Ayuda a sanar tus heridas

Escrito por Marié

13 de agosto de 2021

Hay que dar amor a las cicatrices para sanarlas

 

Imagina que tienes un accidente, como consecuencia, te ponen una transfusión, pero esta transfusión no puede ser continua, vivir de esta forma sería no vivir. Ayuda a sanar tus heridas.

Es una metáfora de la vida real.

Tú tienes que contribuir sanando tus aflicciones si quieres sobrevivir. Ayuda a sanar tus heridas sin permanecer en el abatimiento.

Tienes que enfocarte principalmente en tus emociones, puedes ayudarte realizando transfusiones de energía, armarte de valor y aumentar tu ánimo.

Hay situaciones en las que las cicatrices son profundas y necesitan un extra.

Pero esas transfusiones energéticas no pueden ser continuas, tú tienes que tener la capacidad de reponerte sin necesidad de nada externo que te transfunda.

Y, por supuesto, no intentes sanarte mediante la conformidad ni la comodidad, estás posponiendo lo inevitable.

Lo normal cuando perdemos un ser querido, por la razón que sea, alejamiento, ruptura o perdida, quedamos como desnudos.

Una parte muy profunda en tu interior también sufre una ruptura, tu mundo deja de ser el mismo.

Queda transformado tan profundamente que tienes que aprender a caminar  de nuevo, tienes que aprender a vivir de nuevo.

Tu vida queda tan transformada, que interiormente también sufres una transformación.

Te deja una herida que, si no es tratada adecuadamente, afecta permanentemente a tu fuerza vital.  Tienes que hacerte presente y participar en la sanación de tus propias heridas.

Puedes comenzar desatando pacientemente los nudos que te ataban a esa relación.

Pero no todos los nudos, solamente los nudos podridos, los nudos que duelen y te hacen recordar el sufrimiento compartido.

Los nudos hechos con amor y que te dejan maravillosos recuerdos, esos que te han enriquecido y te han ayudado en el camino, debes dejarlos sin desanudar.

Que permanezcan unidos por siempre y guardados en tu biblioteca interna de recuerdos.

En el proceso de desatar los nudos que te unen a esa relación, irás deshaciéndote de las sensaciones de dolor y desconsuelo, y con el tiempo verás que hay lazos que nunca se romperán.

Puede que la morada de la persona esté muy lejos, incluso inalcanzable por vivir al otro lado del velo. En ese caso puedes aprender que esos nudos no te atan al pasado. Solo quedan lazos de unión a los bellos recuerdos y a los aprendizajes compartidos.

Si tu objetivo es romper totalmente los lazos porque tienes resentimientos y cicatrices demasiado sensibles en el corazón, puede que esos sentimientos no resueltos deban ser cortados para no hacer daño en forma de ansiedad o enfermedades.

No dejes que una relación, por podrida que pueda haberse tornado, llegue al extremo de una ruptura destructiva.

No permitas que desintegre el soporte emocional que mantiene el sentido de tu vida. De la integridad de ese soporte dependerá el pronóstico de tu salud, de tus posteriores relaciones y del resto de tu existencia.

Si no mantienes un soporte emocional integro y unas relaciones igualmente integras, serás susceptible mentalmente y podrás caer en un profundo pozo difícil de escalar.

Tienes que sanar en profundidad tus heridas, porque de la capacidad que tengas de sanarlas y de la calidad que mantengas en las relaciones que tienes contigo mismo y con los demás, dependerá tu futuro inmediato y a largo plazo.

Apóyate en un soporte afectivo potente, y déjate ayudar.

Sana tus heridas dejándote abrazar, deja que la poderosa medicina de las personas que te quieren haga su papel en tu recomposición y vuelta a la normalidad.

Extiende tus brazos a su encuentro y recuéstate en sus hombros.

Si te los ofrecen es porque te aman y quieren ayudar a tu sanación.

Siente con tu corazón que puedes contar con ellos, no prestes atención a tu cabeza. Ella probablemente haya quedado sumida en la oscuridad y solo pueda emitir oscuridad.

Así que con tu corazón siente la esperanza de quien quiere ayudarte intentando darle sentido a tu vida y comienza a utilizar el hilo de luz que teje de nuevo tu integridad.

Y si encuentras una comunicación no verbal, una comunicación visual, desde el silencio, desde la actitud, desde la compañía, los actos, los hechos, desde la misma vida… tómala, no la rechaces, te está diciendo que puedes contar con su ayuda, para reconstruirte de nuevo.

Ese debe ser el punto de partida para la reconstrucción.

Como estás comenzando a aprender de nuevo a vivir, lo que más necesitas al principio es silencio, espacio.

Pero si te ofrecen compañía, ternura o disponibilidad no lo rechaces aunque no sepas como aceptarlo.

Aunque todavía no lo sepas, necesitas a alguien capacitado para soportar junto contigo tu dolor, un hombro sobre el que llorar, necesitas unos amortiguadores que ablanden tu caída.

No los rechaces.

Cuando te sientas capacitado, vuelve a darle un sentido a tu vida.

Puedes hacerlo de muchas formas, pero si no le encuentras un sentido profundo es imposible vivir. La parte de tu tejido donde se produjo la rotura es por donde debes comenzar a zurcir.

Sentir el cariño de alguien es el principal alimento de nuestra vida.

Siente desde este cariño, el soporte interior necesario para construir de nuevo tu libertad. Reconquista de nuevo tu poder.

Desecha la tentación de tu ego, y desde la derrota que sentías, redescubre las nuevas posibilidades.

En estas posibilidades nacerá desde tu interior un templo sagrado en el que vive el amor. En esa ubicación es donde deberás restaurar el amor perdido, volver a recuperar la esperanza, la integridad, y las ganas de volver a compartir y a dar.

Vuelve a encontrar la magia en tu interior, tu mago interno tiene las respuestas.

Y todo ello contiene la esencia de la sanación, que es recuperar el amor incondicional, de donde brota la autenticidad.

Por esas puertas puedes entrar al corazón de nuevo y recorriendo este sendero, este sendero de servicio derrotarás al ego y conquistarás de nuevo tu ser interno.

¿Vemos como podríamos comenzar esta conquista y sanación?

El control y la expansión de la conciencia en estos casos comienza manejando tu cuerpo físico, tu primer reino de camino a tu ser.

Hazlo con reverencia, conócelo internamente bajando a tu templo. En tu interior hay un concierto de energías, un cielo estrellado de conexiones neuronales que están sin estrenar.

Aquí es donde quedaron grabadas las huellas de cronos. Tu cuerpo es como un río, su cauce mueve tu conciencia hasta activar todos y cada uno de tus átomos.

Tu exterior y tus circunstancias externas no son tu realidad, son apenas un escenario que expresa tu nivel de conciencia.

En este escenario se reflejan tus colores y tus sombras, que serán más o menos densos según sea tu necesidad de sanación.

Cuando comienzas a aceptar la sanación accedes a unos colores y unos sonidos intensos, a una nueva circulación de energía.

Este acceso será posible mediante el sol, el aire, el mar, la naturaleza, el contacto con nuestra amada tierra. Toma en tus manos el manejo de todo lo que pueda subir tu nivel de energía.

Después de subir la intensidad de tus colores, debes reiniciarte en el momento sagrado en el que aceptes tu energía sanada.

Cuando seas capaz de domar a tu caballo desbocado, cuando controles tus impulsos, cuando dejes de ser víctima y utilices a la bestia como vehículo alado, para ir en la dirección de los pensamientos correctos, habrás llegado.

Pon de acuerdo a tu místico y a tu científico, une tu corazón con tu cerebro, tu cerebro con tu corazón. Utiliza tu amor conscientemente.

Cuando tus dos aliados trabajan juntos, el amor se transforma en luz, ya no es un amor ciego.

Esto eleva tu conciencia al segundo piso, a un control emocional,  a un nivel en el que comienza el sendero de retorno a ti.

¡Y de aquí al último piso, tu alma!

¡Ya nunca más serás ola a merced de los vientos!

¡A partir de esta etapa pasarás a ser el océano que la contiene!

 

¡Namasté!

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