¿Ya estamos compuestos por todo en el momento de nacer? ¿O cuándo somos concebidos? Somos mente cuerpo y espíritu.
Opino que la mente controla la inteligencia y el espíritu la consciencia. El cuerpo se encarga de dar forma, hace posible.
Sin importar que tipo de inteligencia sea la que viene acompañándonos, la consciencia siempre es su compañera invisible.
Si regresamos a nuestro nacimiento, o incluso a nuestra concepción, me pregunto si estamos preparados para sobrevivir.
Pero la respuesta llega rápida a mi consciencia, siempre estamos preparados para ello.
En esos primeros instantes, en ese momento en que la célula comienza su división, ¿Hay mente?
Creo que aunque el cerebro esté en formación, y no digo que esto sea cierto, (que me critiquen los científicos), ya hay una mente intangible formándose a la vez, o ya formada, esperando por cada uno.
Pero si esto es cierto y ya la hay, supongo que no sabría qué hacer, como decidir, es lógico que en ese momento sea totalmente inexperta, y el resto de nuestro ser también.
No obstante, también pienso que la mente inconsciente sí sabe qué hacer, aun cuando no haya nada desarrollado aún, y creo que su principal función es el cuidado de su indefenso “cuerpo en formación”.
¿Por qué la vida me provoca hacerme tantas preguntas? No sé si será beneficioso o no, pero poder escribir lo que me llega es un gran descanso.
Si eres lectora o lector asiduo, has podido comprobar que suelo decirte que no creas lo que aquí lees. Es mi verdad, mi filosofía de vida, mis experiencias, pasiones, amores, nostalgias o pensamientos, pero no tienen por qué ser los de nadie más, ni ser ciertos. Podrás encontrar en alguno alguna coincidencia, pero sí lo son para mí.
Esa pequeña vida continúa su proceso.
Pasan los días, y los meses y el cuerpo va perfeccionándose, va aumentando la inteligencia, a un nivel muy básico, pero sin pausa.
En este caso la inteligencia se enfoca en mantener vivo a su portador. Y por supuesto, la mente que sigue en su inconsciencia, sabe trabajar desde ella y es la que se encarga de enviar los datos necesarios para la supervivencia del “proyecto futuro”, su cuerpo.
Somos tan perfectos y a la vez lo contrario. No sé si en algún momento llegaremos a entendernos. Tal cual veo todo, cada día me siento menos de esta especie.
Seguimos creciendo…
Y llega ese día, precioso para los recién estrenados papás, en que salimos al mundo.
¿Pero es tan precioso para quien recién estrena su pequeño cuerpo? No lo creo.
Aunque no sepamos casi nada, si sentimos. Y creo que sentimos un gran disgusto por estar en algo que “no sé si hemos elegido”.
El pequeño ser siente sus primeras necesidades, la más acuciante, hambre.
Pero es absolutamente inexperto en este mundo inhóspito.
Y, he aquí su eterna compañera, su mente, aunque opino que también inexperta, no obstante, al menos, preparada para enviarle alguna información. La más básica… ¡Hazte oír!
Obviamente, no tenemos palabras, pero sí gritos y llantos.
Si me paro a pensar, esos llantos pueden ser no solo por una orden involuntaria, sino también una forma de mostrar el desacuerdo de estar incómodos, hambrientos, ateridos y asustados, y en algún sitio desconocido.
Al menos los brazos que nos sostienen son agradables, en algunos casos.
El asunto es que el pequeño ser se intenta hacer entender mediante la orden de su mente, grita y patalea, comienza su proceso de supervivencia.
Realmente, si recapacito en ello, creo que no me gustaría volver a pasar por esa experiencia.
Comienza el duro camino, más duro para unos que para otros.
Al menos en estos primeros pasos, puede ser similar. La pequeña mente comienza a almacenar información de todo lo que rodea a su cuerpo.
Sobre todo del entorno inmediato, de la familia. Palabras, idioma, gestos, y aquí comienzan las necesidades.
Peligrosa palabra, las necesidades satisfechas por anticipado tienen doble filo. Dependiendo de cómo es satisfecha la petición, irá formándose y almacenándose la manera de obtener lo que se desea.
Cuidado, cuidado, tengan cuidado los encargados de este proceso, si llenamos la mente de errores desde estos momentos, será muy complicado modificarla después.
No hay más que observar el mundo.
Y es así porque la mente es la verdadera maestra del cuerpo, el cuerpo se irá formando por la información de su compañera del piso de arriba.
Mi esperanza queda puesta en el tercer componente de esta ecuación, el espíritu, que en estos casos aparece también junto a sus compañeros, mente y cuerpo.
Lo que no tengo tan claro es de si llegó también sin ninguna información. De ahí mi esperanza. Creo que su fortaleza es la encargada de que esté pequeño proyecto siga adelante aún en las peores condiciones de aprendizaje.
¿Quién puede decir que lo suyo es lo correcto? Todos podemos decirlo, pero ninguno está en la verdad.
Todo es correcto y todo es incorrecto, depende solamente de donde hayas ido a nacer, de donde te hayas educado y de lo que hayas experimentado.
Bueno, de muchas cosas más, creo, como la evolución, la inteligencia y todas las demás cosas que vas metiendo en tu mente a lo largo de los años.
Así va el mundo.
Una mente llena de distorsión, que no es capaz de distinguir lo beneficioso para su portador y su entorno, es una mente enferma que confunde a su espíritu y estropea su cuerpo.
Consecuencia: al principio es invisible, en los primeros años no es casi evidente.
Pero todo crece y se multiplica. Y cuando ese tipo de mente tiene todo el control de su cuerpo, aparece el mundo actual, un mundo incomprensible, cada vez más absurdo y separado, más violento y desesperanzado.
El cuerpo es la prisión y la mente la celda donde el espíritu va deteriorándose e involucionando.
Un espíritu aprisionado de esta forma también crea consecuencias en su cuerpo.
Es inevitable tanta enfermedad actual, venimos enfermando desde los primeros pasos. Tenemos grandes aliados a los que, en lugar de alimentar correctamente e intentar un crecimiento amigable, dejamos que cada uno vaya por su lado. Enemistándose entre ellos, y todo eso ocurre dentro de nosotros mismos.
¿Cómo va a ir el mundo exterior, si el nuestro propio es puro caos?
La mente debió enseñar al espíritu como manejar al cuerpo físico y a sus aliados espirituales. A sus cuerpos etéreos.
¿Cuándo podemos hacer algo evitable?
Es complicado desde la inexperiencia y con los ejemplos que tenemos en esta vida.
Realmente para cuando un cuerpito lleva en este absurdo mundo alrededor de 7 años, el espíritu puede dejar de mostrarse y su mente, más o menos saludable, ya tiene el dominio de todo lo demás. Y todo lo demás son los sentimientos, emociones o acciones del cuerpo.
¿Peligroso no? Y una gran responsabilidad.
Es necesaria mucha madurez, empatía y un amor inmenso e incondicional para preparar a un ser para la vida.
Para que este ser sea equilibrado y ayude a mejorar el mundo, que considero el principal objetivo de estar aquí además de para ser cada vez mejores, y lo que veo es todo desfavorable.
Igualmente, tengo fe, me siento afortunada por no perder el humor, por ver lo mejor en las personas, incluso aunque ellas mismas no sean capaces de verlo.
Me siento muy afortunada por sentir así, y creo que todos tenemos que tener más fe en nosotros mismos y no dejar todo en manos de nadie más, sobre todo decisiones que puedan modificar excesivamente nuestra forma de vivir.
Estamos rodeados de espiritualidad, un espíritu consciente que puede ayudarnos en cada proceso, que nos escucha.
Por eso es mejor hablarle, consultarle, en lugar de dejarnos guiar por la mente reactiva, ella siempre va a querer que el cuerpo sobreviva a cualquier precio y ese precio puede ser alto para otra vida.
Por eso me resulta peligroso casi todo, la mente puede llevar a una reacción extrema de gran agresión, de violencia salvaje. Y veo que hoy todo el mundo se deja llevar muy fácilmente por ella.
Conclusión, cada día más necesidad de psicólogos para algo que deberíamos poder evitar si nos ocupásemos más de nosotros, de lo que realmente queremos y pensamos, dejando un poco al margen lo externo.
Y a la vista está, el mundo es la selva más despiadada cada día.
Si nos dejásemos llevar por la parte espiritual, la real, la que existe en todos, y no hablo de religión alguna, nuestra consciencia estaría más despierta y más preparada para frenar esos impulsos de la mente. En la mente no existe consciencia.
Así que como está ocurriendo en tantas personas, el ego toma el mando, es inevitable si dejamos que nuestra mente manipule nuestro cuerpo y encarcele a nuestra parte espiritual.
Somos las tres y me gustaría que su equilibrio permita enderezar este mundo cada vez más desconocido para mí, te invito a acompañarme, vamos a hacer algo bonito.
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