Cuento de la alegría y la felicidad

La alegría y la felicidad

Escrito por Marié

28 de diciembre de 2020

La alegría y la felicidad

En un precioso pueblito entre montañas, dentro de un pequeño mercado, había una tienda donde vendían alegría y felicidad al peso.

Guiado por los rumores, apareció en la tienda un hombre muy triste y encorvado, arrastrando sus pies. Caminó hasta colocarse delante del tendero y con voz apenas audible, pregunto:

– ¿Venden aquí alegría?

– ¡Claro! – le dijo el comerciante y salió corriendo a la trastienda.

Regreso en enseguida y dejó encima del mostrador una botella transparente, aparentemente vacía. La envolvió cuidadosamente y la introdujo en una bolsa.

– Aquí tiene – le dijo, ofreciéndole la compra con una gran sonrisa.

El hombre lo miró con cara de extrañeza, pero viendo al vendedor tan seguro, le pagó y salió de la tiendita con la sensación de haber sido timado.

Cuando llegó a casa abrió el envoltorio y encontró un papel en el que decía: Cuando en su vida aparezca la tristeza, siga las instrucciones:

1. Quitar el tapón y aspirar profundamente el aire de la botella.

2. Tapar inmediatamente la botella.

Se recomienda no hacer más de una aspiración al día. Puede ocasionar empacho de felicidad.

El hombre triste siguió cuidadosamente las instrucciones, y decidió en ese mismo instante probar sus efectos.

Destapó la botella y aspiró con fuerza.

– Snifffffffff

Rápidamente, siguiendo las instrucciones, volvió a tapar la botella.

A los pocos minutos comenzó a sentirse muy contento. Canturreaba y bailaba dando vueltas por toda la casa. Salió a la calle y, sonriendo a todos, vio que todo el mundo le devolvía la sonrisa. Cuando caminaba de regreso a su casa, el efecto milagroso iba debilitándose y, poco a poco, volvió a ponerse triste. Esa noche se acostó pensando que hacía años que no se había sentido tan feliz.

Al día siguiente, nada más despertar, destapó la botella y aspiró con mucha fuerza tapándola inmediatamente.

– Sniffffffffff

Pasados unos momentos, le entraron unas ganas enormes de desayunar, se preparó un zumo de naranja, unas tostadas con aceite y jamón y unas frutas, que le supieron a gloria. También en esta ocasión se puso de muy buen humor.

Salió a la calle y, lo mismo que el día anterior, empezó a cantar y bailar demostrando a todos su alegría. Esta vez no fue hasta el anochecer cuando notó que de nuevo la tristeza se apoderaba de su ánimo. A pesar de saber que no debía hacerlo, fue a buscar la botella, la destapó y aspiró con todas sus fuerzas tres veces seguidas.

– Sniffffffff Sniffffffff Sniffffffff

Al momento, comenzó a reír cómo un loco. No paró de bailar, cantar y reír en toda la noche, hasta que estuvo tan cansado que cayó exhausto.

No despertó hasta el atardecer del día siguiente. Efectivamente, había tenido un empacho de felicidad tan grande que estaba agotado. No necesitó aspirar el aire milagroso esa tarde.

A la mañana siguiente no se despertó tan triste como en otras ocasiones, era como si el efecto del aire se mantuviera. Decidió no aspirar de la botella hasta casi mediodía.

– Sniffffffff

Ahora, solo una vez. Y de nuevo se puso muy alegre contagiando a toda persona con la que se cruzaba.

Así estuvo un tiempo. Notó que cada vez tenía menos necesidad de aspirar el aire de la botella, porque sin apenas darse cuenta fue olvidando su tristeza. Tanto, que un día se olvidó de ella por completo. -Anónimo.

¿Jugamos?

A veces, con las prisas y las preocupaciones del día a día no nos da tiempo a detenernos en una de las cosas más importantes: estar alegres para ser felices.
Si tenéis niños pequeños o incluso los abuelos también deberían participar, podéis poner en practica un juego familiar, y en estos días de vacaciones podéis adornar entre todos una caja de zapatos o cualquier caja que tengáis por casa, bautizarla con un bello nombre y todas las noches antes de ir a dormir, escribir un lindo mensaje a otro miembro de la familia, de agradecimiento, de alegría por jugar juntos, las cosas que nos gustan de el, o un sentido te amo. Procurad que los mensajes sean alegres, bonitos y sinceros.

Cuando pasen las vacaciones de navidad, podéis sacar los papelitos y leerlos todos juntos. Aumentará la alegría, la felicidad y como consecuencia la autoestima de todos, sentiremos que formamos algo grande y unido además del lugar especial que cada uno ocupa dentro del grupo. También podemos acrecentar los vínculos y la comunicación dentro de nuestra familia. Y sobre todo crearemos un precioso recuerdo para volver a él cuando nos sintamos tristes.

¡Crea tu propia botellita de la felicidad!

 

1 Comentario

  1. Elvira

    La botella de la felicidad es una maravilla , que despierta los sentidos y está entre lo real y lo irreal.
    Todos tenemos esa botella fantástica convertida en tu hijo/a, tu madre, tu amiga, tu hermana , la naturaleza, la música….así que no dejemos pasar ese instante sin pena ni gloria, sino que aspiramos bien fuerte

    Responder

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