El alma sabe que todo es necesario
El alma no reconoce adversarios, no reconoce perjuicios ni enemigos, el alma sabe que todos son maestros, los educadores del alma. Ellos son todas las personas que hemos conocido y todas las vivencias, buenas o malas, que hemos experimentado. Porque el alma es importante.
Hay cosas que provocan poca evolución en las almas, por ejemplo, tener necesidades y pensamientos demasiado terrenales.
Estas almas habitan en personas que dependen de sensaciones que sustituyan a una apertura de conciencia conseguida a través del amor.
Para algunas personas la impresión de vacío y necesidad de sensaciones es tanta que se sirven de métodos externos como drogas y otros refuerzos artificiales que les lleven a esos estados.
Otra forma es mediante la acumulación de posesiones, poder y prestigio o fama. Y cuando perciben que hay ciertas sensaciones que no se pueden mantener en el tiempo, o al menos que el impacto de estar en esa cúspide no es continua, la desilusión hace acto de presencia. En esos momentos el alma llora.
Y cada vez que tengan que regresar a lo cotidiano, va a resultar más difícil. Similar a un cuerpo sin alma.
Hay quien no sabe gestionar esta vuelta a la vida. En estos casos el regreso es desde una realidad más engañosa y peligrosa.
Si nos ponemos a filosofar, creo que hay una verdad eterna que emociona siempre a la persona que se pone en camino.
Este camino comienza cuando un alma pone en movimiento lo necesario para que su vehículo quiera llegar al nivel más profundo de su conciencia. Y para ello se sirve de todo y de todos en su aprendizaje.
Cuando decide esto, va buscando superar lecciones que la despierten cada vez más a la lucidez. De forma que los entrenamientos sean para su vida más, regalos que revelaciones. Porque el alma es inmortal según Platón y evoluciona, entre otras cosas, gracias a los maestros que encuentra en cada existencia.
Yo creo que todos en algún momento hemos logrado estar en un punto en el que la conciencia se ha abierto y solo percibíamos un profundo amor. Seguro que si piensas en profundidad encuentras algún momento en tu vida como el que he descrito.
«Para mí los mejores momentos de apertura espiritual sucedieron durante mis embarazos. Nunca antes o después he sentido esa conexión con la eternidad. Sentir latir mi corazón, y advertir que dentro de mí también latía otro pequeño corazón ha sido el mayor milagro que he vivido. Y por supuesto ver el resultado en forma de vida. Saber que he ayudado a otra alma a continuar con su evolución, sirviendo de vehículo de llegada a otra estación».
Esas son las sensaciones a las que debemos volver si queremos llegar a tener momentos cada vez más largos e intensos de apertura.
«Al volver a ellos entro en un estado de conciencia infinita, siento un acercamiento al todo».
«Un estado en el que el espacio y el tiempo desaparecen. Estas vivencias me muestran como el sueño y las cosas ilusorias cesan por unos momentos. Y me lleva directamente al lugar de donde el alma proviene».
«Experimento un amor tan intenso que reconozco a todos los seres vivientes. Con estos sentimientos logro entender lo que tan habitualmente me decía mi abuela Carmen, siendo niña: lo más grande que te puede pasar en la vida, es tener un hijo».
Cuando has tenido contacto con estas sensaciones, puedes decidir permanecer en ellas más o menos tiempo, o si prefieres puedes volver a la realidad ilusoria de la vida.
Si tienes la capacidad de traer a tu presente estas sensaciones, te darás cuenta de que el corazón se expande hasta abarcar el mundo entero, sientes un amor que no puedes contener.
Con una práctica habitual podrás alargar estas sensaciones, desde los pocos minutos de las primeras ocasiones, hasta llegar al tiempo que decidas o que seas capaz de mantener.
«Son momentos para mi sagrados, en los que gozo infinitamente y en los que me gusta permanecer todo el tiempo que mi conciencia me permite».
«Cuando regreso, me encuentro con que el mundo antiguo de los sentidos sigue como siempre, esclavizándonos a las apariencias».
Si sabes de qué hablo, y estoy segura de que sí, sabrás que en estos momentos, aunque sean cortos, la vida cobra un nuevo sentido, un sentido de eternidad y transcendencia en el que las pasiones se transforman en puro amor. Donde las almas son almas.
Pero después de haber experimentado estas sensaciones es inevitable regresar a la vida. A las noches aunque sean serenas, a los silencios esperando resultados, tendrás la seguridad de que somos especiales. Descubrirás que el propósito de cada uno es superior a nosotros mismos y eso dará a tu vida un mayor sentido.
«Cuando he permanecido un tiempo más largo dentro de esta sensación de amor y de eternidad, me cuesta bastante regresar a mi prisión mental, para volver a servir a la dualidad».
«Cada noche pido al universo esta conexión, miro el cielo oscuro o iluminado de estrellas y solicito ser competente o tener la capacidad de aliviar el dolor que causa la ignorancia de estas cuestiones. Por eso agradezco las enseñanzas de los maestros del alma, aunque en ocasiones sean duras».
«Sé que también he tenido maestros para mi alma que la han ayudado de formas menos duras. Ellos han sido otras almas grandes que vienen, de vez en cuando a nuestro pequeño planeta, para ayudar a descubrir cosas que son beneficiosas para nosotros. Sobre todo para aliviarnos y ayudarnos a encontrar paz. Infinitas gracias a estas almas».
«Otros momentos en los que percibo que mi alma es eterna, es cuando veo belleza a mi alrededor. Cuando miro un atardecer, o escucho los pájaros. Al caminar por una calle estrecha en un pueblo desconocido o al caminar descalza sobre hierba fresca. Cuando escucho una melodía tranquila que me trasporta. Al observar un cuadro o al pintarlo. Cuando escribo también siento mi alma en mis versos. Cada persona tiene que saber que cosas la transportan a un encuentro con su alma»
Hay cosas que ocurren en nuestra vida para enseñarnos que hay heridas antiguas que continúan abiertas. Son los instructores del dolor. Son los que nos muestran que tenemos que ver como sanar estas heridas. Nos las presentan de vez en cuando para que aprendamos a enfrentarnos a ellas. Y si no aprendemos esa lección, seguirán apareciendo hasta que la superemos. Y, como con todo, debemos ayudar a la sanación a través del amor.
También tenemos a los gurús que nos recuerdan que cada persona existente en ese mundo, somos nosotros mismos, son nuestro reflejo y forman un todo junto con nosotros. Tenemos los mismos sentimientos, la misma forma de amar y de sufrir por quien amamos. La misma forma de nacer y la misma de morir. Ellos nos muestras que no debemos mostrar rechazo por nadie, porque en cualquier momento podemos encontraros en su misma situación y no nos gustaría sentirnos rechazados.
Pienso que, los que llamamos pecados capitales también son, en cierto modo, maestros para nuestras almas. Todos en algún momento hemos sufrido el peso de estos pecados y son los que mejor nos enseñan las mayores lecciones a aprender.
Por ejemplo, tenemos un consejero muy importante. Si somos capaces de escuchar y superar las lecciones que tiene para mostrarnos, habremos avanzado favorablemente en nuestro camino como almas. Él es la envidia. Nos muestra que cada cualidad, don o posesión es un préstamo. Nuestro trabajo es emplearlo humildemente y hacer de nuestro trocito de mundo, un pedacito mejor. De manera que si unimos el puzzle, se genere un cambio positivo en las demás almas.
Hay otros importantes instructores de almas que son la sospecha (1), la critica y los juicios. Ellos se hacen presentes para recordarnos que hay que vivir la vida con un amplio sentido del humor, sin dejar que nuestro ego nos lleve a vivir de manera reactiva (aunque lo sigamos repitiendo hasta tener las lecciones aprendidas).
(1) Filosofía de la sospecha: Expresión que acuñó Paul Ricoeur en 1965 para referirse a las filosofías de Marx, Nietzsche y Freud, a los que llama los «maestros de la sospecha» o «los que arrancan las máscaras», ya que expresan, cada uno desde perspectivas diferentes, la entrada en crisis de la filosofía de la modernidad, al desvelar cada uno de estos autores la insuficiencia de la noción de sujeto, y al desvelar un significado oculto: Marx desvela la ideología como falsa conciencia o conciencia invertida; Nietzsche desenmascara los falsos valores; Freud pone al descubierto los disfraces de las pulsiones inconscientes. – Enciclopedia Herder.
Cuando somos capaces de separar cada dolor que sufrimos y comprender los mensaje que nos dejan, ya no volveremos a verlos como enemigos, sino como maestros.
Entenderemos que nadie llega a nuestra vida para dañarla, cada situación o persona aparece para recordarnos quienes somos.
Mientras más te alejes de tu propósito en este pequeño planeta, más te van a molestar estas situaciones o personas. Y mientras más te acerques a tu proposito mejor comprenderás que todo potencia tu evolución.
«Las situaciones o personas que han pasado por mi vida, me han mostrado las cosas positivas o negativas de mi misma que tengo que trabajar para evolucionar como alma».
«Estos años han sido muy duros para todos por las perdidas sufridas, personalmente he «perdido» a casi todos mis tíos y esto ha provocado bastante tristeza en mi vida. Los recuerdo muy habitualmente y ellos me ayudan. Los sueño, los percibo y sé que están siempre cerca, esto ayuda a que mi tristeza vaya desvaneciéndose».
«Afortunadamente, he acompañado a varios de ellos, muy queridos para mí, a cruzar la última puerta en el paso por esta experiencia como almas».
«Y los últimos pensamientos que expresaron fueron las dudas de si el rastro que dejaron a lo largo de su existencia, podrá servir de regalo a los que aquí continuamos. Si habrían hecho bien el trabajo por el que vinieron y si fue suficiente o podrían haber hecho más».
«Un poco de incertidumbre cuando estaban lucidos, debido a estos pensamientos, pero una gran paz cuando se dejaban llevar por el sueño. Sobre todo porque, todos sin excepción, se sentían acompañados por las personas que habían partido antes que ellos, y tenían claro que venían a ayudarles a hacer ese camino.
«Y lo que me hace continuar tranquila es haberles dado las gracias, haberles hablado en esos últimos momentos y también después de cruzar el umbral».
«Gracias por las experiencias compartidas que han contribuido a mi crecimiento, por acompañarme en tantos buenos momentos»
«Gracias por esculpir y pintar belleza alrededor de los malos,
descubriendome la eternidad».
«Y espero que cuando me toque cruzar con vosotros, me acompañeis y me enseñeis
el camino de regreso a casa».
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