Por sus grietas entra la luz

Escrito por Marié

5 de febrero de 2024

La vida es así, tiene infinitas caras. A momentos hermosa, dura, humorística, disruptora, rebelde, controladora, mensajera, negativa, engrandecedora, hiriente, maestra, milagrosa… tantas cosas es, que no puedo escribir todos los adjetivos que me vienen a la mente. Es tantas cosas como puedo imaginar. A veces me ha roto en pedazos tan pequeños que me lleva a pensar que serían necesarios para que por ellos pudiese ver su preciosa luz. Por sus grietas entra la luz necesaria para reparar todas las roturas imaginables.

¿Cómo explicarlo?, siento que la vida es larga, al menos a mí me lo parece. Me ha dado la oportunidad de conocer muchas cosas, muchísimas. Y muchas de ellas me han causado bastante inquietud. No me preocupa, porque esa inquietud es la que me ha llevado a querer seguir experimentando, preguntando, estudiando, aprendiendo.

Incluso sin parecerme corta, sé que no va a ser suficiente para compartir todo lo que me gustaría, para pintar todo lo que me gustaría, para escribir todo lo que me gustaría, para leer todo lo que me gustaría, para aprender todo lo que me gustaría, para tantas otras cosas… Supongo que esto lo sentimos todos…

Pero sobre todas las demás sensaciones, observo que he vivido situaciones un poco desesperantes, como muchas otras personas, y entiendo que han sido necesarias para que busque en mi interior algo necesario… también creo que todos tenemos la capacidad de hacer esto.

Muchas de esas situaciones me han hecho sentirme ridícula, es raro, teniendo en cuenta que nunca he tenido sentido del ridículo… Es contradictorio en mí, como casi toda yo…

¿Caos de nuevo?

Quizás es una sensación necesaria, pero me hace sentirme tan pequeña, tan pequeñita que desaparezco frente a la inmensidad que advierto a mi alrededor.

Esta sensación es tan difícil de explicar, me hace verme tan pequeña como grande, ¿incomprensible?

En muchas ocasiones siento que no soy nada, y en otras muchas me convierto de pronto en todo.

¿Quizás depende de los ojos que me miren?

Creo que voy a elegir, de ahora en adelante solamente los ojos que me hagan sentir que lo soy todo. Deberíamos poder elegir todos ese tipo de ojos, para hacer un mundo más satisfactorio, más ennoblecedor.

¿Por qué elijo vivir desde estas formas benevolentes de observarme, de engrandecerme? Pues porque aunque considero la vida un largo camino, creo que soy de las pocas personas que lo piensan así.

Puedo observar y escuchar opiniones que dicen que cuando cumplen años van sintiendo como si la propia vida acortara los tiempos.

Se percibe así.

Quizás yo me bajé del tren de la prisa. He elegido vivir siempre desde una presencia que permite vivir el momento, dándome la oportunidad de intentar percibir mi vida en su totalidad, haciéndome sentir su verdadera duración.

He querido vivirlo todo desde mi personal forma apasionada de ser, sin perderme nada y creo que cuando la vida muestra que el tiempo es corto, es precisamente para eso, para que aprendamos a vivir de verdad. Sin miedos, sin quejas, sin juicios, sin “preocupaciones”… para que solamente nos “ocupemos”. Nos ocupamos de lo importante, de lo presente, de lo que nos gusta, de hacer todo bonito, para nosotros y para quienes amamos.

Si muestras preocupaciones, miedos, celos, envidias, incertidumbres, dolores u otras actitudes limitantes a tus hijos cuando son pequeños o durante su crecimiento, les das el permiso para que ellos hereden estas maneras de vivir, sin presencia, por eso la vida puede parecer corta… ¡No se vive! ¡No se crean recuerdos de calidad! Es necesario aprender a vivir.

Son sentimientos personales, y no puedo hacer, sino explicar como me siento.

A veces no son sentimientos bonitos y satisfactorios.

En ocasiones me desplazo a momentos vividos no tan agradables, momentos humillantes, de derrota, de vergüenza, de desesperanza y de gran dolor que me han hecho preguntarme ¿por qué? A mi mente llegan un montón de posibles respuestas, por karma, por elección, por evolución…

Realmente no lo sé, pero la opción que creo más cercana a mi verdad es para mantener mi ego en el lugar que debe estar, en un perfecto equilibrio.

Lo que ocurre es que cuando logré salir de ese círculo de dolor, y comprobé que la vida no era eso, mi propio ego me jugó una mala pasada, tomó el control y me transformé del objeto dolido en el objeto hiriente…

Es muy difícil regresar al ego a su equilibrio saludable, es necesario bastante trabajo.

Y pensando en trabajo, he dado mucho trabajo en mi infancia, rebeldía sin mesura, insatisfacción constante, mala integración, peor adaptación… Recuerdo que una de mis abuelas me decía: – ¡Si tienes hijos algún día, tenías que probar tu propia medicina! Que tus hijos sean como tú, a ver si te hacen ver tu propia rebeldía, y el trabajo que ha habido que hacer contigo.

Pues la vida siempre está atenta a las peticiones. ¡Tened cuidado con lo que pedís!

Tengo dos hijos, los amo profundamente, hasta que no vinieron a la vida no supe de este sentimiento tan profundo.

Amo mucho a mis padres y a mis seres queridos, pero esto es diferente, no se puede explicar, ¡lo sabéis!

El mayor es más templado, en él no le hicieron caso a la petición de mi abuela, aprendo día a día de su sabiduría. Él ha venido a enseñarme muchas cosas, muchísimas, el tiempo se para escuchándole hablar, esos conocimientos extensos vienen de lejos ¡Alma antigua!

Pero el pequeño ¡es como yo! La vida me puso frente a mí misma, y es difícil, hablamos, discutimos, hablamos, discutimos, hablamos, nos reconciliamos, creo que tengo que dejar de controlar y aceptar que la rebeldía es necesaria para cambiar lo injusto, y me toca cambiar las injusticias que él ve en mí. Él ha venido a enseñarme muchas cosas, muchísimas, crezco con él cuándo nuestras rebeldías se unen en lugar de ir cada una por un camino.

¡De ambos he aprendido tanto!, pero algo que me parece importante es que me encontraré con rebeldías hasta que pueda respetar las libertades, aunque no esté de acuerdo y me parezcan injustas.

Creo que en su compañía me tomo menos en serio mis ingenuidades, ¡sí!, soy ingenua, y a ellos les resulta divertido, viven riéndose, y me han enseñado a ser la primera en reírme de ellas.

Me han llevado a fijarme en que la vida se puede reír de mí de las maneras y formas que quiera, no depende de mí, pero sí depende de mí la reacción. ¡Aunque siempre he sido la primera en reírme de mí misma y de mis ocurrencias!

Tantas personas conocidas, tantas vivencias, alegrías, penas… aprendizajes. ¡Y cuando no lo he memorizado, la vida me trae a la persona o personas que me enseñan de una manera más dura, el mensaje es más crudo, con silencios, con alejamiento, con lágrimas, gritos, simbólicas bofetadas… y por fin aprendo a escucharla y me alejo. ¡Tormentas, viento, rayos y truenos me hacen despertar!

¿Cómo va a ser corta la vida? A mí no me lo parece.

Es pura magia, es un milagro, es lo más inexplicable de todo. Mi vida. No le damos valor a lo que somos, ni siquiera a nuestra parte más pequeña, que es el cuerpo. Siendo lo más pequeño, no deja de ser perfecto, autosanador, es el mayor superviviente, está preparado para ello, solamente que tiene el mayor de los enemigos, nosotros mismos. Pero la realidad es que si caemos en el error de pensar que somos un cuerpo, quizás sea necesario un acercamiento a la espiritualidad, para que podamos comprender que no lo somos, ¡somos un alma!

Lo más peligroso, los bienes, el poder, la fama, el éxito son grandes lecciones a aprender. Si no se traen aprendidos la vida se encargará en algún momento, en alguna vida de demostrarlo. Serán negados de tal manera que seamos capaces de vernos, de ver que no somos lo que poseemos, que no somos iguales que nadie, que no debemos querer serlo, y que la manera más gratificante de vivir es sentirte útil, ser generoso, servir a alguien, ¡ayudar! Esta enseñanza se la debo a mi más grande maestro, mi padre. ¡Gracias Paquillo!

Si esta materia no es entendida, será repetida de la manera más difícil posible, negándote todo lo necesario para que valores que realmente no lo es. La vida es más grande que todo eso. ¡Vive!

No me gusta esperar para empezar a sentir, a vivir ahora, no quiero esperar a que mis alas no se puedan abrir, o a que mis raíces se hayan secado, u olvidado cuáles son, que es peor… he oído a algunas personas en sus últimos momentos… y todas suelen decir cosas similares. Desean volar de nuevo, regresar a sus raíces, reconocer de donde vienen, volver y volar desde su propia alma… Entiendo que les queda poco para volar desde ella.

Y si no crees que la vida es larga, si no crees en el milagro de la vida, es la forma más dura de vivir. Si además lo piensas y lo dices, ella te va a escuchar y te va a enviar lo que escucha. Va a negar en ti sus propios milagros, te va a negar cualquiera de ellos, y hay muchísimos todos los días, es una manera de darte lo que pides, hasta que te das cuenta de que realmente todo lo que te rodea es milagroso.

Realmente el milagro es entender que tienes en tu vida lo realmente necesario para tu alma, yo agradezco a diario lo que tengo, ¡me parece tan de agradecer todo! Todo son tesoros, y si crees que no los tienes es porque necesitas cambiar algo en ti, sal de donde estás, viaja a donde sea necesario, metafóricamente hablando, pero sal a buscar lo que realmente te satisface, de otra forma perderás el mapa con el camino más directo a la isla del tesoro.

¿No tienes pensamientos divinos? ¿No sientes la divinidad? Llámala como quieras, tiene muchos nombres, ¿No reconoces la belleza? ¿El amor incondicional? Mira todo a tu alrededor, si no estás dispuesto a reconocerlo, quizás cuando tengas la capacidad, te caigas de culo. ¡Ella está en todo! Y su presencia es más intensa en tu propio interior. ¡Búscala! ¡Háblale! ¡Pregúntale! ¡Escúchala!

¿Que crees tú que es la vida? La vida es el conjunto de hechos necesarios para la evolución de tu alma, no la perfección de tu cuerpo. A veces las vivencias son necesarias, aunque sean hirientes.

A veces las heridas son tan profundas, las cicatrices tan grandes y la convalecencia tan lenta que agradeces de verdad las cosas más sencillas, como sentir el descanso nocturno, un día sin dolor, sentirte escuchada, agradecer la ayuda prestada, incluso lo más importante, disfrutar de tu propia respiración sin sufrir o de poder caminar todos los días.

Por eso, esas cicatrices, esas rupturas, quizás sean necesarias. Esas grietas son precisamente para que por ellas entre la luz.

 

He escrito sobre todo esto, porque he encontrado un libro haciendo limpieza, un libro que leí hace tiempo y he vuelto a leer, su nombre es “Un buscador de la verdad” de Leonard Cohen.

Cada vez que leo de nuevo un libro que ya había leído, veo que soy diferente, diferentes mensajes, diferentes aprendizajes… Porque en cada instante soy otra persona.

En este libro hay un poema hermoso, un mensaje constructivo y sabio, al menos para mí. Vivir en el presente, no sufrir por lo pasado, solamente aprender de ello, ni preocuparte por el futuro. Solo existe el presente.

 

Los pájaros cantaron al romper el alba.
Comenzar de nuevo, los oía decir.
No te preocupes por lo que ya pasó
o en lo que aún está por venir…

Que doblen las campanas que aún pueden sonar,
olvida tu ofrecimiento perfecto.
Hay una grieta en todo.
Así es como entra la luz…

 

– Leonard Cohen

 

Tener esperanza en que todo es posible, crecer con cada nuevo comienzo, tener el valor de dejar atrás lo innecesario. Reconocer la propia imperfección para intentar alcanzar una, cada vez más cercana, perfección. Cuestionar cada ideal, incluso los propios,

Y sobre todo lo demás, aprender de las heridas, aprender de los defectos y las grietas que deja la vida en todos, porque por todos ellos entra la sanación.

 

¡Namasté!

 

 

 

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