¡Para mí Paquillo, que siempre nos devolvía de nuevo a nuestro centro!
Felicidades papá, felicidades a Edu y a todos los padres del mundo, allá donde estén.
Si me ves cansada fuera del sendero,
ya casi sin fuerzas para hacer camino.
Si me ves sintiendo que la vida es dura,
porque no podemos, porque no seguimos…
ven a recordarme cómo es un comienzo,
ven a desafiarme con tu desafío.
Muéveme en el alma dandome un impulso,
llévame a mi sitio.
Yo sabré entonces encender mi lámpara
en el tiempo oscuro, entre el viento frío.
Volveré a ser fuego desde brasas quietas,
que alumbre y reviva mi andar peregrino.
Vuelve a susurrarme aquella consigna
de ese primer paso para un buen principio.
Muéstrame la garra que se necesita
para levantarme si es que me he caído.
Si me ves cansada fuera del sendero,
sin ver más espacios que el de los abismos.
Trae a mi memoria que también hay puentes,
que también hay alas que yo no haya visto,
Que vamos armados de fe y de bravura,
y que seremos siempre lo que hemos creído.
Que somos andantes de la vida plena,
y todo nos guía hacia nuestro sitio.
Y que un primer paso, y que un nuevo empeño,
nos lleva a la forma de no ser vencidos.
Que el árbol se dobla, se agita, estremece,
deshoja y retoña, pero queda erguido.
Que el único trecho que da él adelante,
es aquel que cubre nuestro pie extendido.
Si me ves cansada fuera del sendero,
solitaria, triste, quebrada, herido.
Siéntate a mi lado, tómame las manos,
entra por mis ojos hasta mi escondrijo.
Y dime . . . ¡Se puede!, e insiste,¡Se puede!,
hasta que yo entienda que puedo lo mismo.
Que tu voz despierte, desde tu certeza,
a quien de cansancio se quedó dormida.
Y, tal vez, si quieres, préstame tus brazos,
para incorporarme, nueva y decidida.
Que la unión es triunfo cuando hombro con hombro
vamos,¡sí, se puede!, con el mismo brío.
Si me ves cansada, fuera del sendero,
lleva mi mirada hacia tu camino.
Hazme ver las huellas, que allá están marcadas,
de un paso tras otro por donde has venido.
Y vendrá contigo una madrugada,
la voz insistente para un nuevo inicio.
– Adaptación de un poema de Marysol Salval
¡Gracias!
“Te doy gracias por ser el paciente agricultor de nuestras almas, sembraste tus semillas y las cultivaste con un amor y una entrega infinitos.”
“Tu cosecha fue recibida con gran ternura y a pesar de no habernos llevado en tu interior, construiste un cordón de tu corazón al nuestro, que nos unió para siempre.”
“Te doy gracias por sostener nuestro mundo cuando nosotras todavía no sabíamos, por hacernos percibir que todo estaría bien, mientras así lo necesitásemos”
“Te bendigo porque de ti aprendimos cómo protegernos, cuidarnos y guiarnos.
Hoy somos quienes somos gracias a tu aportación a nuestra vida.
Nos enseñaste que lo que necesitásemos corregir y mejorar, era labor nuestra, nos invitaste a asumir ese proceso y responsabilidad.”
“Tu mirada, fue la que nos enseñó a ser miradas y reconocidas; respetadas, valoradas, amadas.”
Tu ejemplo
“Tu amor, fue el que nos mostró como merecemos ser amadas, el que nos dio confianza para mostrarnos como somos, diferentes. Aceptadas con nuestros defectos y virtudes.
Comprendidas en nuestros comportamientos, dignas de respeto y amor.”
“Tus besos, tus abrazos, fueron los que dejaron memoria en nosotras de cómo debemos ser tratadas, en total respeto, amor y entrega.”
“Tu confianza, nos enseñó a superar nuestras preocupaciones, quejas, miedos, tristezas, sentimientos de culpa, equivocaciones y a sanar nuestras heridas.”
“Tu serenidad nos mostró como liberarnos de los recuerdos dolorosos, errores cometidos, sus causas, sus efectos, y a perdonarnos.”
“Tu empatía nos enseñó a aceptarnos plena y conscientemente y a aceptar igualmente a los demás, a no querer cambiarlos.
A evitar juicios, críticas, nos mostró que todos somos maravillosos y únicos, dignos de amor y de respeto.”
“Tu magia nos enseñó a romper las ataduras que encadenan nuestra libertad, a restablecer nuestras auténticas cualidades, a disfrutar de este mundo maravilloso.
A vivir en el presente, a aceptar las pruebas que tenemos que superar y hacerlo de la mejor manera posible.
A observar conscientemente el mundo, sin apegarnos a cosas temporales e intentando buscar nuestra espiritualidad.”
Nunca olvidaré el momento en que vi que tu corazón ya no latía,
incluso cuando el mío se rompió en ese segundo, extrañamente continuó latiendo.
— Zoe Clark –
Feliz día del padre.
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