Lo que ves es lo que soy
Si lo que ves cuando me observas es una bruja, será porque lo soy.
Lo soy porque me enseñaron, mientras aprendí a caminar, a respetar y amar la naturaleza, me enseñaron a respetarme a mi misma y a mi cuerpo.
Mis guías me enseñaron, mientras aprendí a caminar, a no aceptar la complacencia del status social.
Ellos me enseñaron, mientras aprendí a caminar, a resistir cualquier acto de guerra contra otro ser humano, de forma individual o colectiva. Me mostraron que debía cuestionar las respuestas rápidas, simples y poco inteligentes. Y quedarme siempre con las respuestas sabias y profundas.
Mis acompañantes me enseñaron, mientras aprendí a caminar, que debo vivir con el objetivo de crear a mi alrededor experiencias gobernadas por la libertad y el propósito.
Con su ejemplo me enseñaron, mientras aprendí a caminar, que siempre podré encontrar un fósforo en la oscuridad cuando el manto de la noche cubra mi existencia.
Aprendí de ellos, mientras comenzaba a caminar, a soñar, a ser rebelde, a comprender que mi existencia es puramente natural.
Comprobé con ellos, mientras aprendí a caminar, que la madre tierra y yo no estamos separadas, que no soy un engranaje, sino todo un conjunto.
Los ancestros
Las abuelas me enseñaron, mientras aprendí a caminar, que salvaguardando mi precioso jardín, y manteniendo mi parcela, llena de amor, en la que a lo largo del tiempo, seres han entrado y salido, ido y venido; mantendré por siempre encendida la magia.
Los abuelos me recordaron, mientras aprendí a caminar, que de la magia nace la nostalgia, la observación, el aprendizaje, la luz, y que todo ello está integrado en mí.
Mis creadores me enseñaron, mientras aprendí a caminar, que como bruja, tengo mis fuegos encendidos, y con ellos puedo extraer de las personas que llegan a mí, todo el potencial impreso en sus almas.
Me enseñaron que soy maestra del fuego, que mis llamas harán vibrar el corazón de las personas que toque y las ayudará a percibir el calor de la vida.
Todos ellos me enseñaron, mientras aprendí a caminar, que como guardiana de este sagrado hogar, puedo conducirlo e irradiarlo, como rayos potentes de sanación.
A través de su mirada, vi que con mi fuego puedo prender las ascuas todavía calientes de sus espíritus, para enseñarles una nueva y profunda visión de nuestro maravilloso mundo.
Me mostraron a diario que puedo alinear las energías con mi sola presencia.
También que puedo hacer que mi mirada sea intensa y profunda, que resuene en el alma de quien se mire en ella.
Como, las almas al verme, se reconocerán en mí, sabrán que vinimos juntas. Y cuando conversemos, será de forma delicada y sutil pero con connotaciones ardientes y profundas.
Por eso, si mes ves como una bruja será porque lo soy.
¡Todas mis almas amigas percibirán mi fuego y ascenderán por él!
¡Se concienciarán de su propia divinidad, y se convertirán en sacerdotisas del amor y maestros del fuego!
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