Soy un aullido feroz

Escrito por Marié

2 de septiembre de 2024

Soy una chica con unos cuantos años, pero una chica. No me identifico con la palabra señora, aunque las chavalas me vean como tal. El tiempo ha viajado por mis venas y soy un aullido feroz, como siempre lo fui.

Nunca voy a renunciar a mi ser interno, a mi loba, a mi esencia.

Jamás me disfrazaré para encajar en ningún sistema y en este del que estamos rodeados, nunca en la vida, está enfermo, se pudre y se va a llevar a muchos en su caída.

Soy pura naturaleza, las mujeres somos así, bueno, muchas. Luego están las que necesitan de discursos ajenos para decidir su ideología.

Perdona compañera, tu ideología eres tú, es lo que has vivido, es lo que han vivido tus ancestros, tus raíces, de donde vienes, no el cuento que te cuenta una Heidi.

Las que sois como yo, estáis creadas con una personalidad fresca y no necesitáis competir, ni discutir, no es necesario.

Las que no lo sois vais a ir defendiendo por la vida valores ajenos, valores que no os definen, ni os defienden, ilusas.

Es triste ver esta pobreza mental.

Somos naturaleza, toda ella nos compone, estamos fabricadas con trozos de caracolas marinas, escamas y corales, con polvo de estrellas, meteoritos y plumas de ave.

Todas, pero las que lo sabemos vivimos de verdad, aullamos de forma feroz a la luna, aun sin ponernos piel de lobas.

No sé hacer ciertas cosas, como por ejemplo no ser yo, por eso la suerte me acompaña, todo lo que llega a mi vida me llena, me calma, me gusta.

Mis cicatrices también, ellas son yo, son mis superaciones y estoy contenta de que vivan en mi piel. Ellas me devolvieron mi vida.

Gracias a ellas volví a nacer. Pero no lo celebro, celebro cada día.

No me disfrazó de loba, pero jamás me disfrazaré de oveja, nunca. No pertenezco al rebaño de nadie.

Y no creas que no hago plegarias, las hago diariamente, de agradecimiento, de perdón, de petición, mis plegarias viajan entre las estrellas hasta el lugar lejano donde habita la divinidad sagrada y eterna.

Me desnudo a diario ante ella, ante él, aunque sé que no hace falta, puede ver a través de mí, igual que a través de ti.

Sigo aquí, sintiendo en mi piel la piel de todas las vidas anteriores, todos sus colores, todas sus esencias, incienso, mirra, romero, sándalo, ébano, roble, tilo, Ginkgo, sauce, arce, palo santo… Profundas raíces por las que me sigo alimentando de la savia eterna que me da la tierra.

Cuando me olvidó de esto, sacudo mi cabeza como un perrillo, pidiéndome que salga de mí lo que no soy.

Porque no, no soy como tú… Creyente sin discurso propio.

Porque me gusta lo verde, me gusta lo crudo, la leche y la miel, las hierbas frescas. Ellas me enseñan a bendecir a mi madre naturaleza, a mi tierra, beso esos labios aromáticos y sencillos.

Me alimento de sus senos embriagadores, ella ha sanado siempre mis infinitas heridas y me hace sentir orgullo de los tatuajes que dejó en mi piel.

Tú no puedes decir lo mismo, mujeres de falso discurso, mujer de sonrisa de fresa y de boca rasgada, elocuente pero mentirosa. ¿Qué haces cuando te quedas a solas? Tienes que sentir el vacío del mundo sobre tus hombros.

Qué triste. Qué desconsolador me parece no tener pensamientos propios, no tener voz propia, tener que hablar con palabras de otro.

Amigas, despertad, ¿No recordáis de dónde venís? ¿Quién ha luchado realmente por vosotras? Parece que no.

Tú, mujer, esencia de tierra dadora de vida, tú tienes el potencial de cambiar el mundo. No escuches a quién te hace retroceder. La vida es seguir el camino.

Escucha mi aullido, es como una niebla espesa que sale por mi boca. Chicas leed “Mujeres que corren con los lobos” de Clarissa Pinkola Estes. Es muy esclarecedor, al menos lo fue para mí todas las veces que lo leí. “La lupa” la que “canta sobre los huesos”. ¡A ti, mujer!

— Diseño del grabado por Ourstoryselve

La vida es no mirar atrás.

 

Extracto de Proverbios y cantares (XXIX)

 

Caminante, son tus huellas
el camino y nada más;

 

Caminante, no hay camino,
se hace camino al andar.

 

Al andar se hace el camino,
y al volver la vista atrás
se ve la senda que nunca
se ha de volver a pisar.

 

Caminante no hay camino
sino estelas en la mar.

 

– Antonio Machado (poeta republicano, muerto en exilio)

 

Mujer estás preparada para parir un mundo nuevo. Uno más bonito y floreado, sin echar la vista atrás, pues eso que tú querías, ya no existe.

Si piensas que tu vida es un desastre que tiene un amargo sabor. Si solo ves las cosas feas que te han ocurrido, piensa que tu vida es similar a cualquier otra, solo es cuestión de actitud.

Cuando alguien me dice, envidio tu vida, les digo que les doy mis dolores, mis compañías oscuras y mis cicatrices, todos forman parte de lo que soy. Ellos son yo. Quizás no sigan envidiándome.

Si te pasan cosas como que algún amigo te ha decepcionado, tu pareja se transforma en tu verdugo, crees no conocer a alguien que te acompaña desde niña, tus hijos se van alejando a hacer su camino…

Crees que quieres escapar y no encuentras salida, ni sabes qué hacer con tus supuestas desgracias… Cambia tu actitud…

Voy a escribiros unos cuantos testimonios encontrados en la serie » 100 Mujeres en conflicto”. Es una audio serie peruana muy interesante, con situaciones cotidianas de mujeres, dilemas, dramas, situaciones que puede experimentar cualquier mujer.

Si los escuchas verás que pueden ayudar de manera creativa, porque podemos ser cualquiera de nosotras. Podemos utilizar cada experiencia en nuestra vida, según sea el caso.

¿Queréis convertiros conmigo en consultoras sentimentales?, ¡vamos allá!

Podemos leer y debatir cada caso, la verdad es que casi todos tienen algo en común, la desigualdad en esta podrida sociedad que continúa su eterno peregrinar machista de tantos siglos.

Vamos con ellas:

 

Irazema: Postulé para la Secretaría General de mi partido ante el Comité Electoral. Me ofrecieron la de Asistencia Social. Dicen que esa corresponde a las mujeres. ¿Renuncio a un partido en que los cargos tienen sexo?

 

Lola: Lo conocí en la playa. Guapo, alto, como una siempre los sueña. Acababa de regresar del extranjero. Casi inmediatamente nos hicimos novios. Luego, vivimos juntos. Como la situación económica era difícil, viajó nuevamente a Europa. Nunca supe en qué trabajaba, pero regresó con el VIH. Él me pide regresar conmigo, pero tengo miedo. ¿Y si me enfermo yo también?

 

Milagros: Ojo por ojo y amante por amante. La estoy pasando de lo más bien con Ricardo. Y no me arrepiento. Cuando descubrí que mi marido me engañaba, yo también lo hice. ¿Por qué respetarlo si él no me respeta?

 

Rosa Eugenia: Soy una profesional exitosa. Pero se me cayó el mundo cuando descubrí que uno de mis hijos adolescentes consume drogas. Mi marido me culpa y me acusa de descuidar el hogar. ¿Debo abandonar mi carrera?

 

Jocelyn: Ya pasé los 45 y me descubro llena de arrugas. Una amiga se hizo la cirugía plástica y quedó como quinceañera. Ahora me toca a mí, pensé yo. ¿O será una hipocresía? ¿Por qué tengo que estirarme la cara para seguir la moda?

 

Gregoria: Van muchos años de matrimonio y nada. No siento nada. Cuando estoy con mi marido, tengo que fingir. ¿Por qué me pasa esto. ¿Quién tiene la culpa de mi frigidez?

 

Patricia: Me encanta cuando me dicen cosas lindas por la calle. En cambio, Mónica no soporta ningún piropo, aunque sea una galantería. Ella dice que es una agresión a su privacidad. A mí no me parece. ¿Y a usted?

 

Sonia: En mi casa, mis hijos varones no cocinan ni lavan ni planchan. Digan lo que digan, esas cosas afeminan. Ellos tienen que estudiar y prepararse para luchar por la vida. ¿O no tengo razón?

 

Jacinta y Carlota: Después del trabajo, nos gusta ir al bar a tomarnos unas cervezas y comentar el día. Los hombres nos miran con desconfianza, nos dicen groserías. ¿Qué pecado estamos cometiendo?

 

Carmen: Me costó muchísimo ser ingeniera industrial. Ahora, que tengo oportunidad de trabajar en una empresa en el diseño y mejora de maquinaria pesada, los ingenieros varones me hacen la vida imposible. Estoy aburrida y quiero irme de acá. ¿Qué puedo hacer?

 

Susana: Mi marido dice que yo tengo el sexto sentido y me faltan los demás. Él siempre repite que las mujeres son más intuitivas, pero menos inteligentes que los hombres. ¿Será que es así?

 

Elisa: Estoy en un tremendo lío. César y yo nos queremos muchísimo, nos hemos jurado amor eterno. Pero él me pide la prueba del amor. ¿Debo dársela?… ¡Ah, él tiene 23 años y yo acabo de cumplir los 15!

 

Malena: Soy periodista y creo en los derechos de las mujeres. Pero al entrar a trabajar en la televisión me encontré con un mundo machista que no nos respeta ni en el equipo de trabajo y menos en la información.

 

100 Mujeres en conflicto, AMARC, Lima 1995.

 

Tiene unos cuantos años y se nota la evolución durante este tiempo, no dejemos que la vida vuelva a esos derroteros para nosotras.

 

 

¡Namasté

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