Y de pronto ocurrió

Escrito por Marié

23 de junio de 2023

Son las dos de la mañana de un sábado. He hablado sobre esto muchas veces, pero nunca serán demasiadas, porque es algo que nunca se le va a olvidar a quien lo ha vivido. Nunca pensamos que nada parecido fuese a suceder, y de pronto ocurrió.

Foto de entrada de la policia de Madrid.

No hace tanto y parece que casi todo el mundo lo ha olvidado. Sobre todo quién no ha tenido perdidas, ni ha sido mirado por el monstruo.

Por otro lado, hay quien no quiere ni pensar en ello, ni oír nada sobre lo sucedido. Pero es algo que ha quedado presente en cada vida.

En todos y cada uno de los países del mundo habían olvidado cómo enfrentar una pandemia de las características de esta, sin tener recursos para ello. Y haciendo balance no sé si los tendremos si se da el caso de una nueva en un periodo próximo.

Situaciones similares nos han acompañado en otros momentos de la historia y creo que en la época en que estamos, no debería habernos pillado de sorpresa. Es algo de lo que se ha escuchado hablar desde siempre, al menos en mi entorno y creo que esta situación extrema ha sido un olvido hacia la humanidad. ¿O no?. Hay cosas que dan que pensar, ¿nos conformamos con tropezar tantas veces con las mismas piedras sin aprender?

Otra vendrá a recordarnos que realmente no estamos preparados…

Cada uno lo ha vivido de manera distinta y con diferentes percepciones.

Desde las primeras cosas que comenzábamos a escuchar nos pareció surrealista y al echar la vista atrás sigue pareciéndolo.

Pero ya es nuestra realidad.

De un momento a otro el mundo cambió, el mundo sintió dolor y nos lo hizo sentir a nosotros.

Desde entonces hay partes de mi mundo que me duelen.

¡Tantas perdidas! ¡Cuantas secuelas, conocidas y desconocidas! ¡Tanto por descubrir y analizar! ¡Cuanto dolor! ¡Tanta ignorancia! ¡Cuanto egoísmo mostrado! ¡Tanto engaño! ¡Cuanta comodidad! ¿Cuánto sabremos?

Preguntamos, si quieres, a esas personas que perdieron para siempre ese abrazo que les esperaba en algún sitio, ese beso o esas palabras de aliento.

O ese libro vivo en el que poder leer la historia de su vida…

… Ese libro, con pocas o muchas páginas, que quedó cerrado para siempre.

Tantas historias sin terminar.

Tantos abrazos y besos sin dar.

Tantas despedidas desde la distancia. Independientemente de la causa.

Tanta desinformación.

Hemos mirado a la muerte, somos finitos y tendrás que enfrentar los hechos, egoísmo, falta de empatía, engaño, desorden, distorsión. Falta de compromiso, indulgencia, desamor… Consecuencias… ¡Por supuesto!… Oscuridad.

Para muchos, la vida que conocían desapareció.

En su lugar dejó ansiedad, depresión, desesperanza.

Una desgracia mundial.

No es cuestión de culpas, allá cada uno con su conciencia. Parece que el dolor quedó en un segundo plano y lo que para alguien pareció importante empezó a separar. Una grieta, como creada por un salvaje terremoto, se abrió sin remedio.

Tan profunda y grande, que las personas dejamos de vernos. Obviamos el dolor, para mirar solo esa brecha. Aunque grande, para mí es insignificante comparada con las personas. Opiniones, opiniones, opiniones, discrepancias, absurdeces, desconocimiento… miedo… dolor … Abandono.

Si las personas nos hubiésemos mirado, si nos hubiésemos comprendido, o al menos escuchado, la brecha creada se podría haber zurcido. Pero preferimos mirarla boquiabiertos, solo a ella, no a nosotros. Sin soluciones, solo quejas, y problemas y discusiones y soledad.

Muchos cayeron en ese abismo, es un abismo sin fondo y por eso se volverá a vivir todo el dolor, inevitablemente. Cuando un gran peligro se te acerca y tú miras a otro lado, el bofetón es descomunal, pues así va a ser. Nadie podrá nunca esconderse. Ella te encuentra allí donde estés. No intentes defender lo indefendible. No tiene sentido. Solo muestra tu ignorancia y tu desesperación.

Es fácil de entender, lo cómodo siempre es quedarse con lo que nos hace la vida sencilla. Y ocuparse de reparar una brecha descomunal es para personas acostumbradas al sacrificio, al altruismo, al amor.

Pues eso… trabajar, trabajar, trabajar, hay quien ni sabe lo que es. Trabajar desde cualquier punto, ayudar, apoyar, observar y sanar. Sin embargo, hay quien no ve más allá de un cristal oscurecido por disparates y mentiras.

Trabajas por tu vida, por tu hogar, por tus sueños, pero no intentas trabajar para siquiera intentar ver las razones escondidas en lo que puede parecer razonable. Una sin razón difícil de entender. Sobre todo para quien no quiere entender. O para infinidad de actores noveles en un teatro incierto.

Qué sencillo parece todo así, alguna vez he pensado en que me gustaría dejarme llevar por esa corriente, por lo fácil que sería creer en fantasías e irrealidades absurdas que no contentan más que a los necios. Pero por eso no lo hago, aunque esté cansada, prefiero vivir desde la verdad y la franqueza.

Pero es evidente en cualquier parte, cualquier cuestión es utilizada para separar, ¿Por qué? Porque dejamos que nos separen en lugar de intentar estar unidos… ¿Somos tan superficiales? ¡Es una pena! ¿Quizás sea necesaria una pandemia más extrema?, No debería ser así.

Personalmente, me da vergüenza de infinidad de comportamientos.

Cosas estúpidas sustituyen a cosas importantes, teatros dolorosos que quieren ser convincentes. Quiero dar las gracias a esa voz que me susurra que no sea crédula. La mayor parte de cualquier cuestión vive en las profundidades, solo se muestra lo superficial, lo necesario para quien no tiene ganas de investigar. Inevitablemente, chocaremos con la parte más grande del iceberg.

Autoengaño generalizado, incultura aceptada, conformismo y comodidad. ¡Total, no me ha tocado… ¡No existe!

No hay escondite posible, ella vendrá en un futuro a pedir explicaciones, y hay cosas que no se pueden ocultar. Inevitablemente, siempre lo digo, todo queda para los ojos de los ángeles.

Hay cuestiones demasiado importantes y demasiado dolorosas. No hay explicación que consuele ciertos dolores.

Y da igual como se diga, ni como deje de decirse.

Todos somos tan distintos como iguales, pero, ni siquiera algo tan general, tan extenso y dañino, tuvo el poder para unirnos.

¡No! Nos hizo mostrar el egoísmo, mostrar al mundo lo que nos mueve en realidad… Y verdaderamente se ha visto.

Hemos comprobado que hay quien vive para ayudar, sin dormir, sin descansar, dando toda su energía, incluso su propia vida. Y en el otro lado de la balanza, a quien nada importa, salvo su propio bienestar y beneficio.

Pues sí, a pesar de todo vemos quién sigue sonriendo y mirando hacia otro lado, sin comprensión, con esas falsas sonrisas de mascaras teatrales.

Intentando mostrar solo diversión, pero no es lo real, solamente es el teatro fácil de la vida.

Por supuesto que lo más difícil es arreglar los problemas, sobre todo si no los quieres mirar, es más sencillo así. No los miro… no existen. Pero no es real, y mientras más alta y grande se haga esta mentira, mayor será la caída.

Y será tan descomunal, que nos pillará a todos, nos enterrará y no habrá manera de arreglar los desperfectos. Quizás sea lo que se necesite, una enorme bofetada por la creencia de ser tan importantes, un jarro de agua fría a tanta soberbia.

Pero ese teatro entretiene y engaña solo a los necios, a quien quiere vivir en una irreal vida sencilla. Sin percibir que es ese insulso teatro el que la intenta mostrar así de sencilla. ¡Credulidad ingenua e infaltil!.

Las verdades duelen y ayudan a luchar, pero la lucha es más difícil, lo fácil es el teatro y la risa, las canciones, la mentira, las diversiones y mirar hacia otro lado ante la evidencia.

¡Bueno! Realmente se nos va a dar a todos lo que merecemos, da igual donde nos escondamos, no hay escondite posible para ciertas consecuencias.

¡Ya lo verás! Da igual donde te metas, ella te lo va a mostrar de la forma más clara y más dolorosa! ¡Porque has ofrecido dolor en medio de tus risas, y eso es lo que vas a cosechar!

La mentira siempre viene disfrazada con una cara bonita, para poder entrar en cada corazón sin que su dueño lo perciba. La mentira siempre viene de la mano de bonitas palabras, de promesas, de risas. Y la verdad, desgraciadamente tiene un rostro más desagradable, pero es la verdad, y es lo que va a ocurrir. Frente a lo real, lo irreal caerá como una alta torre mal construida. Deseo que no sea excesivamente tarde, y que no arrase mucho tras su caída.

Eso sí me daría miedo, afortunadamente me guía la verdad y la verdad atrae verdad… Pero sobre todo paz y tranquilidad. No hay nada como un corazón en paz, aunque esté dolorido por lo que se escucha alrededor.

Quizás sea un corazón al que no le quedan ganas de discutir, ni de vivir el teatro de la risa fácil, de la danza y la mentira. Gracias, no es para mí.

Pero ya vendrá el día de calzar esos zapatos. Entonces no habrá consuelo tampoco. Y tocará experimentar lo que se hizo, lo que realmente se merece. ¡Se volverá a pasar mucho miedo!

Dentro de este surrealismo yo me siento afortunada, pues no afectó demasiado a mi entorno más cercano.

No obstante, he vivido perdidas de seres queridos y acompañado en esas duras situaciones.

Es un dolor desesperanzado. Algo difícil de explicar.

Una perdida es una perdida. Pero no todas son comparables.

Ese dolor tan generalizado, ese miedo y confusión, ha producido un cambio, nada volverá a ser igual. Se ha creado una entidad. A pesar de quien no lo quiere ver, el mundo cambió.

Nuestra realidad es otra desde el día que un pequeño monstruo apareció, es algo distinto.

Es distorsión, acumulación de hechos insólitos y reacciones diferentes, incluso egoístas en muchas ocasiones.

Se ha mostrado lo que hay realmente y lo que en verdad nos mueve. ¡El miedo es libre! Y tiene todo mi respeto, pero con empatía y con respeto también.

Se han roto muchas cosas. En ocasiones sin posibilidad de arreglo. Y muchos miran hacia otro lado, pero no hay olvido … Aunque haya perdón, siempre tiene que haber perdón para poder continuar.

Además, cómo siempre y en cualquier ámbito, muchas mentiras, mucho egoísmo y mucha maldad. Pero para todos llega el momento, ahí el miedo y el dolor es más frío y más real para quien lo ha causado. No hay más que sentarse a esperar, con paciencia, al lado de un río a esperar, como bien dice algún refrán español.

Aun así está siendo muy difícil, está dejando demasiadas heridas físicas y mucho más importante, heridas emocionales que en la mayoría de ocasiones no se ven, pero, sobre todo mucho dolor y miedo en bastantes personas… ausencias insuperables … Adioses sin despedidas… duelos sin cerrar …

Pienso que se debe continuar, sin olvido, pero actuando, limpiando nuestras heridas y purificándolas, sin quedarnos en la tesitura de lamerlas eternamente en el tiempo… para que nos sirva de impulso, no de freno y permanencia en lo obsoleto.

La vida es evolución, es cambio, es perfeccionamiento y desarrollo, lo demás es contra corriente, contra naturaleza, contra la vida. Ella se encarga de demostrarlo a diario.

Esta situación nos ha hecho enfrentarnos a la fugacidad y fragilidad de nuestra existencia, a la posible perdida de quien amamos, y ha renovado, por supuesto, el miedo a morir. Nos ha mostrado la vulnerabilidad de la que estamos hechos, y lo normal es mirarla para enfrentarla, no desoírla para no sufrir.

No conocíamos peligros así, de manera que cuando llegó, no lo veíamos, y hay quien sigue sin verlo. No sabíamos dónde podría estar, silencioso, escondido, pero presente.

Hemos visto que frente a algo tan indescriptible, estamos indefensos. Y aunque no lo queramos aceptar, no es su problema, apareció independientemente de si creemos o no en su existencia.

A la soberbia y altanería les ha hecho ver que el centro del universo no es una pequeña parte ínfima flotando en un lugar remoto del universo, sino que esa pequeña parte no es más que otra simple pieza que forma este puzzle en el que vivimos.

La vida según la estamos viviendo, es puro caos, desorden mundial, y las leyes universales tienden a poner las cosas en su lugar. Nosotros formamos parte de este mundo desordenado, pero no ha sido suficiente con esta pequeña o gran llamada de atención, así que no te sorprendas si en adelante las llamadas de atención van subiendo de nivel. Creo que las advertencias están para algo.

Este monstruo invisible a los ojos, pero de dimensiones mundiales, al menos supuso un descanso para la madre que nos acoge. Sirvió de descanso y pudimos admirar la belleza salvaje y pura que nos comenzó a mostrar a los encargados de velar por ella.

Por un tiempo nos convertimos en osos hibernando, y esta obligada hibernación nos demostró el daño que provocamos, ella con nuestra ausencia pudo recuperar parte de su pureza. Pero esta gran lección que se nos ha puesto frente a los ojos no fue suficiente para convencer a algunos de la preciosa conexión que nos une con ella, no se prestó atención a ese guiño de descanso y agradecimiento. Cerraron sus ojos a las heridas que volvieron a aparecer con nuestra nueva aparición, y a las consecuencias directas en nuestras vidas.

¿Qué nos creemos? Es abominable escuchar ciertas opiniones. No entendemos que todos, ¡todos! Somos pequeñas motas de polvo, y pronto volverá a defenderse para regresar a su equilibrio.

Quien cierra los ojos a lo evidente, es una consciencia dormida y conformista, mentirosa.

El pequeño monstruo es solo el principio, y nos ha demostrado que somos iguales frente a él, no hay diferencias entre nosotros, ninguna, pero esta gran verdad no es cierta para quien no quiere saber. Somos tan fuertes como vulnerables… aunque no quieras saberlo.

La información ha llegado siempre distorsionada, deformada, sin dejarnos acercarnos a lo más preciado que tenemos, nuestra unidad.

Y, ¿Qué sucedió? Volvimos a las cuevas, al origen común de todos, a la única forma de protección a la que nos pudimos acercar. Nuestros hogares. Para algunos no ha sido problema, pero precisamente para esos, para los que ha sido incluso sencillo, lo que hayan vivido otras personas es invisible. La situación intentó comenzar a recomponerse, pero hay quien se acostumbró, inevitablemente al dolor ajeno, a ese que no se acerca y regresaron los seres primitivos, instintivos, egoístas y cómodos.

¿Qué sucederá en unos años, si solo nos ocupamos de nuestro propio bienestar?. Tocará mirar espejos que no deseamos, pero será inevitable, siempre habrá alguien que recuerde lo que ha quedado sin solucionar.

No se escucha la voz de la experiencia, no es válida, porque es dolorosa, no trae diversión, solo verdad, no prestamos atención a muchos de nuestros “libros vivos”, dejamos que se cierren sus páginas sin aprender de ellas. Sin darles su justo valor, sin atenderlos.

Creo necesario cambiar internamente, ser responsable, una responsabilidad individual para dejar algo mejor como herencia, no algo que se desmorone. No me gustaría que me recordasen como la persona irresponsable que no tuvo el coraje de defender los valores, la verdad y sobre todo la supervivencia de nuestra tierra.

Lo que suceda o no suceda está en manos de cada uno. No es valiente dejar de hacer algo bueno porque nadie más lo haga, eso es lo que marca la diferencia, se necesitan personas que sirvan de ejemplo.

A todos nos encanta disfrutar de la naturaleza y del aire libre, a unos de maneras sencillas y respetuosas y a otros de otras maneras… pero todo lo que está ocurriendo puede ser solo un aviso de que probablemente tengamos que volver a nuestras madrigueras de manera más habitual.

Muchos se han ocupado de arreglar asuntos pendientes, de inventar maneras distintas, de trabajar de otro modo. Y otros muchos más se han dejado la vida y lo siguen haciendo, por los demás. Aunque en muchos casos esos demás no sean merecedores. Otra gran cantidad de personas continúan llegando a casa agotados, derrotados, sin fuerza, sin esperanza y sin nadie que los escuche.

A pesar de todo, sigo creyendo en la tremenda bondad del ser humano. Quiero grabar a fuego en mi corazón y pido que así lo haga todo el mundo también, a todas estas personas de las que hablo. Personas de las que nadie se acuerda por qué siempre están sus trabajos hechos… Esos héroes silenciosos y anónimos que nos hacen la vida más fácil. Espero por el bien de todos que no falte su aporte a la vida. Aunque a veces merecemos sentirnos abandonados, para poder ver el valor de las cosas.

Gracias a todos ellos, desde lo más profundo de mi alma.

Bendiciones infinitas para todos.

Vosotros, llegado el momento, sí podréis dormir con el alma tranquila.

Y nos toca, por esas personas, gracias a las que la vida sigue adelante, cambiar la nuestra y servir de ayuda, no ser piedras en el camino.

En aquellos días, no tan lejanos, vivíamos deseando abrazarnos. Pendientes de poder dar, hablar, besar, salir, compartir, pero al regresar de nuevo a poder hacerlo, nos olvidamos rápidamente lo que fue vivir sin disfrutarlo.

Creo que debemos hacer cosas de las que no tengamos que arrepentirnos y pedirnos perdón. Aunque ciertas consciencias no dan ni para eso.

Está siendo una de las experiencias más extraña, y la moraleja que nos ha dejado no ha servido durante mucho tiempo, si es que realmente ha sido observada. Lo que no sirve, lo superfluo, ideas equivocadas y excesos tienen que sustituirse por sencillez, cosas esenciales, cariño, comprensión, caricias, amor, verdad.

Lo normal es alzar el vuelo de nuevo después de la tormenta, pero sin olvido.

El cuerpo es fuerte, la mente debe estar también fuerte para ayudar, pero cada vez observo más secuelas emocionales. El cuerpo fue creado para sobrevivir a las más duras pruebas, siempre lo hemos hecho. Pero la parte emocional es la más vulnerable en cualquier edad y frente a cambios demasiado profundos en el modo de enfrentar la vida.

¡Y aprovechando como siempre todo lo que escribo!: No puedo dejar de decir que tenemos que acercarnos más a nuestra espiritualidad. Y a ello apelo, de esa parte me sirvo para, desde el silencio, poder escuchar el profundo sentido de nuestra vida, que no es lo que estamos viendo al mirar en cualquier dirección.

Quisiera suavizar todos esos miedos que me llegan de todas direcciones, por parte de todas las edades y en cualquier ámbito.

Las experiencias que me cuentan en terapia son muy diferentes, como diferente es cada persona que ha vivido esto. Algunas personas me hablan como si fuese ayer mismo. Otros solo lloran al recordar. Algunos, sobre todo jóvenes y niños viven una continua preocupación.

Desde las cosas que me cuentan quiero hacer visible que todavía se necesita mucha ayuda. He tenido que escuchar historias de personas encerradas con sus hijos y sus maltratadores… casos de soledad, aislamiento en una habitación, baja economía, duelos sin cerrar, problemas de salud mental, abuso de redes sociales, embarazos y partos mal gestionados, miedo a morir, ver morir en casa a familiares, dolor físico extremo, perdidas familiares o de amigos, falta de despedidas, ansiedad, miedo, angustias, bullying sin controlar, autolesiones, incluso casos de suicidio…

Y de aquellos días: Colapso en los supermercados, en los estancos, aplausos y gritos, discotecas caseras, instrumentos en los balcones, felicitaciones desde un coche de policía… miedo… quédate en casa…

Formas de convivir con alguien enfermo, tratamientos, suma de más días, historias para contar cuando pasen unos años.

Salir a pasear a mi perra y ver como se asusta del ruido del viento en los árboles, silencio, oscuridad, parques convertidos en bosques… un gran paréntesis en cada vida que hizo desaparecer un tiempo que no volverá…

Fue tiempo de quitarse caretas y mostrar la realidad que antes no se había ni siquiera intuido… se vivieron cosas que, para mí, fueron más graves que el mismo monstruo. Hubo tiempo de conocer de verdad a quien pensabas que conocías… mentiras y disgustos. Rechazo… miedo… falta de respeto…

Somos eternos y de nosotros depende como será nuestra existencia en la eternidad. Dejemos que ella nos acune en lugar de hacernos ver nuestros errores eternamente.

Estamos inmersos en una experiencia histórica, y todo está sujeto a lo que queramos recordar de ella. Deseo la creación de una mejor realidad donde podamos todos celebrar nuestra vida y cada superación.

Tengo recuerdos contradictorios, y aunque me siento afortunada por haber vivido sin excesivos problemas en la obligada hibernación, en momentos he tenido distintas necesidades sin saber elegir entre ellas.

He necesitado cosas y he oído mis necesidades en infinitas voces. Ese cálido abrazo de mi madre, ella siempre sostiene mi incertidumbre, sin quejarse por la propia. Recostarme a su lado con mi cabeza en sus rodillas y disfrutar de sus caricias en mi pelo, sentirme como cuando era niña, segura, y no hacer absolutamente nada. Y esto desapareció, el tiempo se lo robó al mundo. Tiempo para pensar.

Y, bueno, me siento en un extremo emocional no tan duro. Se que todos somos supervivientes y me siento enormemente afortunada de haber estado enferma y no tener secuelas, al menos no como las que me llegan y veo. Espero que si tu tambien estás en esta situación, al menos valores las cosas sencillas. En ocasiones, cuando tengo que escuchar diferentes vivencias duras, me siento culpable por haber disfrutado durante la hibernación de unas vacaciones con mi familia.

Creo que hay que crear nuevas bases que puedan dar una respuesta mas rapida y que proteja a todos por igual, ante los primeros signos de una nueva epidemia. ¿Podrá ser posible?

Con mis experiencias, con mi forma de pensar y mi ayuda he podido acompañar y contener bastantes procesos y siento un orgullo y una tranquilidad del trabajo bien hecho, al menos hecho desde el amor y la luz, y con con la mejor de las intenciones.

Para quien no lo ha vivido, para quien ha mirado hacia otro lado, para quien no ha experimentado perdidas y no se ha sentido desatendida, es difícil o casi imposible entender o enfrentar momentos de ansiedad generados por la situación. Todo ello acompañado de estados depresivos con un miedo incontrolable y diferente para cada persona. Sin embargo, se dejó de hablar de todo esto, se olvidó como un mal sueño, no como una dura realidad.

Pero creo que hablar de lo que duele es necesario, aunque duela. Hay que ponerle forma. Las heridas tienen que ser sanadas y para ello hay que mirarlas, están presentes en nuestra vida, y conscientemente tenemos que hacerlas tangibles para sanarlas.

No es bueno esquivarlas, es el mayor de los errores, aunque no tengamos explicaciones racionales para lo que estamos experimentando.

Vivir el dolor nos conduce a lo que realmente necesitamos, pero sin persistir en él.

Si no fuese por lo que nos hacen sentir nuestras emociones no podríamos llegar a conocer lo que necesitamos. Debemos vivirlas y dejarlas mostrarse para que puedan marcharse.

Si no crees tener el valor necesario, o la seguridad o la autoestima, busca ayuda, encuentra la antorcha que pueda iluminar tu proceso. Sigue su luz hasta encontrar la respuesta.

A pesar de la tristeza y la impotencia vivida, nos toca decir en voz alta lo asustados que hemos estado y que en ocasiones seguimos estando.

Grita tus miedos, tus reivindicaciones, aunque te asuste más. Llora si es necesario.

Siempre hay alguien, que a pesar de necesitar lo mismo, pisa las ascuas del dolor, pone luz en las heridas, y acompaña a quien les necesita…

 

“Llegó a mi vida: Me enteré de todo cuando mi hijo mayor regresaba de un viaje cultural a Grecia, … Yo estaba tomando algo en casa y se me quedó atragantado, a los dos días comprobamos que venía infectado”

 

¡Namasté!

 

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