Los Reyes Magos

Los Reyes Magos

Escrito por Marié

6 de enero de 2021

Un hermoso cuento: La noche de los Reyes Magos

Delia miraba con tristeza el dinero ahorrado durante todo el año: un dólar y ochenta y siete centavos. Y llegaba la noche de los Reyes Magos.

Eso era todo.

Todo lo que había conseguido reunir con su esfuerzo, con su trabajo diario.

Los miraba con lágrimas en los ojos. Su sueldo, de veinte dólares al mes, solo le había dado para pagar los gastos mensuales.

Y poco más.

Llegaba la Noche de Reyes y ella solo tenía un dólar y ochenta y siete centavos ahorrados.

Regresó a su casa, a un humilde apartamento de ocho dólares al mes. Con su mínimo espacio, sus humedades y un triste y alargado espejo en el dormitorio.

Abajo, en los buzones, el nombre de Jim estaba algo desgastado.

Su querido Jim, al que tanto quería… ¿Qué regalo iba a hacerle con un dólar y ochenta y siete centavos? Él, que se lo merecía todo.

Esa noche era la noche de los Reyes Magos y ella no tenía aún su regalo.

Delia y Jim tenían dos tesoros a pesar de su pobreza: Jim guardaba con mimo un reloj de oro que fue de su padre y en su día, de su abuelo.

A veces lo llevaba en el bolsillo, pero lo sacaba con pudor porque no tenía cadena, y lo llevaba con una cuerda que no le hacía justicia.

Y Delia, tenía una hermosa cabellera. Tan linda y sedosa que era la envidia de toda la comunidad.

Jim estaba orgulloso de su cabello y le encantaba acariciarlo con suavidad.

El regalo de los Reyes Magos: la decisión de Delia

La joven se miró con firmeza en el espejo. Se soltó la horquilla que retenía el pelo y la cabellera cayó de golpe y se balanceó de un lado a otro.

Le llegaba hasta las rodillas y era de un color rubio ceniza muy hermoso. Los ojos se le llenaron de lágrimas y ella recogió de nuevo su cabello de forma apresurada. Buscó su abrigo y salió de nuevo, con paso firme y las ideas claras.

¿Qué otra cosa podía hacer? ¡Solo tenía un dólar con ochenta y siete centavos para el regalo de Jim! ¡Su Jim! Y él se merecía más, mucho más. Así que entró en la peluquería de Madame Sofronie.

– Quiero vender mi pelo– dijo muy segura Delia.

– Vaya, déjame ver- contestó la señora Sofronie.

Delia se soltó el pelo y la mujer lo observó con admiración.

– Te daré veinte dólares por él.

Delia se sentó y dejó que la señora Sofronie hiciera su trabajo.

La joven ya sabía lo que buscar para su querido Jim. Lo tenía claro: quería una cadena para su reloj. Y sabía dónde encontrarla. Fue a una pequeña joyería cercana y escogió una sencilla y elegante cadena de platino.

– ¡Es perfecta para mi Jim!- dijo entusiasmada. Y pagó veintiún dólares por ella.

Regresó a casa con ochenta y siete centavos, el pelo corto y una inmensa sonrisa en el rostro. Tomó las tenacillas e intentó arreglar su cabellera.

– Espero que Jim no se disguste demasiado y me siga queriendo igual… No tenía otra opción- dijo para sí la joven.

Así que puso la mesa y esperó paciente e ilusionada a que llegara su joven marido. Y a las nueve de la noche, llegó él.

La reacción de Jim ante el corte de pelo de Delia

El joven llevaba un paquete entre las manos y al entrar, se quedó totalmente petrificado. Tanto es así, que no podía ni moverse del sitio.

– Oh, Jim… ¡No te disgustes! He tenido que hacerlo. He tenido que cortarme el pelo… No tenía dinero para tu regalo, y no quería dejarte sin él. ¡Es Noche de Reyes! El pelo crecerá en unos meses, y volveré a tenerlo largo… Pero me quieres igual, ¿verdad?

– ¿Te lo has cortado?

El joven seguía estupefacto, con la mirada perdida, pero tras unos segundos de angustia, reaccionó.

– No te equivoques- dijo entonces él- Yo nunca dejaría de querer a mi hermosa mujercita. Pero es que.. Bueno, te había comprado este regalo de Reyes…

Y Jim le tendió el paquete que llevaba en las manos. Delia lo tomó ilusionada y comenzó a abrir con delicadeza el papel de seda que lo envolvía. ¡No podía ser! ¡El juego de peinetas de carey que tanto había admirado cada vez que pasaba por la vitrina de una tienda de Broadway!

– Oh- dijo entonces Delia- ¡Son tan hermosas! Pero Jim, no te preocupes, que el pelo crecerá y podré usarlas algún día. Tenía que hacerlo porque… mira, este es mi regalo y sé que te encantará.

Y entonces Delia sacó de su bolsillo la cadena de platino que había comprado para Jim:

– ¿Verdad que es perfecta para tu reloj? ¡Ahora podrás sacarlo donde quieras sin avergonzarte!

Pero Jim se dejó caer sobre el sofá y dijo:

– Oh, Delia, calentemos la cena… Vendí mi reloj para poder comprarte las peinetas.

. – Adaptación de E. Esteban

Moraleja

El verdadero significado de la noche de los Reyes Magos está relacionado con la generosidad y el amor, no con el actual materialismo que la rodea.

Cuando lo que regalas expresa amor, es un verdadero regalo, tiene verdadero valor, como los regalos que se hacen los protagonistas de este cuento.

El verdadero regalo es el amor con el que han ideado sus sorpresas y como lo han llevado a cabo.

Buscando lo que realmente la otra persona necesita y preocupándose de que si ese regalo le agradaría. Es la máxima expresión de generosidad y amor.

En este caso se usa empatía, generosidad y sacrificio. Los dos sacrifican su mayor tesoro por amor. Todo lo contrario sería comprar o preparar algo por compromiso, sin usar el amor para satisfacer a quien va destinado el obsequio.

El amor se torna difícil para muchas personas, si esto supone sacrificio. Aunque en este cuento, si lo lees superficialmente, parece que no han acertado en sus regalos, pero ambos lo han hecho.

Reflexión

El papel de los Reyes Magos trae a nuestra conciencia la importancia de los maestros de nuestra vida, nuestros consejeros y guías.

Ellos nos sirven de ayuda para que nos demos cuenta de los misterios de la vida.

Nos purifican con sus enseñanzas.

Siempre nos muestran con su ejemplo los senderos a seguir.

Ayudan, con su solo recuerdo y en el silencio de nuestra soledad, a integrar la verdadera visión y la verdadera misión de nuestras vidas.

Aunque su presencia en nuestra vida no sea permanente,  la huella que dejan en nosotros es fundamental para que podamos llegar a recuperar nuestra verdad.

Gracias a todos mis maestros, que han sido y son muchos, pero en especial a los mas importantes, mis estrellas guía, que con su ejemplo me han recordado siempre la importancia de consagrar la vida a marcar el norte que sirva de ayuda en el desierto de la existencia.

¡ Gracias papá, gracias mamá !

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