Me gusta mucho leer

Escrito por Marié

1 de agosto de 2024

Me gusta mucho leer, casi tanto como escribir, aunque esto último lo he descubierto más tarde.

Cuando lees puedes vivir otras vidas, si no te gusta especialmente la tuya, y aunque te guste, puedes interpretar otro papel y disfrutar otras vivencias.

Cuando escribes puedes transmitir tus propias emociones, tus fantasías… infinidad de cosas.

También puedes hacer autoevaluación, y utilizarlo como terapia.

Cuando mis hijos eran pequeños solíamos hacer una especie de terapia todas las noches antes de dormir, y solíamos llamarlo así, examen de conciencia, y a todos nos servía para dejar de hacer lo que nos hacia mal y quedarnos con lo que nos hacia bien, tanto a nosotros como a nuestros entorno. Era divertido y a ellos les ayudaba a dormir mejor.

Ellos, mis hombres hoy, son mi amor más preciado. Desde que supe que estaba acompañada nunca más lo estuve tanto. Los dos se instalaron en mi corazón y vivírán en él mientras tenga latido.

Aunque hablando de dormir, soy de poco dormir, pero me gustaría poder dormir todavía menos y estar «a tope» mientras estoy despierta.

Aprovecharía todos los momentos regalados para eso, dormir menos y utilizar mi vida para cumplir mis sueños.

Creo que muchos de ellos están cumplidos y otros muchos seguimos luchando por ellos.

Uno de esos sueños es este sentimiento de libertad que siempre tengo en mi corazón, supongo que será un mensaje que traía impreso en el alma y desperté con él.

Aunque mi compañero de camino me regaña por ello, no suelo descansar mucho, creo que cada momento que me paro para hacerlo o para dormir es un momento desperdiciado, supongo que es por haber tenido que pasar muchos momentos sin hacer nada, obligatoriamente.

En cualquier caso, son cosas mías, cuando cierro los ojos, algo en mí sigue trabajando, y opino que cuando duermo también hay algo que sigue viviendo sin comunicarme nada.

Igualmente, pienso que se pierde demasiado tiempo durmiendo. Pero es solo un pensamiento mío, y sobre mi, no sobre nadie más.

Muchas noches, mejor dicho madrugadas, me pongo a escribir, como ahora mismo, y pienso en la cantidad de personas que viven en mi mismo hemisferio, casi todas ellas detienen su vida, están dormidas o realizando algún trabajo. Ese trabajo puede ser por vocación y amor o puede no serlo.

Normalmente, antes de ponerme a escribir me asomo a la terraza y observo la carretera, para comprobar cuantos coches pasan, cuantas personas están conduciendo hacia sus hogares, deseando llegar para entrar en manos de Morfeo.

¿Seré rara? No lo sé, supongo que habrá más personas como yo, que necesiten vivir soñando, vivir viviendo, vivir haciendo, vivir amando.

Algunas veces pienso que me gusta sentir la soledad que da esta hora de silencio a mi alrededor, saber que estoy sintiendo… escribiendo cuando casi todos duermen. Es una sensación como de paz profunda.

Realmente no sé si soy rara, pero tengo características que no suelo observar demasiado fuera de mi.

Me encanta escuchar, sobre todo cuando hay muchas personas hablando. Y me gusta hablar cuando solo hay una o dos personas conmigo.

Además de escribir, pienso en todos los artistas que han vivido antes que yo y en lo que pudieron sentir, en que sentimientos les condujo a conseguir hacer esa obra que ha perdurado al paso del tiempo y que cada día tiene más valor.

No quiero decir que me sienta como ellos, todo lo contrario, pero sí me gustaría sentir… sentirles.

Pintar, también es algo que hago cuando no puedo dormir, o no quiero dormir…

Pinto fantasía, pinto sueños, pinto muchas estrellas, pinto constelaciones, deseos, poemas, canciones, y los brindo como ofrendas a quien los observe, sintiendo la luz de la luna sobre mí, intentando sentir las manos de tantos pintores eternos sobre las mías.

Las manos de tantos artesanos de la vida sobre mis hombros, dándome ánimos a seguir con esta vida sencilla y libre, con estos sueños de libertad.

Bienvenidos a mi vida, utilizadme en estos momentos eternos en los que he decidido no dormir y seguir soñando.

Gracias a la vida que me ha dado tanto… me ha dado la risa y me ha dado el llanto… (*)

Pienso en mis ojos y doy las gracias por ellos, sin ellos no podría hacer lo que hago. Bueno realmente no lo sé, no lo he tenido que comprobar de momento, y por ello encuentro necesario dar las gracias. Muchas personas hacen lo que yo hago y lo que hacen otras muchas, sin ver.

Ellas son el mejor ejemplo a seguir, aunque todas en conjunto tengamos momentos, esos momentos que nos llevan a regar las madreselvas con nuestras lágrimas. Todos podemos sentir como resbalan sobre sus fragantes flores, besando cada uno de sus pétalos, descendiendo al fin hasta el suelo y evaporándose hacia la eternidad, como todo en la vida.

Gracias, gracias, gracias por mis ojos, por ver las preciosas estrellas que tanto uso en mis cuadros, ellas alumbran mi camino e infinidad de caminos, hacia esos sueños que tanto nos ayudan a seguir con nuestra vida.

Gracias por mi voz, por mis palabras, por poder decir y escribir tantas cosas, tantas alegrías y tantas penas.

Por ejemplo, a todos los que se rieron de mí, decirles que no importa, porque la vida me ha regalado muchísimas personas que me quieren.

Todos ellos me enseñan día a día a ser la heroína de mi propia historia.

Me han enseñado y mostrado lo que significa vencer a cualquier abusón, y eso es lo que me gusta mostrar a todos, que no hay nadie con el poder de hacer daño, el poder se lo damos nosotros.

Gracias por enseñarme a poder vivir exponiéndome, vivir soñando aun siendo vulnerable, ser capaz de mostrarme como soy sin temor. Porque, siento un gran amor a mi alrededor, todos vivimos en medio de grandes amores.

Amamos y somos amados, nunca lo olvido y es mi reflexión de hoy, no olvides nunca que eres importante para alguien.

Así que piensa que cada instante vivido es un regalo, por eso no quiero perderlo durmiendo, quiero vivirlo.

Aunque considero a todo el que siente que dormir no es perder el tiempo, todos somos diferentes y tienen mi respeto más absoluto.

Realmente somos marionetas manejadas por hilos invisibles, viviendo de prestado

Y cada instante de vida deberíamos vivirlo pensando antes de hablar, sobre todo si lo que vamos a decir puede hacer daño.

Realmente siento en el alma no haber aprendido esto antes, me hubiese ahorrado mucho dolor, muchos disgustos y duelos innecesarios, pero eso lo sé hoy y pido perdón por ello. Aunque hoy mi alma vive tranquila.

Sé con total seguridad que pedir perdón no sirve para nada, no arregla nada, solo en el que pide perdón, pero yo lo necesito, así que lo hago.

Suelo pedir perdón cuando noto que he sobrepasado los límites de alguien, pero si no lo noto no puedo hacerlo.

Igualmente, sigo diciendo que seguir hiriendo y pidiendo perdón después es de ser egoísta e inmaduro. Por eso me suelo llamar eterna aprendiz…

Las palabras hieren, tienen un valor muy importante, como el resto de cosas que lanzamos o regalamos a los demás, y el valor real es el que se les dé, no el significado verdadero que puedan tener. Creo que es fundamental tenerlo en cuenta, para evitarnos malentendidos.

Quizás de las personas que más he aprendido es de esas a las que he herido y las que están heridas por otras o a mi… los humanos…

Gracias a ellos también por esto.

Sobre todo, gracias a las que se creen mejores por vivir “en lo alto de una gran torre” , por mostrarme que realmente no lo son.

La verdadera felicidad la he encontrado en los caminos, en los sueños, en los procesos, cuando he visto la meta cerca, y en los sueños que esperan detrás de esta primera pequeña meta.

Las cuestas no serían tales si no costasen, cuando subes puedes descansar, si no subes no hay recompensa a nada.

Por eso pienso que nadie debe mirar desde esas “altas torres” con desdén, sino con compasión, pensando que dar la mano al de abajo es la mejor de las sensaciones que van a experimentar en la vida. Quien no lo hace no lo puede recibir, por eso tanto enfado actual, tanto querer convencer al otro… ¡No hace falta! El otro también está convencido de su verdad y todas son válidas.

Así que si me ves tendida, no bajes tus ojos para reírte de mi desgracia, solo para tenderme tu mano.

Amigo, que el camino es largo.

Me parecen perdidas de tiempo ciertas afirmaciones escritas en las redes por personas que no tienen recursos suficientes para defenderlas, ni para apoyar sus porqués.

Por eso visto sencilla, siempre cómoda, mostrando lo que soy, no necesito mostrar nada más, solamente mi alma limpia y libre.

Agradezco todo, el viento en días cálidos, el sol en días fríos, poder sentarme a descansar y hablar con amigos, con mis hijos, os quiero tanto. Con vosotros puedo dejarla a ella libre, a mi alma, con vosotros está a salvo.

Y a ese trocito que tengo en el pecho, a ese corazoncito que de tantas cosas me advierte, le pido que si observa cosas que puedan dañarle, las deje sobre un trozo de madera que vaya a ser usada de leña, como la que estamos usando en estos días estivales, que nos deja olor a humo en el pelo y en la piel.

Para que sus cenizas vuelen y no hagan daño a nadie. Para que la oscuridad se transmute en amor.

Pienso que esa oscuridad no llega con la vejez, la oscuridad la elegimos independientemente de la edad, el amor es el que ilumina las arrugas, cada uno elige la edad que quiere mostrar. El amor.

Ese amor que me instiga a decir, te quiero mamá, te quiero papá, os quiero abuelos, primos, tíos, a mis grandes amigos, os quiero mucho.

A todos, estáis aquí conmigo de una u otra forma. Porque aunque el amor se puede demostrar de muchas maneras, algunas veces nos gusta escuchar un “te quiero”.

Tantas cosas podemos aprender de la vida, así que elijo vivir más y dormir menos, pero no pido a nadie que sea así, todos debemos poder elegir como vivir. Ya que como morir no podemos.

(*)

Gracias a la vida que me ha dado tanto,
me dio dos luceros, que cuando los abro
perfecto distingo lo negro del blanco.
Y en el alto cielo su fondo estrellado
y en las multitudes al hombre que yo amo.

Gracias a la vida que me ha dado tanto,
me ha dado el sonido y el abecedario,
con él las palabras que pienso y declaro:
madre, amigo, hermano y luz alumbrando.
La ruta del alma del que estoy amando.

Gracias a la vida que me ha dado tanto,
me ha dado el oído que en todo su ancho
graba noche y día, grillos y canarios,
martillos, turbinas, ladridos, chubascos
y la voz tan tierna de mi bien amado.

Gracias a la vida que me ha dado tanto,
me ha dado la marcha de mis pies cansados,
con ellos anduve ciudades y charcos,
playas y desiertos, montañas y llanos
y la casa tuya, tu calle y tu patio.

Gracias a la vida que me ha dado tanto,
me ha dado la risa y me ha dado el llanto,
así yo distingo dicha de quebranto,
los dos materiales que forman mi canto
y el canto de ustedes que es mi propio canto.

… Gracias a la vida que me ha dado tanto…

– Canción de Joan Báez y Mercedes Sosa

 

 

Vivir enamorada de la vida es lo mejor que me ha pasado, y de las personas, así que os pido a todos que no hagáis nada para desenamorarme.

Yo me comprometo a hacer lo que esté en mi mano para enamoraros a vosotros.

 

¡Namasté!

 

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