Feliz regreso madre

Escrito por Marié

5 de mayo de 2024

Demasiados años enjauladas. Feliz regreso madre.

Desde tiempos remotos no era aceptable que muchas mujeres hiciesen lo que yo puedo hacer hoy, y mucho menos en público.

Mis abuelas destrozaron los moldes, gracias abuelas. Ellas fueron guerreras espirituales y ayudaron, protegieron, ampararon, sustentaron y nutrieron enormemente su entorno. Caminaron como maestras sin saberlo, me mostraron como plantar las semillas de la conciencia de ser madre y de sentir a una madre.

Madre, eres el elixir que libera la sed del mundo. Tu organismo es el sustento integral, el manantial imperecedero de todo lo necesario para la vida. Transportas en tu vientre a la creación íntegra y la nutres con tu cuerpo. La representación de mi reflexión de hoy te define adecuadamente como lo que eres en realidad, madre de todo.

Hoy reflexiono para honrarte en el día que se ha elegido como representativo de las madres. Igualmente, mi reflexión es para todas las féminas tengan o no hijos.

En un día como hoy son inevitables opiniones dispares.

Desesperanza y tristeza para quienes les falta. Regalos o mensajes para quienes la tienen lejos. Tiempo compartido para quienes la tienen cerca aunque no se lleven bien. Y disfrute para los que tenemos una madre con letras mayúsculas.

Feliz día mamá y benditos el resto de tus días.

Es una decisión de enorme responsabilidad ofrecernos la vida a través de su cuerpo, nada en el universo se puede equiparar con esta acción.

Hombres y mujeres idénticamente, debemos agradecer las increíbles panorámicas de las mujeres. Ellas son las que contienen las grandezas más trascendentales cuando se convierten en madres y no podemos por menos que reconocerlo.

Al reconocer estos aspectos de la maternidad, nuestra relación con la madre comienza a adoptar nuevas dimensiones y podemos considerarlo desde una perspectiva totalmente increíble.

Mi padre fue madre junto a mi madre, y lo aprendió de una mujer, su propia madre.

Lo ideal es el equilibrio, pero tampoco es aprobado. Energías masculina y femenina trabajando a la par.

Mi compañera actual es un alma femenina y las dos hablan con una sola voz, igualadas con nuestra parte masculina que tantas otras veces nos ha habitado.

Pero nuestra historia y nuestra energía femeninas fueron lastimadas profundamente, lo siguen siendo.

Las consecuencias son para ambas energías, tanto masculina como femenina. Muchos hombres han padecido por sus mujeres, se han sentido heridos en ellas.

Con el paso del tiempo hemos ido elevándonos sobre nuestras cicatrices femeninas y ahora podemos acariciarlas y ayudar a otras almas femeninas conocidas.

Está aproximándose el día en que apareceremos como almas femeninas alegres, firmes poderosas y pacificas, como fuimos eones atrás. Sin luchas, sin peleas, desde la paz.

Para eso muchas de mis almas hermanas deben de sobreponerse a los daños sufridos y recuperar su vigor.

Estamos en una época femenina, y todo se revuelve en su contra. Realmente, todos necesitamos ayuda. La energía masculina es complementaria y no tiene que desaparecer, ¡equilibrio!

Pero ellos no están acostumbrados a estar heridos, nosotras venimos viviendo heridas, todo se incrustó en el ADN y hay que sanar esa grieta, es nuestro largo camino de milenios. Hemos sido degradadas y cubiertas de dolor.

¿Que es lo que les ocurrió a los hombres, por qué nos hicieron esto?

En algún momento sabremos la verdadera razón.

Si a cualquier persona le hablas de lo relativo a la feminidad, sobre todo si pronuncias feminismo, te mira mal.

Pero independientemente de lo que piense nadie, la herida femenina existe.

Ya seas hombre o mujer, imagina en tu mente a una mujer. Imagina igualmente toda la energía femenina dentro de ella.

Imagina ahora esa energía tratada con violencia durante cientos o miles de años.

La consecuencia es una energía retirada al rincón más profundo de las mujeres, anulando su poder.

El trauma emocional condujo a su conciencia hasta no reconocerse a sí mismas. Perdieron el arraigo y el concepto de su alma, sobre todo debido al abuso en el ámbito sexual.

Cierra tus ojos e imagina ahora a una mujer frente a tu tercer ojo.

 

Ahora ella representa la energía colectiva de las mujeres.

 

Obsérvala bien hasta que puedas verla con claridad, si lo haces durante el tiempo suficiente podrás comprobar que tiene huecos oscuros en su cuerpo, sobre todo en su segundo chacra, el sexual.

 

Los años han provocado que nosotras nos alejemos de ese vórtice energético dejándolo bloqueado o vacío.

 

La consecuencia, inseguridad y desarraigo.

 

Si observas bien dentro de su interior te pueden alcanzar los gritos de angustia del tiempo.

 

Ahora una petición, como hijo, como hermano o padre de una mujer, y como mujer misma, te invito a enviar energía de amor a esos vacíos.

 

De esta manera sanamos a la humanidad en su totalidad, sanamos la maternidad.

 

 

Los comportamientos ancestrales masculinos hirieron profundamente al conjunto humano. Dañaron el alma femenina y el corazón masculino, haciéndolo duro.

Ese daño se incrustó igualmente en los hombres, quedando también desarraigados de la energía femenina, se transformaron en una imagen masculina falsa, alinearon su sensibilidad y se encarcelaron en su mente.

No es posible un equilibrio lejos de la sensibilidad, sea masculina o femenina.

Ellos dejaron de mostrar sentimientos, rasgándolos y provocando también una herida. El alma masculina quedó relegada a las profundidades junto con las de sus compañeras.

Al hablar en terapia con algunos hombres veo que hay un profundo sentimiento de soledad y de alineación que puede ser percibido como un cierto vacío en sus corazones.

Así que mi conclusión es que excluir la feminidad de muchos ámbitos, dañó de igual manera a hombres y a mujeres, impidiéndoles mostrarse en su totalidad.

Allí nacieron los prejuicios.

La solución es que las mujeres recuperen su poder y su verdadera fuerza ayudando a los hombres a sanar sus corazones y su sensibilidad.

Nosotras estamos heridas y ellos desconocidos.

La sanación ha de ser conjunta.

Desde aquellos días antiguos, las mujeres estamos enraizadas a la madre mediante cordones umbilicales imperceptibles. Y de ella como mujer y madre, llega energía a nuestros vientres.

Su energía creadora es esencial para la vida en ella, y sobre ella, por lo tanto, su energía también alcanza a los heridos y endurecidos corazones masculinos.

A lo largo de mi vida, aunque no son tantos años, siempre he experimentado la herida femenina.

Con respecto a mi juventud como mujer, yo era muy diferente a ellas, y por supuesto a ellos. En ocasiones se burlaban y me hacían sentir soledad.

Era una chica rebelde, hoy soy una mujer rebelde y poco convencional. Y estoy contenta de observar que las rebeldes, hoy somos bien acogidas, al menos yo me siento muy bien recibida y muy querida.

Es más, pienso que el mundo será equilibrado y puesto de nuevo en su lugar por una mujer rebelde.

Aunque nos han llamado de muchas formas, somos las que hacemos los grandes cambios, rebeldes, independientes, apasionadas, calificadas antaño como histéricas o brujas, pero todas tenemos algo común que nos diferencia y es el gran amor que albergamos.

Él es nuestro verdadero poder. No somos agresivas y tenemos el poder de unificar lo femenino y lo masculino reconciliándolo desde el amor.

Irradiamos amor, compasión, creatividad y sabiduría aliadas con cada faceta de la creación. ¡Un verdadero regalo!

Llevamos en las entrañas el amor perfecto de la madre diosa, ambos, y se encarga de recargarnos de amor incondicional, compasión y fuerza. Lo único que debemos hacer es sacar el vacío del corazón, o en el alma según seamos.

Todos, hombres y mujeres vinimos al mundo desde el calor del útero de una madre, junto con nuestro espíritu que vino del útero sagrado de la gran madre divina.

La individualidad personal fue irradiada como conciencia individual, expresiones grandes y complejas que están fuera de nuestra comprensión.

Hoy escribo con alegría y también con algo de tristeza. Soy vuestra hermana, de vosotras y de vosotros.

Observo hoy a muchas mujeres que tienen una preciosa conexión con todo lo que vive, que han experimentado una infinita lucha y siguen luchando con una gran pasión. Es lógico que estemos entusiasmadas con los cambios, aunque no sean tantos, somos mujeres sensibles y dotadas de un enorme poder cimentado y acrecentado siglo a siglo a través de infinitas vidas.

Ahora nos toca cosechar, cosechar tantas y tantas semillas sembradas a lo largo de los años.

Son semillas regadas con agua sagrada.

¿Me ayudáis con una visualización?

 

Observa tu cuerpo y para sentir si en él notas como si la energía no fluyese como debería. Como si el agua que te compone hubiese dejado de ser el manantial puro y cristalino que debe ser.

 

Tomate el tiempo que necesites. Respira en tu abdomen varias veces y después libremente.

 

Mira a tu alrededor y observa a ver si algo en tu entorno llama tu atención, aunque esté lejos de tu campo visual.

 

Ahora cierra tus ojos y viaja a tus profundidades, deja tu cuerpo muerto sobre un lugar cómodo. Siente cada parte de él reposando sobre ese lugar.

 

Observa en esa cueva profunda que hay en tu interior a ver si encuentras algo análogo a eso que has encontrado en tu entorno que llamó tu atención, abandonado. ¿Quién habita allí? ¿Qué es ese lugar?

 

¿Es una mujer? Es tu parte femenina que nunca se ha mostrado en su totalidad, esa parte a la que prohibieron salir hace milenios. ¿Una mujer prohibida? ¿Quién es? ¿Tu abuela, tu madre o tu hermana, o quizás tú?

 

Abre tus brazos e invítala a sentirse abrazada por ellos. Cuando percibas que está cómoda y tranquila dile que te llame cuando te necesite.

 

Cuando tú te sientas cómoda y tranquila regresa a tu estancia y observa si te encuentras más tranquila y conectada con tu parte femenina.

 

Estas prohibiciones han creado una tensión en hombres y mujeres, todos tenemos una perdida energía femenina.

 

 

Nuestra energía femenina es intuitiva, conectiva, vinculada a la capacidad vidente. La energía albergada en el chacra tercer ojo pertenece a la mujer prohibida.

Esta energía es la que nos conecta a todos desde el amor, pero todos permitieron que se perdiese en el camino.

Suprimirla durante tanto tiempo eliminó la posibilidad de una mayor conexión entre hombres y mujeres, pero realmente no estamos separados solo vivimos buscándonos unos a otros y enfrentándonos en todos los aspectos de nuestra vida.

Ambos estábamos heridos y las cicatrices habitan en nuestros cuerpos, hay grietas en ellas por las que escapa la energía. Como mujer prohibida me conecto con mi propia energía proscrita dentro de mis rincones. Mi mayor misión es acogerla en mi vida.

 

¡Muchas gracias mamá por estar aquí conmigo hoy!

 

¡Namasté!

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