga falta para seguir siendo lo que es: sus uñas…, “mejor dicho sus garras”, sus dientes, “colmillos”, sus extremidades, “patas” y ese fuego interno «pasión» que lo hace inmortal, que lo conserva… que me hace lo que soy “como una loba ancestral”.

Cuando se siente incomprendido camina solo, sabe que estando solo obtendrá lo que tiene en mente, la noche es su capa, la luna su guía y amiga, “ella es mi maestra”. La luz de nuestra luna ilumina su caminar. Parece aullarle a ella con todas las fuerzas de su ser, para sentirse vivo, para demostrar que sigue vivo. Es ese gesto hermoso con su cuerpo erguido y su cabeza alzada hacia la noche, lo que hace que su aullido sea embrujador.

Lo podrás herir hasta casi terminar con su vida, pero a pesar de todas las desconfianzas, mientras le quede un respiro seguirá de pie. Aunque sea a paso más lento, pero volverás a encontrarlo mirándote a los ojos, haciéndote ver que “no tienes la suficiente capacidad para afectarle”.

Saberse observado provoca que su fuego se acreciente cada vez más, y ese fuego que le alimenta es el que le ayuda a seguir vivo. Ese fuego le define como lo que es, un lobo, una loba.

Puedes ver lobos solitarios, pero nunca derrotados, amanecerá un nuevo día, se observará temido o rechazado, pero su corazón seguirá sonriendo, se defenderá de cualquier adversidad enseñando sus potentes colmillos. Siempre mostrará su mirada. O ¿qué es lo que define a un lobo? Yo veo que sus ojos y sus colmillos.

Tengo claro esto, nunca pierde, nunca perderé, ¡jamás!, aunque nos alcance la muerte.

Nunca renunciaremos al orgullo de lo que somos, a nuestro sentir, a nuestras raices, a nuestro honor. Y con estos comportamientos vencemos cualquier rechazo, cualquier mirada desairada, de desconfianza.

Y si morimos, moriremos luchando. De ningún modo viviremos alimentándonos de las sobras de nadie, y menos aún de alguien que nos tema y no nos sostenga la mirada.

No obedecemos a ningún entrenamiento, aprendemos de todos los que tenemos alrededor y creamos ideas propias que no siguen a nadie.

Si aceptásemos otras reglas, no seriamos lobos, pasaríamos a formar en las filas de los corderos. ¡Jamás!

Además, si observas el resto de sus comportamientos, podrás contemplar, como yo, a un ser admirable y un digno ejemplo a seguir.

Todo lo contrario de nuestros comportamientos “humanos”.

Ellos nunca comen cadáveres, de ningún tipo, ni salvajes, ni humanos. No son carroñeros, no se ceban con el mal ajeno.

Son fieles compañeros, eligen una pareja y pasan la vida con ella. Son monógamos, no engañan. Diferencian y conocen a sus cachorros.

Cuando sus padres son ancianos, les ayudan en su vejez, les ofrecen alimentos. Es de los pocos animales salvajes con este comportamiento.

No se aparean ni con su madre ni con sus hermanas.

Si muere un compañero, permanece solo.

Si le disparas mirándole a los ojos, mientras muere te sostiene la mirada hasta que su bonita alma le abandona.

Cuando compiten con otro lobo, y ganan la pelea, el vencedor en lugar de terminar con su adversario matándolo, simplemente lo deja marchar. Un comportamiento admirable.

Realmente cuando van perdiendo la batalla con un rival y entienden que no tienen posibilidades, ofrecen su cuello dejando su yugular vulnerable para que terminen con rapidez, reconocen su propia derrota con una valentía grandiosa, digna de cualquier dirigente.

En ese momento ocurre lo que he dicho anteriormente, sucede lo increíble, el ganador queda inmóvil frente al vencido pero no se ceba en su dolor. ¡Aprende humano de esta actitud!: Una fuerza ancestral le impide matar al que desde la humildad le ofrece su vida reconociendo la derrota. Para mí es igualmente un vencedor.

Quien reconoce su propia vulnerabilidad, la persona que es capaz de dar la enhorabuena a otra persona cuando le ha vencido, es digno de la mayor de las veneraciones. ¡Me quito el sombrero! Entre nosotros no suele existir.

Los humanos como mínimo obtendríamos el infantil: » te lo dije”. ¡Lástima!

Otro ejemplo que se percibe en ellos es un mecanismo primigenio de total inteligencia incrustado en sus células, que les hace ver la importancia de la comunidad por encima del placer que les podría producir eliminar a su rival. ¡Maravillosa naturaleza!

El vencido no es un cobarde, es el mayor de los valientes al ofrecer su vida al vencedor, no advierte la lástima del vencedor por él, porque es inexistente, el milagro ocurre, y el milagro es la unidad por encima de la individualidad. ¡Chapó! ¡Ni ganador, ni derrotado… compañeros!

Si la situación no permite que puedan seguir juntos en la misma manada, cada uno continuará su camino sin molestar al otro. ¡La vida continúa, los adoro!

Ellos piensan, planifican, se comunican con el resto de la manada de formas inteligentes. Son un 25% más inteligentes que cualquier raza de perro inteligente.

Mis amigos, como casi todos los animales salvajes, duermen de manera similar a nosotros, aunque no exactamente igual. Mientras duermen cambian de posición, «mi perri lo hace», descansan en posiciones diferentes, pero les gusta la cercanía, se acurrucan juntos, aunque a veces necesitan estirarse. Tienen etapas en el sueño, incluida la fase REM, así que pueden tener sueños.

Es una característica muy bonita el que los lobos sueñen, algo que han heredado los perros, “mi perri sueña”.

Como la actividad es principalmente por la noche, de ahí “el lobo y la luna” , “el hombre lobo” , “la luna llena” , “aullidos a la luna”. Realmente los lobos para aullar tienen que mirar al cielo, pero nada tiene que ver con la luna.

A mí no me disgusta pensar en la relación de los lobos con la luna, aunque sea una leyenda, me gustan las cosas románticas, me ocurre lo mismo que con el romanticismo, nada real, que rodea a los piratas.

Aunque la luna no tenga nada que ver con ellos, solo su mirada alzada al cielo, hacia ella, esté presente o ausente, es fascinante.

Sus aullidos son por causas razonables. Es un comportamiento llamativo, al menos para mí.

Ellos, mediante los aullidos pueden comunicarse a varios kilómetros de distancia. Dependiendo del tipo de aullido, emiten diferentes informaciones, estados emocionales, identidades, creación de vínculos sociales, mantenimiento territorial, reuniones de la manada o conseguir una pareja.

Así que si su actividad es de noche… duermen de día, y lo hacen en emplazamientos tranquilos y seguros, como cuevas o madrigueras protegidas de las inclemencias del tiempo. En climas más suaves y respetuosos, pueden dormir a la intemperie.

Algo importante a tener en cuenta es que no dejan de ser animales salvajes, no se pueden domesticar, su naturaleza es noble, pero deben ser tratados con precaución y con un profundo respeto. Es fundamental mantener la distancia y no perturbarles, siendo tan respetuosos como ellos lo son.

Hemos sido nosotros los que les hemos puesto las etiquetas, como a todo.

“El lobo que se comió a Caperucita, o el que atacó a los tres cerditos”

Pero también hay bonitas leyendas para demostrar que los lobos tienen caras dignas de admiración, y ellos normalmente eligen la mejor.

Existe una simbología sagrada en torno a los lobos. Los indios americanos los han considerado maestros o abridores de caminos.

Ya he dicho que son ferozmente leales a sus parejas, y tienen un sentido familiar muy marcado, sin abandonar su individualidad “algo que me fascina”.

En las constelaciones al lobo le representa el perro, Sirio “una de mis estrellas favoritas”.

Sirio ancestralmente era el hogar de los Antiguos.

Los indios americanos fueron los primeros que hablaron de las características lobunas, sobre todo de la incomprensión humana hacia ellos.

Sus leyendas las caracterizan sus rasgos amigables, sociales e inteligentes. La libertad de espíritu, su gran organización en la comunidad.

Su entereza y saber estar frente a cualquier enfrentamiento intentando evitarlos si no son estrictamente necesarios.

Explicaban que tenían una personalidad muy definida en relación con los humanos.

Los que tenemos o elegimos al lobo como tótem o animal de poder, nos solemos comunicar muy bien, utilizando cambios sutiles en las inflexiones de la voz, con nuestros movimientos corporales. Suelen ser imperceptibles para el público en general pero son reconocidos por quien nos conoce de cerca.

Somos muy familiares, como ellos, encontramos soluciones a problemas de maneras amplias, desde la distancia, con una estabilidad y apoyo que nos la genera creer en la estructura familiar.

La persona influida por el lobo se tiene que enfrentar a varias cosas: el ciclo valiente y digno de la rueda de la vida, la vida y la muerte.

El renacimiento, la existencia espiritual, la guía dentro de los sueños lucidos, las meditaciones, el instinto, la inteligencia despierta, la comunicación inteligente.

Los valores sociales, pero individuales como ayuda a la comunidad humana general, el valor sin medida de la familia, la astucia frente a cualquier posible enemigo o persona que quiera dañar, sobre todo si quieren herir a quienes amas.

La habilidad, decidida voluntariamente, de pasar desapercibida cuando quieres hacerlo y hacerte presente cuando no.

La constancia, las destrezas para protegerte y proteger a tu progenie, saber aprovechar beneficiosamente cualquier cambio… evolución.

Y las enseñanzas que nos ofrece como animal de poder en forma de sanación son sus enseñanzas particulares hasta que las tenemos bien aprobadas.

Es un tótem que no desiste hasta que comprueba que incorporamos los aprendizajes a nuestra cotidianidad.

Cuando comprueba que estamos seguros y somos compatibles con lo que nos corresponde, suelen desaparecer de nuestra intuición y están menos presentes en nuestra vida. Eso no significa que no podamos contar con su ayuda si la necesitamos.

Cuando está cerca, nos aporta confianza y seguridad en nosotros, inteligencia, astucia, sabiduría interior, deseos de libertad, superación de cualquier represión, equilibrio, protección ante la adversidad, ayuda y fuerza comunicativa, lealtad, generosidad, compasión, amistad.

Genéricamente, la imagen negativa de los lobos ha quedado impregnada en el inconsciente colectivo, aunque sea erróneo. Se generó un vigilante o egregor.

Se le otorgó un título equivocado hace mucho, desplazando la imagen ancestral y respetuosa que se tenía de los lobos.

Y regresando al respeto por parte de los indios americanos, aquí os dejo unas leyendas indias sobre los lobos:

 

 

Una noche un anciano indio Cherokee le contó a su nieto la historia de una batalla que tiene lugar en el interior de cada persona.

 

Le dijo:

 

– “Dentro de cada uno de nosotros hay una dura batalla entre dos lobos. Uno de ellos es un lobo malvado, violento, lleno de ira y agresividad. El otro es todo bondad, amor, alegría y compasión”.

 

El nieto se quedó unos minutos pensando sobre lo que le había contado su abuelo y finalmente le preguntó:

 

– “Dime abuelo, ¿cuál de los dos lobos ganará?”

 

Y el anciano indio respondió:

 

– “Aquel al que tú alimentes”

 

 

Otra leyenda Dakota basada en la relación de la mujer con el lobo.

 

 

Los Siux o Sioux, también llamados Dakota, Nakota y Lakota son una tribu de nativos americanos asentados en los territorios de lo que ahora son los Estados Unidos.

 

Actualmente, se asientan en un amplio territorio que va desde el sur de Canadá a los Estados de Minnesota, Nebraska, Wyoming, Dakota del Norte y del Sur, donde hoy día se ubica la reserva de Pine Ridge.

 

Esta leyenda trata del amor y del desamor en la vida. La diferencia entre la falta de afecto que nos conduce a una actitud pasiva frente a los acontecimientos que vivimos y el amor que nos transforma y nos da fuerza.

 

En ella se relata la historia de una chica india que vivía en una pequeña aldea, era joven y bella, no obstante, las personas cercanas a ella no le tenían excesivo respeto.

 

Este desacertado comportamiento por parte de sus vecinos provocaba que ella obedeciese todo lo que le pedían sin oponerse, intentando ganarse ese respeto que deseaba.

 

Llegó un momento en el que quedó atrapada por el trato de un joven de su tribu, nunca había experimentado que la tratasen amablemente, su comportamiento provocó que también quedara prendada de él.

 

El tiempo hizo el resto, se enamoraron y el pidió su mano. El padre de la joven no pensó mucho la respuesta y aprobó la unión sin prestar demasiada atención.

 

El enamorado prometió que siempre la cuidaría, con buen juicio y amabilidad. Prometió amarla siempre y hacerla feliz.

 

No obstante, poco después de la unión comenzó a maltratarla. Según la leyenda ella soportaba palabras de humillación y castigos físicos.

 

Todo esto sucedía sin que nadie interviniera ni para bien ni para mal, dando lugar a que ella decidiese macharse para escapar a este destino desventurado.

 

En su huida atravesó bosques y campos.

Su intención era alejarse lo máximo posible y con rapidez de su marido.

No quería que se percatase de su ausencia y comenzase a buscarla.

Caminó a penas sin descansar durante días, hasta casi acabar con su fuerza vital.

 

Cayó desmayada y despertó exhausta en un paraje desconocido y alejado.

 

Al verse así volvió a dejarse vencer de nuevo por el sueño hasta que un fuerte sonido la despertó.

 

Sobresaltada se incorporó y observó frente a sí al alarmante jefe lobo.

Incluso en su tribu se había escuchado de su reputación.

Los abuelos de la tribu decían que era cruel y salvaje.

 

No obstante, ese lobo que se miraba en sus ojos solo hacia eso, observarla.

Ella permanecía estática manteniendo su mirada y el lobo comenzó a acercarse lentamente.

Se sintió tranquila entendiendo como el salvaje animal le ofrecía vivir en su manada.

 

Estaba perpleja, pero su corazón no tenía miedo, confiaba en el lobo y sabía que le decía la verdad.

Tomó la decisión de marchar con el jefe lobo hasta donde les esperaba la manada.

Cuando llegaron se sintió totalmente aceptada y tratada como nunca, con amabilidad y respeto.

 

Ella se sintió acogida como nunca antes en su vida. Nunca antes se había sentido así.

 

El gran lobo le hizo preguntas, entre ellas que de que se alimentaba.

Ella contestó que su comida preferida era el búfalo.

El lobo envió a sus viejos compañeros y compañeras cazadores a buscar un búfalo para que su joven protegida pudiese alimentarse.

 

Poco después sus nuevos amigos regresaron arrastrando un búfalo recién cazado.

 

Antes de ofrecerle la comida le volvió a preguntar que como la comía, a lo que ella contestó que asada.

Todos en la manada se dispusieron a buscar lo necesario para que la joven pudiese cocinar su carne.

Algunos de los lobos buscó utensilios en las cercanías para que la joven pudiese disfrutar de su alimento.

 

Todas estas atenciones provocaron que la joven fuese relajándose y dejase de sentir inseguridad.

 

Ese trato hizo que ella comenzase a sentirse digna de recibir amor. Su manada era tan respetuosa y afectuosa con ella que le enseñó como valorarse y apreciarse a sí misma.

 

Día a día fue sintiéndose una más en la manada, hasta que el gran lobo la llamó a su presencia.

 

Le dijo que sus familiares humanos se disponían a iniciar una cacería de búfalos.

Le confesó que si se encontraban probablemente terminarían con sus vidas.

Su nuevo gran amigo le pidió ayuda “a ella” para evitar el posible peligro.

 

Ella entendió perfectamente la situación y supo que para ayudar a su manada tendría que interceder por ella ante los humanos.

 

La siguiente madrugada se levantó temprano y comenzó a caminar de regreso a las tierras de su tribu.

Después de caminar un buen rato alcanzó una colina y divisó en la lejanía un grupo de cazadores.

Entendió que seguían el rastro de una familia de búfalos.

 

Ellos también la habían visto y comenzaron a aproximarse a ella.

Alguien la reconoció y llamó al resto de la partida.

 

Más de tres años habían pasado desde su marcha. Sus padres se alegraron tener noticias suyas, realmente la habían echado de menos.

 

Nadie había reconocido su valor hasta que desapareció de sus vidas.

Ella aprovechó su nueva posición y valor para exigir al grupo de cazadores que eliminasen de sus propósitos a los lobos.

 

Ella relató a todos como la habían acogido y aceptado como una más. Solicitó que le cediesen parte de su caza y ellos aceptaron la propuesta.

 

Pasaron varios días cazando, tras lo cuales los cazadores regresaron con parte de sus trofeos.

La joven subió a un cerro cercano y comenzó a aullar, como aprendió en esos años de su querida manada, alejándose después.

 

Montones de lobos comenzaron a acercarse a tomar el alimento que los humanos les habían cedido.

 

La joven regresó a su hogar en su tribu y pudo mostrar a todos que en su interior nada quedaba de la pobre muchacha que huyó tiempo atrás de su trato injusto.

 

“Cuando recuperes o descubras algo que alimenta tu alma y te trae alegría, encárgate de quererte lo suficiente y hazle un espacio en tu vida”. Jean Shinoda Bolen –

 

 

Si quieres saber más de estos fascinantes seres, hay un precioso libro: La sabiduría de los lobos de Helli H. Radinger. Urano.

Un sugerente libro sobre la sabiduría de los lobos y el poder de la naturaleza.

Por su comportamiento social, no hay ningún animal tan parecido al hombre como él.

Con décadas de experiencia como estudiosa de los lobos, Elli H. Radinger ofrece sus increíbles conocimientos sobre esta apasionante especie animal.

Es la experta en lobos más conocida de Alemania, en este libro muestra maravillosas historias que hablan de mis increibles amigos: de su paciencia, capacidad de liderazgo, cooperación, presencia y resiliencia incluso ante el fracaso y la muerte.

Desde los lobos de Siberia hasta los de Canadá, es un viaje en compañía de lobos, inbuido en magia e inspiración, que te va a hechizar, como ha hecho conmigo, siendo amante de la naturaleza y de los animales. Permite descubrir el lado más humano de un animal fascinante.

Los lobos y el ser humano vivimos en los mismos ecosistemas y hemos mantenido un equilibrio ecológico similar.

La ciencia apunta en la actualidad a una evolución paralela del ser humano y el lobo. Igual que nosotros, estos grandes canes sienten emociones como el amor, el instinto de protección hacia los suyos o la fidelidad. Poseen sus propios rituales, que los ayudan a fortalecer sus relaciones.

Los lobos cuidan de su familia, se emparejan, y se comunican mediante hipnóticos aullidos.

Las similitudes son numerosas, pero los lobos nos superan, tienen mucho que enseñarnos.

De los lobos aprendemos cómo formar un equipo perfecto pese a todas las diferencias.

Capaces de sacrificarse por el bien de los demás, colocan los intereses de la comunidad por delante del individuo y eso garantiza su supervivencia a largo plazo.

Su paciencia, fuerza y tenacidad superan a las de los seres humanos. Los lobos nos enseñan a vivir en el presente, a sacudirnos, levantarnos y continuar aun cuando golpea la adversidad.

La magia de los lobos no deja a nadie indiferente.

Remueve en nuestro interior algo muy antiguo, y profundo.

Y si bien es verdad que no todos podemos retirarnos en plena naturaleza para ir al encuentro de un lobo salvaje, este fascinante viaje nos permitirá experimentar la sabiduría de los lobos en nosotros mismos y encontrar al lobo que llevamos dentro.

Rodeados de un aura de belleza y libertad, los lobos inspiran reverencia, respeto, y fascinación.

Las leyendas los presentan como animales feroces, pero son muchas las personas que sienten una íntima conexión con estas criaturas nobles e indómitas, que aman rabiosamente a su familia, cuidan de los suyos, nunca se rinden y jamás olvidan la importancia de divertirse y disfrutar: los lobos se parecen más al ser humano que ningún otro animal.

 

¡Auuuuuuu!

 

¡Namasté!

 

2 Comentarios

  1. María del Carmen

    Que bonito Marie, hemos aprendido algo más contigo, ojalá los humanos tuviésemos esos comportamientos, el lobo es un animal que nunca me gustó, leyendo esto es digno de admiración, gracias❤️😘😘

    Responder
    • Marié

      Pues si, supongo que conocemos demasiado poco a los animales y tenemos mucho que aprender de ellos.

      Un abrazo.

      Responder

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