Somos un conjunto de pasiones

Escrito por Marié

15 de enero de 2024

Hoy vamos a jugar a algo, vas a necesitar un papel y un bolígrafo o algún cacharro en el que puedas escribir. Somos un conjunto de pasiones, cada persona tiene las suyas, perfectamente validas.

Que nadie te diga que eso es una porquería, si a ti te gusta, te gusta y es importante.

Ante todo respeto y civismo.

Pero ahora vamos a pensar un ratito en cosas que nos gustan, cosas que nos levantan el ánimo, que nos transportan a una tranquilidad y una paz enormemente necesarias.

Pueden ser recuerdos, aficiones, gustos, hobbys, acontecimientos, placeres, situaciones… Todo lo que te haga feliz.

Vamos allá, yo voy a escribir mi ejemplo, y te puedes guiar por él antes de empezar a hacer tu lista.

La primera vez que fui a una discoteca.

 

Bailar flamenco en casa de mis abuelos una navidad.

 

El primer beso.

 

Mi primera borrachera en el bar de la piscina.

 

Que me encuentre el amanecer en mi juventud hablando con mi hermana desde mi cama.

 

Cualquiera de las graduaciones de mis hijos.

 

Otra borrachera tonta con la persona que más quiero.

 

Ir de cañas o de sidras a Mingo con amigos  y ver extraterrestres.

 

Ir al circo del Sol.

 

Mi primer café del día y su delicioso aroma.

 

Hacer el amor a escondidas sin que nadie te pille.

 

Mi vestido de novia… y su mirada.

 

Que mi madre me acaricie los dedos sintiéndome profundamente querida.

 

Un «te quiero» sin palabras.

 

Una llamada inesperada.

 

Ese sol de una tarde de invierno que calienta tu corazón aunque tengas fríos los pies.

 

Un atardecer en la azotea del pueblo.

 

Las cartas de mi juventud.

 

Un hasta pronto a los amigos más queridos sabiendo que te los llevas en el corazón.

 

Que mi padre me haga imposición de manos hasta quedarme dormida con su calor.

 

Una tormenta de verano que refresca mi piel y mi alma.

 

Un nuevo proyecto, un buen comienzo.

 

Tomar algo calentito en un día fresco.

 

Aprobar un examen difícil.

 

Conseguir el primer helado del verano.

 

Un buen vino con mi padre.

 

Hacer el amor.

 

El sonido de mis abuelas haciendo gazpacho en un lebrillo.

 

Un abrazo achuchado a tus amigos lejanos.

 

Quitarme el sujetador.

 

Una tarde de cervezas con mi chico.

 

Abrir un buen libro y perderme en él.

 

Trasnochar y escribir.

 

Las segundas oportunidades.

 

Irme de copas con mis hijos.

 

El olor de las cosas nuevas.

 

Sentarme después de un día intenso.

 

Mi película preferida, abrazada a un cojín.

 

Una tarde de otoño bajo una manta.

 

Sentir el mayor de los orgullos por los padres que tengo.

 

Pasar la Itv satisfactoriamente.

 

Mis embarazos.

 

Los nacimientos de mis hijos.

 

Entrar al metro y sentarme en el lado que se ven los árboles.

 

Quedarme descalza al llegar a casa.

 

Ver el fantasma de la ópera.

 

Las caricias de las manos arrugadas de mis abuelas.

 

Conducir de noche mientras mis chicos duermen.

 

Sorpresas inesperadas.

 

Que mis hijos preparen sus comidas especiales.

 

Que mi madre prepare su comida especial.

 

Meterme en la cama a escribir.

 

Estrenar un nuevo lienzo.

 

Encontrar lo que busco al salir de compras.

 

Imponer mis manos y sentir la energía fluir inmediatamente.

 

Bailar.

 

El silencio.

 

Ver fotos en blanco y negro.

 

Ir a ver el Rey león.

 

Salir a caminar por el campo en una noche sin luna.

 

La primera vez que haces el amor.

 

Terminar otro cuadro.

 

Llegar de fiesta al amanecer.

 

Repartir perejil a mis compis.

 

Que me digan que soy una maga.

 

Meterme en la cama super cansada.

 

Encontrar un tablero olvidado de mi padre para pintar.

 

Sentir el frío en la cara teniendo el cuerpo calentito.

 

Las coplillas de mis abuelos.

 

El primer cigarrillo y el día que dejé de fumar.

 

Hacer un viaje y disfrutar del camino.

 

El primer orgasmo.

 

Disfrutar el amanecer de un sábado frío en la cama.

 

Mirar la lluvia tras los cristales, bajo una manta.

 

Cumplir sueños.

 

Conocer a la pareja de mis hijos.

 

Regalar mis cuadros.

 

Encontrar un regalo olvidado.

 

Un bonito piropo de mi chico.

 

Escuchar, sin esperarlo, mi canción preferida.

 

Que mis plantas florezcan en invierno.

 

Que valoren mi esfuerzo.

 

Encontrar dinero en sitios olvidados.

 

Coincidir con personas afines.

 

Meterme en la cama y sentir las sábanas fresquitas.

 

Que confíen en mi.

 

Saber que vivo de prestado y seguir aquí, agradeciendo.

 

La explosión de color en mi balcón en primavera.

 

Una buena noticia.

 

Sentirme útil.

 

Que alguien pueda ver mi luz y mi energía.

 

Madrugar y ver amanecer.

 

Una noche estrellada en la azotea.

 

Una tarde de domingo comiendo pipas y viendo pelis.

 

Conversar con mis amigos.

 

Cambiarme la ropa con mi amiga al salir un sábado de fiesta.

 

Cuando me dieron el alta después de muchos días en el hospital.

 

Sentir en mi pecho por primera vez a mis hijos.

 

Reír en una reunión con los chistes de mi chico.

 

Celebrar el 50 aniversario de todos los amigos del pueblo.

 

Que mi chico me caliente los pies.

 

Observar la luna llena.

 

Escuchar las confidencias de mis hijos.

 

Ayudar, ayudar, ayudar.

 

¿Son muchos? Yo creo que podria escribir otra lista igual de extensa.

Seguro que tú tienes también un conjunto de placeres que te hacen sonreír al pensar en ellos.

 

Escríbelos y cuando te sientas sin energía, o en días de bajón, de preocupaciones, busca esta lista y vuelve a revivir cada momento, con todo detalle.

 

Puedes compartirlo en los comentarios, seguro que muchos coinciden.

 

¡Namasté!

 

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