En estos tiempos tan revueltos como los que vivimos, es muy importante ayudarnos de cualquier recurso posible del que cada uno pueda disponer. Toca buscarlos, siempre hay.
Sobre todo porque la intención predominante en todo lo que se observa, (noticias o informaciones en cualquier medio), es enajenarnos y mantenernos cómodos y adormilados. ¿Que lastima no? Sobre todo por los que se dejan.
Pienso que debido al estilo de vida actual, a las situaciones que vemos diariamente, a lo que escuchamos en la mayoría de conversaciones, nos enfrentamos a un aumento en los problemas de salud mental.
Yo creo que siempre los ha habido, pero hoy son más intensos y más visibles. Además aparecen a edades más tempranas, algo que me provoca desazón.
Porque la juventud, lo normal es que tuviese ganas de comerse el mundo, reír, aprender, divertirse… No obstante parecen no saber, o no encuentran la manera de sobreponerse a problemas que cualquier adolescente ha vivido.
Generalmente la solución comienza con observarnos mas, conectando con nuestra esencia más profunda, pero ¿Quién detiene este vertiginoso modo de vivir, solo para observarse?
Y cuando lo aconsejas o intentas ayudar con algún ejemplo o experiencia vivida, la mayoría te mira como si mirase a un extraterrestre.
¿Será que alguno no somos de este mundo? Algunas veces suelo pensar esto, realmente no me siento de este mundo.
En conversaciones con jóvenes que se encuentran en situaciones que consideran difíciles, les suelo decir que cuando tenemos claro nuestro poder, también nos aparecen claramente las soluciones a esas situaciones «problemáticas».
La cuestión es hacerles comprender esto, pienso que todos, absolutamente todos venimos con recursos suficientes para enfrentar cualquier situación, se llama supervivencia, sin embargo falta la fe en uno mismo y un inconveniente la desidia generalizada.
Pero cuando encontramos ese recurso escondido, que la mayoría de veces nos dan desde fuera, también se generan mejores maneras de enfrentar desafíos, mejores perspectivas, un equilibrio más sano para enfrentar este caos general.
Observo que cuando encuentran esa luz, aunque sea pequeñita al principio, se ve que sienten más paz interior y más fuerza mental. Con este resultado siento más esperanza y la certeza de que todo el mundo puede lograr sentirse un poco mejor.
Mirando hacia atrás, vemos que los que nos precedieron aprendieron de formas distintas y más efectivas, se conocían mejor aunque no supiesen expresarlo, y como consecuencia tuvieron una vida más consciente y plena. Incluso en mi generación sabíamos llegar a recursos más efectivos.
Yo vivo invitando a todos a ese fascinante viaje a través de nuestra parte más desconocida, la loca de la casa, nuestra misteriosa mente y nuestra maravillosa conciencia.
¿Hablamos de la profundidad de lo que realmente somos? Podemos ayudar a rebelarse en nuestras vidas temas profundamente enterrados que nos ayuden a conectar de nuevo con nuestra enorme sabiduría, esa que viene grabada en nuestras células desde tiempos ancestrales. Si logramos acercarnos a ella podemos utilizar claves enormemente valiosas para nuestro despertar.
Ellas nos mostrarán la realidad de la vida.
Y la realidad más evidente pero olvidada es que no poseemos nada.
Todo, absolutamente todo es prestado. Aunque haya quien piense que es propiedad.
Podemos creer que comprando algo es nuestro, pero no lo es, no es de nadie, es un engaño, una ilusion, un sueño. Y como sueño nos crea ilusión. Cualquier posesión es arena fina, que se escurre entre nuestro dedos.
Incluso las personas, somos fantasmas, fantasmas que nos acompañan en nuestro corto viaje. Con algunos compartimos dolores y si somos capaces de superarlos no los tendremos que volver a vivir. Si no, tocará regresar y aprender.
Todos partiremos, unos antes que otros, todo es temporal. No se porque nos sorprende tanto. Es algo que conocemos. Incluiremos los bienes y las dedicaciones, ellos también partirán.
Tenemos que aprovechar este préstamo al máximo, viviendo la experiencia en este cuerpo también prestado, con nuestra vida que deberemos dejar marchar, abandonandolo como el templo que nos sirvió de morada.
Lo que si podemos decir que sobrevivirá son los momentos que hemos regalado o que nos han donado de felicidad, amistad, tranquilidad, paz, perdón o amor, entre otras tantas.
Podemos valorarlas como algo eterno que si sobrevivirá, como los silencios entre ellos.
El apego, el apego que hay que aprender a soltar es el material, no el que engrandece en forma de amor.
Cuanta confusión pienso que existe en esto. Considero que hay que despegarse de lo superficial, la necesidad de mostrar, de presumir, de rivalizar… Pero no de nuestros amores, el amor es el mayor motor, y no hay que despegarse de el, el siempre sobrevivirá más allá de la vida.
La confusión creo que está en pensar que sin apego no se sufre, pero considero amor a sufrir por quien amas y egoísmo despegarse de quien se ama para no sufrir.
Somos almas en eterno viaje, libres para decidir, ligeras de equipaje, vamos a disfrutar de él como los niños.
Sin necesidades, solo ilusiòn.
Somos almas que viajan juntas por alguna razón. ¿Porque entre tantos millones algunas nos encontramos? ¿Porque a veces nos hacemos daño? ¿Porque otras es más sencillo?
La realidad es diferente y el hogar no está aquí.
Realmente no somos de este mundo, tenemos que volver al nuestro, a nuestro hogar.
0 comentarios